Mi Telequinesis © [En Edición]

Por danissanne

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Tras los conflictos de una familia rota se encuentra Emily, una chica de dieciocho años con un ligero Don, a... Más

Mi Telequinesis ©
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 - Extra ♥
Capítulo 27
Capítulo 28
Información
Capítulo 29 - Extra ♥
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 - Extra ♥
Capítulo 33 - Extra ♥
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 - Extra ♥
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Agradecimientos y Datos Curiosos
Información
Capítulo Extra - 51
Noticias Nuevas

Capítulo 10

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Por danissanne

Winnie ha estado tirada un buen rato sobre su cama, con la bolsa de hielo puesta en su ojo. No hemos vuelto a hablar de Patty, ni tampoco queremos seguir tocando ese tema.

Yo también estoy estirada en mi cama, mirando el techo, pensando en las dos cosas que se han vuelto una prioridad. Una de ella es Winnie, a quien siento la necesidad de proteger, ya que ahora todos mis problemas han recaído en ella y lo segundo es pensar un plan para poder escapar.

El sonido de unos nudillos se alza sobre la puerta, levanto mi cabeza y Winnie se tensa. Lilly entra a la habitación.

—Emily —me hace un gesto con la mano —ven —luego de sale.

Frunzo el ceño.

—¿Para qué te llamara? —pregunta Winnie.

Me encojo de hombros, y salgo de la habitación. Miro el corredor, pero Lilly no se encuentra, así que me acerco a la recepción.

—¿Qué pasa? —le pregunto cuando la encuentro.

—Espérame —sale de recepción y llego a mi lado —ven, sígueme.

¿Qué está tramando? La sigo por el extenso corredor. Avanzamos por varias puertas hasta que nos detenemos en frente de una.

Lilly abre y me indica con la mano que entre.

—No es ninguna trampa, ¿cierto? —levanto una ceja sospechosa.

—Te conviene entrar.

Dudo unos segundos, pero luego la curiosidad puede conmigo. Me encuentro con una habitación llena de cabinas telefónicas.

—Número tres —dice tras de mí —levanta el auricular y te atenderá una operadora —luego de eso cierra la puerta dejándome sola.

¿Qué es todo esto? Me acerco hasta la cabina número tres.

¿Cómo es que hay cabinas telefónicas aquí dentro? ¿Será otro de los beneficios? ¿Y qué hago yo aquí?

Miro el teléfono por varios segundos. ¿Qué es lo que hay detrás de la línea?

Trago saliva y levanto el auricular.

Un bip se escucha y luego la voz de la operadora. —Llamada transferida.

Me quedo aguardando, luego de otro bip todo se queda en silencio. Escucho una respiración al otro lado del auricular y luego oigo una voz masculina.

—Hola mocosa —murmura con su típico tono de voz.

Abro los ojos sorprendida.

—¡Bill!

—Veo que no me has olvidado.

—¿Cómo es que tú...? ¿Qué es lo que quieres?, ¿Cómo es que me has llamado? ¿Acaso no te basto con venirme a encerrarme aquí?

—Anda acostumbrándote, que ese será tu hogar permanente.

Me enfurece solo el hecho de escuchar su voz.

—¡Buscaré la forma de salir de aquí y te juro que iré por ti!

¿Porque Bill me ha llamado? ¿Cómo es que esto puede ser considerado un inmundo beneficio?

—Suerte con eso.

—¿Para qué me has llamado?, ¿Qué es lo que quieres?

—Estaba preocupado por ti —suelta con ironía.

—Déjale eso a los verdaderos padres, no a un borracho e ignorante como tú.

Suelta una carcajada que me retumba en el oído.

—En realidad si estaba preocupado, pensé que habías muerto. No creí que durarías tanto ahí dentro.

—Tu mejor que nadie sabe que nada me puede hacer daño.

—A excepción de algo que quieras mucho.

Frunzo el ceño —No me digas que sigues borracho, aunque esa no sería una novedad.

—Estoy sobrio mocosa, extrañándote.

—¿Tú extrañándome?

—No te confundas Emily, lo único que extraño de ti es cuando me hacías las cosas. Cuando te pedía que fueras a comprar licor o hacías el aseo a cambio de que no castigará a tu hermano.

Rechino los dientes —¿Me has llamado solo para alardear de lo que hacías conmigo?, ¡Por que sí es así, yo te recuerdo que eres un sucio borracho! ¡Estas vivo gracias a mí madre, porque si fuese por mi ya te hubiese matado!

—Deja de ser tan dramática Emily por favor.

—¡Te matare Bill! —exclamo enojada —¡Recuerda eso, tenlo siempre presente, porque iré por ti!

—Será mejor que reconsideres eso, porque luego de lo que te diré no te atreverás a tocarme.

Frunzo el ceño— ¿De qué hablas?

—Escucha esto —el teléfono se queda unos segundos en silencio, y luego alguien coge el auricular. — ¡Habla! —exclama Bill desde atrás.

—¡Emi ven a buscarme! —grita Michael al otro lado del auricular.

Abro los ojos sorprendida.

—¡Michael! —grito llorando —¿Michael eres tú?

—¡Eso no! —exclama Bill desde atrás —¡Dile!

—Pero... —dice Michael titubeante.

—¡Dilo! —grita Bill enojado.

—Michael, ¡Cielos! yo pensé... yo pensé que estabas... —las palabras salen desesperadas chocando unas contra otras.

—Emi, escucha —dice Michael con un tono triste.

—Michael iré por ti, te lo prometo, debes ser fuerte pequeño, ¡Juro que iré por ti!

—Emi escúchame, no vengas por mí, nos iremos de la ciudad y no te volveré a ver... me refiero a que yo.... no te quiero volver a ver —luego la línea se queda en silencio.

