| Verdadera identidad |
Me encontraba desayunando junto con mi padre como siempre lo hacíamos, hoy si iría a la escuela, estaba algo nerviosa por enfrentar a Adam y a Halsey, pero tenía que tener personalidad, ocultándome en casa no podría ser capaz de lograr nada.
Mi padre y yo no nos habíamos hablado desde lo de ayer, solo un simple saludo y nada más, enserio me dolió lo que dijo, pero a la vez lo entiendo ya que tiene una muy buena razón, aunque Mitsuya diga que no fue mi culpa, se que lo es.
-asi que... ¿compraste un oso? -preguntó de pronto mientras tomaba su taza de café.
-no, me lo dieron. -respondí sin mirarlo.
-ah, ¿si? -hizo una pausa- ¿quién?
-Mitsuya.
-¿quién es Mitsuya? -frunció el ceño.
-oh... el hermano mayor de las niñas que cuido.
-espera, ¿hay un chico en esa casa contigo?
-si... me a traído todos estos días a casa. -hablé obvia mientras tomaba mi té.
-oh... si... -rascó su cuello- bueno, de todas formas esta bien, esta bonito. -sonrió volviendo a comer y yo le devolví el gesto más como una mueca.
Nuestra relación era evidentemente rota, no sabíamos como hablar amistosamente o reír juntos, solo eran preguntas básicas.
-por cierto... hoy se acabó el gas, me bañe con agua fría. -hablé terminando de tomar mi té.
-no he podido pagar uno de repuesto, tal vez estemos así unos días...
-¿y el dinero que te di?
-pues... se agota Eva, el dinero se va.
-lo sé... pero... tu ganas un buen sueldo, y más mi dinero debería alcanzar, solo somos nosotros.
-¿que insinúas? -le dio un pequeño golpe a la mesa y di un brinco- por Dios, no podemos tener una conversación tranquila.
-papá solo te hice una pregunta. -lo miré seria.
-siempre arruinas todo y ese es el problema. -se levantó de la mesa tomando sus cosas para ir al trabajo.
-¡tú tampoco has hecho nada para arreglarlo! -le grité harta explotando en parte.
Mi padre se dio la vuelta y se acercó a mi molesto, eso me asustó un poco.
-no puedo arreglar algo que esta roto Eva... esta familia se fue a la mierda, ¡esto no es una familia desde...! -cortó sus propias palabras mientras me miraba fijamente.
-wow... -le sonreí con mis ojos cristalizados y una sonrisa irónica- fue un golpe muy bajo. -asentí mientras me levantaba de la mesa junto con mi mochila.
-Eva, no quise... -comenzó a decir.
Pero antes de que siguiera hablando, salí de casa cerrando la puerta fuertemente de un portazo.
Caminé hacía la escuela tratando de evitar pensar en lo ocurrido, ¿por qué era tan hiriente conmigo? Ya es suficiente vivir con la culpa, si tanto me odia entonces porqué cuida de mi...
Una vez llegué a la escuela, fui directamente al salón de clases, ya estaba molesta, no pensaba quedarme callada con Halsey y Adam. Saqué mi móvil prendiendo la grabadora de voz, y una vez entré escondiendo mi móvil, los vi conversando junto con Owen, uno de los chicos que ya había mencionado anteriormente.
-ustedes. -hablé justo en frente de su mesa, todos voltearon a verme- lo que hacen es ilegal y no pienso mantener la boca cerrada.
-¿con que pruebas vas a denunciarnos? -habló Halsey.
-con las suficientes... le diré a tu madre que te dedicas a vender cocaina a ver si eres tan valiente aún.
Ella rió.
-ay, Eva... mi madre es la dueña del negocio, ¿por qué crees que tengo tanta?
Sonreí al ver como cavaba su propia tumba.
-¿así que tiene droga en su propia casa? -me hice la sorprendida.
-si, así que dile lo que quieras ella se encargará de arreglar el problema que quieres causar, aun si acusas a Adam. -se levantó de su asiento, Adam rió.
-Adam... ¿así que no piensas salirte del negocio? -hablé para ahora delatarlo a él.
