Cuando Tn llego con sus 5 amigas al restaurante situado en la vía Monte di Pietá, entraron y fueron directamente hacia su mesa. Eran clientas habituales y sus dueños siempre las trataban con cariño.
Para no variar, se pusieron hasta arriba de pizza, tortelli di zucca, piccata milanese y, de postre, tiramisú. Salieron felices del restaurante y decidieron ir a La Fragola para tomar algo. A la media hora de llegar, una de sus amigas les presento a unos jóvenes. En seguida la buena onda reino entre todos.
Tn: - Uisss, ese tal Doménico te mira mucho, Antonella –se burló Tn.
La mencionada sonrió y cuchicheo:
Anto: - Yo creo que a ti te mira el otro, el de polo azulón; ¿cómo se llamaba?
Tn: - Ricardo. No me pone nada.
Ambas rieron y Antonella dijo:
Anto: - A ti él que te pone es el futbolista.
Tn: - ¿Quién? –pregunto sonriendo
Anto: - No lo niegues. Te conozco y sé que ese tipo de alto ego, de flequillito largo es lo que siempre te ha gustado.
Tn: - Eh... mi ex, Enzo, tiene flequillo corto, ¿no lo recuerdas?
Anto: - Oh, Enzo... que tipo más divino, pero idiota profundo, no lo olvides. Aún me acuerdo ese fin de semana que nos fuimos con su amigo Lorenzo a Nápoles; ¡que pasada de viaje!
Mencionar aquel episodio las hizo sonreír.
Anto: - Fue algo bonito mientras duro, ¿no crees?
Tn: - Sí... pero ya sabes que a mí, después de Enzo, las relaciones no me han durado más de dos o tres meses, no quiero que...
Anto: - Eso debe cambiar, Tn, ¿Por qué te empeñas en cortar algo cuando te va bien?
Tn dio un trago a su bebida y, sin perder su eterna sonrisa, susurro:
Tn: - Porque yo no soy libre, ¡ya lo sabes!
Anto: - Tonterías. Tú eres libre, como lo soy yo. La diferencia es que tú te marcas unos tiempos absurdos y...
Tn: - Wooo, ¡me encanta esta canción! Vamos a bailar –corto al oír Papi, de Jennifer Lopez.
Antonella suspiro. Hablar con su amiga sobre aquello era inútil, así que decidió seguirle el juego y comenzó a bailar junto a ella, pero al regresar a la barra, volvió a la carga.
Anto: -Sigo pensando que el futbolista te atrae.
Tn suspiro, su mejor amiga tenía razón: ¿Por qué negarlo? Y tras dar un trago a su bebida indico:
Tn: - ¡Tienes razón! Christopher es sexy, tentador y un bombón de hombre, pero también es un canalla prepotente que solo mira por lo que a él le gusta y...
Anto: - Pues mira tú por lo que a ti te gusta, ¿quién te lo impide? –al ver que no contestaba añadió: - Vamos a ver, Tn, seamos realistas y partamos de la base de que no vas a permitir que su cercanía dure más de dos meses.
Tn: - Ni 4 días –admitió divertida.
Anto: - Ok... ok... ni 4 días. Pero piensa: él te gusta. Es un bombón y, lo más importante, es un hombre y tú sabes que él no se negara a lo que tú quieres hacer con él, ¿verdad?
Tn: - Aja... pero déjame decirte que a él le van las mujeres técnicamente perfectas.
Vamos, lo que comúnmente tú y yo conocemos como la típica que no tiene cerebro ni sabe decir dos frases seguidas, pero que tiene un cuerpo tentador. Además...
Anto: - ¿Y quién dice que tu cuerpo no es tentador?
Tn: - Me lo digo yo y, lo que es peor, me lo dijo él.
Anto: - ¡Sera cretino!, por no decir algo peor...
Tn soltó una carcajada, se acercó a su amiga y añadió:
Tn: - El primer día que me vio dijo que tenía un trasero enooorme y unos pechos inexistentes. Admitámoslo, Antonella, nosotras somos mujeres de la talla 44 y, si me apuras, de la 46 después de Navidad. Y creo que tipos como él, que lo tienen todo solo con chasquear los dedos, les gustan las mujeres de unas cuantas tallas menos.
Ambas rieron cuando Antonella dijo:
Anto: - Si yo fuera tú y ese tipo me atrajera tanto, le demostraría que con mi talla 44 puedo ser mucho más sexy, interesante y explosiva que otras con 10 tallas menos.
Tn: - Ganitas me dan en ciertos momentos, te lo puedo asegurar.
Anto: - Pues hazlo... date ese capricho. ¿Por qué él se lo puede dar y tú no?
Tn miro a su amiga, y después de que su sonrisa se desvaneciera dijo:
Tn: - Ahora no puedo. Ya sabes que ahora yo...
Anto: - Lo sé, amiga... lo sé... Pero sé que todo va a salir bien.
Tn: - ¡Eso espero! ¡Positividad!
Antonella levanto su copa.
Anto: - Brindemos por la positividad y porque después cumplas tu morboso y caliente antojo con ese futbolista.
Chocaron sus copas, dieron un trago y Tn murmuro divertida:
Tn: - Si todo sale bien, que saldrá, me voy a dar un capricho.
Anto: - ¡Bien!
Tn: - Seré yo la que lo busque a él y seré yo la que disfrute del manjar de su fibroso cuerpo. Dios, ¡está buenísimo!
Anto: - ¡Wooo, nena... que te veo lanzada!
Ambas rieron y Tn, antes de salir a bailar con Ricardo, que tiraba de ella, afirmo:
Tn: - Como dices, un capricho es un capricho; ¿por qué no dármelo?
Aquella noche terminaron en el famoso bar Tequila, un karaoke en el que todos lo pasaron maravillosamente bien y donde bebieron algo más de la cuenta.