Mi Telequinesis © [En Edición]

بواسطة danissanne

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Tras los conflictos de una familia rota se encuentra Emily, una chica de dieciocho años con un ligero Don, a... المزيد

Mi Telequinesis ©
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 - Extra ♥
Capítulo 27
Capítulo 28
Información
Capítulo 29 - Extra ♥
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 - Extra ♥
Capítulo 33 - Extra ♥
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 - Extra ♥
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Agradecimientos y Datos Curiosos
Información
Capítulo Extra - 51
Noticias Nuevas

Capítulo 11

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بواسطة danissanne

Escucho un fuerte ruido, despierto asustada y desorientada. Abro los ojos somnolienta. La Doctora está parada en el marco de la puerta con dos enfermeros tras ella.

El sol de la mañana entra por la ventana y se refleja en el suelo de la habitación.

-¿Cómo te atreves Winnie? -exclama la mujer.

Winnie se levanta y la Doctora la mira perpleja.

-¿De qué habla? -pregunta confundida.

Mete su mano en uno de sus bolsillos y saca un papel. Es uno de los paquetes de galletas que Winnie me estuvo dejando en la caja.

Me mira asustada. Me levanto de mi cama aún con pocas fuerzas, me limpio los ojos con la manga de mi camiseta.

-¡Revísenlo todo! -les ordena a los enfermeros, comienzan a buscar por todos lados, rompiendo lo que encuentran a su paso.

-¡No! -grita Winnie. -¿Qué están haciendo?

-¡Hey Doctora! -la llama uno de los enfermeros -¡Aquí! -apunta un cajón. El hombre lo saca y tira todos los paquetes de galletas al suelo.

La Doctora levanta una ceja. -¡Eres una cerda Winnifred! -exclama.

Desordenan toda la habitación, tiran todo al suelo, la ropa, las lámparas y las sábanas.

Antes que terminen, la Doctora apunta una pequeña caja de zapatos que Winnie oculta bajo su cama.

-¡Eso también! -les ordena.

Winnie se interpone en su camino. -¡No, por favor! ¡Mis pinturas no!

Los enfermeros pasan por encima y lanzan la caja al suelo, rompiendo las pinturas. Todo queda manchado.

Winnie comienza a llorar.

-¡Y eso también! -apunta el cuaderno de dibujos de Winnie. La Doctora se acerca hasta él, pero me interpongo antes.

-Es solo un cuaderno, no es necesario que lo rompa.

La mujer me mira fijamente y hace algo que no me esperaba. Levanta su mano y me abofetea, caigo tumbada al suelo.

-¡Tú no te metas! ¡Esto es por tu culpa y ella pagará las consecuencias!

No tengo fuerzas como para responderle ni mucho menos para desquitarme. El cansancio y debilitamiento de los días anteriores juega en mi contra.

-¡No! -grita Winnie cuando la Doctora toma su cuaderno. -¡Por favor eso no!

Arranca las páginas, las tira al suelo y las pisotea. Luego toma el cuadro que está detrás de mi cama y lo rompe.

-¡Eso te pasa por desobedecer!

Winnie cae al suelo llorando. Los enfermeros se retiran y se llevan todas las galletas del cajón de Winnie. La Doctora cierra la puerta con un portazo. Escucho murmullos del pasillo, seguro que el escándalo despertó a las demás.

-Winnie -me acerco a ella -perdóname, lo lamento tanto.

-No es tu culpa.

La habitación quedó hecha un desastre. Winnie recoge su cuaderno roto, mientras caen lágrimas por sus mejillas. Quiero hacer algo, pero no sé qué. La han lastimado en donde más le duele, sus dibujos, su arte, lo que a ella le gusta.

Me toco la mejilla, aun me duele el bofetón que me dio la Doctora. Esto fue venganza, yo la lastime a ella y ahora ella me lastima a mí y no cabe duda que esto es solo el comienzo.

Nos toma un buen rato o mejor dicho me toma un buen rato ordenar y dejar la habitación como estaba, ya que Winnie intenta restaurar su cuaderno. Sería mucho más fácil mover todos los objetos con mi mano y dejarlos ordenados en tan solo segundos, pero no puedo permitir exponerme.

-¿Pudiste restaurarlo? -le pregunto mientras ordeno los cajones de la ropa.

-Algo así -ha reunido todas las hojas en un pequeño montón arriba de su cama.

-Tal vez si intentamos pegarlas o unirlas nuevamente al cuaderno...

-No, ya no importa -dice tirando el cuaderno a la cama.

-Pero...

-No importa Emi -me queda mirando.

-Lo lamento mucho Winnie.

