ISOLATION | Dramione - Traduc...

De Palowinki

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Traducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente... Mai multe

Capítulo 1: Refugio
Capítulo 2: Puñetazo
Capítulo 3: Puertas
Capítulo 4: Puntuación
Capítulo 5: Esencia
Capítulo 6: Azulejos
Capítulo 7: Humano
Capítulo 8: Tacto
Capítulo 9: Veneno
Capítulo 10: Gusto
Capítulo 11: Duda
Capítulo 12: Sueño
Capítulo 13: Solo
Capítulo 14: Anhelo
Capítulo 16: Nevada
Capítulo 17: Estrellas
Capítulo 18: Regalos
Capítulo 19: Grises
Capítulo 20: Lágrimas
Capítulo 21: Cicatrices
Capítulo 22: Tormenta
Capítulo 23: Limbo
Capítulo 24: Horas
Capítulo 25: Kilómetros
Capítulo 26: Fantasma
Capítulo 27: Verdad
Capítulo 28: Ángel
Capítulo 29: Semanas
Capítulo 30: Tabú
Capítulo 31: Sangre
Capítulo 32: Pulso
Capítulo 33: Marcas
Capítulo 34: Cordialidad
Capítulo 35 (Parte 1): Agua
Capítulo 35 (Parte 2): Agua
Capítulo 36: Varitas
Capítulo 37: Defectos
Capítulo 38: Otra vez
Capítulo 39: Ahogado
Capítulo 40 (Parte 1): Lucha
Capítulo 40 (Parte 2): Lucha
Capítulo 41: Snape
Capítulo 42 (Parte 1): Resplandor
Capítulo 42 (Parte 2): Resplandor
Capítulo 43: Inerte
Capítulo 44: Moribundos
Capítulo 45: Harry
Capítulo 46: Piedad
Capítulo 47: Poder
Capítulo 48: Después
Capítulo 49: Epílogo
Agradecimiento

Capítulo 15: Cristal

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De Palowinki

Los últimos días de noviembre fueron brumosos y amargos, y diciembre se coló antes de ella se diera cuenta.

Las noches era del tipo que te hacían anhelar la compañía; frías e inquietantemente silenciosas mientras la naturaleza moría por la escarcha. El viento se había esfumado, y por eso estaba agradecida, pero oh dios, el silencio era aterrador.

Estaba haciendo todo lo posible por mantenerse ocupada, pasando menos tiempo en su cuarto, y revoloteando entre paseos a la biblioteca y organizando el baile con Michael y los prefectos. El dormitorio se había vuelto sofocante tras su pelea con Draco, y no se atrevió a pasar más de unos pocos momentos en su presencia. A pesar del hecho de que su tormentoso altercado había pasado hace ya dos semanas, todavía se sentía incómoda. Cualquier tiempo más allá del necesario, y su cuerpo empezaba a reaccionar; el calor se arrastraba a sus mejillas y sentía duendecillos en el estómago.

Draco, por otro lado, parecía buscarla siempre que podía, emergiendo aleatoriamente de su habitación cuando ella estaba en la cocina o en la sala de estar. En la última quincena, se habían encontrado en el camino no menos de diez veces, y todo debido a sus esfuerzos, para confusión de ella. Ella siempre salía rápidamente e intentaba evitar sus ojos, temiendo que la arrastraran, pero había cedido y los había captado una o dos veces. Su respiración se entrecortaba y se le secaba la boca, pero siempre se las ingeniaba para mantener su expresión indiferente mientras se metía en su habitación, con su mirada siempre perforándole la espalda.

En los días transcurridos tras su beso terminado en pelea, Draco parecía haberse deteriorado; sus rasgos se habían vuelto desgastados y derrotados. A ella le apetecía interactuar con él, aunque sólo fuera para ahuyentar parte del dolor grabado en su rostro, pero estaba decidida a mantener una distancia sana con él. Ella aún le cocinaba las comidas, por supuesto, pero ese fue el alcance de todas sus actividades relacionadas con Malfoy, aunque ansiara hacer más.

A pesar de poner sus mejores esfuerzo en que no, aún se preocupaba.

