⊱┊BROKEN TIE 【Given OMEGAVERS...

By UchihaKari94

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⊱┊Uenoyama Ritsuka es un joven doctor especializado en lazos rotos. Sato Mafuyu, su más reciente caso, lo tie... More

❝Introducción❞
Capítulo I. ❝Dr. Uenoyama❞
Capítulo II ❝Tú❞
Capítulo III ❝ Halloween❞
Capítulo IV. ❝ Mi verdad❞
Capítulo V. ❝ Angel of music❞
Capítulo VI. ❝Quiero oírte otra vez❞
Capítulo VII ❝Doctor of the year❞
Capítulo VIII ❝El festival navideño❞
Capítulo IX ❝Noche Buena❞
Capítulo X ❝CELOs❞ 🔞
Capítulo XI ❝Decisión❞
Capítulo XII ❝ L.E ❞
Capítulo XIII ❝ Planes ❞
Capítulo XV ❝ Cambios ❞
Capítulo XVI ❝ El malentendido de San Valentín❞🔞
Capítulo XVII ❝ Comienza el juego ❞
Capítulo XVIII ❝Estrategia❞
Capítulo XIX ❝Una verdad incomoda❞🔞
Capítulo XX ❝El plan❞
Capítulo XXI ❝ Consecuencias ❞
Capítulo XXII ❝ Corazón ❞ 🔞
Capítulo XXIII ❝La Gala❞ 🔞
Capítulo XXIV ❝¿Niña o niño?❞ 🔞
Capítulo XXV ❝Enlace❞ 🔞
Capítulo XXVI ❝El Babyshower❞🔞
Capítulo XXVII ❝La fiesta de Akihiko❞
Capítulo XXVIII ❝Esperanza❞
Capítulo XXIX ❝Felicidad❞ 🔞
Capítulo XXX ❝Final❞
NOTAS DE AUTORA : ᕱ ᕱ ❛ ♡
🧡 Nueva historia 🧡

Capítulo XIV ❝New Year❞ 🔞

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By UchihaKari94

➳¡Hola! advertencia: este capítulo quedó un poco -bastante- largo ¡espero que lo disfruten! nos vemos abajo en las notas finales. (no se las salten, son importantes)

↠ 30 de diciembre, 6:40 AM, Hospital↞

Faltaba un día para terminar el año, y Mafuyu no podría haber estado más feliz acerca de la manera en la que lo terminaría. Aquel año había marcado un antes y un después en su vida, fue el año en el cual había sido más miserable, sin embargo, también era el año en el cual había sido más feliz. Era una extraña combinación, pero había podido comprobar uno de los muchos dichos de su madre. "La vida es como una montaña rusa, a veces estás arriba, a veces abajo"

Estaba feliz, emocionado y nervioso. Todo al mismo tiempo. Por suerte no había desayunado aun -pues todavía era muy temprano- porque de ser así seguro habría devuelto todo de los nervios. Tenía el estomago revuelto, y los ojos le ardían un poco por la falta de sueño -Perdió la cuenta de cuantas veces se removió en la cama antes de por fin ser vencido por el cansancio-

Su pequeña maleta estaba ya lista y empacada a lado de él, reposando en la cama, y Kedama estaba durmiendo dentro de la enorme jaula especial en la que Uenoyama lo había llevado. Solo faltaba Uenoyama.

Mafuyu se observó por unos minutos en el reflejo de la ventana al fondo de la habitación. Los espejos después de todo estaban prohibidos en esas habitaciones, por lo que no tenía otra manera de verse. Su propia imagen le parecía extraña en el reflejo, estaba vistiendo unos cómodos jeans de mezclilla, una sencilla playera blanca y un cárdigan naranja oscuro. Extraño, era extraño usar ropa casual en lugar de la insípida bata azul claro. Su ropa de siempre parecía un disfraz ahora. Miró su mano y el brazalete que había adornado su muñeca por tanto tiempo se había ido. Ya no era un paciente, solo era Mafuyu. Después de seis meses, dos hospitales y casi la muerte, era nuevamente él.

Era él, pero mejor. ¿Cómo decía esa canción? Ah, lo que no te mata te hace más fuerte.

No tuvo que esperar demasiado, Uenoyama llegó puntualmente, y claro, Mafuyu fue capaz de olerlo casi desde el estacionamiento - por supuesto que aquello era una exageración, pero si había sido capaz de sentirlo desde mucho antes de que ingresara por fin a la habitación-

— Uenoyama-kun — lo saludó con una sonrisa — Buenos días

— Buenos días, Mafuyu —le regresó una sonrisa aún más brillante. Mafuyu sintió que necesitaría usar lentes de sol si no quería quedar ciego ante aquella hermosa sonrisa — ¿Listo?

Mafuyu había estado anteriormente en aquellos largos y brillantes pasillos blancos, llenos de enfermeras, otros pacientes y en alguna que otra ocasión el personal de limpieza o doctores poniéndose al día, pero aquella mañana todo lucía diferente ante sus ojos. Uenoyama cargaba su bolsa en el hombro y en la misma mano sostenía la enorme jaula con Kedama adentro -y aunque lucía algo pesada, él no estaba si quiera sudando-  con la mano libre sostenía la mano de Mafuyu, quien le rogaba a todos los dioses porque su mano no comenzara a sudar -cosa que le pasaba seguido cuando estaba nervioso-

En el corto trayecto del pasillo al elevador le fue imposible el no darse cuenta de las miradas que le dirigían las enfermeras y personas reunidas en el lugar. ¿Era porque llevaban una enorme jaula con ellos o era porque iba tomado de la mano del hombre más deseado del hospital -y probablemente de todo Japón- ?

La segunda, definitivamente la segunda.

— ¿Este es tu auto?

Habían llegado al estacionamiento y cuando Uenoyama se detuvo frente al auto más hermoso y lujoso que había en ese estacionamiento -y que había visto en toda su vida- no pudo evitar que su voz sonara más incrédula de lo que hubiese querido.

— Eh...si ¿Por qué? ¿No te gusta?

— Nunca creí subirme a uno de estos —confesó, y después se agachó para hablar con Kedama a través de la rejita de aquella jaula — Kedama, no te vayas a orinar en el auto de papá

Uenoyama casi se atraganta con su saliva al escuchar aquellas palabras, pero intentó actuar cool. Tosió dos veces, aclarandose la garganta y habló

— ¿Kedama? ¿Qué hay con Tama? 

— Hay que hablarle por su nombre cuando quieres decirle algo importante, de otra manera pensará que estás jugando —explicó, serio y aquello solo hizo más cómico el asunto. Mafuyu en verdad se tomaba enserio la crianza de aquel perrito

Uenoyama abrió la puerta trasera y colocó con cuidado la caja de Kedama, para luego rodearla con el cinturón de seguridad. Todo bajo la atenta mirada de Mafuyu. Uenoyama entonces abrió la puerta del copiloto e hizo un ademan para que abordara. Mafuyu entró sin decir una palabra.

Adentro olía TAN bien. Mafuyu no pudo evitar cerrar los ojos e inhalar profundo. El auto olía a limpio pero también a Uenoyama, sobre todo a Uenoyama y por eso le encantaba.

Durante el trayecto a casa de Uenoyama, Mafuyu no pudo evitar perderse en el paisaje citadino. Nunca creyó extrañar el ruidoso y ajetreado ambiente de la ciudad, pero después de seis meses encerrado, el trafico de Tokio con todo su ruido -e insultos- le sabía a gloria.

—¿Vives muy lejos del hospital? —preguntó, sin despegar su mirada de la ventana. Tenía el rostro recargado a ella y su mejilla había quedado fría por el contacto con el cristal

— No mucho, sería un problema llegar tarde al trabajo

— ¿Hay suficiente espacio para mi en tu casa? — continuó preguntando, mientras veía por el cristal como una chica paseaba a 20 perros, aunque parecía que los perros la paseaban a ella por la manera en la que la arrastraban por la acera. Sonrió, divertido ante la imagen tan cotidiana, era algo tonto, pero incluso ver situaciones random de la vida diaria parecía increíble

— Si

— ¿Y para Kedama?

— También

— ¿Estás molesto? —preguntó, despegando su mirada de la ventana para escudriñar la reacción de Uenoyama. Estaba actuando extraño, y sus respuestas eran más cortantes de lo usual

—Estoy...— hizo una pausa y sin previo aviso tomó la mano de Mafuyu sin despegar la mirada del frente mientras manejaba, después posó un pequeño beso en sus nudillos. Sus labios estaban fríos —Nervioso

—También yo— confesó aliviado, al momento que dejaba salir aire pesadamente de su boca — Tal vez por eso es que no puedo dejar de hablar, y tú de repente has dejado de hacerlo

— Supongo que acabamos de descubrir algo nuevo del otro — una sonrisa se dibujó en su rostro, de esas que amenazaban con dejar ciego a Mafuyu — Yo dejo de hablar al ponerme nervioso y tú hablas de más cuando lo estás

— Y apenas es nuestro primer día juntos—señaló Mafuyu — Imagina cuanto sabremos en una semana, o en un mes

— O en un año

Mafuyu se sonrojó ante el pensamiento

—Me gustaría. Aunque es probable que te aburras de mi en un año, no soy tan interesante, Uenoyama-kun

— Es más probable que el infierno se congele antes de que eso pase, Mafuyu

Antes de poder contestar, Mafuyu observó como el auto comenzaba a perder velocidad. Nooo, no puede ser ¿o si? Estaban en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, y se habían detenido frente a una preciosa casa con diseño moderno. Aquello lo sorprendió, de alguna manera imaginaba a Uenoyama más como el tipo japonés tradicional.

— ¿Esta es tu casa? —preguntó con el mismo tono que había usado con el auto

— ¿Vas a seguir preguntando eso? — se rió —En realidad, es nuestra casa

Mafuyu no pudo evitar sentir una calidez inexplicable en el pecho ante aquellas palabras.

 Nuestra

Mientras Uenoyama terminaba de estacionar el auto, Mafuyu se asomó por la ventana para apreciar mejor la vista. Casi podía sentirse como Will Smith en El Principe de Bel-Air. Se rió bastante ante esta idea, realmente se veía idéntico. Se golpeó suavemente las mejillas con ambas manos para despabilarse, dejando un rastro rojizo en ellas y se bajó del auto. 

Cuando Mafuyu entró a la casa de Uenoyama su primer pensamiento fue que todo ahí lucía demasiado como él -y olía como él- en conclusión: el paraíso.

— Es hermosa y enorme— sonrió —  Siento como si estuviera en una película

— ¿Qué película? —preguntó curioso, dejando las llaves del auto sobre la meseta de la cocina y colocando la bolsa de Mafuyu a un lado

—  Ya sabes, de esas que le gustan a Akihiko-san y lo hacen llorar

— Ah...— suspiró, ahora colocando la jaula de Kedama en el piso y abriendo el seguro para que el pequeño peludito pudiera salir por fin a estirar las piernas y conocer su nuevo hogar— No era consciente de lo unidos que se habían vuelto en mi ausencia

—  Oh, si, yo sé su mayor secreto— una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro —  Pero no te diré porque prometí no decirle a nadie

— De acuerdo, ahora me siento herido

Mafuyu entonces comenzó a buscar algo con la mirada sin decir una palabra. Uenoyama lo observó, curioso, pero después de un minuto de silencio decidió preguntar

— ¿Sucede algo?

— ¿Dónde está Oreo?

— ¿Oreo?

— Tu gato—  aclaró

Las mejillas de Uenoyama se colorearon de la vergüenza y bajó la mirada, avergonzado

— No existe Oreo, Mafuyu, solo lo inventé como una excusa para huir de mis deseos

Mafuyu soltó una carcajada y le juró que nunca le dejaría olvidar aquello. "Buena suerte viviendo con Mafuyu", Uenoyama recordó de repente las palabras de la madre de Mafuyu -su suegra- comenzaba a comprender lo que quiso decirle.

Después de aquello Uenoyama le dio un recorrido por la casa, que era más grande de lo que Mafuyu creía. El baño -el principal- era más grande que su anterior departamento entero.