Intenta sonreír, pero hace una mueca, nos quedamos unos segundos así en medio del silencio.

-Será mejor que vayamos por nuestro desayuno -dice suspirando.

Termino de ordenar y salimos de la habitación.

Me siento culpable de todo lo que ha pasado, aunque de algo estoy segura, yo no comencé esta guerra.

Caminamos hasta el comedor y vamos en busca de nuestra bandeja.

-Hola Winnie -la saluda la cocinera.

-Hola tía -le sonríe.

La observa unos segundos -¿estas bien sobrina? tienes los ojos rojos.

-Eh... me entro una basura esta mañana, no es nada.

La mujer no parece convencida.

Saca una bandeja de un apartado y se la entrega.

Winnie queda mirando la bandeja perpleja.

-Pero, esto...

-Lo siento pequeña, pero me lo ordenaron de allá arriba -responde la mujer -supongo que, que te hayan quitado la comida es la razón por la que has estado llorando. Soy tu tía Winnie, sé cuando estás triste.

Le echo una ojeada a su bandeja. Es un vaso de leche y dos rodajas de pan, nada más.

La recibe y se sienta apartada de las demás.

Miro el comedor, y veo a las dos chicas que nos agredieron el otro día. También se encuentra Cassey, alzo la vista hasta ver a Patty, pero extrañamente no está en su puesto y come desesperadamente como si no lo hubiese hecho en días.

-¡Siguiente!

-¿Eh?

-¡Niña muévete! -la cocinera me espera con la bandeja.

Me dan lo mismo que a Winnie.

La Doctora nos debe haber quitado beneficios, incluido darnos más comida. Camino por el comedor y me siento frente a Winnie.

-Esto es un asco -suelta luego de beber leche.

-Lo sé -tomo una rebanada de pan duro y comienzo a masticarlo. Será un milagro si no me rompo un diente. Winnie tiene razón, esto literalmente es un asco.

Desayunamos en silencio hasta que Winnie alza la voz.

-Emi, ¿Crees que esto vaya a empeorar?

-Sé que te sentirías más tranquila si te dijera que no, pero... creo que si.

-No pensé que esto nos causaría tantos problemas.

-No han sido tus problemas Winnie, todo lo que ha ocurrido ha sido por mí.

-No me siento mal de haberte ayudado.

-Pero yo si. No involucró a personas en mi vida para que ellas no salgan lastimadas y justamente eso es lo que ha ocurrido. No pienso seguir involucrándote más -me levanto y tomo mi bandeja.

-¿Adónde vas?

-Debo hablar con la Doctora en este momento.

-¿Qué? ¿Porqué?

Comienzo a caminar, entrego mi bandeja y salgo del comedor. Llego a la recepción de Lilly.

-¿Emily? -alza una ceja cuando me ve apoyada en el mostrador.

-Debo hablar con la Doctora, ¿sabes si se encuentra?

-Eso se lo debes preguntar a su secretaria.

Me doy cuenta que Lilly no debe tener idea de lo que sucedió en la oficina de la Doctora el otro día, de otro modo no me mandaría ahí con tanta seguridad.

-Gracias Lilly.

Me mira confundida, lo sé, no soy de las personas que agradece, pero esta palabra vale mucho ahora, ella me consoló cuando lo necesite.

Toco tres veces antes que alguien me abra, es la secretaria de la Doctora.

Abre los ojos como si estuviera viendo a un fantasma.

-¿Qué haces tú aquí?

-¿No me dejaras entrar? -levanto una ceja.

-Si vuelves a hacerme daño, te juro que....

-No lo haré.

La chica duda unos segundos y luego abre la puerta para dejarme entrar. Veo que no está sola. Dos hombres están en la habitación, sus trajes negros los delatan de ser guardias. ¿Qué hacen guardias a los costados de la puerta de la Doctora?

La chica se sienta en su escritorio y teclea en el teléfono. Al rato después corta.

-Entra -me indica cortante e inexpresiva -ella te atenderá.

Me acerco a la puerta y los dos hombres me quedan mirando.

-¡Las manos! -exclama uno de ellos.

-¿Qué? -pregunto confundida.

-¡Tus manos! -repite.

Alzo las manos hacia delante y las pasa hacia atrás de mi espalda.

-¿Que hacen?

El sonido de algo metálico me advierte de lo que intentan hacer.

-¡Quédate quieta!

Toma las esposas y me las coloca en cada muñeca.

-¿Esto es necesario?

Ambos se quedan en silencio. Abren la puerta de la oficina y me empujan.

La Doctora debe haber pedido resguardo, seguramente lo hizo por mí.