Pero las distracciones eran muchas con Michael requiriendo su ayuda para el baile y los arreglos de final de trimestre, y Ginny había conseguido satisfactoriamente convencerla para ir de compras de vestidos. A los estudiantes se les había dado hoy, domingo, para que fueran a visitar Hogsmeade para comprar sus trajes de gala; y Hermione había esperado que la atmósfera festiva del pueblo animaría su modo.

Siempre había adorado la navidad, pero la alegría parecía forzada e incómoda este año, y era muy consciente de que no la pasaría con Harry y Ron o su familia. Los riesgos eran demasiado altos. Incluso la nieve, la cual adoraba con el afán de un niño, parecía estar escondiéndose, y ni un sólo copo de nieve había caído este invierno.

Aunque aún había tiempo ...

''¿Qué opinas?'' preguntó Ginny mientras apartaba la cortina del probador. Hermione levantó la cabeza y sintió una auténtica sonrisa tirando de sus labios. Su hermosa amiga había escogido un encantador vestido negro con un elaborado patrón de cuentas en el escote y las costuras, y le quedaba perfecto. ''¿Y bien?'' solicitó entusiasmada, sacudiendo su feroz melena tras el hombro. ''¿Queda bien?''

''Te ves impresionante'' le dijo Hermione afectuosa. ''De verdad, Gin. ¿No te gustó en el espejo?''

''Los espejos están hechizados hasta el culo para que cada vestido parezca que te queda bien'' se burló la joven bruja. ''¿Estás segura que no estás siendo solo educada?''

''No'' sacudió la cabeza. ''Es este, Gin. Te ves maravillosa''.

Ella sonrió y se acomodó la tela. ''Gracias'' dijo. ''¿Es suficientemente bueno como para tomarme algunas fotos para cuando Harry vuelva?''

Si vuelve...

''Definitivamente'' asintió en cambio, decidiendo que empañar el ánimo era innecesario. ''Tartamudearía como un idiota si te viera en ese vestido, aunque estoy segura que Neville hará lo mismo''.

''No'' se rió Ginny. ''Los ojos de cachorrito de Neville se han estado dirigiendo hacia Hannah Abbot recientemente''.

''¿De verdad? Entonces, ¿por qué no le pidió ir a ella?''

''Ya sabes lo tímido que se pone'' dijo cariñosamente. ''Además, me metí ahí antes de que él tuviera la oportunidad siquiera de preguntarle a alguien. Quería una cita en la que confiara; algo que tú deberías haber hecho, Hermione''.

''Michael es bastante inocente...''

''Le gustas mucho'' la interrumpió Ginny en un tono desaprobador. ''Sé que él y Ron no eran muy cercanos, pero aun así; debería saber bien...''

''Ron y yo nunca fuimos nada oficial'' le recordó a la pelirroja. ''Y Michael es solo un amigo, Ginny...''

''Bueno si intenta algo, estará cagando babosas durante una semana''.

Hermione no pudo evitar reírse, y se sintió bien. ''Tu hermano es aficionado a los hechizos de babosas también''.

''¿Incluso después de que le saliera el tiro por la culata?'' sonrió Ginny, alzando una ceja divertida. ''Vale, pues ya está resuelto mi vestido. ¿Cuál te gusta a ti?''

''Tengo vestidos''

''Pero debes comprarte uno nuevo'' insistió, señalando a la variedad de vestidos en Gladrags Wizardwear. ''Ese azul marino te quedaría bien''.

''No veo el punto en comprarme un vestido para un baile al que ni siquiera quiero ir'' argumentó Hermione, aunque el vestido llamó su atención por un momento. ''Y no es como si quisiera impresionar a mi cita...''

''No lo hagas por él, hazlo por ti misma'' dijo Ginny mientas se iba para arrancar el vestido de la barra. ''Este color es encantador, y no tiene nada de esas cosas con adornos que odias''.

Hermione dudó y llevó el dedo al vestido de gasa; simple comparado con los otros vestidos que decoraban la tienda, pero siempre había seguido el principio de menos es más. ''Es muy bonito'' murmuró pensativa. ''Pero yo ya...''

''Pruébatelo''.

