¡Ni lo sueñes!

By ChrisVelez_sexy

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Tn es una joven luchadora con un pasado duro, que a pesar de haber sufrido mucho tiene siempre una sonrisa en... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Epilogo

Capitulo 5

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By ChrisVelez_sexy

Todos los días Tn llegaba a su hora, entraba en el impresionante gimnasio que él tenía en casa y se dedicaba en su cuerpo y alma a recuperar al futbolista. Algo que paso a paso estaba siendo muy positivo para él. Su mejoría era bien visible, ya comenzaba a caminar casi con normalidad, aunque todavía se ayudaba con las muletas.

A su llegada al mediodía, Tn veía siempre a una mujer distinta comiendo en la cocina con Christopher. Nunca repetía: rubia, morena, pelirroja... siempre era diferente a la del día anterior y a todas las llamaba bella. Eso le hacía gracia... ¡Menuda pieza era el deseado Christopher Velez!

Aquellas mujeres se volvían tontas cuando el guapo jugador las miraba. Tn se percataba de que todas lo adoraban, dijera lo que dijese, lo consentían en todo. Ella, sin embargo, lo habría mandado a tomar viento fresco en más de una ocasión después de oír alguno de sus comentarios.

Un día, Tn se sorprendió al ver allí a la endiosada Bimba, la súper top model. Esta la miro con desprecio de arriba abajo y después dijo que se iba a relajar en el jacuzzi. Pero un par de horas más tarde se le ocurrió meter sus largas piernas en el gimnasio, Christopher le ordeno salir de inmediato.

Bimba: - ¿Me estas echando? –protesto.

Chris: - Si, bella... sal. Espera afuera. Esto es algo entre la fisio y yo.

Bimba: - Pero si no molestoooo, amoreee –insistió.

Christopher resoplo, Tn lo miro e intuyo que iba a decir uno de sus desagradables comentarios; entonces Bimba se le adelanto y dijo:

Bimba: - Si salgo de aquí, me marchare.

Sorprendida por aquello, Tn observo con curiosidad su reacción, y él sentencio implacable:

Chris: - Adiós, bella, ya te llamare.

La top model, al escuchar aquello, levanto el mentón y se marchó.

Chris: - Continuemos –pidió, terminando el asunto de forma expeditiva.

La joven no dijo nada, pero se lo agradeció con la mirada. Una de las clausulas era que no habría una tercera persona durante las sesiones y hasta el momento él las había cumplido todas.

Cuando aquella tarde terminaron la sesión, Tn comprobó que Bimba se había ido de la casa, algo que a Christopher aparentemente no le había molestado. Es más, antes de que se marchase ella, le había sonado el móvil y lo oyó decir con tono alegre.

Chris: - ¡Hola, bella!

Los días pasaban y, al acabar las sesiones, aquellas "bellas" estaban siempre en el sofá o deambulando en la cocina. Todas querían demostrarle lo maravillosas y perfectas que era, prodigándole mil atenciones de lo más sugerentes, mientras Tn se preguntaba por qué aquellas se querrían tan poco.

En cuanto lo veían aparecer, se le acercaban como gatitas ronroneantes y se le tiraban al cuello deseosas de sus atenciones. Cuando Christopher aceptaba el mimo gustoso, Tn, aprovechaba para despedirse sin hacer ruido y marcharse. Tenía otras cosas más importantes que hacer que ver como se metían mano con descaro.

Una de las tardes, llego a la casa del futbolista con retraso, pues había tenido un compromiso importante; Tn se sorprendió al encontrarse al entrenador allí y lo saludo con profesionalidad.

Chris: - Llegas tarde –le recrimino el futbolista con gesto hosco.

Tn: - Lo siento, he salido tarde de mi clase de yoga y el tráfico estaba fatal –reconoció mientras dejaba en un rincón su bolsa de deporte.

El entrenador los miro, iba a decir algo, pero Christopher se le adelanto.

Chris: - Te pago para que seas puntual, no lo olvides.

La joven asintió y tras intercambiar una mirada con el entrenador, que parecía muy incómodo, dijo alto y claro:

Tn: - Tienes razón, lo siento. Vamos, tenemos que comenzar con la rehabilitación.

Chris: - Señor, lo invitaría a entrar en el gimnasio, pero la fisio es muy estricta. Solo quiere que estemos ella y yo –se disculpó con John Norton.

Entrenador: - Me parece perfecto. Profesionalidad ante todo.

