⊱┊BROKEN TIE 【Given OMEGAVERS...

By UchihaKari94

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⊱┊Uenoyama Ritsuka es un joven doctor especializado en lazos rotos. Sato Mafuyu, su más reciente caso, lo tie... More

❝Introducción❞
Capítulo I. ❝Dr. Uenoyama❞
Capítulo II ❝Tú❞
Capítulo III ❝ Halloween❞
Capítulo IV. ❝ Mi verdad❞
Capítulo V. ❝ Angel of music❞
Capítulo VI. ❝Quiero oírte otra vez❞
Capítulo VII ❝Doctor of the year❞
Capítulo VIII ❝El festival navideño❞
Capítulo IX ❝Noche Buena❞
Capítulo X ❝CELOs❞ 🔞
Capítulo XII ❝ L.E ❞
Capítulo XIII ❝ Planes ❞
Capítulo XIV ❝New Year❞ 🔞
Capítulo XV ❝ Cambios ❞
Capítulo XVI ❝ El malentendido de San Valentín❞🔞
Capítulo XVII ❝ Comienza el juego ❞
Capítulo XVIII ❝Estrategia❞
Capítulo XIX ❝Una verdad incomoda❞🔞
Capítulo XX ❝El plan❞
Capítulo XXI ❝ Consecuencias ❞
Capítulo XXII ❝ Corazón ❞ 🔞
Capítulo XXIII ❝La Gala❞ 🔞
Capítulo XXIV ❝¿Niña o niño?❞ 🔞
Capítulo XXV ❝Enlace❞ 🔞
Capítulo XXVI ❝El Babyshower❞🔞
Capítulo XXVII ❝La fiesta de Akihiko❞
Capítulo XXVIII ❝Esperanza❞
Capítulo XXIX ❝Felicidad❞ 🔞
Capítulo XXX ❝Final❞
NOTAS DE AUTORA : ᕱ ᕱ ❛ ♡
🧡 Nueva historia 🧡

Capítulo XI ❝Decisión❞

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By UchihaKari94

Advertencia: capítulo triste :( 

Respiró profundamente un par de veces hasta que el ritmo de su respiración se estabilizó. Después de la tormenta viene la calma, pero en este caso, después de la calma venía algo mucho peor: la culpa.

Uenoyama solía detestar aquella sensación de vacío que lo invadía cada vez después de masturbarse. No lograba descifrar si se debía a que  después de terminar era que se daba cuenta de lo solo que se sentía o de lo poco satisfactorio que era satisfacerse a si mismo, sin el calor de otro cuerpo. Sin embargo, era una sensación que experimentaba con frecuencia, pues también odiaba la idea de compartir algo tan intimo con cualquier persona, por lo que prefería mil veces masturbarse y sentirse patético después, a acostarse con extraños y sentirse asqueroso -no que tuviera algo de malo, respetaba a quienes disfrutaban del sexo casual, pero él no era una de esas personas-

Hasta hacía unos momentos atrás su cabeza estaba nublada, su cuerpo estaba caliente y la excitación del momento no lo dejó pensar más allá de lo que estaba sucediendo, claro que en el fondo era consciente, pero sus deseos fueron más fuertes y lograron apagar la voz de la razón en su interior.

Oh, pero ahora estaba más lucido que nunca. Ahora, observando el espeso liquido blanco escurrir en sus manos, ahora que había terminado y que su cabeza por fin estaba fría podía ver la gravedad de sus acciones.

Era escoria, no, era peor que la escoria. ¿Qué clase de doctor...? , no ¿Qué clase de persona era? Si el hospital descubría lo que acababa de pasar podría perder su trabajo, pero eso era lo que menos le preocupaba. ¿Su trabajo? ¡Al diablo su trabajo! Lo único que le importaba era Mafuyu. ¿Cómo pudo hacerle eso a Mafuyu? 

Estaba enamorado de Mafuyu hasta la medula. Lo amaba tanto que dolía, pero el amarlo no era una justificación para lo que había hecho. El amar a alguien no te da derecho sobre él. Eso no solo era poco profesional, era egoísta y era un abuso a Mafuyu, quien no estaba en condiciones de experimentar algo así en esos momentos.

Por dios, se sentía asqueroso, como si se hubiese aprovechado de él. ¿Y si había arruinado por completo el enorme progreso que Mafuyu había estado teniendo? Si era así jamás se lo perdonaría. Había visto cuanto luchó Mafuyu por salir adelante, y él se había aprovechado de él en un momento extremadamente delicado. ¿Cómo podría si quiera mirarlo a los ojos?