— ¿Dónde dormiré yo? — preguntó Mafuyu, tímido

— Bu...bueno tengo una habitación de huéspedes que podemos remodelar para que sea tuya —  pausó, y sus mejillas se colorearon tenuemente — O puedes dormir en mi habitación, si así lo deseas, claro ya no sería mi habitación si no nuestra habitación

—  ¿Tú que deseas, Uenoyama-kun?

Mafuyu lo vio tragar en seco. En realidad disfrutaba molestar así a Uenoyama. Era gracioso como Uenoyama era un alfa dominante que lo rebasaba en fuerza y altura, y aun así se sonrojaba con el más mínimo comentario de su parte. 

— A ti

Mafuyu no esperaba aquella respuesta tan directa y osada. Lindo, y quiso responder algo adecuado, pero entonces Kedama ladró, recordándoles que aun se encontraba ahí.

— Podemos ir a buscar tu ropa por la noche, cuando salga del trabajo —mencionó Uenoyama de manera bastante casual mientras regresaban a la cocina para seguramente servirle alimento a Kedama

Una mueca extraña se dibujó en el rostro de Mafuyu  al recordar que toda su ropa estaba en su anterior departamento, el que solía compartir con Yuki. Sintió una presión en el estómago, como la sensación cuando estás en una montaña rusa y el carrito baja de repente en un solo y rápido movimiento -Mafuyu odiaba las montañas rusas-

— ¿Qué sucede?— Uenoyama rozó suavemente su mano con la suya y entonces recordó que no estaba solo, que Uenoyama estaba con él

— Nada — se acomodó un mechón de cabello y sonrió — Vayamos

—  De todos modos, si quieres salir a comprar un poco de ropa mientras tanto...o lo que sea que necesites—  dijo Uenoyama un poco apenado — Ten —  y sacó una tarjeta de crédito negra. Mafuyu la conocía, la había visto en películas, era esa tarjeta de crédito legendaria sin límite de crédito, era algo grande y ¿Uenoyama se la estaba dando así como si nada a él?

— Ah...la famosa black card — se emocionó — Una casa nueva y enorme, un novio demasiado guapo para ser verdad y ahora una black card...definitivamente estoy en una película...¡oh por dios! ¡Estoy en Mujer Bonita!, aunque claro, no soy una prostituta — se rascó la barbilla y puso un gesto pensativo, Uenoyama no pudo evitar reirse ante aquello. Mafuyu era mucho más ocurrente de lo que había previsto — Pero aún así WOOOW

Después de eso Uenoyama se fue a trabajar con el pensamiento "Mafuyu está en mi casa, cuando vuelva de trabajar estará esperándome

...

↠ 30 de diciembre, 2:30 PM, restaurante en la hora del almuerzo↞

—¿Entonces Mafuyucchi está en tu casa ya? —preguntó Haru, chismoso. De todos modos ¿Había otra manera de preguntar aquello?

—Si...no puedo esperar a salir del trabajo— le fue imposible contener la sonrisa que se dibujó en sus labios — En realidad quería pedirles un consejo acerca de que hacer mañana con él...es año nuevo y quiero pasarla juntos, pero no sé que sería mejor. ¿Debería llevarlo a cenar y después a ver los fuegos artificiales? La verdad preferiría ordenar comida en casa y recibir el año nuevo juntos en cama con pijamas, pero Mafuyu ha estado tanto tiempo encerrado, debe querer salir a ver el mundo

—Hombre, no lo sé— contestó Akihiko con tono cansino — Pregúntale a Haru, él es el que está en una relación aquí, yo me la pasaré con mis viejos

Haruki se removió en su lugar, incomodo. Akihiko no pudo evitar notarlo

—¿A dónde irás con Take-chan? — preguntó Uenoyama, curioso

Haruki. exe ha dejado de funcionar. 

No supo que contestar, pues aún no había tomado una decisión. No quería contarles al respecto, quería tomar la decisión por sí mismo, sin ayuda de nadie. Así que se quedó ahí, inmóvil y en silencio. Uenoyama tomó de su agua y se escuchó claramente el agua recorrer su garganta.

—Ebisu Park — dijo finalmente —Creo — añadió al final en un susurro casi inaudible

— ¿No tenías una elegante cena de año nuevo con los colegas de tu padre?— preguntó de repente Akihiko, desviando la atención de Haruki, quien estaba claramente incomodo con la conversación. Haruki le agradeció mentalmente

—No, ya he arreglado eso — sonrió, mirando la pantalla de su celular. Mafuyu le había enviado una foto de su almuerzo y rápidamente fotografió el plato delante de él. Ya estaba a medio comer, y no se veía nada estético, ni siquiera se molestó en probar un buen ángulo, después de todo era la primera vez que hacía algo tan absurdo como tomarle foto a su comida, pero por alguna razón se sentía tan bien compartir esas pequeñas cosas con Mafuyu.

—Dios, ¿podrías quitar esa cara de bobo enamorado? —se quejó Akihiko, dándole una enorme mordida a su pan y casi atragantándose por eso

—Alguien está de malhumor porque es el único soltero en año nuevo — se burló Uenoyama, mientras aún veía su teléfono. Una notificación apareció encima y era Yayoi ¿Estás seguro? —Por cierto ¿Por qué hemos venido acá hoy?— preguntó de repente acerca del repentino cambio de locación para su almuerzo, pues Haruki sugirió un restaurante bastante alejado del hospital, en lugar de ir con Take como solían hacerlo

— Solo tenía ganas de probar algo diferente — respondió esquivo. Su actitud no pasó desapercibida por ninguno de los dos, pero nadie se atrevió a decir una palabra más. Haruki podía ser aterrador cuando estaba enojado, y ninguno quiso arriesgarse

...

En cuanto dieron las 8:00 PM Uenoyama salió corriendo del hospital como alma que lleva al diablo. Nunca un día se le había pasado tan lento como aquel -ni siquiera cuando estaba en la universidad y le tocaba medicina general a las 9 de la noche y los minutos en el reloj parecían eternos-. Cuando entró a su casa, lo primero en recibirlo fue el encantador aroma de Mafuyu mezclado con olor a pasta y ¿champiñones?, seguido del ladrido de Kedama, recibiéndolo en la puerta. Dio un paso adentro y Mafuyu se asomó desde la cocina, usando un delantal de vaquita. En el rostro tenía un poco de crema, cosa lo hizo pensar algo que no diría en voz alta.

—Tadaima —saludó

—Okaeri — recibió una sonrisa de regreso

¿Cuándo había sido la ultima vez que saludó a alguien de regreso a casa y le devolvían el saludo? A veces al llegar lo decía al aire, como si hubiese alguien ahí para responderle -a veces, solo a veces se imaginaba que pasaría si alguien en verdad le respondiera y dios, era tenebroso, tenía que dejar de ver tantas películas de terror antes de dormir- 

—¿Cocinaste? No tenías que hacerlo...

—Quería hacerlo. Además estaba aburriéndome aquí solo sin ti

—Gracias —se acercó y le plantó un beso en la coronilla de la cabeza. Esos pequeños centímetros de diferencia entre sus alturas le parecían perfectos, divinos, porque le permitían hacer cosas así tan fácilmente 

—Tomé prestado esto, perdón, lo encontré en una gaveta de la cocina, hasta el fondo — dijo Mafuyu, señalando tímidamente el mandil que llevaba puesto. Por primera vez desde que se lo regaló Akihiko se sentía agradecido de haberlo recibido. "Gracias Akihiko, intentaste vengarte pero me has regalado la imagen más adorable que he visto en mi vida"

—Si...—resopló mientras tomaba un vaso de cristal y lo llenaba de agua, dio un trago y continuó —Fue un regalo de Akihiko, en venganza por otro que yo le di

—Tú y Akihiko-san son realmente cercanos ¿Verdad? También Haruki-san...

—Si ,te los presentare apropiadamente después. Son un poco raros, pero buenas personas

—Las mejores personas lo son

— ¿Entonces dirías que yo soy raro? —soltó una risita y lo jaló por la cintura para acercarlo a él. Mafuyu se sonrojó pero no soltó el agarre

— Uhmm, si, bastante diría yo — se llevó un dedo a la barbilla mientras hacía gesto pensativo — Para empezar, no conoces de películas o libros fuera de esas tenebrosas historias de terror como "El resplandor", y compras de la leche que viene en caja cuando es obvio que la de botella es mejor, además...

Uenoyama no pudo evitar reírse ante eso. Durante todo el día estuvo pensativo, aterrado incluso. Había invitado a vivir con él a Mafuyu apenas conociendo un poco más que su nombre y algunas cosas que le gustaban. Si lo pensaba detenidamente eran dos extraños enamorados. ¿Cómo si quiera había pasado eso? Hablando en términos normales, conocían del otro lo que uno sabría de una persona con la que habría tenido tres citas -máximo- pero ellos no habían tenido ninguna tampoco . Pero a Mafuyu poco parecía importarle, estaba actuando tan natural como quien lleva años de conocerte, como si fuera perfectamente normal que estuviera ahí en su cocina, usando su mandil de vaquita y preparando lo que parecía ser pasta con crema de champiñones -y diablos Mafuyu ¿Cómo sabías que amo los champiñones? - ¿Era a caso otra de esa cosa de destinados? y demonios, necesitaba dejar de pensar, porque Mafuyu estaba ahí, en sus brazos y él estaba preocupándose por cosas irrelevantes como que no habían tenido una cita y no sabía cual era el color favorito de Mafuyu.

Si, eran dos extraños enamorados, pero tenían todo el tiempo del mundo para conocerse.

— De acuerdo, me rindo. Soy raro — le besó la mejilla mientras lo abrazaba por detrás —¿Cenamos y vamos por el resto de tus pertenencias?

Mafuyu asintió con la cabeza, y Uenoyama podría jurar que vio sus orejas rojas, quiso tocarlas, pero se contuvo. 

Aquella cena fue la comida más deliciosa que había probado en mucho tiempo -quizá toda su vida- porque vamos, una comida casera hecha con amor por su omega siempre superaría a cualquier comida impersonal que podría haber preparado un chef profesional -lo siento Take, Yayoi, nada personal- y es que nunca olvidaría aquella deliciosa pasta, suave y deliciosa. Era la primera vez que probaba algo que Mafuyu preparaba, pero no sería la ultima, era la primera de muchas, muchas por venir y de repente sintió deseos de documentar todo porque ¡maldición! no quería perderse un segundo, ni un detalle de Mafuyu.

Después de cenar Uenoyama condujo hasta el anterior departamento de Mafuyu en silencio. Llevaban cerca de 20 minutos en el auto, en verdad estaba lejos de su casa, y durante el trayecto tuvo el tiempo suficiente para pensar detenidamente acerca de la situación. Cuando sugirió ir por ropa a su casa no había considerado que aquello implicaba regresar a su antiguo hogar, aquel que compartía con su antiguo -y fallecido- alfa. ¿Realmente estaba bien ir? Mafuyu no estaba más bajo los efectos del lazo roto, sin embargo, eso no significaba que fuese inmune a la tristeza normal -y esperada- que podría tener si visitaba un lugar que le trajera recuerdos. Se maldijo a si mismo por no haber considerado aquello antes de abrir su bocota. "Pude simplemente comprarle un guardaropa entero nuevo", pensó. Pero de igual manera, Mafuyu había accedido a ir, y si Mafuyu hubiese considerado que aquello no estaba bien para él, estaba seguro de que habría dicho algo. Así que decidió parar de pensar en eso, y confiar en Mafuyu.

 Se estacionó fuera del oscuro lugar y se mordió una uña -maldito y asqueroso hábito que salía solo cuando estaba en extremo nervioso- 

—No tienes que bajarte si no quieres — dijo y cerró los ojos, para luego tomar su mano — Puedes decirme que tomar y lo traeré por ti

—Quiero bajar — afirmó Mafuyu, seguro — Necesito enfrentarme a esto, Uenoyama-kun. Creo que no seré capaz de dejarlo cien por ciento atrás si no lo hago

Uenoyama se sorprendió ante sus palabras pero lo comprendió. Aquello también era una prueba para Mafuyu, y estaba siendo tan valiente que no pudo contener el nudo que se formó en su garganta. Realmente eres la persona más valiente que he conocido, Mafuyu

— De acuerdo, pero estoy aquí — le recordó, apretando con fuerza la mano que sostenía 

Mafuyu le sonrió y le apretó la mano de regreso — Lo sé.