-----

La delegada se dirigía de vuelta a su cuarto con algunos regalos de navidad y su nuevo vestido en la mano. El incorregible y convincente carácter de Ginny fue el culpable, y Hermione admitió que se sentía un poco más relajada tras algunas comprar y una cerveza de mantequilla en el recién decorado pub, pero se disipó cuando llegó a la puerta principal.

Dando un profundo suspiro, como siempre hacía, empujó para abrir y se maldijo a sí misma de nuevo por olvidarse su bolso hechizado mientras forcejeaba con sus compras. Su plan de hacer una entrada en silencio y rápida ya no tenía remedio cuando se tropezó, y algunas de las bolsas salieron disparadas por el suelo.

''Joder'' murmuró, arrodillándose para recogerlas.

Agarró lo último justo antes de escuchar la puerta de Draco abrirse, y mantuvo los ojos abajo mientras el se adentraba en la sala de estar. El aire de la sala instantáneamente cambió haciéndose más pesado, y se tragó algunos nervios mientras se ponía en pie y enderezaba sus hombros.

''¿Para qué es eso?'' preguntó críticamente, señalizando hacia su vestido en la funda transparente.

Él estaba bloqueando su camino parcialmente, y la respuesta salió de su boca antes de que pudiera pararla. ''Baile de navidad'' masculló rápidamente, maniobrando torpemente alrededor de los sofás, pero él se movió hacia su camino de nuevo; con los ojos persistiendo en su vestido. ''Quítate de mi camino, por favor...''

''Has estado evitándome'' la acusó con la voz rasgada. ''¿Por qué?''

Hermione evitó su mirada. ''Sabes por qué, Draco'' soltó. ''Muévete de mi camino''

''¿Exactamente por cuánto tiempo pretendes mantener este trato de silencio?'' continuó irritante. ''Está empezando a molestarme''.

''No te lo pediré de nuevo'' dijo entre labios tensos, rebuscando torpemente la varita en su bolsillo. ''Apártate de mi camino, o lo haré yo''.

La miró con ojos conflictivos, mordiéndose el interior de la boca con irritación, antes de dar un paso a un lado con respiración resignada. Sus puños cerrados temblaban en sus costados mientras ella pasaba rozándole, y ella intentaba ignorar desesperadamente la brisa de su reconfortante esencia. El aliento de él le acarició la oreja, pero consiguió reprimir el escalofrío que amenazaba con traicionar su debilidad.

''Hemos discutido antes, Granger'' dijo antes de que ella pudiera alcanzar la puerta, con la voz casi abatida. ''¿Por qué estás tan... afectada esta vez?''

Ella frenó en seco sus pasos y sintió la ira llenarle el pecho. ''Me pediste que te dejara sólo'' respondió fríamente. ''Y eso es lo que estoy haciendo''

''Pero yo...''

''Quien mala cama se hace'' le dijo firmemente, determinada a no dejarle llevar esto a una discusión. ''En ella yace''

Tanteando con su varita, lanzó un Muffliato para susurrar su recientemente cambiada contraseña; Crookshanks. Dudaba que Draco supiera el nombre de su amada mascota, y sabía que ahora tenía que ser cuidadosa cuando se metiera en su habitación. Creyó oírle susurrar algo mientras se metía dentro, pero se negó a pensar en ello.

''Espera'' murmuró Draco, pero ella cerró la puerta de un portazo de todas formas.

Recordó esa frase caprichosa que su madre había usado cuando había empezado a asistir a Hogwarts y él negaba que echaría de menos la mansión; no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Tras una quincena con solo un puñado de frases intercambiadas, estaba empezando a arrepentirse de la manera en la que había manejado su tempestuoso enfrentamiento, y aparentemente ella era tajante en ni siquiera mirarle. Estaba empezando a erosionar su determinación de pretender que no le molestaba, pero la verdad – que le dolía en el orgullo – era que suspiraba por algo proveniente de ella.

Una pelea apasionada, una discusión educada... un beso.

Lo que fuera.

-----

El miércoles iba al ritmo de un perezoso cojo.