Tn sonrió y Christopher se fijó en como al mirar al entrenador, los ojos de ella se iluminaron. La confianza entre ellos hizo que se sintiera incomodo; se ayudó con la muleta, se acercó al entrenador y le dijo:

Chris: - Gracias por la visita.

Entrenador: - Me alegra ver que todo va como queremos. Animo, muchacho, recupérate, que te necesito en el equipo –le comento a modo de despedida mientras se dirigía a la puerta.

Ambos sonrieron, pero cuando el entrenador estaba a punto de franquear la salida, se giró y dijo:

Entrenador: - Tn, ¿puedes venir un instante?

La joven asintió y, bajo la atenta mirada de Christopher, se acercó a él.

Entrenador: - ¿Todo bien?

Tn: - ¡Perfecto! –respondió ella con una encantadora sonrisa, guiñándole un ojo.

Como si hablaran en un idioma propio del que no se entendía nada, así se sintió el futbolista. Supo que aquellas simples palabras contenían un gran significado para ellos. Por eso, cuando el entrenador se marchó y entraron en el gimnasio, dijo en tono sarcástico:

Chris: - ¡Que fuerte lo tuyo!

Lo miro con curiosidad y pregunto:

Tn: - ¿A qué te refieres?

Chris: - A tu historia con Terminator –ella soltó una carcajada y Christopher añadió: - ¿Siempre se miran así en público?

Tn: - El entrenador es muy atractivo, ¿no crees?

Boquiabierto por la poca vergüenza que demostraba ella, frunció el ceño.

Chris: - Ándate con cuidado, se de buena fuente que la mujer de Norton es una morenaza de metro ochenta, y como te descubra te aseguro que vas a tener todas las de perder.

Tn: - Oh ¡que miedito! –se burló la joven.

Chris: - Te lo digo en serio. Ten cuidado o tu vida se volverá un infierno –insistió mientras se sentaba en la camilla.

Ella soltó una carcajada y, acercándose a él, murmuro con sarcasmo:

Tn: - Soy diabólica, ¡me gusta el infierno!

Aquella tarde, cuando termino la sesión y ambos estaban en la cocina tomándose un jugo, sonó el móvil de Christopher, que al ver que se trataba de su hermana Malena, le tendió el teléfono a Tn.

Tn: - No soy tu secretaria, sino tu fisioterapeuta.

Chris: - Por favor... -le suplico en un tono tan íntimo que logro convencerla.

Finalmente tomo el móvil y respondió. Malena, al oír la voz de una mujer dijo:

Malena: - Hola, dile a Christopher que atienda, soy su hermana.

Tn: - Hola, encantada de conocerte, pero siento decirte que en este momento no te puede atender.

Malena: - ¿Por qué no puede atender? ¿Dónde está?

Al notar su voz de enfado, Tn contesto con rapidez:

Tn: - En la ducha.

Tras un incómodo silencio, Malena pregunto:

Malena: - Y tu ¿quién eres?

Tn: - Ah, disculpa, no me he presentado; soy Tn, la fisioterapeuta de Christopher. Acabamos de terminar la sesión de hoy.

Malena: - Encantada, Tn. Yo soy Malena, la hermana mayor de Christopher. Pensé que eras una de sus incontables amantes.

Tn: - Pues no, me congratula decirte que no, solo soy su fisioterapeuta.

Ambas rieron y Malena indago.

Malena: - Y bueno, ya que tengo la oportunidad de hablar contigo, ¿va bien la recuperación de mi hermano?

El futbolista, sorprendido al escuchar la conversación entre ellas, la miro perplejo.

Tn: - La verdad es que va estupendamente, a veces es un poco gruñoncete, pero trabaja duro y está colaborando mucho.

Malena: - ¿Solo "un poco gruñoncete"? –se burló Malena al oírla. – Mi hermano es un pésimo paciente. Te lo digo yo, que lo conozco muy bien: soy dentista, y el día que tuve que hacerle un simple empaste en una muela, casi tengo que maniatarlo al sillón.

Tn soltó una carcajada al ver la expresión de la cara de él y respondió:

Tn: - Está colaborando mucho y creo que en breve podrá regresar al equipo con la pierna recuperada del todo.

Después de varias risas, cuando Tn se despidió de Malena y colgó, el futbolista cuchicheo divertido:

Chris: - Creo que he juntado el hambre con las ganas de comer.

Ambos rieron y continuaron bebiendo sus jugos. Una par de minutos después sonó el timbre de la puerta de la casa y Tn fue a abrir. Ante ella apareció una rubia que entro sin saludarla, ataviada con un minivestido rojo, y se fue directamente hacia Christopher, que sonrió al verla.