En otro tipo de situación claro que consideraría confesarse, incluso había planeado invitarlo a salir después de que obtuviera el alta y pasara un tiempo apropiado. Después de cortejarlo adecuadamente, entonces se confesaría...pero ahora lo había arruinado todo, y no había vuelto atrás.

Era más que claro para él que no podría continuar siendo su doctor, no después de lo que pasó. Y tampoco podría confesarse a él, no después de haberse aprovechado de aquella manera. 

Se limpio las manos con una toallita húmeda y con pesadez se limpió las lagrimas que comenzaban a brotar en sus ojos. ¿Pero cómo podría limpiar la culpa que sentía por dentro? no había toallita húmeda en el mundo que pudiera hacer eso. Se dio un par de palmadas -algo más fuertes de lo necesario- en el rostro y trató de poner su mejor cara, comenzaba a tener pensamientos más pesimistas y dramáticos de lo usual, tenía que detenerse. Se aproximó a su escritorio y sacó dos supresores de una de las gavetas. Se aplicó uno a sí mismo, pues no podía arriesgarse a perder el control nuevamente frente a Mafuyu, y tomó el otro para aplicárselo a Mafuyu

Sin perder más tiempo se dirigió a la salida y comenzó a caminar a la habitación de Mafuyu, más asustado que nunca acerca de como enfrentarse a él, pues después de todo no habían podido hablar correctamente. Su teléfono vibró en su pantalón y pensó en ignorarlo, pero una segunda y tercera vibración lo hicieron mirar la pantalla. Era Yayoi..

Sintió una punzada en el pecho y respirar fue doloroso. Claro, no tenía la mejor relación con su padre pero era su padre después de todo, además sabía que aquello le afectaría mucho más a su hermana y eso le preocupa. Yayoi y su padre tenían una relación bastante complicada, algunas personas le pondrían la etiqueta "daddy issues". Su hermana se había desvivido hasta el cansancio para probarse a sí misma digna ante su padre, siempre quiso su reconocimiento y su padre nunca se lo dio por completo. Uenoyama había tenido que consolarla en repetidas ocasiones, cuando el hombre no llegó a su graduación, cuando olvidaba felicitarla en su cumpleaños, cuando menospreciaba sus logros solo por el hecho de ser mujer. Siendo totalmente honesto, era una de las mayores razones por las que resentía a su padre. Iría, pero no por él, si no por ella. No quería dejarla sola en ese difícil momento.

Se detuvo en medio del pasillo y observó el supresor que tenía en la mano. De todos modos probablemente era lo mejor que no viera a Mafuyu, tomando en cuenta la situación. Era mejor no arriesgarse a perder el control nuevamente. Rápidamente buscó a la jefa de enfermeras, pues era en quien más confiaba, le entregó el supresor y le dio instrucciones detalladas de como proceder. La enfermera asintió, tomó el supresor y se dio la media vuelta. Uenoyama la detuvo antes de que pudiera dar un paso.

— Ah...y una cosa más — dijo, y dudó. La enfermera lo observó, esperando a que continuara —No...no es nada, solo dígale que iré a verlo después...y que lo siento

— Claro, doctor

Observó a la mujer hasta que desapareció al doblar en un pasillo. Aquella noche no podía ir peor, o al menos eso era lo que creía.

...

¿Cuánto tiempo había pasado desde que Uenoyama había salido por la puerta? No estaba seguro, pero seguramente no podía ser tanto tiempo como el que había sentido. Sentía que habían pasado horas, a pesar de que probablemente tan solo habían pasado minutos. ¿10? ¿15? Era difícil saber, su percepción del tiempo estaba afectada, así como todos sus demás sentidos. Llevaba más de medio año sin experimentar su celo, y lo sentía más intenso que nunca antes en su vida. Su piel quemaba, TODO quemaba. Su agujero húmedo y necesitado pedía con urgencia ser atendido, quería un alfa dentro de él, pero no cualquier alfa. Quería a Uenoyama.