La visita fue rápida y menos dramática de lo que Uenoyama esperaba. El lugar había sido claramente limpiado tiempo atrás -seguramente por la madre de Mafuyu- por lo cual fue imposible percibir algún olor más allá del polvo que se había acumulado debido a los meses de inactividad. Sin embargo, las fotografías seguían ahí, y todo estaba intacto, como congelado en el tiempo -Uenoyama se contuvo de mirar el contenido en ellas, porque estar ahí también era difícil para él, obviamente para nada comparado con lo difícil que debía ser para Mafuyu, pero ver fotografías de un tiempo feliz entre su omega y otro alfa no era precisamente algo sencillo  para él, para ninguno de los dos-

Mafuyu se detuvo unos segundos y continuó hasta la habitación sin decir una palabra y sin mirar al rededor. Abrió las gavetas de un mueble de madera blanco y sacó algunas prendas -muchas menos de las que Uenoyama esperaba- después se quedó pensativo unos instantes y tomó el reloj de pared de la habitación. Uenoyama alzó la ceja, sin comprender. Era un pequeño reloj de pared rojo

—Es un regalo — explicó Mafuyu ante la mirada confundida de Uenoyama

"Un regalo de él," pensó Uenoyama, con una sonrisa agridulce. 

— Puedes llevar todo lo que quieras, Mafuyu, a eso hemos venido — le reconfortó. Realmente aquello no le molestaba. Un regalo especial, un recuerdo, todos tienen derecho a guardar a algo así. Uenoyama todavía conservaba una que otra cosa que sus ex-novias habían dejado en su departamento -aunque aquello era más por pereza de tirarlo que por guardar un recuerdo- pero tampoco se había desecho de los regalos que le habían dado, porque un regalo es algo que alguien se tomó el tiempo de buscar pensando en ti y tirarlo sería grosero, muy grosero

—Creo que esto es todo — la voz de Mafuyu lo sacó de sus pensamientos y no fue hasta escucharlo que se dio cuenta de cuanto tiempo estuvo ahí parado como un mueble simplemente pensando — ¿Es bastante pequeño no? Creo que tu baño es más grande — Mafuyu se veía ligeramente sonrojado. ¿Lo estaba? Era difícil descifrarlo por la poca iluminación de la habitación

— Es acogedor — le respondió con un cumplido, porque en efecto, era un hogar acogedor, y Uenoyama estaba haciendo todo lo posible para no mirar al rededor, porque si lo hacía entonces su mente lo traicionaba y podía imaginar a Mafuyu sentado en el sofá, con él, mirando televisión y riendo, y aquello le oprimía el pecho y  por dios Uenoyama no mires la cama, no mires la cama, se repetía porque ellos dormían en esa cama y...

—Gracias... — Mafuyu sonrió, y le dedicó la sonrisa más bonita, la más hermosa que le había dedicado jamás y su corazón se derritió, y quiso besarlo, pero no ahí, jamás ahí.

Salieron de la casa en silencio y de camino de regreso a casa -su casa- escucharon música en silencio, pero no era incomodo, era un silencio acogedor y agradable

— Gracias por acompañarme, Uenoyama-kun

—Mañana —dijo de repente —Tengamos una cita, Mafuyu

...

↠ 31 de diciembre, 6:40 AM, Casa de Uenoyama y Mafuyu↞

Mafuyu estaba frustrado. Su primera noche con Uenoyama fue increíblemente dulce, pero le había dado un beso de buenas noches y se durmió. ¡SE DURMIÓ!

Había estado tan emocionado cuando Uenoyama sugirió que durmieran juntos. Todo el día había estado esperando que regresara del trabajo, lo había extrañado como loco. Tan loco como  pensar que 48 horas atrás era un simple paciente y ahora era el novio -y omega- de Uenoyama Ritsuka, su anterior doctor, y que estaba utilizando un pijama de seda comprado especialmente por él y que estaban a punto de compartir la misma cama.

 Sentía que podía desmayarse de la emoción. Todo había cambiado tanto y tan repentinamente que consideró seriamente el estar soñando y que aquello fuese un producto de su imaginación, y que en cualquier momento despertaría en la cama del hospital sin piernas -de acuerdo, tal vez eso era irse demasiado lejos, tenía que dejar de ver anime-

Uenoyama lucía bastante cansado, y era de esperarse. También notaba que había algo que lo preocupaba y estaba casi seguro de que era su familia, pero no mencionó nada. Quería hacerlo, pero no lo hizo. "Si Uenoyama-kun quiere hablar de eso entonces me lo dirá", fue lo que pensó. Odiaba presionar a las personas, porque odiaba que lo presionaran y como su madre siempre decía, "no hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti"

Mafuyu esperó a que Uenoyama se acostara primero porque no quería acostarse de su lado de la cama accidentalmente y es que todos tienen un lado favorito de la cama y seguro Uenoyama también lo tenía y Mafuyu quería saber cual era, y ¡demonios Mafuyu, deja de pensar en cada pequeño detalle!, su mente era un revoltijo. 

Mafuyu finalmente encontró el valor para acostarse en la cama, que lucía enorme y cómoda -no era que su cama en el hospital fuese incomoda, pero después de todo ¿Qué tan cómoda puede ser una cama de hospital?-. Se acostó dándole la espalda a Uenoyama, porque no podía evitar sentirse tímido y nervioso, y se maldecía por aquello. Quería ser seductor y sexy, pero parecía un cachorro asustado. Tonto, tonto

En cuanto se acostó sintió el ligero cambio de peso en el colchón, Uenoyama se acercó a él y lo abrazó por atrás de cucharita y Mafuyu sintió toda su sangre reunirse en su rostro -y en otra zona más baja- Contrólate.

—No puedo creer que estás en mi cama — le dijo

Mafuyu volteó la cabeza sin mover su cuerpo para no arruinar aquella hermosa posición y le plantó un beso en los labios. Fue un beso con sabor a menta, pues ambos acababan de cepillarse los dientes antes de acostarse

—Estás helado— habló nuevamente Uenoyama

—Bueno, es que no encontré la manera de encender el agua caliente — se rió, recordando su aventura intentando descifrar el enorme baño de Uenoyama. En su mundo solo existía el agua fría y caliente, pero parecía que el mundo inventó nuevos y tecnológicos baños durante su ausencia en la sociedad porque. ¿De dónde demonios salieron tantas funciones? — Así que tendrás que calentarme tú —esto último lo dijo con voz seductora, o con lo que él consideraba su mejor intento de voz seductora. Cerró los ojos esperando una risa como respuesta, pero no recibió una respuesta, solo silencio, y una pesada respiración muy cerca de su oído

Mafuyu podía jurar que sintió un enorme bulto formándose detrás de él, era tan evidente, rozaba descaradamente su trasero y parte de su cadera. Tragó saliva profundo y entonces la tragedia

Uenoyama le dio un beso -bastante profundo y con lengua- y dijo — Mañana te enseñaré como usar el baño. Buenas noches

¡¡¡¡¿AHHHHHH?!!!

F R U S T R A C I Ó N.

...

↠ 31 de diciembre, 2:30 PM, Casa de Uenoyama y Mafuyu↞

— Hoy tendremos nuestra primera cita, Tama— platicaba Mafuyu entretenido con su peludito amigo. Estaban acostados en el mueble de la sala principal, aunque no estaba seguro de si aquello estaba permitido, así que le tomó una foto  y se la envió enseguida a Uenoyama. Era extraño volver a utilizar su teléfono después de tantos meses, de alguna manera se sentía obsoleto y pensó que quizá sería bueno cambiarlo pronto. Tama era su nuevo fondo de pantalla, ahora su siguiente objetivo era conseguir una foto para su perfil con Uenoyama.

"¿A dónde iremos? ¿Qué debería usar?", se preguntaba y en su mente ya había planeado 10 outfits diferentes dependiendo del lugar, pero lo que más le importaba era saber si aquella noche sería la noche. Se habían confesado, vivían juntos y no es como si no hubiesen hecho algo, vale que aquello no contaba al cien por ciento, pero era algo y entonces ¿Por qué Uenoyama no lo había tocado la noche anterior?

"Debe ser porque no soy lo suficientemente sexy", pensó y tenía sentido. Claro que él iba a querer tocar a Uenoyama todo el tiempo porque, bueno era básicamente un dios griego, casi sacado de un maldito libro. Y él...bueno él tenía salud, o bueno algo así como salud ¿No? Además podía cocinar y su madre había dicho que a un hombre se le conquistaba por el estomago pero, ¡diablos, mamá! quiero que me coja toda la noche, y no creo lograr eso con un buen plato de comida.

Tres toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. ¿Debería abrir? No era su casa -bueno, técnicamente lo era, pero todavía no se acostumbraba a la idea- un cuarto toque le indicó que aquella persona -fuese quien fuese- no se marcharía fácilmente.

Se levantó del sofá y se dirigió a la puerta sin pensarlo mucho, la abrió tan solo un poco, de manera que su rostro se asomó tímidamente a través de la fina ranura. Afuera estaba una chica de su edad aproximadamente, tal vez uno o dos años más joven. Era pequeña, de cabello oscuro como el ébano y ojos pequeños del mismo color. No parecía japonesa, pero si era oriental. ¿China tal vez? Era bonita, pero lucía enojada.

—¿Quién eres? — preguntó, y por su tono de voz Mafuyu supo que no estaba de buen humor. ¿Tal vez no era muy amigable? Seguro había tenido un mal día, ¿Qué hacía ahí? no parecía una vendedora ambulante 

—Ma...Mafuyu — titubeó un poco

—¿Dónde está Uenoayama?

— Trabajando— de acuerdo, no era una vendedora, esa chica conocía a Uenoyama ¿Tal vez era su amiga? Si era su amiga tal vez debería intentar ser amable, iba a contestar algo más, pero la chica lo interrumpió rudamente

— No mientas, fui ahí y no estaba — respondió, un poco grosera mientras empujaba la puerta para terminar de abrirla. Aquella acción tomó a Mafuyu desprevenido, por lo que fue fácilmente empujado

Mafuyu iba a responder que quizá no lo encontró porque aquella era su hora de comida y seguramente había salido a comer, pero después de aquella acción no pudo hacer más que levantarse rápidamente 

—Tú — la chica apretó los dientes. Mafuyu notó que lo miraba de arriba a bajo con desprecio. ¿Qué pasaba? De repente recordó que estaba usando una de las enormes camisetas de Uenoyama -porque le encantaba sentir su olor cerca cuando no estaba- ¿Eso le había molestado? Estaba evidentemente molesta, incluso estaba dejando salir sus feromonas y...¿Espera un momento? Conocía esas feromonas, son las que Uenoyama tenía encima aquel día, el día en que ellos casi...

—Tú —fue Mafuyu quien habló ahora. Molesto, tan molesto que podía sentir su sangre caliente y sus feromonas desprendiéndose sin control — ¿Quién eres? ¿Necesitas algo?—  su repentino cambió la sorprendió, pero también lo sorprendió a él. No podía creer que era su segundo día en esa casa y ya estaba teniendo una batalla de feromonas omega en la puerta con una completa desconocida, y todo por aquella preciosa camiseta. Bueno, más bien por la persona a quien le pertenecía dicha camiseta.

La chica dudó un par de segundos, extremadamente molesta, le dedicó una ultima mirada antes de hablar. Finalmente resopló, derrotada

—Supongo que nadie— se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a su auto— He visto más que suficiente, gracias — Mafuyu pudo alcanzar a ver como sacaba su teléfono y comenzaba teclear con fuerza

¿Qué demonios acababa de pasar?

No fue hasta que se fue que Mafuyu notó que Kedama había estado a lado de él todo el tiempo, escondido detrás de una de sus piernas y gruñendo por lo bajo. No pudo evitar reírse, para luego agacharse y tomarlo entre sus brazos

—Eres como la bestia defendiendo el castillo —y le dio un besito en la nariz — ¡Hora de comer!

...