Las clases de Hermione habían pasado zumbando, y había pasado el resto de la tarde ayudando a terminar las decoraciones para el Gran comedor. Había conseguido desprenderse de los excesivamente entusiastas prefectos y ganar unas cuantas horas en la biblioteca, pero su investigación de los Horrocruxes había sido frustrantemente improductiva. Era alrededor de las diez de la noche cuando decidió hacer caso a sus párpados pesados y volver a su dormitorio, esperando que Draco no estuviera merodeando por la sala de estar.

Se las arregló para colarse dentro sin hacer ruido y coger un vaso de agua, pero un golpe en la puerta principal la sorprendió. El cristal se rompió cayendo a sus pies y maldijo en voz baja, lanzando una mirada cautelosa hacia la puerta de Draco.

''¿Todo bien por ahí, Hermione?'' dijo la voz de Michael desde fuera, y ella puso los ojos en blanco. ''¿He escuchado...''

''Estoy bien'' dijo a duras penas. ''¿Qué quieres, Michael?''

''Sólo unas palabras rápidas''

''Justo me voy a la cama'' le dijo, esquivando los fragmentos con cuidado. ''Podemos discutirlo mañana...''

''No tardaré ni un momento'' insistió. ''Vamos, Hermione, son solo las diez''.

La bruja exhaló y se masajeó a frente, girándose para dar a la puerta de Draco una mirada escéptica. Seguramente él sabía bien que no debía dejarse ver cuando tenía visita, pero era impredecible la mayor parte del tiempo. Decidiendo que era mejor deshacerse de Michael lo más rápido posible, transfiguró su ropa en pijama y se quitó los zapatos, dejando su bolso y varita en la cocina antes de abrir la puerta.

''¿Puedo pasar?'' preguntó el delegado una vez que ella la abrió una rendija.

''No ahora mismo'' sacudió la cabeza, demasiado cansada para inventar una excusa. ''¿Qué necesitas?''

''Bueno, me estaba preguntando, ¿qué planes hay para el viernes?''

''Ya sabes los que son'' frunció el ceño. ''Te envié todos los detalles''.

''Me refiero a nosotros'' aclaró, frotándose la nuca. ''¿Te recojo aquí? ¿O tu...''

''Oh, eso'' murmuró, intentando permanecer paciente. No era su culpa que ella haya estado bastante exasperada últimamente. ''No, está bien, Michael. Hemos quedado todos en vernos fuera del Gran comedor, así que nosotros haremos eso''.

''Vale'' asintió, apenas ocultando su decepción. ''¿Estás segura que no quieres que te recoja antes?''

''No, vamos a ir apresurados ya, así que será más fácil que quedemos allí'' explicó, pretendiendo reprimir un bostezo. ''¿Hay algo más? Estoy hecha polvo''.

''Um, no'' se encogió de hombros en señal de derrota. ''Eso era todo. Te veo mañana entonces.''

''Buenas noches'' ofreció Hermione, cerrando rápidamente la puerta y escuchando los pasos de Michael alejarse por el pasillo. Se le paró la respiración cuando sintió ese familiar cosquilleo por sus hombros y espalda, y sabía que su compañero Slytherin estaba detrás de ella. ''¿A qué estas jugando?'' le preguntó, girándose y cometiendo el error de captar sus ojos. ''¿Estás intentando que te pillen?''

Las pálidas facciones de Draco se arrugaron en un ceño doloroso que la hizo vacilar. Parecía... traicionado. ''Dijiste que no había nada entre tú y Corner'' gruñó sombrío, y su peño se contrajo.

Hermione hizo por moverse hacia delante, pero él predeciblemente le obstruyó la ruta hacia si habitación. ''No lo hay'' murmuró dubitativa. ''Muévete, Draco...''

''Claramente hay suficiente para que vayas al baile con él'' continuó con la voz ronca, lentamente andando hacia ella. ''No te tenía por una mentirosa, Granger''

''No estoy mintiendo'' alegó, encogiéndose cuando recordó que se había dejado la varita en la encimera de la cocina. ''Déjame irme a mi habitación''.

''Le gustas, Granger'' le dijo. ''Puedo verlo...''

''Estás siendo ridículo'' le reprendió, desesperada por su tono estoico. ''Apártate de mí...''

''Haz que me mueva'' la desafió. ''No he terminado hablando de ese gilipollas''.

