Capitulo 2

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Aquella tarde, cuando a Christopher lo sentaron en una silla de ruedas para bajarlo a la sala de rehabilitación, la incomodidad de su pierna lo hizo blasfemar con dureza. Las enfermeras que se habían colocado a su alrededor, nerviositas, se marcharon despavoridas al escucharlo. Christopher se lo agradeció. No tenía ganas de sonrisitas bobas ni nada de lo que solía recibir de muchas mujeres. Era un icono sexual en Milán, un hombre deseado por su físico y sus triunfos.

Al final fue un enfermero quien lo llevo hasta la sala de rehabilitación en el ascensor. Una vez allí, lo dejo solo y se marchó a buscar a su fisioterapeuta.

Su humor era oscuro, negro, más bien. Todavía no había asimilado la mala suerte de su fractura y menos aún todo el tiempo que estaría alejado de los terrenos de juego. Su lesión estaba considerada una de las peores para un futbolista, y justo le había tenido que tocar a él. ¿Podía tener peor suerte?

Pues sí, pensó cuando vio llegar a la joven que el día anterior había estado en su habitación. Christopher, al verla, maldijo: ¿por qué ella? El enfermero le entrego unos informes a la fisioterapeuta y, antes de marcharse, miro a Christopher y le dijo:

Enfermero: - Te dejo un unas excelentes manos.

Chris: - Deja que lo dude – respondió sin disimular su desagrado.

La fisioterapeuta, sin inmutarse ni parar de sonreír, agarro los mangos de empuje de la silla de ruedas y lo desplazo hasta un lateral de la sala. Con tranquilidad, se sentó cerca de él y comenzó a leer los informes médicos. Christopher no hablo, ella tampoco. Hasta que por último, con la mejor de sus disposiciones, ella decidió presentarse:

Xx: - Mi nombre es Tn...

Chris: - Vaya, te llamas como mi perra.

Lo miro fijamente, anonadada: aquello iba a ser insufrible. Estaba claro que cuanto más lejos lo tuviera, mejor. Pero ella era una profesional y, solo tenía dos opciones: enfadarse o pasar de él. Así que al final optó por la segunda.

Tn: - Mmmm... me encanta saber que tuvo el buen gusto de ponerle mi bonito nombre a su perra.

Christopher la miro. Estaba seguro de que ella iba a mandarlo a la mierda, pero no. Ella prosiguió, tan sonriente como hasta entonces.

Tn: - Como decía, soy Tn y voy a ser su fisioterapeuta de las mañanas. Hemos dividido su proceso de rehabilitación en dos bloques. Su entrenador me ha solicitado que sea yo quien lo atienda por las mañanas, por las tardes, será Piero, un compañero y excelente profesional, quien trabaje con usted.

Chris: - ¿Mi entrenador?

Tn: - Si, el señor John Norton: conoce mi trabajo y sabe que puedo ayudarlo.

Christopher cabeceo. Se mordio la lengua y por una vez no dijo nada mientras ella indicaba:

Tn: - No se preocupe, entre todos vamos a conseguir que su pierna vuelva a ser lo que era –y mirando el informe que el doctor le había pasado dijo: - Por lo que veo, su doctor le quitara los clavos en un plazo de unas cuatro semanas si no presenta complicaciones y...

Chris: - Ok, guapa –dijo malhumorado. – Déjate de vueltas y comencemos.

Su tono rudo y despectivo consiguió que Tn retirara la atención del informe médico y lo fulminara con la mirada. Dejo los documentos sobre la mesa, se cruzó de brazos y, dibujando una sonrisa en su rostro, lo reto:

Tn: - Gracias por lo de "guapa".

Chris: - No te emociones.

Tn se levantó con gracia y contesto, omitiendo su último comentario:

¡Ni lo sueñes! Where stories live. Discover now