El simple pensamiento del alfa invadiendo su interior lo hacía enloquecer. Lo deseaba, lo necesitaba. ¿En qué momento pensaba volver? Aquel momento que acababan de compartir no había ayudado a calmarlo, al contrario, lo había excitado más y todo lo que pensaba era en como quería continuar y terminar lo que habían iniciado. Pero no solo era eso, quería verlo, quería hablar con él. Lo había extrañado a morir en los escasos cuatro días que no lo había visto. Tenía tantas preguntas y ninguna respuesta, y Uenoyama se estaba tomando una maldita eternidad en volver...

Su corazón se detuvo al escuchar pasos aproximarse, pero por dentro  supo que no se trataba de él, pues la persona acercándose no tenía ni de cerca el adictivo y masculino aroma a bosque fresco que emanaba el alfa.

— Buenas noches, joven Sato — saludó la mujer mayor. Una enfermera, Uenoyama había enviado una enfermera. Mafuyu sintió una ligera punzada en el pecho — El doctor me ha explicado la situación, me ha indicado que le administre un supresor

Seguramente el rostro de tristeza y decepción en su cara había sido demasiado evidente para aquella mujer, pues le sonrió de manera empática al acercarse e inyectarle aquel medicamento. No hizo ningún movimiento y dejó a la mujer hacer su trabajo. La sensación de la aguja contra su piel se sintió helada, y después un leve ardor le recorrió la piel.

— También me ha pedido que le dijera que lo disculpe, y que vendrá a verlo después — añadió, mientras limpiaba con un algodón la zona que acababa de inyectar

Aquellas palabras iluminaron su rostro, y la enfermera no pudo evitar sonreír.

— Gracias — le agradeció, de corazón

Estaba seguro de que Uenoyama tendría una perfecta explicación. Algo debió suceder, él no se iría simplemente porque sí. Mafuyu confiaba en él.

Después de que la enfermera abandonó la habitación, cerró los ojos, soltó un pesado suspiro y relajó la espalda. El medicamento comenzaba a hacer efecto en su cuerpo, que poco a poco comenzaba a sentirse menos caliente y más relajado. Escuchó unas patitas moverse debajo de la cama y abrió los ojos.

— ¡TAMAAA! — exclamó, mirando al perrito que salía debajo de la cama. Sinceramente había olvidado su existencia durante los últimos minutos — Oh dios mío, había olvidado que estabas aquí — dijo, preocupado — ¿Escuchaste todo? ¡Soy el peor padre del mundo! — se lamentó mientras lo tomaba en sus brazos y le cubría los ojos y las orejas dramáticamente — Olvídalo todo, eres muy joven para ver esas cosas

...

— ¡RITSUKAAAAA! — exclamó Yayoi con lagrimas en los ojos mientras se lanzaba a los brazos de su hermano. Uenoyama la abrazó con fuerza, dejando que se desahogara 

— ¿Qué sucedió? — preguntó, aun con Yayoi enterrada en su pecho. Su mirada estaba fija en su madre, quien estaba frente a ellos con expresión seria, casi carente de emociones

— Tu padre colapsó debido al estrés y su enfermedad, el cardiólogo dijo que vendría a explicarnos todo en unos momentos

Uenoyama no contestó, pues conocía perfectamente el tono con el que le estaba hablando su madre. Era casi como si lo estuviera culpando de lo que había pasado.

— Yo estaba en el restaurante de Yatake cuando sucedió, estábamos grabando el vlog para mi canal de YouTube cuando recibí la llamada — comenzó a contar Yayoi, con lagrimas en los ojos — Él ha sido tan amable, me ha traído hasta aquí sin importar que tan tarde era

Uenoyama se sorprendió. Era bastante tarde para que estuvieran juntos. Al ser un restaurante cafetería solía cerrarlo temprano. A las 8 entre semana y a las 10 los fines. ¿Estaba grabando aquel video después de la hora del cierre? ¿O sea que estaban a solas ahí? Por dios, pero si se habían conocido recién ese día en la tarde. Se dio una cachetada mental al darse cuenta de que se estaba enfocando en la información menos relevante del relato. Estaban hablando de la salud de su padre después de todo.

— Tranquila, todo estará bien — intentó calmarla

— Buenas noches — les interrumpió el cardiólogo. Uenoyama lo conocía de vista y habían intercambiado pequeñas conversaciones en algunas fiestas del trabajo. Nada memorable, su relación era estrictamente laboral

Uenoyama sabía que lo que sea que su padre tuviera tenía que ser serio, pues habían decidido trasladarlo desde Osaka -que también contaba con excelentes hospitales- a Tokio para una mejor atención. ¿Pero por qué precisamente a su hospital? Es verdad, era de los mejores, pero hablando del área de cardiología habían mejores.