Decidiendo que la situación podría requerir algo de asistencia mágica antes de dejarse absorber demasiado, sus ojos fueron a su varita abandonada, y se abalanzó a por ella. Gritó al resbalarse con el agua que había derramado antes; cayendo fuerte contra el suelo de madera y aplastando la mano contra el cristal roto.

Hermione gimoteó mientras el dolor iba desde su palma hasta la muñeca, y subía por todo el resto de su brazo. Miró hacia abajo y se encogió cuando el pedazo del tamaño de un galeón apuñalando su mano y la sangre caliente derramándose por sus dedos. Se incorporó para apoyarse, y antes de que pudiera darse cuenta, Draco estaba arrodillado a su lado; su rostro calculador y compuesto, pero con un matiz que podría haber sido malinterpretado como preocupación.

''Pásame tu mano'' ordenó firme. ''Necesito sacar el cristal''

''No, está bien'' siseó con dolor. ''Cógeme mi varita''

''No puedo tocar tu varita'' le recordó a la bruja. ''Déjame quitarlo y podrás curarlo cuando te hayas calmado''

''Ayúdame a levantarme''

''Quédate quieta'' le dijo con firmeza. ''Vamos, Granger. Pásame tu mano y lo haré rápido''.

''Ay, ay, ay'' respiraba mientras el gentilmente ahuecaba su muñeca y echaba un vistazo más cerca del daño. Su inesperada ternura y porte la calmó, y su mirada confundida estudió su pensativa y suave expresión antes de que pudiera exhalar en señal de sumisión. ''Vale'' suspiró. ''Estoy lista''.

Hermione ahogó un grito mientras el cogía con los dedos el cristal e intentaba arrancarlo de su carne. ''Duele'' soltó antes de que pudiera pararse, tragándose un quejido. ''Draco...''

''Está bien'' la silenció, dando un último tirón al pedazo que lo soltó. ''Ya está, terminado''.

Draco vio el alivio recorrer sus rasgos color miel y sintió una punzada en el pecho. Su sangre estaba esparcida por sus dedos y metida entre sus uñas, y mientras que era consciente de que debería haberle repugnado, no lo hizo. Su pulgar distraídamente formaba círculos invisible sobre su pulso mientras ella respiraba profundo para ayudar a que el escozor de la palma de su mano se calmara. La inevitable tenso silencio se interpuso entre ellos, y él la miró expectante, esperando a que ella dijera algo.

''Accio varita'' susurró, desviando su atención de él.

Draco soltó su muñeca de mala gana mientras ella empezaba a reparar el desastroso corte, pero permaneció agachado a su lado. Granger no le había permitido acercarse ni un centímetro a ella, y tomó ventaja de la oportunidad para saborear la proximidad antes de que ella volviera a su plan de evitarle. Humedeció sus labios con un movimiento serpentín de su lengua y se obligó a ser paciente, mirándole con ojos medidores y dándose cuenta que tendría que ser táctico si quería que esto terminara bien.

''Podría haberlo hecho sin ti'' le dijo firme, aparentemente satisfecha con sus hechizos sanadores.

''Tal vez'' le concedió con la frente baja. ''Yo he...''

''Esto no cambia nada'' soltó apresurada, inclinándose hacia el otro lado y lanzándole una mirada de advertencia. ''Todavía estoy cabreada contigo''

''¿Es por eso por lo que vas al baile con el jodido Corner?'' gruñó, con los celos abundando en su tono, para su disgusto. ''¿Para probar algo?''

''¡No tengo nada que probarte!'' le devolvió, levantándose y dirigiéndose directa a su habitación. ''Tu dejaste tu opinión sobre mí clara''.

''¡No huyas de mí, Granger!'' gritó tras ella. ''¿Por qué esta vez es tan jodidamente diferente?''

''¡Sabes por qué!'' chilló; con las mejillas sonrosadas color cereza y los ojos empezando a humedecerse. ''¡Estoy cansada de que me apartes a un lado y me jodas la cabeza! He hecho evidente lo que siento por ti y tu...''

''¿Lo que sientes por mí?'' repitió, con el corazón martilleándole bajo las costillas. ''¿Qué estas...''