Al darse cuenta de que ambos se miraban con deseo, Tn decidió quitarse de en medio, pero al salir y cerrar la puerta maldijo. Estaba nevando con fuerza, ¡menudo panorama! Hizo una llamada y, al acabar, golpeo la puerta de la casa para que le abrieran. Cinco minutos después, tras insistir también con el timbre, apareció un despelucado Christopher que, al verla, frunció el entrecejo.

Chris: - ¿Qué ocurre ahora?

Tn: - ¿Te importa que deje mi coche aquí?

Chris: - ¡¿Cómo?!

Tn: - Mañana me lo llevo cuando regrese.

Chris: - Y eso, ¿por qué?

Tn: - No me gusta conducir cuando nieva –al ver que Christopher no cedía, tuvo que seguir dando explicaciones, fastidiada. – He llamado a alguien para que venga a buscarme. Esperare afuera: no te molestare, sigue con lo que hacías –sonrió con picardía. – Solo quería estar segura de que no te importaba que mi coche se quedara estacionado en tu entrada.

Christopher negó con la cabeza.

Tn: - Gracias –y sin más, Tn se alejó.

Cuando el futbolista cerró la puerta, la joven que lo había estado esperando fue hacia él como una tigresa.

Rubia: - Vamos a la cama.

Chris: - Dame un segundo.

Sin más, se acercó a la ventana, y tras retirar la cortina se fijó en que Tn esperaba en el exterior de la casa bajo la nieve. ¿Qué hacia allí? Iba a salir a decirle que se refugiara y entrara en la casa a esperar, pero la joven que estaba junto a él lo abrazo por detrás y comenzó a besarle el cuello, su punto débil. Sin más, se dio la vuelta, se olvidó de todo y disfruto de su manjar.

En el exterior de la casa Tn se estaba quedando congelada, a pesar de que se movía sin cesar para entrar en calor y trataba de desentumecerse las manos con su aliento. En un par de ocasiones miro hacia atrás y resoplo al imaginar lo que ocurría en el interior de aquella casa. Le gustara o no, eso a ella le tenía que resultar indiferente, pero lo cierto era que cada día le importaba más.

Veinte minutos después, un coche paro junto a ella.

Tn: - ¡Dios, Luis!, ¿por qué has tardado tanto? –pregunto mientras subía rápidamente al coche.

Luis: - Perdona, Pitu, pero está nevando mucho y no podía ir a más de noventa. –respondió el chico con cariño.

Tn sonrió y le dio un beso en la mejilla.

Tn: - Gracias, hermanito, eres el mejor.

Cuando el coche arranco, el joven pregunto:

Luis: - ¿Qué tal hoy con el futbolista?

Tn: - Bien, en su línea. Con una amiguita distinta esperándolo al finalizar.

Luis: - ¡Mierda, que suerte tienen esos tipos! Debería haberme hecho futbolista en vez de programador.

Divertida, soltó una carcajada.

Tn: - Oye... te recuerdo que a ti te va muy bien también en lo que se refiere al sexo femenino. No sé de qué te quejas.

Luis: - Ok... ok... ¿te llevo a tu casa?

Tn: - No, llévame a la casita, que hoy duermo allí. Por cierto, ¿cuándo regresas a Ecuador?

Luis: - Después de Navidad, mamá ya está molestando.

Tn: - ¡Que raro! –sonrió al pensar en su madre.

Al llegar a la casita, le dio un beso a su hermano y él la agarro de las muñecas y dijo:

Luis: - Pitu, tienes que descansar y...

Tn: - Descansare, no te preocupes, tonto, y venga, vuelta a casa con cuidado, ¿ok?

Cuando el coche se alejó, Tn se cerró el cuello de su abrigo. Hacía mucho frio. Con cuidado, camino sobre la nieve hasta llegar a un chale. En la puerta podía leerse "La casa della nonna". Saco unas llaves de su bolso y abrió la puerta. Al entrar, varios niños corrieron hacia ella, y los besuqueo encantada. Aquel lugar era un sitio acogida de niños sin hogar. Niños que nadie adoptaba porque tenían enfermedades o simplemente porque era demasiado mayores.

Cuando por fin Tn pudo quitarse el abrigo, un joven moreno de unos 15 años fue hasta ella y dijo abrazándola:

Xx: - Tn, he sacado un 8 en el examen de Economía.