Me espera afirmada del escritorio con los brazos cruzados. Me acerco en forma de delincuente o por lo menos esa sensación me da. Debe creer que de esta manera no intentaré hacer nada, como si esto realmente pudiera detenerme.

-¿Qué haces aquí Emily?, te he suspendido tus sesiones hasta nuevo aviso -tenerme esposada le da seguridad, lo noto.

-Vengo a pedirle algo.

-¿A mí?, ¿Estás segura?, creo no ser la persona indicada, ya que hace algunos días me agrediste aquí en mi oficina.

-Es mejor dejar el pasado atrás, ¿no cree? -digo con ironía.

-Me lo dice una criminal.

-No he venido por lo que pasó.

-Y yo pensé que unas disculpas no estarían mal, ¿pero que estoy diciendo? -dice con sarcasmo -no me puedo esperar nada de una huérfana como tú.

Sonrío y muevo mi cabeza hacia ambos lados.

-¿Cree que eso me hiere o me hace sentir mal?, será mejor que busque nuevos insultos, porque esos no funcionan conmigo.

Me mira irritada.

-¡Habla! -exclama -¿A qué has venido? ¿Qué es lo que quieres?

-Ya se lo dije, viene a pedirle algo.

-¿Y qué cosa seria?

-Quiero que me reubique en otra habitación, ya no quiero estar con Winnie.

Alza las cejas, seguramente eso no lo esperaba -¿Porque?

-Es como una garrapata en el trasero, ¿sabe cuántas veces he tenido que contenerme de no hacerle daño? ¡Uff! demasiadas, además parezco su maldita niñera y no necesito un perrito faldero tras de mi todo el día -mentir es fácil, creo que lo llevo haciendo toda mi vida.

Me mira de pies a cabeza.

-Eres igual que tu padre, tan despreciable como el.

Sonrío, aunque por dentro estoy hirviendo de rabia ante esa comparación. Nunca he sido igual a Bill y nunca lo seré -él siempre ha conseguido lo que se propone y yo igual.

-Yo pensé que Winnie no era una molestia para ti, hasta llegué a pensar que eran amigas.

-¿Winnie y yo amigas? -alzo una ceja -yo no soy amiga de nadie.

-Ahora entiendo porque tu padre decidió encerrarte en este lugar -hace una pausa -está bien. Te reubicare en otro lugar.

-Gracias.

-No me agradezcas -dice seria -que tu nueva habitación no será el paraíso que vivías con Winnie, porque personalmente te mandaría a vivir al infierno.

-Pruébelo -le reto. Me dirijo hacia la puerta -por cierto -digo antes de salir -no son necesarias las esposas, si quisiera hacerle daño, se lo haría con o sin ellas, así que no se confié, porque nunca estará segura de mi -pateo la puerta y los dos guardias me sacan de la oficina.

Ya estando afuera me quitan las esposas y camino de vuelta por el corredor.

-¡Emily! -me detiene Lilly fuera de recepción -la Doctora me acaba de llamar, quiere que te reubique de habitación.

-Que rápido vuelan las noticias.

-Así es este lugar, anda acostumbrandote. Ahora, saca todas tus cosas y veme aquí en recepción, te llevare a tu nueva habitación.

Ordeno las pocas cosas que considero mías. Winnie no está, pienso en dejarle una nota, pero es mejor una despedida sin palabras, pues el mensaje no puede ser más explícito.

Tengo que alejarme lo más posible, ya le hice daño a mi hermano, no pienso hacérselo a ella también. Sé que soy prepotente, cruel y testaruda, pero nunca egoísta.

Tomo todas mis cosas y salgo a recepción.

-Sígueme -me indica Lilly caminando por el corredor.

No detenemos delante de la última habitación del corredor, parece una habitación olvidada o de confinamiento.

-Es aquí -dice abriendo la puerta -entra.

Es una habitación para una sola persona, no hay cama solo un colchón, un mueble descascarado que apenas se sostiene y una ventana con barrotes.

-Literalmente esto es un asco -comento.

-Esta habitación está reservada para las chicas más conflictivas.

-Creo que yo califico como conflictiva.

Asiente sin pensarlo. Me deja a solas para que me organice.

Observo el deplorable colchón que tengo por cama. Me apoyo en la pared. Con Winnie no me sentía tan claustrofóbica, ella hace el lugar más agradable, pero ahora sola en una habitación tan pequeña hace que me sienta en prisión.

Escucho pasos por el corredor seguido de unos gritos.

-¡Winnie! -grita Lilly -¡No lo hagas más difícil, fue ella quien lo solicito!

-¡Ya lo sé! -exclama Winnie -¡Solo quiero hablar con ella!