''Ya no importa más'' intervino apresuradamente, regañándose por dejar que eso se le escapara. ''No quisiste nada mí, así que esto es lo que tienes''.

''¡Granger, espera!'' soltó, pero la única respuesta que obtuvo fue el golpe seco de la puerta. ''¡Por el amor de dios!'' siseó en el espacio vacío, de camino hacia el baño para limpiarse la sangre que manchaba sus dedos.

No se molestó esta vez en examinarla en busca de indicio de fango; sabía que era así.

Se encorvó sobre el lavabo y abrió el grifo, mirando el líquido rojo sedoso arremolinarse alrededor del lavabo hasta que se desvaneció en un pálido rosa. Apretando los dientes y presionando la porcelana, se sujetó cuando un doloroso latido se apoderó de su pecho. Esta separación que ella estaba forzando lo estaba agotando, y tras dos semanas, estaba empezando a olvidar como la sentía; cómo sabía.

Siendo realistas no podía culparla a ella por actuar como lo hacía, pero la perspectiva de ella rindiéndose en lo que fuera que hubiera entre ellos le hacía sentirse físicamente enfermo. Había estado bien juguetear con sus emociones, pero conocía su comportamiento terco lo suficientemente bien para reconocer que esta vez era distinta.

La había empujado demasiado lejos, y estaba pagando el precio.

Le dolía reconocerlo, pero la deseaba, y la intensidad y crudeza de ello se sobrepuso a la voz en su cabeza que le decía que estaba equivocado. Podía sentir la necesidad de actuar en su deseo por ella fraguando dentro de sus entrañas, y era muy consciente de que algo pasaría pronto.

Empezaba a estar inquieto.

-----

Hermione se encogió de hombros ante su reflejo y aplicó una última capa de bálsamo sobre sus labios.

El vestido azul medianoche parecía desperdiciado cuando ella no sentía ni una pizca de expectación por el baile, pero había experimentado con algo de maquillaje ligero para pasar el tiempo. Ginny le había dado un spray para calmar sus rizos, similar al producto que había usado para el baile del torneo, pero había dejado sus rizos sueltos esta vez. No tenía ninguna duda que en cualquier otra noche, se habría sentido bastante elegante y emocionada, pero no podía desplazar la nube melancólica que había nublado su cerebro desde el miércoles.

El comportamiento considerado y plácido de Draco cuando se hirió la mano la había desconcertado. Podría haber abandonado tan fácilmente su voto de alejarse de él en ese momento, pero había permanecido lógica. Un flashback de sus palabras 'polvo conveniente' la habían vuelto sensata, pero desde entonces había reflexionado sobre la delicadeza con la que la trataba. La había tratado como un frágil cristal, y se había quedado fascinada por inusual naturaleza considerada. Quizá la distancia estaba teniendo algún efecto en él...

Sacudió la cabeza para desterrar los pensamientos melancólicos, y decidió que atrasado suficiente el bajar al Gran comedor. Dejó caer su varita en el bolso hechizado y dejó su habitación, congelándose en el marco cuando avistó la solitaria figura en uno de los sofás.

La cabeza de Draco estaba agachada y sus hombros desplomados en derrota mientras tamborileaba distraído sus dedos contra su rodilla. Ella de repente fue consciente de su apariencia, a pesar de su anterior indiferencia, y recorrió sus manos por la suave tela mientras su estómago daba un salto nervioso. Él debió oír el susurro silencioso de su vestido, ya que su cabeza se levantó de golpe y sus ojos cielo invernal se abrieron de par en par y comenzaron a absorberla; el calor se apoderó de sus mejillas mientras él la estudiaba con desinhibido interés.

Draco sintió el pulso acelerarse mientras la absorbía, y su plan de jugar a esta situación con destreza y docilidad fue rápidamente descartado. Era simplemente demasiado apetecible para que él permaneciera prudente, y no podía dejarla ir sabiendo que estaría en presencia de ese bastardo Ravenclaw; con intenciones inocentes o no.

''¿Qué estás haciendo aquí?'' preguntó, cortando su trance. ''Yo...''

''No vayas con él'' soltó, y la verdad no le importaba si sonaba patético. ''No vayas con él, Granger''.