↠ 31 de diciembre, 2:30 PM, Restaurante, hora de la comida ↞

— Hombre, luces mal — se burló Akihiko

— Intenta compartir la cama con el omega más precioso del universo sin ponerle un dedo encima, creí que iba a morir de bolas azules — se quejó, enterrando su cabeza en la mesa

— Entonces tú y Mafuyu aún no lo hacen? ¿Qué hay de todo tu "me tomó 24 años conocerlo, no pienso desperdiciar un segundo más?" —imitó en voz chillona, claramente burlándose

— No jodas, Akihiko, hoy realmente podría matarte

— Al menos tienes un omega y amor en tu vida. ¿Sabes que tengo yo? Dolor de cuello por pasarme la noche viendo series de amor

— Creí que saldrías con alguien hoy. Nunca pasas los días festivos sin una cita

—No hablemos de mi trágica vida amorosa — se quejó — ¿Por qué no estás tocando a Mafuyu?

— Si, dije que no perdería más el tiempo. Sé que es con él con quien quiero estar y por eso le pedí que vivamos juntos...pero el contacto físico es un tema aparte — explicó — Ni siquiera hemos tenido una sola cita apropiada, aunque sea quiero tener una cita con él antes de...

—¿Darle duro?

— Por dios, eres un corriente de lo peor. Por eso no tienes amor en tu vida

— Al menos te tengo a ti

—No por mucho tiempo— contestó mientras tomaba su teléfono, que acababa de sonar con la notificación que había configurado especialmente para Mafuyu. Sonrió, mirando la pantalla.

 Mafuyu le había enviado una foto de Kedama encima del sofá con el mensaje ¿Está bien que se suba? Porque puedo decirle que se baje. Tecleó una respuesta rápidamente. Kedama puede subirse donde sea, es el príncipe de la casa, la respuesta de Mafuyu llegó rápidamente. ¿Y por qué no el rey?, Porque el rey eres tú, contestó con una sonrisa boba. ¿Cuándo había sido la ultima vez que había escrito algo así? La respuesta era: probablemente nunca. Eso fue realmente cursi, Uenoyama-kun, le contestó Mafuyu y sintió que tenía las orejas calientes de lo avergonzado que estaba. "No volver a escribir nada tan cursi", anotó mentalmente en su cabeza.

— No actúes todo condescendiente conmigo, al menos escucho tus problemas sexuales — le reclamó, intentando no mencionar nada acerca de la estúpida sonrisa que se había dibujado en su rostro y que le revolvía el estomago porque le recordaba lo solo que estaba — A la próxima tendrás que contarle a Haruki, a ver que tan buenos consejos te da

— Haruki da mejores consejos que tú — le aclaró — Te he buscado a ti porque eres alfa también, y no quería incomodar a Haruki

— A lo mejor y necesitas el punto de vista de un omega ¿No crees?

— A veces dices cosas brillantes — le reconoció y antes de que Akihiko pudiera responder, escuchó su teléfono sonar nuevamente, y aunque sabía que no era Mafuyu -porque no era su tono predeterminado- desbloqueó el teléfono para ver de quien se trataba. Su mirada se tornó seria, había recibido un mensaje de Yayoi

— ¿Todo bien? — preguntó Akihiko preocupado, pues Uenoyama había pasado de tener la sonrisa más boba del universo a un ceño fruncido y preocupado. Uenoyama asintió levemente con la cabeza sin despegar la mirada del celular

"¿Qué quieres hacer?", le tecleó a su hermana de regreso. Realmente contaba con ella, y si ella no podía, si que sería un problema, pero no uno muy grande porque por nada del mundo cancelaría su cita con Mafuyu. Además, aquello lo hacía también por ella, porque sabía que era inteligente y perfectamente capaz y estaba seguro que una vez que esa bola de ancianos tarados y machistas la conocieran verían su talento y capacidad y los tendría comiendo de la palma de su mano.

"Plan B, conseguiré una cita", fue la respuesta de Yayoi y Uenoyama sonrió, sintiéndose más orgulloso que nunca. 

Una preocupación menos, ahora solo faltaba lo más importante. La cita con Mafuyu.

...

↠ 31 de diciembre, 10:30 PM, Uenoyama y Mafuyu ❤︎

Uenoyama lo tenía todo planeado: una reservación en el lujoso y exclusivo restaurante del hotel Cerulean Tower, así como también una reservación en la suite del Pent House. Uenoyama nunca había sido un hombre de gustos tan extravagantes -prefería la comodidad y calidez de algo más sencillo e intimo- pero aquella era su primera cita con Mafuyu y su cerebro solo podía pensar en grande. Reservó el Pent House no solo por ser la habitación más lujosa que el hotel ofrecía, si no también por ser la habitación que se encontraba en el último piso y desde la cual podrían ver perfectamente los fuegos artificiales a la media noche en el hermoso y amplio balcón. Uenoyama lo tenía todo planeado, todo menos la maldita tormenta de nieve.

Cuando salió del trabajo notó que estaba nevando bastante denso, pero nada fuera de lo común -nada que comprometiera sus planes-. El pronostico del clima tampoco había pronosticado una tormenta de nieve. Aquella tormenta de nieve era lo que se podría llamar, una jugarreta del destino -y los dioses del clima-

Para cuando llegó a casa las cosas no estaban tan mal, realmente podían haber salido y una vez dentro del hotel ¿Qué importaría un poco de nieve? Tal vez no podrían ver los fuegos artificiales desde el balcón, pero seguramente no habría fuegos artificiales de todas maneras y es que al llegar a casa y ver a Mafuyu tan hermoso, no podía pensar en otra cosa que no fuera salir de ahí y llevarlo a la mejor cita de su vida.

Uenoyama sin embargo no había considerado algo muy importante:

— No voy a dejar a Tama a solas acá durante una tormenta de nieve, Uenoyama-kun 

"No le pasará nada aquí adentro", quiso decir, pero entendía perfectamente el sentir de Mafuyu y ¿Qué clase de padre abandonaría a su perrhijo en una situación así? 

— Llamaré al hotel para cancelar la reservación — dijo, con una sonrisa suave, tomando el teléfono y marcando. Era gracioso como había hecho hasta lo imposible para conseguir aquella habitación con tan poco tiempo de anticipación, y ahora estaba por cancelarla. Estaba seguro que su nombre quedaría vetado de aquel hotel, pero ¿Qué importaba? Por Mafuyu se pelearía hasta con el presidente si se lo pidiera

El verdadero problema residía ahora en que no tenía un plan -y Uenoyama odiaba no tener un plan- tendrían que quedarse en casa, lo cual no era una idea que le desagradara porque estando con Mafuyu cualquier lugar era bueno, pero ¡Era víspera de año nuevo y su primera cita! No tenía una cena especial y no podría pedirla a ningún restaurante con tan poco tiempo de anticipación y con el clima como estaba, tampoco tenía velas aromáticas ni ningún tipo de decoración romántica que hiciera todo un poco más especial. Se sentía miserable, todo se había arruinado pero Mafuyu no parecía desanimado en lo absoluto.

Uenoyama lo observó, estaba sentado en el sillón de la ventana, observando fijamente la nieve afuera. Era una imagen preciosa, el contraste del naranja del cabello de Mafuyu contra el blanco paisaje de afuera.

— Lamento que la nieve arruinara todo — dijo, acercándose desde atrás. Tuvo un pensamiento fugaz, recordando la primera vez que habló con la madre de Mafuyu, recordaba perfectamente que el nombre del anterior alfa de Mafuyu era Yuki, que significaba nieve, y ¿Acaso era esto una irónica coincidencia del destino? Pero luego se dio una cachetada mental porque aquel pensamiento había sido terrible, y muy inmaduro

Entonces Mafuyu volteó a verlo

— Mmhh — negó con la cabeza — Me encanta la nieve, es blanca y bonita...¡como Tama!

Uenoyama sonrió, no podía negar que aquel era un escenario bastante romántico. Ellos dos a solas en casa, rodeados de nieve, listos para recibir el año nuevo desde su hogar.

— ¿Deberíamos encender la chimenea?

Por primera vez desde que adquirió aquella casa estaba feliz de haber dejado que su agente de bienes raíces lo convenciera de comprar un lugar con chimenea. Fue una batalla larga e intensa, y él había dicho "No necesito una" "Jamás la usaré" "Será un problema limpiarla" "Las chimeneas son anticuadas" pero su agente le había convencido con "Son practicas y fáciles de usar" "Es una chimenea moderna, no se verá anticuada" "Le da un toque de elegancia a la sala" y "Piensa en lo romántico que será si traes un amante a casa"

Y por primera vez, se encontraba agradeciéndole mentalmente y sintiendo que había tomado una sabia decisión en aquel entonces

— ¿Funciona? ¡WOOOOW! ¡Sii, encendámosla! 

— ¿Cómo que si funciona? Claro que funciona, Mafuyu, ¿Para que la tendría si no? — le revolvió el cabello y soltó una pequeña carcajada

— No sé, ¿Decoración? — se encogió de hombros — ¿Debería cambiarme? — preguntó, y Uenoyama lo observó por un par de segundos. Mafuyu lucía perfecto, era evidente que se había esforzado en lucir bien, y aquello le calentaba el pecho -y otras partes del cuerpo-

— Supongo que sería lo mejor —dijo, un poco desanimado — Pero es una lastima, te ves tan hermoso, aunque igual te verías hermoso si te pusieras una bolsa negra encima, no importa lo que uses, siempre eres...

Mafuyu se acercó a él y lo silenció con un dulce y rápido beso en los labios

— Tú también estás guapísimo hoy, y siempre, Uenoyama-kun

Veinte minutos después, ambos estaban en pijamas, acostados sobre la alfombra frente a la chimenea. Mafuyu había tenido la idea de llevar algunas sabanas y almohadas y acurrucarse frente al fuego. Kedama estaba a un lado, haciéndoles compañía. 

Por suerte tenía un poco de champaña en la alacena, así que habían sacado dos copas de cristal para brindar a media noche, y Mafuyu lo sorprendió diciéndole que en realidad había preparado un pequeño pastel para celebrar. Uenoyaba recordaba que Mafuyu le había platicado que solía tener una pequeña pastelería antes.

Ahí recostados en la alfombra frente al fuego, con champaña improvisada y el más delicioso y bonito pastel que había comido, con la nieve cayendo a montones afuera y con la compañía de Mafuyu y Kedama pensó que ni siquiera el más lujoso restaurante y ni la más exclusiva habitación de hotel podrían compararse a lo perfecto que era aquel momento.

— Uenoyama-kun hoy vino una chica — dijo Mafuyu de repente y Uenoyama sintió un tirón en el estomago por la mención tan repentina. Estaba esperando a ver si Mafuyu lo mencionaba, sabía que tarde o temprano tendrían que hablar de eso — Parecía demasiado molesta al verme

— Ah...— suspiró, dejando su copa en el piso, lo suficientemente lejos para no tirarla por accidente con algún movimiento — Supongo que debiste conocer a la señorita Zhang

— ¿Quién es ella? — preguntó, curioso, pero intentando parecer poco interesado

— Es la hija de los socios mayoritarios de mi padre —explicó — Y con quien mis padres querían que me casara

La cara de Mafuyu fue una onda de emociones, comenzando por lo sorprendido, pasando a lo serio y finalizando en lo completamente indignado

— Entonces cuando dijiste que ibas a casarte ¿Era con ella?

— Eh...si, pero en realidad no iba a...

— Ya veo — interrumpió —Es bonita

— Nunca pasó nada con ella, Mafuyu, ni siquiera he hablado con ella más de cinco minutos

— Y aún así ibas a casarte con ella — su voz sonaba demasiado afectada y odiaba eso, no quería reclamarle nada a Uenoyama y menos en una noche tan especial, pero no podía evitar sentirse celoso — Además si no fuesen cercanos ¿Cómo sabría donde vives? ¿Y por qué llegaste apestando a sus feromonas aquella noche?

Uenoyama tardó dos segundos en darse cuenta de que Mafuyu estaba en verdad enojado, y que aquello parecía ser una pequeña escena de celos. No debía, sabía que no debía pero aquello lo hacía sentir bien de alguna manera. Ver a Mafuyu celoso era lo más lindo del mundo. Sus cachetes hacían el puchero más precioso y estaba seguro que Mafuyu no se daba cuenta de eso, lo cual lo hacía aún más adorable.