— El paciente se encuentra bien, está estable por el momento — al decir aquellas palabras Yayoi suspiró aliviada — Tendrá que quedarse internado al menos por una semana, tenemos que observar sus signos vitales, hacer unos estudios y sobre todo necesita descansar. Nada que pueda estresarlo

— Pero tenía una importante reunión en unos días —replicó la madre enseguida. Todos la juzgaron con la mirada

— No creo que la reunión sea más importante que la salud del paciente — contestó el doctor, con el tono más amable posible

— ¿Qué fue lo que causó su colapso, doctor? — preguntó Yayoi, intentando dejar atrás la vergonzosa respuesta de su madre

— Tuvo un pre-infarto, es algo bastante delicado y es una señal del cuerpo que nos dice que es momento de detenernos y cuidarnos más. Las causas principales son el estrés y la mala alimentación, también es probable que si tuvo alguna discusión fuerte en los últimos días le haya podido afectar

La madre de Uenoyama lo volteó a ver con ojos acusativos. Uenoyama tragó en seco y desvió la mirada. No era su culpa, no lo era. ¿No lo era, cierto?

Después de compartir unas palabras más con el cardiólogo, este se despidió dejando a la familia a solas. La madre de Uenoyama fue la primera en hablar, por supuesto

— Deberías asistir en su lugar 

— ¿Disculpa?

— Deberías asistir a la reunión en el lugar de tu padre —explicó — Es una importante fiesta de año nuevo donde tu padre iba a reunirse con posibles nuevos proveedores y socios. Lleva a Kim contigo. Todo lo que tienen que hacer es socializar y ganarse a los peces gordos, asegúrate de que quieran invertir, eso es todo

— ¿Y tengo que llevar a Kim Zhang para eso?

— Su apellido es de gran importancia en el negocio, además sería extraño presentarse a una fiesta sin una cita

— ¿Por qué no puede encargarse de esto Yayoi? Ella sabe mucho más del negocio que yo. ¿Quieres hacerlo, no es así? — preguntó, dirigiéndose esta vez a su hermana

— Si — dijo decidida — Yo puedo hacerlo, déjame ir en su lugar, madre

— Los hombres de negocios no querrán cerrar un trato con tu hermana, sabes que eres nuestra única esperanza — respondió fríamente la mujer dirigiéndose a Uenoyama, sin siquiera mirar a su hija — Es lo mínimo que puedes hacer después de dejar a tu padre en cama. ¿O crees que no sé acerca de la discusión que tuviste con tu padre antes de irte? ¿No te sientes ni siquiera un poco culpable por todo lo que ha tenido que soportar por tu culpa?

— Madre, basta

— ¿Por qué? Es la verdad, tu constante falta de interés y falta de cooperación lo ha llevado a un estado de estrés extremo y ahora ha terminado en cama — dijo, fríamente — La fiesta es en el hotel Four Seasons, en la terraza, en año nuevo. El código de etiqueta es formal, sé que estarás a la altura —fue lo ultimo que dijo antes de despedirse

Después de eso se despidió de su hermana, quien se negó a que la llevara pues Yatake la estaba esperando para llevarla a casa. Ya era pasada la media noche, ¿Aquello estaba bien? tomó nota mental de platicar con Haruki al respecto. Se quedó un par de minutos a solas en el pasillo, pensando que debería hacer y sintiéndose incapaz de irse a casa regresó a su oficina. 

Era como estar trabajando el turno nocturno, pero prefería eso a llegar a casa a NO dormir y torturarse con sus pensamientos. Lo único bueno era que había logrado adelantar algo de papeleo, lo malo era que no podía sacudirse la necesidad constante de levantarse de su escritorio e ir a buscar a Mafuyu. En una de esas mil batallas internas, fue interrumpido por un suave toque en su puerta, ni siquiera pudo contestar porque la persona abrió y se asomó.

— Hey, Uenoyama —el cardiólogo lo sacó de sus pensamientos — Imaginé que seguirías por aquí ¿Podemos hablar por un minuto? 