-¡Winnie!

-¡Cierra la boca Lilly y no te metas!

Ese último comentario me saca una sonrisa, no conozco el mal carácter de Winnie y que de repente lo saque, me causa una punzada de culpabilidad. Yo sé que esas palabras se le pegaron de mí.

Winnie entra sin tocar y cierra de un portazo.

-¿Qué haces aquí?

Por su mirada noto que algo anda mal, muy mal.

-¿Perrito faldero?

-No entiendo de qué me hablas.

-No te hagas la tonta Emily. ¿Acaso pensaste que no lo sabría? ¿Qué no me enteraría?

-La Doctora te dijo todo eso ¿cierto?

-No lo dijo ella -me mira enojada -tú lo dijiste, ella me lo mostró, grabó la conversación que ambas tuvieron hace unos minutos.

¡Diablos! Nunca pensé que la Doctora grabará las conversaciones que tenía con sus pacientes y que más encima se las mostrara a otros. Lo hizo a propósito.

-Winnie, lo que dije no es verdad.

-¿Esperas que te crea? -levanta una ceja -¡Te escuche Emily! Escuche todo lo que dijiste sobre mí.

Sé que no me creerá, pero esto lo hice por ella. Entre más alejada estemos, mejor, así ya no se verá involucrada en mis problemas.

-Lo siento -es lo único que se me ocurre decir.

-Guardatelo, no necesito tus disculpas. ¿Sabes?, por un momento pensé que estabas del lado correcto, pero la Doctora tiene razón... estas enferma.

-¿Eso te dijo sobre mí? -alzo una ceja -¿Porque fuiste con ella Winnie?, ¿Porque no hablaste conmigo primero?

-Estaba preocupada. Saliste del comedor diciendo que verías a la Doctora, y por eso fui donde ella, quería saber si todo andaba bien.

-Winnie, sabes que yo no diría esas palabras para lastimarte.

-Pero lo hiciste -toma aire y se da media vuelta -no te me acerques más, porque tu y yo nunca seremos amigas -luego de eso se marcha.

Suspiro frustrada y caigo en la cuenta que Winnie ha sido la única amiga que he tenido, y duro demasiado poco.

Es la hora del almuerzo. Lilly viene a buscarme para ir al comedor, pero me niego, no tengo ganas y mucho menos hambre.

Luego de unos minutos vuelve a insistir.

-¿Qué quieres ahora Lilly?, ya te dije que no pienso ir a almorzar.

-No vengo por eso.

-Si vienes por Winnie, olvídalo, no me interesa hablar de eso.

-Tampoco vengo por lo de Winnie, aunque sé cuál fue la razón por la que decidiste cambiarte de habitación. Se que quieres alejarla para no hacerle daño, pero creo que sabes que es fácil implicar a personas en nuestra vida, pero difícil sacarlas.

-Te recuerdo que no necesito de tus sermones, ¿Me dirás a qué viniste o no?

-Vengo por que la Doctora te ha asignado un beneficio.

-¿Un beneficio? -frunzo el ceño -¿La Doctora?

-Bueno -hace una mueca -para mí no es un beneficio, pero ella lo considera así.

-Dilo ya -me marea que no vaya directa al grano.

-Desde mañana tienes permiso para ir al pabellón de hombres.

Mis ojos se abren ante esa nueva noticia.

-¿Al pabellón de hombres? ¿yo?

Asiente -Iras cuatro horas al día a limpiar las letrinas.

-Espera, ¿Qué? -exclamo alarmada -¡Estás loca Lilly!, no iré a limpiarles la mierda a un montón de idiotas.

-No fue mi decisión, la Doctora lo decidió y tendrás que ir.

-Pues ve a decirle a la Doctora que no me interesa su estúpido beneficio -me cruzo de brazos -no iré.

-Esto no es negociable Emily, tendrás que ir quieras o no. Mañana te acompañarán dos guardias hasta allá.

-Lo está disfrutando ¿cierto?

Lilly me mira confundida. -¿A qué te refieres?

-Me refiero a que a la Doctora le gusta tratar a sus pacientes como si fueran sus malditas mascotas.

-Emily...

-Olvídalo -le corto -esta bien, iré.

Quizás todo esto no sea tan malo después de todo. Puede que me sea más fácil buscar una salida en ese pabellón, donde la Doctora no está vigilando todo el tiempo.

-¡Vaya! -exclama sorprendida -que rápido cambias de opinión. Después de todo te conviene ir, o si no tendrás problemas.

-A mí solo me convienen las cosas cuando obtengo lo que quiero.

-Suenas como un capricho.

-No sueno, lo soy.

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