Tn: -Bien, Israel, ¡lo has conseguido!

Israel: - Lo hemos conseguido juntos –replico abrazándola.

Israel y su hermana Suhaila, ambos de madre marroquí, eran especiales, muy especiales para Tn. Entraron en un comedor tomados de la mano. Al verla, Antonella grito:

Anto: - ¡Tn, dile a Sofía que traiga al segundo turno para cenar!

Con rapidez, hizo lo que Antonella pedía e, instantes después, entro un grupo de diez niños de edades comprendidas entre los 4 y los 8 años. Como cada noche, después entro el grupo de los mayores: 12 chicos entre los 9 y los 18 años. Cuando todos terminaron de cenar, las cuidadoras procedieron a acostarlos. Algunos, como siempre, se resistían, pero al final caían rendidos de sueño. Tan pronto como el resto de las voluntarias se fueron a sus casas, Antonella y Tn se sentaron frente al televisor.

Anto: - Estoy destrozada.

Tn: - ¿Sabes que Israel ha sacado un 8 en el examen de recuperación de Economía?

Anto: - ¡No me digas!

Tn sonrió encantada.

Tn: - Menuda paliza de estudiar con él me he dado. Pero ha valido la pena. Estoy muy orgullosa de él.

Ambas sonrieron. Todos sabían el amor que aquel muchacho y su hermana le tenían a

Tn: era mutuo. Su historia había comenzado cuando Tn conoció a Suhaila, la hermana pequeña de Israel, en el hospital. Ambos llevaron a Tn hasta la casa de della nonna y desde entonces, no se había separado de ellos.

Anto: - Tn, muchísimas gracias por los ingresos que hemos recibidos: es un dineral. Nunca habíamos tenido tanto dinero para la casa.

Desperezándose, la joven sonrió mientras comía un plátano.

Tn: - De nada, tonta, y por favor, a la nonna no le digas nada; ni pio.

Anto: - Esta bien... ya me lo has repetido mil veces. Tn, ¿por qué eres tan pesada?

Tn: - Si supiera que es mío no lo aceptaría. Los niños lo necesitan más que yo y sabes que, por suerte, tengo todo lo que quiero. Además, si no me fui a Mauritania y acepte este trabajo es única y exclusivamente para disponer del dinero que nos hace falta para la casita. Hay que hacer reformas y acondicionar la casa para el frio, ya que se acerca la Navidad, y como no paguemos nosotros las reformas me parece que con lo que le conceden a la nonna con las subvenciones no haremos nada.

Anto: - Lo sé, cielo, y te lo agradecemos mucho, pero ¿estas segura de que tu no lo necesitas?

Tn: - Segurísima.

Anto: - Por cierto, ¿qué tal la reunión del otro día con la asistente social?

Tn se encogió de hombros.

Tn: - Creo que bien. Aunque la mirada de esa mujer no me gusta nada.

Tn llevaba meses reuniéndose con la asistente social para poder adoptar a Suhaila y a Israel. Sabía que era difícil, pero estaba decidida a seguir luchando por ello.

Anto: - No te preocupes. Estoy segura de que al final lo vas a conseguir.

Tn: - Eso espero... entre papeleo y reuniones me están volviendo loca.

Volvieron a reír, pero entonces Antonella añadió:

Anto: - Por cierto, hoy he hablado con tu madre y...

Tn: - No me lo digas... ¡lo sé!

Anto: - Pero, Tn, escucha...

La joven la miro directamente a los ojos y murmuro:

Tn: - No, escúchame tu a mí. Ya tengo la cita para las pruebas, son el día 20 de diciembre. Y no, no quiero que vengas conmigo. Iré sola, ¿ok?

Antonella sonrió, la abrazo y admitió con pesadez:

Anto: - Esta bien... -y cambiando de tema dijo: - Por cierto, hoy ha llamado Carolina para invitarnos a su fiesta de cumpleaños. Es el domingo; ¿qué te parece?

Tn: - ¡Perfecto! Una buena fiesta nunca viene mal.

Se miraron y rieron. Se conocían desde que Tn llego a la casita; su relación había sido mágica desde el primer día, fue como encontrar a la amiga de su vida, su alma gemela. Se adoraban y se ayudaban en todo lo que podían.

Tn se levantó y murmuro:

Tn: - Me voy a la cama.

Anto: - Que duermas bien, bonita.

Cuando Antonella se quedó sola en el comedor de la casita, suspiro: Tn era la persona más fuerte y positiva que había conocido en su vida.

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