— Claro...¿Sucede algo? — preguntó, bastante seguro de la respuesta, después de todo si lo había ido a buscar a esa hora no podía ser algo bueno, además su rostro lo decía todo

— Escucha, yo no quería decir nada aún frente a tu hermana y tu madre — dijo, sin mirarlo a los ojos. Su mirada se enfocaba en un pequeño adorno a lado del escritorio. Se veía nervioso — Pero las cosas son un poco más delicadas...el tejido del corazón de tu padre es muy débil, si por alguna razón vuelve a sufrir un ataque las probabilidades de que muera son altas, además es probable que no se recupere del todo

— ¿Qué tan grave es su situación?

— Vivirá, pero no podrá realizar las mismas actividades que antes, deberá dejar de trabajar y concentrarse en llevar una vida saludable y relajada

Uenoyama chasqueo la lengua. Todo era un desastre. Con su padre incapaz de continuar con el negocio sentía más que nunca la responsabilidad sobre sus hombros, y no la quería, pero ¿Qué clase de hijo abandonaría a sus padres en esa situación?

El cardiólogo se retiró, dejando a Uenoyama con una culpa que ningún ser humano debería cargar. Aquello había sido la gota que derramó el vaso.

Sentía que la cabeza le daba vueltas. Se sentía abrumado por todo lo que sucedía en su vida, su familia y sus sentimientos por Mafuyu. Lo mejor para Mafuyu era que se alejara de él , y lo mejor para su familia era que aceptara su destino haciéndose cargo de la compañía de su padre y aceptar aquel insípido compromiso.

"Tal vez solo debería aceptar el compromiso y dejar a Mafuyu en paz", pensó, de aquella manera todos saldrían beneficiados incluso si él era miserable. Y es que sabía que sería incapaz de dejar ir a Mafuyu si no había una fuerza mayor que lo mantuviera alejado, en este caso un horrendo matrimonio por compromiso.

Decisiones, decisiones.

...

Bien dicen que nunca debes tomar una decisión con la cabeza caliente, y Uenoyama era un fiel creyente de eso. Uenoyama Ritsuka tenía dos reglas fundamentales: uno, nunca tomar una decisión sin antes haberlo consultado con la almohada, y dos, nada bueno sucede después de las 2 de la mañana.

Bueno, eran las 2 de la mañana y estaba a punto de tomar una decisión que no había consultado con la almohada, ni había tenido el tiempo de pensar bien. Pero dudaba arrepentirse de lo que había decidido, después de todo era lo correcto y lo correcto nunca era una mala decisión. Además, sabía que si se tomaba tiempo para pensarlo se acobardaría y pondría mil excusas para no hacerlo, y él sabía bien que tenía que hacerlo.

Una parte de él no quería enfrentarlo, pues sabía que si veía su rostro todo se iría al carajo, él era su mayor debilidad. No tenía idea de como acomodar sus pensamientos ni lo que iba a decir, pero igual se dirigió a aquella habitación.

Cuando abrió la puerta todo estaba a oscuras. Maldición, eran las 2 de la mañana después de todo, por un momento lo olvidó. Dio un paso atrás y estaba a punto de cerrar la puerta cuando la voz de Mafuyu lo detuvo. Estaba despierto

— Uenoyama-kun, volviste 

— ¿Mafuyu...? Lo siento ¿Te desperté?

— Te has tardado muchísimo, casi me quedo dormido, pero sabía que vendrías — esbozo una sonrisa cansada y Uenoyama sintió que su corazón se rompería en mil pedazos

— ¿Mafuyu, me estabas esperando?

— Si —respondió tranquilo — La enfermera dijo que volverías

Uenoyama entonces recordó las palabras que le había dicho a la enfermera. No creyó que Mafuyu las tomaría de manera tan literal, pero sintió su corazón estrujándose en su pecho al darse cuenta de la enorme confianza y fe ciega que tenía el pelinaranja en él, al grado que si decía que haría algo no dudaría de su palabra. Aquello solo lo hizo sentir más culpable

— Escucha...yo...¿Cómo estás? —preguntó, intentando ganar tiempo para acomodar sus ideas. Había tanto que tenían que hablar, tanto personal como clínicamente — Lo de tu celo ha sido una sorpresa, pero es algo bueno que por fin se manifestara...ehmm...respecto a lo que pasó — intentó iniciar el tema

— ¿Te arrepientes?— lo interrumpió, su mirada estaba clavada a la cama. Estaba claramente nervioso

— Jamás lo haría. Ha sido el momento más maravilloso de mi existencia —respondió sin pensarlo dos veces. Se maldijo por ser tan honesto, pero la respuesta fue automática en su cuerpo

La mirada de Mafuyu se iluminó para ensombrecerse al segundo

— ¿Pero?