-claro que no, se gana y se pasa bien así que piérdete.
Miré a Owen de reojo, él no decía nada. Sin más me di media vuelta yendo hacía mi puesto, según ellos quedaron como los ganadores, pero la realidad era muy distinta, y por suerte una vez guardé la grabación ninguno de ellos se dió cuenta, por precaución me lo envíe a mi misma desde una cuenta de una de mis redes sociales falsa para poder guardarla en caso de que le hicieran algo a mi móvil.
Para mi suerte no volvieron a hablarme el resto del día, y una vez las clases terminaron, recogí mis cosas para poder ir a casa de Mitsuya, tenía tarea de matemáticas y era pésima en ello, estaría más ocupada de lo normal hoy.
Al tomar el bus y llegar a la casa de Mitsuya, toqué la puerta y la madre de las niñas me recibió, luego de darme las mismas indicaciones de siempre finalmente fue al trabajo.
Luna y Mana estaban jugando, Luna perseguía a Mana por la casa.
-niñas, tranquilas. -reí mientras dejaba mi mochila a un lado.
-¡Eva! ¡ahh! -gritó Mana al ponerse nerviosa cuando Luna estaba por alcanzarla.
-bueno, suficiente. -entre risas me puse en medio de ambas- ¿quieren ayudarme a hacer palomitas? -ambas se miraron con unas sonrisas mientras asentían- muy bien, vengan.
Me siguieron hasta la cocina, tomamos uno de los sobres de palomitas de las cuales había que poner en el microondas para que se hicieran, una vez les puse una porción no muy grande a cada una, ambas observaban con atención como se hacían, cuando comenzaron a explotar casi saltan de la emoción.
-Eva, mientras comemos, ¿me haces un peinado? -preguntó Mana.
-¿cuál te gustaría?
-¡dos coletas a los lados!
-esta bien.
Una vez las palomitas estuvieron hechas, ambas se sentaron en el sillón mientras veian un programa infantil, le hice el peinado a Mana quien me agradeció dándome una de sus palomitas.
Una vez estuvieron tranquilas, yo ordené un poco la mesa y la cocina, cuando ya estaba todo listo, al ver que las niñas estaban jugando tranquilas, saqué mi estuche y cuaderno el cual lo puse en el mesón de la cocina para poder hacer mi tarea, eran diez ejercicios y solo pude hacer hasta el siete, los demás estaban muy complicados.
Cuando Mana se durmió, fui a acostarla en su cama, a los pocos minutos Mitsuya había llegado. Miré al frente para saludarlo, pero me di cuenta que había otro chico con él, este era más alto, delgado y ambos llevaban puesto un traje negro.
-hola Eva. -me saludó Mitsuya luego de haber saludado a Luna.
-uh... hola. -imité su gesto con una sonrisa mientras él pasaba a su cuarto, aquel chico se quedó de pie en la sala mirando hacia el frente- hola, me llamó Eva. -lo saludé, pero él siguió mirando en frente- huh... ¿hola? -volví a saludarlo, pero volvió a no decir nada.
¿tendrá problemas de audición?
-¡Hakkai! ¡ven aquí un momento! -lo llamó Mitsuya, aquel chico llamado Hakkai fue de inmediato.
Me estaba ignorando... ¿pero que le hice yo?
Comencé a preparar la cena junto con la leche de Mana, pero no sabía si Mitsuya y su amigo comerían, así que decidí ir a preguntar.
-uhm... permiso. -toqué la puerta que ya estaba abierta, solo Mitsuya volteó a verme, su cuarto era bonito, era de un color lila claro como su cabello, su cama era solo de una plaza y bien hecha, tenía un pequeño escritorio a un lado de su cama con una máquina de costura y varias cosas de ese estilo, también tenía un armario el cual estaba cerrado en esos momentos, solo tenía una almohada en su cama junto con un plumón algo delgado- me preguntaba si ambos querían cenar. -hablé tratando de que no notará que estaba examinando su cuarto, pero al nunca haber entrado sentía curiosidad.
-oh, si por favor. -me sonrió.
Yo asentí y fui a hacer la cena.