— Sabe donde vivo porque vino en una ocasión con mi hermana, y lo de las feromonas fue cosa suya, salí a almorzar con las dos, bueno no, más bien ellas se me pegaron cuando salía a almorzar y cuando regresé al hospital me di cuenta que había estado soltando sus feromonas todo ese rato, fue realmente molesto para mi también —intentó sonar lo más tranquilo mientras explicaba todo, su mano buscó inconscientemente la de Mafuyu y le acaricio sobre los nudillos

— Lo siento...no tenías que darme ninguna explicación —se disculpó avergonzado — Usualmente no soy así, lo prometo

— Mafuyu, eres mi novio, puedes preguntarme lo que sea que quieras, y si algo no te parece puedes decirmelo...no necesitas disculparte por expresar tus dudas o sentimientos

Mafuyu soltó una risa suavecita, que derritió por completo los sentidos de Uenoyama, quien desde hacía varios minutos no podía evitar mirar fijamente las preciosas clavículas del omega, que se dibujaban tan bonitas al no ser cubiertas por aquella pijama ligeramente abierta del pecho que estaba usando.

— Todavía no me pides ser novios oficialmente —le recordó, pues Uenoyama le había prometido que lo haría

— Tienes razón — sonrió, mientras se levantaba a buscar algo a la habitación. En menos de dos minutos regresó con una caja de cartón negra en las manos

— ¿Qué es eso? — preguntó Mafuyu, intrigado y curioso

— Una tontería en realidad, una mera tradición alfa —se sonrojó y rascó una de sus mejillas, intentando buscar la manera de explicarlo — En realidad no es tan necesaria en nuestro caso, es más bien un símbolo

— ¿Puedo abrirlo?

— Adelante — le entregó la caja, con el rostro aun sonrojado. 

Mafuyu intentó descifrar en los pocos segundos de la transacción que podría haber en la caja. Removió lentamente la tapa y se encontró con un collar de cuero negro, uno grueso, con adornos metálicos y lo que parecía ser un candado. Sabía lo que era, pero era vergonzoso decirlo en voz alta — Wow —fue lo único que su cerebro alcanzó a procesar

Aquel extravagante collar era un accesorio bastante común en omegas con parejas formales, y también entre omegas en general. Antiguamente solían ser más sencillos, pero recientemente venían en presentaciones cada vez más únicas y llamativas, como el que Mafuyu sostenía en sus manos.

— Los omegas suelen comprar estos collares por si mismos —dijo Uenoyama, y Mafuyu lo sabía bien — Un alfa compra uno como regalo exclusivamente para su omega, como una forma de declaración de una relación formal, donde promete proteger al omega durante su celo

— Es para evitar la mordida — añadió Mafuyu, dándole a entender que conocía perfectamente el significado

Los omegas los compraban para usar como protección, y los usaban al rededor de sus cuellos durante los días que durara su celo, para protegerse de alfas extraños que pudieran atacarlos en la calle y morderlos. Que un alfa te regalara uno quería decir básicamente que quería pasar el celo contigo, pero que prometía protegerte y cuidarte.

— Pero nosotros ya estamos enlazados — le recordó Mafuyu, esta vez fue él quien se sonrojó

— Por eso dije que es un mero símbolo —explicó Uenoyama — De todos modos, sigo siendo un alfa, Mafuyu, y aunque tengamos un lazo emocional...no sé como podría reaccionar al estar contigo, temo perder el control y morderte, y no quisiera hacerlo, sé que es doloroso

Mafuyu tuvo el breve pensamiento de Uenoyama mordiéndolo mientras lo hacían, y sintió la sangre acumularse en su miembro. El simple pensamiento era excitante.

— ¿Es esta tu manera de decirme que nuestra relación es formal? ¿Qué somos novios oficiales?

Uenoyama asintió dos veces con la cabeza

— Pero quiero oírlo

— ¡Aaagh! — se quejó Uenoyama, jalando algunos mechones de su cabello con fuerza — ¡De acuerdo, pero pon atención porque solo lo diré una vez! — su cara estaba roja como tomate, y Mafuyu lo estaba disfrutando de sobre manera 

— Uenoyama-kun —le interrumpió

— ¿Si?

— Se mi novio, por favor 

Si la cara de Uenoyama estaba roja antes, Mafuyu estaba seguro de que ahora explotaría. No se cansaba de los intensos pánicos que le daban a su novio.

— ¿De verdad acabas de robar mi propuesta?

— Te estaba tomando demasiado tiempo — se acercó a Uenoyama y le mordió con suavidad la nariz, dejando una marquita roja en la punta

— ¡Auch! — se quejó, obviamente exagerando — ¿Te crees Kedama?

— ¿No vas a responder mi propuesta? — hizo un puchero, también fingido y exagerado

— ¡SI, SI, MIL VECES SI! — lo tomó por la cintura y lo sentó sobre él, de manera en que sus frentes quedaron pegadas, y las piernas de Mafuyu le rodearon la espalda. Sus entrepiernas se tocaban, y la tela de las pijamas que usaban no era nada gruesa — ¿Qué hay de ti? ¿Serás mi novio?

— A veces puedes ser muy cursi, Uenoyama-kun —rodeó los ojos, molestándolo —Claro que si

Se quedaron así unos segundos en silencio, mirándose a los ojos, esperando a que el otro se alejara o se acercara más. Estaban cerca, demasiado cerca y la piel les quemaba. Mafuyu hizo el primer movimiento, acercando sus labios a los de Uenoyama y conectándolos en un profundo beso. Su lengua buscó la de Uenoyama desde el primer instante que sus bocas se conectaron. Estaba caliente, demasiado caliente, y no tenía ningún motivo para contenerse esta vez.

No había ningún impedimento profesional paciente-doctor, tampoco un lazo roto del cual preocuparse, no había nadie que pudiera interrumpirlos y oficialmente eran novios, y encima de todo, la cereza del pastel, era que estaban enlazados. ¿Podría ser más perfecto? Mafuyu no pensaba esperar más, esa noche lo haría con su alfa.

El beso era húmedo y desesperado, las manos de Uenoyama sin embargo, fueron delicadas en el cabello de Mafuyu, quien por su parte había comenzado a desabotonar los botones delanteros del pijama de Uenoyama.

— Ah...Mafuyu...espera — dijo Uenoyama entre besos, pero sus manos no hicieron nada para detenerlo — Vayamos a la habitación

— No puedo esperar más. Hagámoslo aquí — respondió, liberándose del beso y hundiendo su nariz en el cuello de Uenoyama, drogándose con sus feromonas de alfa dominante

Las manos de Mafuyu estaban temblorosas y se odió a sí mismo por eso, le quedaban solo un par de botones pero la vista frente a él ya era lo demasiado perfecta como para permitirle a su cerebro conectar con los músculos de sus manos. Casi quiso desviar la mirada por lo perfecto que se veía Uenoyama frente a él. ¿Era si quiera justo que existiera alguien tan atractivo, inteligente, y encima con un cuerpo así?

Uenoyama notó la manera en la que Mafuyu lo comía con la mirada. Nunca antes había estado tan expuesto frente a él. La única vez que tuvieron un momento intimido, él había podido ver a Mafuyu, pero Mafuyu no lo había visto ni tocado. Era la primera vez que lo veía sin camisa y aquello lo hizo sentir un poco expuesto, pero debía admitir que disfrutaba la manera en la que los ojos de Mafuyu recorrían su cuerpo, y como sus feromonas comenzaban a salirse de control.

— ¿Te ayudo? —preguntó coquetamente, sonriendo de lado y tomando los últimos dos botones de su camisa para desabrocharla. Mafuyu lo observó hipnotizado

Fueron dos segundos de valentía, impulsado principalmente por las honestas reacciones de Mafuyu. Uenoyama en realidad estaba teniendo una batalla interna acerca de lo que debería hacer. Él tampoco podía esperar más, ya era prácticamente un milagro que haya podido soportar la noche anterior sin tocar a Mafuyu. Mafuyu era su omega, y quería tomarlo y hacerlo suyo de una vez por todas, pero no sabía como debía proceder.

Su instinto de alfa dominante quería tomar a Mafuyu y hacer un desastre de él. Quería arrancarle la ropa y besar, lamer y morder cada centímetro de su piel, y follarlo de todas las maneras posibles, toda la noche. Pero aquella era su primera vez juntos, y aunque no era como si alguno de los dos fuese virgen, si era la primera vez que ambos estarían con el otro, y quería que fuera especial. Quería tomarse su tiempo para disfrutarlo, quería adorarlo como era debido y hacerle el amor suave y deliciosamente. Por eso estaba en un dilema, porque su pene estaba a punto de explotar por la excitación y no sabía a que lado de su mente escuchar.

Quería ir a la habitación, pero ni él ni Mafuyu serían capaces de detenerse ni siquiera por dos segundos. Observó a su alrededor y la nieve comenzaba a caer más fuerte que momentos atrás, el fuego de la chimenea los mantenía cálidos y coloreaba la blanca piel de Mafuyu con tonos naranjas, salvajes, como su cabello. La alfombra donde estaban recostados era lo suficientemente acolchonada y cómoda para acostarse. Hacerlo en la alfombra frente al fuego también podía ser romántico y especial ¿No? Ir a la habitación y hacerlo en la cama sería lo ideal, lo normal, pero él y Mafuyu habían demostrado en reiteradas ocasiones que no eran normales, y que todo lo referente a ellos nunca sería algo usual, o aburrido, y era una de las cosas que más le fascinaban de su relación.

— ¿Puedo? — preguntó, al momento que comenzaba a desabotonar ahora la pijama de Mafuyu — Tu piel es tan suave — dijo, pues mientras sus dedos desabrochaban aquella prenda no podía evitar rozarlos con la nívea piel del omega, que se estremecía ante su tacto

Después de quitarle aquella prenda, Uenoyama recostó a Mafuyu sobre la alfombra, quedando encima de él. Colocó su mano en la mejilla sonrojada de Mafuyu, admirándolo y entonces Mafuyu la tomó y la introdujo a su boca, enrollando su lengua en su dedo índice y dedicándole una mirada demasiado provocativa. La expresión en su rostro, todo en él era tan erótico

Mafuyu lamió y succionó el dedo de Uenoyama como si fuese la paleta más deliciosa, y Uenoyama no esperaba que aquello lo excitara tanto.

— Estás...tan...duro — jadeó Mafuyu, mientras levantaba ligeramente la rodilla, rozando el enorme bulto en los pantalones de pijama de Uenoyama

— Sería imposible no ponerme duro estando contigo — dijo, cerrando los ojos y concentrándose en las pulsaciones que se enviaban a su pene debido al pequeño espectáculo de Mafuyu

Sin pensarlo dos veces, despojó a Mafuyu de su pantalón, jalando también su ropa interior, dejándolo por fin completamente desnudo. Deslizó sus dedos a la entrada de Mafuyu y se sorprendió por la humedad de esta

— Ya estás tan mojado —gruñó en su oreja — Apenas te he tocado, y ya estás tan mojado — lo provocó

— Es porque estoy listo para ti — respondió con dificultad, volteándose de espaldas y arqueando la espalda, dejando su trasero al aire y su cara recostada de lado sobre la alfombra, observándolo con una mirada casi como un ruego — Uenoyama-kun, por favor, no me hagas esperar más... mételo 

— Tan impaciente...— suspiró y admiró la imagen frente a él. Se relamió los labios antes de continuar — No sabes cuanto tiempo de he deseado, Mafuyu, cuantas veces me he masturbado pensando en ti, en tu cuerpo y en como se vería tu rostro al venirse — colocó una mano sobre el trasero de Mafuyu y lo apretó, dejando una marca rojiza, sexy — Quiero morderte de pies a cabeza y comerte por completo...cada parte de tu cuerpo es tan bonita que realmente quiero lamerlo todo

Uenoyama acercó su rostro a la húmeda entrada de Mafuyu y con sus manos sostuvo su trasero con fuerza, clavando suavemente las yemas de sus dedos en la piel blanca, dejando las marcas de sus dedos en la nívea piel. Mafuyu al sentir el cálido aliento del alfa tan  cerca de su entrada, jadeó por aire, nervioso

— Uenoyama-kun...—intentó detenerlo, pero Uenoyama ya había enterrado su cara en su trasero

Mafuyu sintió que se le subieron todos los colores al rostro, y un grito ahogado salió de su garganta. 