—  ¿Cómo sabías que venía un pero?

— Solo un presentimiento— se dibujó una sonrisa extremadamente triste en su rostro. Uenoyama quiso echarse para atrás, pero no lo hizo

— Estuvo mal. Me aproveché de ti, Mafuyu. Me siento tan culpable que no puedo ni siquiera mirarte a los ojos — trató de ser lo más sincero posible

— Yo lo quería, Uenoyama-kun. Fui yo quien te pidió ayuda

—  Aún así, no es ético. Soy tu doctor, no debí cruzar esa línea contigo

—  ¿Ético? ¿Qué hay de besarme y luego huir por cuatro días? ¿Eso también es ético? — levantó la voz y aquello sorprendió a ambos. Mafuyu se sorprendió de sí mismo porque no esperaba reaccionar así, a decir verdad ni siquiera él mismo se había dado cuenta de lo molesto que estaba por aquello, y Uenoyama se sorprendió porque era la primera vez que veía a Mafuyu molesto. La expresión que tenía era algo adorable a decir verdad, era casi como ver un chihuaha enojado, pero no era el momento para enamorarse de otra faceta nueva que descubría de él.

— No lo fue...el beso, y lo que pasó hace unas horas...ambos han sido un error de mi parte, tú no tienes la culpa de nada. Me he propasado contigo y te pido una disculpa

— ¿Quieres dejar de tratarme como un paciente o como si fuera a romperme en cualquier momento? — suplicó —  Por favor ...no me trates como alguien débil, no tengas lastima de mi. No quiero que me veas así...no tú

— ¡No eres débil, Mafuyu, eres la persona más fuerte que he conocido! — se apresuró a responder, un poco alterado— ...pero estás atravesando una situación demasiado complicada, yo debí ayudarte, y he hecho todo lo contrario...

— Te dije que no me hables como a un paciente, no soy solo un caso más en tu expediente. Mírame, por favor, mírame a mí, no al paciente que soy. Ambos hicimos lo que hicimos porque lo deseábamos ¿Es tan malo?

— Mafuyu, tu juicio ahora no es confiable..

— Sé lo que sentí, y sé que también lo sentiste —su voz comenzaba a quebrarse

—  Lo sentí, pero probablemente no significa lo mismo para ti que para mí, Mafuyu —  intentó razonar con él. No esperaba que Mafuyu se expresara de esa manera. Cada vez le era más difícil el intentar alejarlo —  Sé que todavía estás superándolo, no debería intervenir de esta manera en tu proceso de recuperación, no está bien — intentó recordarle su actual situación clínica. Mafuyu estaba casi recuperado, era verdad, pero aún seguía siendo un paciente de lazo roto

— Lo amaba, siempre lo hice, y probablemente siempre lo haré — dijo serio, en respuesta a lo ultimo que había dicho Uenoyama. El pelinegro no pudo evitar mirarlo con los ojos bien abiertos y la habitación se sintió más pesada que nunca — Pero una parte de mí siempre sintió que había algo que me faltaba. De alguna manera nunca sentí que él fuese mi pareja destinada, pero no me importaba porque me hacía muy feliz

— Mafuyu...—  le interrumpió, sorprendido. ¿A dónde quería llegar Mafuyu? Sentía que su cabeza daba vueltas, se sentía mareado. "No, por favor no digas más", pensó, pues una palabra más de Mafuyu lo haría flaquear en su decisión. Tenía que alejarlo, pero nada de lo que estaba diciendo ayudaba

— Pero ahora que te he conocido...estoy seguro de que eras tú aquello que me faltaba. ¿Puedes sentirlo también, Uenoyama-kun? ¿Estoy loco?

— Estás confundido por lo que pasó, Mafuyu — desvió el tema — Vine a decirte que no puedo seguir tratándote, a partir de ahora el doctor Akihiko estará a cargo de ti — intentó sonar lo más profesional y desinteresado, pero estaba seguro que aquellos ojos ámbar podían ver perfectamente a través de su patética mascara. Quería llorar, quería gritarle que lo amaba.

— ¿Vas a decirme que no sientes nada por mí, Uenoyama-kun?