Una vez estuvo lista, le serví a Luna, a Mitsuya y a su amigo a los cuales llamé para que fueran a comer, también fui a donde Mana la cual media dormida aceptó su leche la cual agarró con sus ojos cerrados.
Fui hacia la cocina intentando hacer mi tarea viendo de frente como los chicos comían.
-¿quieren algo de beber? -pregunté.
-si, te ayudaré. -se levantó Mitsuya.
-¿tú quieres algo? -le pregunté a su amigo pero nuevamente me ignoró.
-oh, Eva... él es Hakkai, es algo tímido con las chicas así que con la única que habla es con su hermana.
-oh... ya veo. -alce una ceja con una sonrisa algo nerviosa y confundida.
Mitsuya me ayudó a servir algo de soda llevando los vasos a su mesa, y cuando vino a buscar el suyo se fijó en mi tarea.
-¿matemáticas? -preguntó.
-si... se me ha complicado más de lo que debería. -contesté.
Mitsuya tomó el lápiz dejando su soda a un lado mientras veía los ejercicios.
-mira, aquí solo tienes que multiplicar el número con el resultado y luego dividirlo, lo mismo con las otras dos, y aquí solo tienes que sacar el resultado tal y como dice ahí, recuerda que los parentecis van primero.
Hice una "o" con mi boca mientras observaba.
-¡gracias!
Él sonrió y fue a sentarse mientras yo acababa mi tarea, una vez terminé guardé las cosas en mi mochila y retiré los platos de los chicos que ya habían comido.
-Taka, yo los lavo. -se ofreció Hakkai.
-Eva, él los lavará. -me habló Mitsuya.
-esta bien.
-Hakkai, ¿a que hora era la reunión de la ToMan? -preguntó Mitsuya viendo la hora.
¿ToMan?
-en media hora. -contestó.
-hm... -Mitsuya rascó su cara con uno de sus dedos para luego mirarme- cuando llegue mi madre tenemos que irnos de inmediato, ¿si? -me miró y yo asentí.
Pero justo en ese instante, la madre de las niñas y Mitsuya había llegado.
-hola niñas. -las saludo- hijo, ¿cómo estás?
-bien mamá. -le sonrió.
-hola Hakkai. -le habló la madre de Mitsuya, él chico solo la saludo haciendo un gesto con su mano- gracias nuevamente Eva.
-no se preocupe, nos divertimos. -reí.
Una vez Hakkai terminó de lavar la loza, salimos de la casa para poder ir a la motocicleta de Mitsuya, justo delante estaba la de su amigo, eran más o menos parecidas.
-tu adelantate, yo te alcanzo en unos minutos. -le dijo Mitsuya, Hakkai asintió mientras se subía a su motocicleta y partía.
-uhm... ¿puedo hacerte una pregunta? -pregunté mientras me colocaba el casco.
-es sobre los trajes y la reunión, ¿no? -yo asentí- estamos en una pandilla llamada Tokyo 卍 Gang, soy el capitán de la segunda división y ahora tenemos una reunión.
Me subí a su motocicleta y él subió detrás mío.
-¿entonces peleas?
-si, de vez en cuando, pero... más que eso somos familia. -comenzó a avanzar.
El resto del camino fue con normalidad, no sentí miedo alguno y eso me hizo sonreír en parte. Una vez llegamos a mi casa a la misma velocidad de siempre, me bajé y le entregué el casco el cual se puso en su cuello.
-ve con cuidado, por favor. -le hablé tratando de que no fuera tan rápido.
-no te preocupes, nos vemos pronto Eva. -se despidió.
Yo imité su gesto despidiéndome con la mano, y una vez abrí la puerta de mi casa, Mitsuya finalmente se fue.
Al cerrar la puerta detrás mío, las luces estaban apagadas por lo cual las prendí, había un horrible olor a... alcohol.
Fui a mi habitación a dejar mi mochila, luego fui hacia el baño, allí no había nadie, al ir hacía el cuarto de mi padre abrí lentamente la puerta.
Mi padre estaba boca abajo en la cama dormido, con al menos tres botellas de alcohol tiradas en el suelo.