— Es tan bonito — dijo y luego lo recorrió con su lengua — Todo de ti es tan bonito — y continuó comiéndolo, completamente gustoso

— N...no hagas eso...Uenoyama-kun, es vergonzoso 

Uenoyama continuó lamiendo aquel húmedo sitio, como en un frenesí. Las feromonas de Mafuyu eran más intensas en aquella zona, y era casi como un lobo hambriento. Quería todo de él. Por momentos dejaba de lamer ese sitio para besar y morder su trasero, dejando marcas de chupetones y mordidas por toda su piel.Quizá era el alfa en él, pero no podía evitar querer marcarlo por completo.

— Ahh...mmmhhh...U..uenoyama-kun — Mafuyu era incapaz de completar una sola palabra sin gemir, y aquello excitaba más a Uenoyama

Mafuyu movió una de sus manos como pudo y la colocó sobre el pene de Uenoyama, que podía sentirse húmedo incluso por encima de la ropa. Uenoyama se estaba conteniendo tanto que el liquido pre-seminal se escurría por montones

— Yo también quiero...hacerte sentir bien — dijo entre jadeos y con la poca fuerza que le quedaba se levantó

— De acuerdo...ven aquí — le ordenó Uenoyama, mientras se recostaba en la alfombra. Mafuyu obedeció y se subió sobre él a horcajadas — No, no así, al revés, Mafuyu 

Mafuyu levantó una ceja y entonces comprendió lo que Uenoyama quería. Se le pusieron coloradas hasta las orejas, pero no era el momento de avergonzarse. Quería seducir a Uenoyama, quería hacerlo sentir bien también. Quería complacer a su alfa.

Se dio la vuelta, dejando nuevamente su trasero a merced de Uenoyama, casi sentandose sobre su cara y colocando la suya frente a la entrepierna del alfa. Tragó saliva, observando aquel enorme bulto frente a él. Había tenido la oportunidad de observarlo sobre la ropa anteriormente pero por breves segundos, y recordó haber pensado que aquel tamaño no era normal, ni siquiera para un alfa. Deslizó el pantalón de pijama y la ropa interior de Uenoyama -torpemente y con dedos temblorosos- y el monstruoso pene frente a él casi lo golpea en el rostro. Eso no era un pene, era un tronco, el santo grial de los penes.

Uenoyama notó como lo observaba intensamente y sonrió de lado, para luego darle una suave nalgada

— ¿Solo lo vas a observar?

— N...no —respondió nervioso — Pero no estoy seguro de que vaya a entrar todo en mi boca —confesó, y luego sintió el verdadero terror, pues no había caído en cuenta de que ese enorme pene estaría después dentro de él

— Puedes hacer eso que hiciste hace rato...—le recordó como había lamido tan entusiasmadamente sus dedos

Mafuyu se armó de valor y comenzó a recorrerlo con pequeñas lamidas, casi como un gatito lamiendo leche. Su lengua se movía diligentemente sobre la punta y sus alrededores, fue dejando besos húmedos también, y cuando escuchó un gruñido gutural, viniendo de Uenoyama se sintió tan embelesado que por fin se animó a tomarlo con su boca, metiéndolo tan profundo como podía. Succionó, moviendo su cabeza de arriba a abajo, tomando apenas la mitad del miembro, y sintiendo como su quijada comenzaba a entumecerse, sin embargo, por nada del mundo quería detenerse, no mientras escuchara los pesados suspiros y los graves gemidos que Uenoyama intentaba ahogar.

La felación de Mafuyu era tierna, casi torpe pero tenía una magia en la lengua, y en los labios, que conducían a Uenoyama a la locura. No quería parecer desesperado, ni forzar a Mafuyu a su propio ritmo, pero sus caderas se encontraron moviéndose solas hacía la boca de Mafuyu, buscando más contacto, más velocidad, más.

La boca de Mafuyu apenas y cubría poco más de la mitad de su miembro, y sus dientes se metían en el camino por breves momentos, y Uenoyama había recibido un par de mamadas en su vida, pero ninguna se comparaba a esta. Torpe, inexperta, e increíblemente excitante. 

Uenoyama por su parte continuo besando y lamiendo la entrada de Mafuyu, que para ese momento estaba más que empapada. En algún punto comenzó a introducir su lengua en la apretada entrada, follando su agujero con la lengua. Mafuyu estaba temblando, Uenoyama podía sentir sus piernas cada vez más débiles y luchando por mantenerse en cuatro sobre él.

— Mafuyu —dijo, deteniéndose momentáneamente — Condones

— ¿Ah? 

— Tengo que ir por los condones, están en la habitación

Maldición, realmente no quería detenerse, pero no iba a follarse a Mafuyu sin protección. Estaba caliente, y pensaba más con la cabeza de abajo, pero nada era más importante que la seguridad de su omega.

— Están... en la bolsa —  dijo entre suspiros

— ¿Eh?

— De mi pantalón, en la bolsa de mi pantalón — se repuso para explicar

Uenoyama buscó rápidamente con la mirada el pantalón de la pijama de Mafuyu que había mandado a volar minutos atrás, por suerte estaba lo suficientemente cerca para alcanzarlo estirando la mano, buscó entre los bolsillos y encontró una tirita de condones, alzó la ceja y sonrió, satisfecho. ¿En qué momento los había metido ahí? ¿Y cómo es que no se dio cuenta momentos atrás al quitarlo? Y...demonios Mafuyu, ¿Planeaste esto? ¿Sabías que terminaríamos follando sobre la alfombra? Uenoyama comenzaba a creer que Mafuyu se lo había llevado a la "cama" y no al revés.

Uenoyama tomó a Mafuyu por la cadera y lo ayudó a bajarse de encima de él, para poder ponerse el condón. Mafuyu se recostó a un lado, boca arriba, expectante. Uenoyama entonces tomó uno de los condones y lo abrió cuidadosamente con la yema de  los dedos. Claro que le hubiese gustado abrirlo sensualmente con la boca como en las películas, pero aquello era pura ficción y no se arriesgaría a romper el condón para lucir genial por dos segundos. Se colocó el condón y se aproximó a Mafuyu nuevamente.

Mafuyu estaba tendido en la alfombra, y así visto desde arriba sus ojos parecían más grandes e incluso en la oscuridad de la habitación brillaban, como dos flamas encendidas gracias al reflejo del fuego de la chimenea. Su cabello también se mezclaba con los tonos rojos del fuego y cobraba vida. Sus labios, húmedos e hinchados se encontraban medio abiertos, dándole una expresión erótica. 

— ¿Estás seguro? — preguntó, con dificultad, pero quería su consentimiento definitivo, porque una vez que comenzara, sería imposible detenerse

Mafuyu estiró los brazos hacía él y abrió las piernas de una manera tan sensual que Uenoyama sintió que podría correrse solo con el estimulo visual que le provocaba. Parezco un maldito puberto

Uenoyama se colocó entre sus piernas y con cuidado colocó su miembro en la húmeda entrada de Mafuyu. Era pequeña y rosada y ¡dios, por favor no dejes que me corra en cuanto entre! 

Se introdujo lentamente, abriéndose paso poco a poco. Mafuyu estaba más estrecho de lo que imaginó. Después de todo habían pasado más de seis meses desde que había tenido sexo, y para Uenoyama era casi el doble de eso. Esperaba que su casi año de abstinencia no lo hubiese convertido en un hombre de un minuto.

Sintió a Mafuyu tensarse debajo de él mientras lo penetraba y se detuvo. La posición que había elegido era perfecta para deleitarse con el rostro del omega, disfrutando de cada una de sus reacciones, pero también era perfecta para poder detectar rápidamente cualquier tipo de incomodidad. Mafuyu tenía los ojos cerrados y lagrimas escurrían de ellos, adornando sus sonrojadas mejillas. Uenoyama se detuvo y besó con ternura el camino que habían recorrido las lagrimas.

— ¿Estás bien? ¿Quieres que me detenga? — susurró

Mafuyu negó con la cabeza y empujó su cadera hacía adelante, profundizando el contacto y enterrándose hasta el fondo.

— ¡Aahh...! — aquel movimiento tomó a Uenoyama por sorpresa y no pudo contener su voz. Maldita sea, estaba tan húmedo, cálido y delicioso dentro de Mafuyu.

Quería tomárselo con calma, quería hacerle el amor lentamente, pero en el momento en el que la entrada de Mafuyu succionó su pene de esa manera fue una vuelta sin retorno. Uenoyama comenzó a mover sus caderas en un vaivén sin control, estampando con fuerza contra Mafuyu, quien se derritió en una sinfonía de gemidos y jadeos debajo de él. Dios, cuanto tiempo había esperado por ese momento, quería quedarse ahí dentro de Mafuyu para siempre

— Ahh..ahh...si...— jadeaba Mafuyu, enterrando sus uñas en la espalda de Uenoyama — ¡Tan bueno...aahh!

Mafuyu gemía, no, gritaba sin pudor y toda la habitación estaba llena de su voz, y su calor, y su olor, ese exquisito aroma cítrico que lo volvía loco. Dios, todo era una locura, y dios mío Mafuyu podrías hacer y deshacer conmigo lo que quisieras, y por dios ¿Puedo quedarme dentro tuyo para siempre? ¿Me sostendrás fuerte?

— No te detengas...— gemía Mafuyu, y Uenoyama sabía que su voz sería su perdición pero es que no tenía idea de hasta que grado — Sigue...sii...sigue...mhhm...— dios, Mafuyu no era nada silencioso mientras hacía el amor y eso era más perfecto de lo que Uenoyama hubiese podido pedir

Uenoyama lo tomó con fuerza de la barbilla, sin detener la penetración. Los ojos de Mafuyu estaban llenos de lujuria, y quiso perderse en esas piscinas naranjas de miel y fuego.

— Solo dilo, Mafuyu — lo besó y delineó la forma de sus labios con la lengua — ¿Dónde te gusta? Haré lo que sea que me pidas

— ¡Más...más! — respondió Mafuyu, cerrando los ojos y apretándose aún más a él — ¡Más profundo, Uenoyama-kun, más fuerte!

Uenoyama sintió que el último respingo de cordura que quedaba en él lo abandonó por completo. Con una mano tomó a Mafuyu por la cintura y le dio la vuelta, dejándolo en cuatro sobre la alfombra y penetrándolo con más fuerza, hasta estamparse en él hasta el fondo

Y Mafuyu se estaba volviendo loco ante la intromisión, y Uenoyama-kun ¿Cómo puedes ser tan bueno en todo? Porque eres el mejor doctor que existe, y además tocas la guitarra, y cantas bien, eres guapo, inteligente y tienes un pene gigante, y es tan grueso y caliente y por dios...vas a romperme en dos, pero por favor, por favor no pares

— ¡No pares...ahí...ahí...!

— ¿Aquí? — empujó con fuerza en el punto justo

— Ahhh...sii...me encanta...Uenoyama-kun, voy a correrme...

Uenoyama lo sostuvo fuerte de la cintura y aumentó la fuerza de sus embestidas. La manera en la que su pene desaparecía por completo dentro de Mafuyu con cada movimiento era increíble. Él también estaba a punto de correrse, pero no quería perderse la expresión en el rostro de Mafuyu al venirse. Si, era un completo pervertido que se excitaba con el rostro hecho un desastre de su novio, con sus ojos desbordantes de lujuria, sus mejillas sonrojadas y ligeramente empapadas por las lagrimas, y sus labios rosados e inflamados. Quería grabarse esa imagen en la mente y tatuársela en el cerebro

Cuando sintió a Mafuyu casi estrangular su pene supo que estaba a punto de venirse, con una mano lo tomó del rostro para voltearlo y poder observarlo. Vio como Mafuyu se deshizo frente a él, como polvo de estrellas y aquello fue suficiente para hacerlo terminar también. Intentó besarlo en medio del frenesí de placer que le provocaba el experimentar el orgasmo juntos, pero fue más un choque de labios, sus lenguas se entrelazaron mientras se liberaban y ambos cayeron rendidos sobre la alfombra.

Sus pechos subían y bajaban, Uenoyama aún se encontraba dentro de Mafuyu y aunque acababa de venirse su pene no había bajado ni un poco.