— No me necesitas más. Tu recuperación es impresionante, es probable que puedas tener el alta a principios de año. Yo no puedo seguir interponiéndome en tu progreso, Mafuyu— contestó, nuevamente evadiendo el tema

— No respondiste mi pregunta

— Lo que yo sienta no es importante

— Mírame a los ojos y dime que no significó nada para ti

Necesitaba detenerlo en ese momento, o sería imposible para él hacerlo después. Tenía que actuar rápido, tenía que decirle algo que lo alejara, que lo hiciera entrar en razón. Mafuyu no estaba en sus cinco sentidos, era evidente.

Miró a Mafuyu a los ojos y luego su mirada se detuvo en sus labios. Tragó en seco. Aquel era verdaderamente el final. ¿Podría permitirse ser débil una ultima vez? Estaba seguro que Mafuyu podía ver el anhelo desbordando de sus ojos azules.

Acercó su rostro al del omega en un solo y rápido movimiento y unió sus labios en un desesperado beso que le supo más a hiel que a miel.

— Voy a casarme, Mafuyu

Y antes de que Mafuyu pudiera contestar algo, abandonó  la habitación con lágrimas en los ojos.

¿Quién era Uenoyama Ritsuka en esos momentos? No era el doctor del año, ni siquiera se consideraba a sí mismo un doctor, o un hombre. No era más que una maraña de lagrimas y culpa. las Lagrimas desbordaban por sus ojos, tenía un nudo enorme en la garganta y unas ganas inmensas de regresar a aquella habitación y gritarle a Mafuyu la respuesta a todas las preguntas que le había hecho, quería decirle lo loco que estaba por él, tanto que ni siquiera la palabra amor parecía ser suficiente para describir todo lo que sentía por él, que sentía que moriría si no estaba a su lado. Tenía todas esas palabras atoradas en la garganta, tenía el corazón atorado en la garganta. 

¿Por qué le había dicho aquella mentira? Había considerado aceptar aquel compromiso pero no lo había decidido aun. Sin embargo, sintió que debía cortar de tallo cualquier tipo de esperanza de estar con Mafuyu, y aquella había sido la forma más rápida -y dolorosa- no solo de alejar a Mafuyu de él, si no de obligarse a sí mismo a alejarse de él.

Sacó su celular del bolsillo de su bata y tecleó rápidamente, con la vista nublada.

...

¡Hola! Seguro que quieren darle un buen madrazo a Uecchi en este capítulo ¿Si o no? traten de comprenderlo, desde donde él lo ve siente que se ha aprovechado de un paciente que no se encuentra en sus cinco sentidos, Mafuyu apenas está saliendo de un lazo roto del que casi muere, piensa que fue guiado tan solo por los instintos de su celo y sus sentimientos pueden haberse visto confundidos porque lo ha ayudado (más gratitud y admiración que amor) y encima se siente culpable por todo el meollo con su familia. Cuando uno está bajo mucha presión suele actuar de maneras que luego nos arrepentimos. Así que ténganle paciencia a nuestro niño!

Primero que nada me disculpo porque este capítulo ha sido un poco más corto que de costumbre, también me disculpo porque es un capítulo triste :( sufrí escribiéndolo, lo bueno es que ya pasó y podemos pasar a lo siguiente...(el próximo será más largo, promesa!)

También una disculpa por subir el capítulo hasta el domingo en lugar del viernes. Las personitas que me siguen desde el fan fic de Sol de Invierno saben que a finales del año pasado tuve que mudarme a una pequeña isla porque a mi novio lo transfirieron aquí. Lo que no les conté es que al llegar, a la semana de estar aquí con él lo transfirieron a otra ciudad (Cancún) por cuatro meses para tomar un curso obligatorio del trabajo, y nuevamente me quedé SOLA, pero esta vez en una ciudad que no conozco y a la que me mudé solo para poder estar con él. Este fanfic me ha ayudado a distraerme, y sus comentarios han sido un gran soporte para mi durante estos meses (estuve sola acá y me puse a trabajar dando clases en línea pero extrañaba a mi familia y a mi gatito que falleció antes de venirme para acá) ¿Por qué les cuento esto? Es que esta semana mi novio regresó!! entonces estuve pegadita a él y por eso me atrasé con este capítulo. Si leyeron todo este testamento, gracias! Me gusta compartir un poquito de mi con todas ustedes, GRACIAS por leer y por seguir apoyando la historia <3 prometo que más adelante vienen cosas mucho mejores, y menos tristeza jajaja

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