Hermione apretó los labios. ''No tienes nada que decir en esto''.

''Sí que tengo'' argumentó, levantándose de su asiento. ''Quédate aquí''.

''¿Por qué debería?''

''¡POR QUE NO PUEDO SOPORTARLO!'' gritó; cada músculo de su cuerpo agarrotándose. ''¡No puedo... no puedo hacerlo! ¡No me pidas que lo haga de nuevo!''

''¡No te estoy pidiendo nada!'' contrarrestó, esperando que la emoción no fuera demasiado fuerte en su voz. ''¡Michael es sólo un amigo! E incluso aunque no lo fuera, esto no tiene nada que ver contigo''.

''¡Entonces haz que sea algo que tenga que ver conmigo!'' gritó, marchando hacia ella. ''Haz que sea de mi incumbencia''.

''No te me acerques'' le advirtió, pero fue débil. ''Por favor, Draco''.

''Quédate'' pidió de nuevo, moviéndose lo suficientemente cerca para que su aliento le pusiera los pelos de punta en la clavícula. ''Quédate'' repitió, más suave esta vez. Ella cerró los ojos y él intentó inclinarse y besarla, convencido de que había ganado esta lucha, pero ella desesperadamente lo apartó antes de que él pudiera llegar a su boca. ''Granger...''

''¡No!'' protestó Hermione, sacudiendo la cabeza. ''¡Te he dado muchas oportunidades, Draco! ¡Y siempre haces lo mismo! ¡Puedo lidiar con los comentarios de sangre sucia, pero no te dejare enredar con mi corazón! ¡Me haces daño!''

La ola de culpa que le golpeó fue demoledora. ''No te haré...''

''¡Sí lo harás!'' chilló, apuntándole con un dedo tembloroso. ''No soy para que me uses y luego me tires a la basura''.

Intentó acercarse a ella de nuevo pero ella le esquivó antes de que la alcanzara. ''Granger...''

''¡Dime que no soy un polvo conveniente!'' escupió las palabras como si le ardiera la lengua. ''¡DILO!''

El se estremeció pero la miró fijamente a los ojos. ''Eres cualquier cosa menos conveniente, Granger'' le dijo honestamente. ''Pero sé que quieres que... que te toque...''

''Para'' murmuró sin aliento, apartando una lágrima reveladora. ''Es suficiente''

''Sé que tú también quieres tocarme'' continuó Draco audazmente, dando un paso hacia su espacio de nuevo y agarrando sus hombros. ''Tú me dijiste...''

''Sé lo que dije'' le silenció, sin hacer ningún esfuerzo válido para quitarse de su agarre esta vez. ''Pero tu dijiste...''

''A la mierda lo que dije'' gruñó con voz ronca, ladeando la cabeza. ''Si me dices que no te bese, no lo haré''.

Los límites de la paciencia eran juzgados por milisegundos mientras sus ojos se dirigían a su cara. Parecía petrificada, pero algo parecido a la aceptación adornaba sus rasgos cuando pasaba el tercer segundo, y él decidió que había esperando veinte largos días para malgastar otro momento.

Draco la besó con fuerza; incapaz de retenerse y listo para ahogarse en ella si ella le dejaba. Hermione respondió casi inmediatamente, abriendo los labios para que así el pudiera lamer y succionar con una maravillosa facilidad. Él podía sentir sus nerviosos latidos contra su pecho mientras ella se aferraba a su cara; sus uñas dibujaban patrones provocativos en sus orejas y cuello. Agarrando sus caderas con fuerza, la embistió contra la pared más cercana y sintió su gemido vibrar al final de su boca. Se deslizó por su espina dorsal y despertó esa peligrosa sacudida entre sus caderas, y la besó con más fuerza.

Dulces, húmedos sonidos mezclados entre sí a medida que ellos se volvían más frenéticos, y Draco tiró con los dientes de su labio inferior, y bajo su barbilla para acabar en su garganta. El pulso de ella volvió a retumbar contra su lengua mientras sus fantasiosos suspiros se desvanecían por su coronilla y él mordisqueó con avidez en su piel.