— Eso...fue increíble — dijo Mafuyu con trabajo, intentando controlar su respiración agitada — ¿Hay algo que no hagas bien?

Uenoyama se sonrojó ante el cumplido y cubrió su rostro con el antebrazo — En realidad soy muy malo cocinando — confesó

— Bueno, yo soy bueno cocinando así que nunca tendrás que preocuparte por eso — le besó el dorso de la mano, que cubría sus ojos — ¿Podemos hacerlo de nuevo?

— Esperaba que dijeras eso — sonrió, y sus ojos azules se clavaron en los de Mafuyu y Mafuyu pensó que era un crimen tener unos ojos tan profundos, tan azules...sentía que podría perderse en ellos

Uenoyama salió dentro de él y Mafuyu sintió una molesta sensación de vacío. Observó a Uenoyama retirarse el condón y caminar hasta la cocina para tirarlo en el bote de basura. Mientras caminaba no pudo evitar deleitarse con el cuerpo de su alfa. Cada musculo estaba tan perfectamente marcado en su cuerpo. ¿En qué momento se ejercitaba? 

Mientras Uenoyama llenaba un vaso de agua -seguramente para ofrecérselo- tomó su teléfono para ver la hora. 11:45, habían estado casi una hora haciéndolo y apenas había sentido pasar algunos minutos. El tiempo funcionaba diferente cuando tenía el pene de Uenoyama destrozando sus sentidos -no solo sus sentidos-. Faltaban 15 minutos para año nuevo y ¿Qué tan genial sería recibir el año montando a su alfa?  Mucho, muy genial.

Cuando Uenoyama regresó con el agua, Mafuyu le dio dos pequeños sorbos y luego lo empujó sobre la alfombra, sentándose sobre él, completamente desnudo

— Mi turno — dijo y se relamió los labios

Uenoyama no puso resistencia, y por el contrario se acomodó colocando un brazo detrás de la cabeza y dedicándole una mirada complacida. Sus ojos azules recorrieron el cuerpo de Mafuyu y su mano derecha lo tomó del trasero para luego darle una nalgada

— Adelante — sonrió de lado

Mafuyu sabía que aquello era un reto, Uenoyama lo estaba desafiando. Quiero ver como lo haces tú solo, eso decía su mirada y Mafuyu le mostraría, oh, le mostraría que tan bien podría hacerlo por si mismo. "Espera un poco y te borraré esa sonrisa altanera del rostro". Tomó uno de los condones y después de abrirlo con cuidado lo colocó en el miembro endurecido de Uenoyama, para luego tomarlo con una mano intentando colocarlo en su entrada pero era realmente difícil meterlo de un solo. Incluso cuando acababan de hacerlo y su entrada estaba húmeda y lo suficientemente suelta, era difícil.

— Es muy grueso...— dijo, temblando

— Tranquilo...—suspiró Uenoyama, cerrando los ojos — Lo estás haciendo genial

Entonces Mafuyu se introdujo en un solo y rápido movimiento, soltando un pesado gemido ante la intrusión 

— Me gusta...me gusta mucho...— gimió —Me encanta

— ¿Yo o mi pene? — se rió

— Ambos — le dedicó una sonrisa ladina y comenzó a moverse lentamente, cerrando los ojos y concentrándose en la maravillosa sensación de aquel enorme pene llenando su interior

Uenoyama recorrió el cuerpo de Mafuyu con sus manos, deteniéndose en sus rosados pezones para pellizcarlos suavemente, sabía que aquella zona era especialmente sensible para el omega. Mafuyu se retorció ante el toque

— Justo ahora...estás haciendo una expresión demasiado lasciva, Mafuyu

— No...no digas nada — se quejó Mafuyu, avergonzado, pero sin dejar de moverse. Sus caderas habían comenzado a marcar un ritmo más rápido, delicioso.

— No tienes idea de lo erótico que te ves en este momento, dios, no puedo creer que puedas poner un rostro así — deslizó su dedo sobre los labios de Mafuyu y este tomo dos con la boca y los lamió, sin dejar de mover sus caderas cada vez más rápido, más profundo —Dios, Mafuyu...mis fantasías nunca te hicieron justicia, eres demasiado

— Ah...basta...Uenoyama-kun — se quejó, pero comenzó a moverse más rápido y Uenoyama notó entonces que Mafuyu se excitaba cuando le hablaba. Pequeño pervertido 

— Sigue así, lo estás haciendo increíble, Mafuyu — lo nalgueó con fuerza y Mafuyu jadeó necesitado y comenzó a moverse en un ritmo frenético 

Mafuyu tenía los ojos cerrados, pero Uenoyama no quería ni siquiera parpadear. Ver a Mafuyu montándolo de esa manera, ver sus expresiones y la manera tan erótica en la que movía sus caderas y como su cuerpo temblaba sobre él, era demasiado tentador, si, probablemente era un pervertido, pero solo por Mafuyu.

Un sonido afuera a lo lejos los sorprendió a ambos. Mafuyu abrió los ojos. Eran fuegos artificiales, alguien, en algún lugar lo suficientemente cercano había logrado encender fuegos artificiales en medio de toda esa nieve.

Uenoyama empujó su cadera hacía arriba al momento en el que Mafuyu empujaba hacía abajo, causando un fuerte choque, un fuerte y delicioso choque.

— Feliz año nuevo, Mafuyu

— Feliz año nuevo, Uenoyama-kun

Se besaron y continuaron llenando la habitación de sus gemidos, y sus olores entre mezclados en una interminable danza de lujuria que llevaba demasiado tiempo contenida.

...

↠ 31 de diciembre, 11:00 PM, Take-chan 

Yatake observó con pesadez la nieve cayendo por el enorme ventanal de aquella lujosa habitación. Estaba rodeado de personas pero nunca se había sentido más solo o confundido. ¿Estaba haciendo lo correcto? El flash de una fotografía lo sacó de sus pensamientos. El lugar estaba rodeado de fotógrafos, algunos periodistas y muchas personas importantes. De alguna manera sentía que no encajaba, pero al mismo tiempo sentía que era justamente donde debía estar

— Gracias por aceptar mi invitación con tan poco tiempo de anticipación — le agradeció la hermosa chica de cabello negro a su lado — ¡Me salvaste!

— Me sorprendiste bastante — le sonrió — Me alegra poder ayudar

— ¿En verdad te tienes que ir justo antes de la media noche? —preguntó preocupada, mirando la ventana — Parece que va a  continuar nevando fuerte

— Yo...todavía no estoy seguro

Cuando Yayoi le marcó aquel día por la tarde pidiéndole que la acompañara a una importante fiesta de año nuevo donde podría conocer a diversas figuras del ámbito culinario, no dudó dos veces en aceptar. En parte porque quería ayudarla, y también porque no podía dejar pasar la oportunidad de rodearse con la crema y nata del mundo culinario. El único problema era que no había decidido que hacer con respecto a Haruki. Lo pensó y lo pensó durante dos días y no había sido capaz de tomar una decisión, y ahora el tiempo en verdad se acababa. Decídete

Si se fuera en ese preciso momento, podría llegar a tiempo al Ebisu Garden, pero...¿Y si dejaba ir la oportunidad para llegar y encontrarse solo en aquel enorme parque? Sacudió la cabeza y tomó el contenido entero de la copa de champaña que sostenía. El clima tampoco parecía favorecedor, si la nieve empeoraba era probable que nadie pudiera salir de su casa incluso si así lo quisiera. Tal vez debería solo marcarle

Pero entonces ¿Qué le diría? 

Yatake tomó su teléfono, aprovechando que Yayoi se había alejado para saludar a algunas personas y marcó el número de Haruki. La respuesta fue inmediata, pero no porque Haruki le contestara enseguida, si no porque escuchó una molesta voz decir: El número que usted marcó, está ocupado. 

Una mueca de disgusto se dibujó en sus labios.

— Take, ven, hay algunas personas que quiero presentarte

— Voy enseguida — dijo, y guardó su teléfono

...

↠ 31 de diciembre, 11:00 PM, Haruki 

Haruki había tomado una decisión, y debido a su decisión ahora se encontraba solo en pijama comiendo helado de choco menta y viendo un patético especial de fin de año en la televisión, de esos que hacen un recuento de todos los buenos y malos momentos del año y recuerdan a todas las celebridades que fallecieron. Patético.

Una de las ventajas de tener novio era no tener que pasar las fiestas solo, pero debido a su decisión a partir de ese día volvería a pasar las fiestas solo, bueno, no solo las fiestas, todos los días, como siempre. Volteó a ver a la ventana de su pequeño departamento y observó la nieve acumularse en la orilla. Suspiró fuertemente, causando así que uno de los mechones rubios que caían sobre su cara se moviera. No iré.

Ya lo había decidido. En realidad lo había decidido desde el mismo instante en el que Take-chan había propuesto la idea, ya lo sabía, pero no quería admitirlo. Más bien intentó convencerse de cambiar de idea durante los dos días que tuvo para pensarlo, pero su decisión continuó siendo la misma.

Quería a Take-chan, lo quería muchísimo, lo quería tanto que lo liberaba de estar en una relación unidireccional, que nunca llegaría a nada. Lo liberaba de su indecisión y sus demonios.

Se mordió la uña del pulgar, mirando nuevamente la ventana. Estaba nevando terrible, y ¿Qué tal si Take-chan va? ¿Y si se pone en peligro esperándome aunque nunca voy a llegar? ¿Debería marcarle y decir "Take-chan lo lamento pero no iré, así que si ibas a ir, no vayas, no pierdas el tiempo"?

Tomó su teléfono y observó la hora. 11 PM. Faltaba una hora. Entró a Instagram y comenzó a deslizar su inicio sin poner mucha atención. Todos parecían estar pasándola de maravilla, todos menos él. Comenzó a ver las historias de sus seguidores y su corazón se detuvo un poquito cuando vio las historias de Yayoi Uenoyama. Al principio no lo notó, porque salía por breves instantes en el fondo, pero reconocería ese traje en cualquier lado, ese que él le había ayudado a escoger, era Take-chan. Estaba ahí, en una elegante fiesta con Yayoi Uenoyama, mientras él estaba torturándose con la culpa a solas en su habitación. "El no pensaba ir de todas maneras"

Una parte de él sintió alivio, pero eso no quitó la pesadez de la sensación que sintió al ver la historia. Algo no cuadraba, Take siempre actuaba extraño cuando mencionaba a Yayoi. ¿Ellos tenían algo...? No, Take nunca haría algo así.

Continuó viendo las historias y llegó a una que había subido Akihiko apenas 10 minutos atrás. Era un pequeño video de 5 segundos de la excéntrica decoración de mesa en la casa de sus padres. Sonrió como un tonto frente a la pantalla, y la pegó tanto a su rostro que la luz le iluminó la cara de manera medio tétrica. Lo invadieron unas endemoniadas ganas de escuchar la voz de Akihiko, aunque sea para decirle que deje de molestar. Sin pensarlo mucho, marcó su numero y se llevó el teléfono a la oreja, con la respiración entrecortada por los nervios. Pensó en colgar, pero antes de poder hacerlo Akihiko contestó del otro lado de la línea

— Hey 

— Hola — saludó, y su voz sonó tan vulnerable que quiso darse un golpe en la cara

— ¿Estás bien? — preguntó y Haruki se maldijo, y lo maldijo. Maldito Akihiko, lo conocía mejor que nadie, y seguramente había notado esa vulnerabilidad en su voz

— Solo marcaba para desearte feliz año nuevo — dijo, intentando sonar lo más natural y casual posible

— Son las 11 — señaló — Todavía no es año nuevo

— Bueno si — admitió — Pero preferí marcar desde ahora, antes de que todas las líneas se saturen a media noche

— ¿Ah? — Akihiko sonaba desconcertado, y Haruki casi pudo ver su expresión confundida, esa que hacía levantando una ceja — ¿Qué líneas se van a saturar? Hace 10 años tal vez, pero no ahora, dios, Haruki suenas como un anciano

Haruki sintió su rostro sonrojándose y agradeció que Akihiko no pudiera verlo

— ¡Eres un tonto! Eso me pasa por querer desearte un feliz año nuevo

— Vale, vale, gracias — lo escuchó reírse — Feliz año nuevo, Haru

— ¿Estás con tus padres? —intentó hacer conversación. La televisión con el programa de fin de año sonaba al fondo en bajito, y sus ojos miraban la nieve en la ventana

— Si — contestó — ¿A tu novio no le molesta que estés hablando por teléfono en medio de su cita? 

— Ah...— suspiró. No tenía caso ocultarlo, de todos modos se enteraría tarde o temprano — No estoy con él

— ¿En este momento o...?

— En este momento

— Ah

— Ni después, hemos terminado

— ¿Qué?

— Es una larga historia, pero básicamente si...

— ¿Entonces estás solo ahora? ¿Estás en tu departamento?

— Eh...si, pero no es tan malo, tengo comida china, helado y los programas de fin de año han mejorado bastante

¿Han mejorado bastante? Una mierda, estaba a dos comerciales de soltarse a llorar por lo solo que se sentía y su celo llegaba en un día y esa mierda lo ponía más sensible que nunca.

Haruki escuchó el sonido de llaves moviéndose a través del teléfono y su corazón se detuvo

— ¿Qué haces?

— Espérame, iré a verte

— ¿De qué estás hablando? Akihiko es casi media noche, y está nevando como los mil demonios, no puedes salir así

— Llegaré, antes de la media noche

— Pero...

— No dejaré que recibas el año nuevo solo —y colgó

Haruki sintió las lagrimas acumularse debajo de sus ojos, y no las contuvo, ahí en su sillón, envuelto en su frazada favorita se soltó a llorar porque nunca antes se había sentido más feliz o especial y, OH POR DIOS,VOY A PASAR AÑO NUEVO CON AKIHIKO. 

¿Qué importaba si iba por lastima o  compasión? ¿Qué importaba si solo estaba siendo un buen amigo? En ese momento solo podía pensar que pasaría año nuevo con él.

...

↠ 31 de diciembre, 11:10 PM, Akihiko 

Akihiko se despidió rápidamente de sus padres sin darles una explicación. Salió corriendo, escuchando detrás de él como le decían que no podía salir con ese clima, que sería demasiado peligroso. No los escuchó, no tenía tiempo que perder. Si se detenía aunque sea por un instante, no podría llegar a tiempo y joder, Haruki ¿No pudiste decirme antes?

Salió de la casa de sus padres y observó la calle frente a él. Estaba repleta de nieve, sería imposible manejar su motocicleta así, al menos si planeaba llegar con vida con Haruki. La motocicleta estaba fuera de discusión, y a menos de una hora de la media noche y con una maldita tormenta de nieve sería imposible conseguir un taxi.

Correré.

Observó la pantalla de su teléfono. 11:10 PM, por suerte la casa de sus padres no estaba tan lejos del departamento de Haruki. Abrió el Google Maps y trazó la ruta más corta. Eran 8 cuadras, 13 minutos en auto...50 minutos a pie. Correré, puedo lograrlo

Guardó su teléfono en su chaqueta y comenzó a correr, maldiciendo al clima por ser una total mierda ese día, a Haruki por no haberle dicho nada antes, a sí mismo por no haberse puesto algo más abrigado antes de salir de casa y a todos los dioses del destino que parecían jugarla siempre en su contra. Pero no esa noche, no más. Tomaría el destino en sus manos y lo moldearía a su gusto.

Una cuadra, su nariz comenzaba a arder, y sentía los dedos congelados.

Tres cuadras, tenía la garganta seca y los ojos le ardían, casi no podía ver el camino. ¿Estaba yendo por el camino correcto?

Cinco cuadras, joder, malditos zapatos elegantes, son una mierda para correr.

Siete cuadras, faltaban 10 minutos, ¡maldita sea!

Cuando por fin llegó al edificio donde vivía Haruki miró el reloj, faltaban cinco minutos y Haruki vivía en el jodido séptimo piso y el edificio no tenía elevador. Joder, Haruki, eres doctor, consigue un mejor piso.

Las piernas le pesaban más con cada escalón que subía y en los últimos dos pisos comenzó a subirlos de dos en dos. Maldita sea Haruki ¿Si quiera tienes idea de cuanto te amo? Acabo de recorrer media ciudad en menos de una hora en medio del puto apocalipsis de nieve solo para poder ser tu beso de media noche. ¿Me dejarás ser tu beso de media noche? Ni siquiera tiene que ser un beso real, solo por ser parte de la tradición, por favor, por favor.

Llegó al piso donde estaba el departamento de Haruki, como pudo recuperó la respiración en un minuto y tocó la puerta, torpe, desesperado. La puerta se abrió en un segundo, Haruki lo estaba esperando.

Abrió la puerta por completo, Haruki estaba usando un adorable pijama azul cielo, tenía los ojos rojizos y ligeramente hinchados, había estado llorando. La televisión estaba encendida detrás de él, y justo comenzaba el conteo en números gigantes en la pantalla y los presentadores gritaban entusiasmados a la par

¡10!

— Viniste...

¡9!

— Te dije que podía llegar antes de la media noche

¡8!

— No tenías que molestarte...

¡7!

— No iba a dejarte solo en año nuevo

¡6!

— Pero tus padres...

¡5!

— Al diablo todos, menos tú — lo tomó de la mejilla

¡4!

— Akihiko...yo

¡3!

— Feliz año nuevo, Haru

¡2!

— Feliz año nuevo, Akihiko

¡1!

Akihiko acortó la distancia entre ellos, sellando sus labios en un beso que había deseado por demasiado tiempo. Un beso que le supo a gloria, amor y choco menta.

Haruki se deshizo en ese beso, y cuando la lengua de Akihiko recorrió sus labios, buscando entrar en su boca, sintió que fue, y vino, que hizo y deshizo, y sus piernas flaquearon y un vergonzoso gemido escapó de sus labios. Y olvidó por un instante todo a su alrededor, todo lo que no fuera Akihiko.

Después de un par de minutos, se separaron, con labios hinchados y mejillas sonrojadas. Ninguno dijo una sola palabra. No era necesario. Akihiko entró por fin al departamento y cerró la puerta detrás de él. 

Haruki intentaba repasar en su mente porque aquello no era una buena idea, porque Akihiko era su mejor amigo y todo podría arruinarse, porque Take-chan podría estar enmedio de la nieve esperando por él, porque Akihiko era un cabrón y podría lastimarlo y estaba harto de sufrir, porque...

Y una vez dentro del departamento, con la puerta cerrada, Akihiko lo tomó con fuerza del rostro y se hundió en el una vez más, y aquel beso le sacudió todos los sentidos y la razón y Haruki no pudo hacer más que corresponder, porque lo deseaba, lo deseaba a morir y ninguna de los motivos que le daba la razón le parecían suficiente para no entregarse al hombre que amaba.

No fue lógica, fue amor.

.

.

.

...

¡HOOOOLAAA! Espero que les haya gustado este capítulo que ahora si oficialmente es el más largo de la historia con 15 mil palabras. Me desaparecí casi dos semanas, pero espero que la longitud de este capítulo lo compensara.

-',✎ Pff ¿Por dónde iniciar? Estas notas estarán un poco largas, pero me parece importante mencionar todo (Sigan leyendo porque adjuntaré imágenes). Primero que nada cabe mencionar que estaba super nerviosa con respecto a este capítulo porque pasaban dos cosas sumamente importantes: La primera vez de Mafuyu y Uenoyama y el primer beso de Akihiko y Haruki. Desde el inicio de la historia había planeado que sucediera así, y estoy tan feliz de por fin haber llegado hasta esta parte! Elegí año nuevo porque es una de mis festividades favoritas, hay algo especial en ese día que me hace creer en la magia de los nuevos comienzos, aún cuando los días siguen siendo días, y una fecha en el calendario no cambia nada, para mi es mágico. Vamos por partes

-',✎ Al inicio del capítulo quise enfocarme mucho en como sería para Mafuyu la transición de pasar de ser un paciente, a el novio de Uenoyama. Me pareció importante mencionar un cierre con respecto a su vida anterior, y su pasado. También mencionando los sentimientos que Uenoyama tendría al respecto, sus preocupaciones acerca de su relación con Mafuyu como el hecho de no saber su color favorito o no haber tenido una cita. Y también haciendo las pases con el pasado de Mafuyu, respetándolo y apoyándolo. Quería que Mafuyu pudiera ver atrás y recordar su pasado como algo bonito, y sonreír ante el recuerdo, y mirar adelante a su futuro brillante con Uenoyama. Uenoyama no es un reemplazo, es un nuevo comienzo.

-',✎ La parte del lemon fue bastante complicada, pero al final me decidí por algo un poco más romántico, sensual claro, pero siempre dominando la parte emocional. Lo decidí así por ser la primera vez, así sus encuentros futuros podrán ser más atrevidos. Para esta parte, en ciertas líneas me inspiré en alguna pose o ilustración de algunos de mis manhwas favoritos. Hice unas pequeñas ediciones para mostrarles como se veía en mi cabeza.

— ¿Te ayudo? —preguntó coquetamente, sonriendo de lado y tomando los últimos dos botones de su camisa para desabrocharla. Mafuyu lo observó hipnotizado

Después de quitarle aquella prenda, Uenoyama recostó a Mafuyu sobre la alfombra, quedando encima de él. Colocó su mano en la mejilla sonrojada de Mafuyu, admirándolo y entonces Mafuyu la tomó y la introdujo a su boca, enrollando su lengua en su dedo índice y dedicándole una mirada demasiado provocativa. La expresión en su rostro, todo en él era tan erótico. 

-',✎ Pensé en incluir las ilustraciones dentro del capítulo, pero no quería arruinar la manera en la que cada una se lo imaginaría al leerlo. La experiencia de cada lector es diferente, y quería que lo imaginaran a su manera, pero decidí incluirlo al final como algo extra.

-',✎ Aquí les dejo otras imágenes que me sirvieron de inspiración --->Uenoyama lo observó, estaba sentado en el sillón de la ventana, observando fijamente la nieve afuera. Era una imagen preciosa, el contraste del naranja del cabello de Mafuyu contra el blanco paisaje de afuera. (imaginen a Mafuyu sentado en un lugar como el de abajo)

-',✎ Mafuyu intentó descifrar en los pocos segundos de la transacción que podría haber en la caja. Removió lentamente la tapa y se encontró con un collar de cuero negro, uno grueso, con adornos metálicos y lo que parecía ser un candado. Sabía lo que era, pero era vergonzoso decirlo en voz alta — Wow —fue lo único que su cerebro alcanzó a procesar (El collar que Uenoyama le regaló a Mafuyu sería algo similar a la imagen de abajo)

╰┈➤ Referencias dentro del capítulo que quiero aclarar en caso de que alguien tuviera duda o no entendiera.

-',✎ El príncipe de Bel-Air, también conocido como El príncipe del rap es una famosa serie estelarizada por Will Smith, donde Will Smith es un chicos sencillo al que su madre envía a vivir con sus tíos ricos de Bel-Air en Los Angeles

-',✎ Black card, es una tarjeta para la élite financiera, no cualquiera puede tenerla, y es una señal de estatus.

-',✎ Pretty Woman o Mujer Bonita es una famosa película estelarizada por Julia Roberts y Richard Geere, donde él es un importante y adinerado abogado que contrata los servicios de una prostituta por una noche pero que más tarde contrata para que sea su acompañante durante un fin de semana en las diversas fiestas y compromisos que tiene, le deja su tarjeta de crédito para que se compre ropa nueva y pueda lucir como una mujer de la alta sociedad, al final termina enamorándose de ella.

-',✎ Tadaima y Okaeri son saludos japoneses, significan "Estoy en casa" y "Bienvenido"

﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌

-',✎ Este fue un capítulo feliz, y claro, la historia podría terminar perfectamente aquí ¿No? Pero no, todavía no termina. Falta mucho por venir, y espero que sigan conmigo hasta el final <3

-',✎ Finalmente quiero decirles que leo todos y cada uno de los comentarios que me dejan, incluso si a veces no puedo responder todos. Me dio mucho gusto ver todas sus respuestas en la pregunta que les dejé en el capítulo pasado, y me hace demasiado feliz saber que hay personas de tantos lados del mundo leyéndome! ¡Mil gracias! 

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