Le guste o no, esta tensión y necesitad había estado rebosando dentro de él durante semanas, y no pudo evitar deslizar la palma de su mano por su estómago, y después más abajo. Sabía que se estaba acelerando, pero tras incontables mañanas de fantasías inspiradas en las duchas, no pudo evitar deslizar la mano entre sus muslos.

''Para'' jadeó Hermione, clavándole las uñas en sus hombros. ''Necesito irme''

''No'' gruñó contra su piel. ''Granger...''

''Es demasiado rápido'' insistió, y él la soltó de mala gana. ''Tengo que ir al baile''.

''¡No!'' dijo el con más fuerza, intentando que ella lo mirara a sus ojos brumosos. ''Sé que quieres esto''

''Necesito pensar'' murmuró, moviéndose para apartarse de él y dirigiéndose hacia la puerta. ''Podrías... podrías estar haciendo todo esto solo para...''

''¡No lo hago!'' argumentó, sintiendo la ira levantarse en su voz. ''¡No te atrevas a abandonar esto, Granger!''

''N-no... puedo'' tartamudeó, tropezando para salir de la sala.

En el otro lado de la puerta, Hermione se tomó un largo minuto para retomar la compostura y arreglar su apariencia despeinada con algo de ayuda de su varita. La lagrimas calientes tras sus ojos mientras su pecho continuaba tirando, y su cuerpo no dejó de temblar.

Oh dios, Oh dios, Oh dios...

Se puso en marcha hacia el Gran comedor con las piernas temblorosas, usando las paredes para ayudarse a moverse por los pasillos. Iba tarde, y podía escuchar la música retumbar contra la acústica antigua del castillo según se acercaba al baile. El ritmo parecía animar el sensible latido bajo su estómago, e intentó ignorar el aún persistente cosquilleo entre sus piernas. Ahora podía escuchar las voces de los estudiantes, y rápidamente escudriñó sus rasgos en una calmada fachada para ocultar su conmoción y angustia.

''¡Hermione!'' la llamó la voz de Michael, e intentó no estremecerse mientras él llegaba hasta su vista. ''Aquí estas, estaba preocupado por que te hubiera pasado algo. Te ves increíble''

Se aproximó hacia ella ansioso e intentó besar su mejilla, pero ella consiguió evitar el incómodo gesto. ''Gracias'' asintió educadamente. ''¿Dónde están Ginny y los demás?''

''Están ya dentro'' explicó, ''¿Estás lista para entrar?''

''Um... seguro'' murmuró, permitiéndole guiarla hasta las puertas.

Se pararon justo fuera de la elaborada habitación, y Hermione escaneó toda las decoraciones y arreglos que ella había pasado semanas organizando. Lo había mantenido similar al escarchado baile del torneo pero había añadido algunos pequeños extras, incluyendo nieve falsa que caía del techo, y esculturas de nieve que danzaban mezclándose con los estudiantes. Una rápida mirada alrededor de las caras familiares le confirmó que todo el mundo se estaba divirtiendo, pero la atmósfera alegre, que tanto ansiaba desde principio del curso, no hizo nada por suavizar su temperamento.

Todo en lo que podía pensar era en las huellas de los labios y dedos de Draco, todavía zumbando en sus poros y mandando electricidad estática por su piel. Sí, había estado nerviosa sobre a donde la situación se había estado dirigiendo, pero había huido porque se había convencido de que sus acciones eran egoístas e impulsadas por la lujuria, pero ahora ella tenía sus dudas. Su comportamiento esta noche y el miércoles habían sido diferentes y aparentemente verdaderos, pero podría fácilmente estar engañándose a sí misma o el podría ser un actor brillante.

Pero, ¿y si...

¿Y si esto había sido algo más, algo real? ¿Y si ella se había apresurado a escapar? Godric, necesitaba saber...

''Lo siento, Michael'' murmuró rápidamente, dando un paso alejándose de él. ''No puedo hacer esto''.

''¿Qué?'' preguntó, dándole una larga mirada confundido. ''¿De qué estás hablando?''

''Lo siento'' repitió.

Sin esperar por una respuesta, se giró sobre sus talones, y rompió en una carrera impulsada por la adrenalina que la guio de vuelta al dormitorio. De vuelta a él. 

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