Las lágrimas me ruedan por las mejillas.

—Michael —se me rompe la voz —por favor no digas eso pequeño.

—Adiós Emi —susurra en voz baja.

—Muy bien bastardo —dice Bill en la línea.

—¡No le hables así Bill! —aprieto el auricular con rabia —¡Aprende a cerrar tu maldita boca delante de mi hermano!

—Ves, ya escuchaste a tu hermano, nos iremos de la ciudad.

—Cómo es que... ¡¿Porque Michael está contigo?!, me dijeron que había sido dado en adopción.

—Digamos que hice unos arreglos en lo que te contaron.

—¡Déjame hablar con el! ¡Bill, pone a Michael al teléfono!

—¡No! ya lo oíste, él no quiere saber de ti. No lo volverás a ver jamás, y espero que disfrutes tu estadía en ese reclusorio. 

—¡Te matare e iré por Michael! —exclamo llorando —te lo juro Bill.

—Suerte en encontrarnos.

Luego la llamada se corta.

—¡No! —grito llorando —¡Michael! —empuño mis manos enfurecida y cuelgo el teléfono.

Veo que las sillas de las cabinas telefónicas se elevan y quedan suspendidas en el aire. Las lanzo con rabia contra la pared, caen al suelo hechas pedazos.

Me desquitare, le haré pagar por mentirme.

Salgo de la habitación cerrando la puerta con un estridente portazo y me dirijo a la oficina de la Doctora Mónica.

Entro a la oficina de su secretaria. La chica me queda mirando con el ceño fruncido.

—¿Qué te pasa? —se levanta de su asiento —¡No puedes entrar a esta oficina de esa manera! Aquí hay reglas que respetar —me reta.

Alzo mi mano hacia ella —¡Cierra tu boca! —la empujo hacia atrás haciendo que caiga al suelo. Sigo avanzando hasta la oficina de la Doctora.

La Doctora se encuentra sentada en su escritorio, escribiendo, al parecer son expedientes.

—¿Qué haces aquí Emily? —frunce el ceño —que yo sepa aún no es tu sesión.

Apunto la puerta de la oficina y hago que se trabe con el seguro.

—¿Qué haces? —veo miedo en sus ojos.

—¿Porque me mintió?

—No sé de qué hablas —se saca las gafas con inquietud.

—¡Usted me mintió! —grito enfurecida, siento como las lágrimas recorren mi mejilla.

—¡Cálmate Emily!, si quieres hablar de algún problema recuéstate en el sillón —me indica.

—No estoy aquí para que me psicoanalice —elevo mi mano y los objetos de la oficina quedan suspendidos en el aire. —¿Porque me dijo que mi hermano había sido dado en adopción?

—Emily, tranquilízate.

—¡Responda lo que le pregunte! —elevo aún más los objetos, hasta que quedan situados en el techo.

—Te lo dije porque es así, tu hermano fue dado en adopción —se levanta.

—¡Mentira, Mentira! —grito enfurecida —¡Bill tiene a mi hermano! ¡Se lo llevara lejos de aquí por su culpa!

—Emily cálmate, podemos hablar tranquilamente de esto.

—¡Ni lo sueñe! ¡Ahora todo me queda claro, usted ha estado encubriendo a Bill!

—¡Yo no he encubierto a nadie! —exclama a la defensiva.

—¡Ya me canse de usted! —elevo su escritorio, la mujer traga saliva y se tira hacia atrás —¡Me cansé de sus mentiras y de su psicología de segunda! ¡Me canse de este maldito lugar!

—Emily, no tienes porque hacer esto, podemos arreglarlo de otra manera.

Escucho golpes en la puerta, seguramente su secretaria llamó a los guardias.

Extiendo mis manos hacia la Doctora y la levanto, patalea en el aire, y sus ojos reflejan terror.

—¿Así que no existe la telequinesis? ¿eh? —alzo una ceja —¿Así que sufro de alucinaciones y esquizofrenia? ¿Qué me dice de esto ahora?

—¡Bájame! —grita —¡Bájame ahora!

Odio su tono de voz. Cierro mi mano y el cuello de la Doctora se cierra también, jadea en busca de aire, igual como lo hizo Patty. Me mira aterrada. Yo le doy miedo.

—¡No me vuelva a mentir otra vez o para la próxima no considerare tenerle un mínimo de compasión! ¿me escucho? —suelto mi mano y la mujer cae junto con todos los objetos de la oficina. Tose y se toca el cuello desesperada.

Se intenta poner de pie, afirmándose del escritorio.

—¡Te has pasado Emily! —vuelve a toser.

—Yo solo actuó como usted actuó conmigo, así que cuando me sobrepase le prometo que se lo haré saber.

La puerta de la oficina se abre, los guardias han arrancado el seguro. Entran tres hombres y la secretaria. Todos se quedan mirando los objetos desparramados por la habitación y a la Doctora quien tiene un aspecto amarillento.

—¡Llevensela! —ordena. —¡Y no la dejen salir!

Los hombres me toman de ambos brazos. Le doy una última mirada y antes de salir digo —las mentiras se pagan caro —luego me dejo arrastrar.

Winnie va saliendo de la habitación cuando me ve.

—¡Emi! —exclama y viene corriendo hacia mí.

—¡No te le acerques! —le advierte un guardia.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Porque se la llevan? ¿Emi?

—¡Aléjate! —le ordena nuevamente.

—¡Suéltenla! ¡Déjenla!

—¡Winnie tranquila, estaré bien! —me mira confundida.

Lilly sale de recepción por el escándalo.

—¡No dejes que la vuelvan a lastimar Lilly o te juro que me desquitaré contigo! —le grito cuando paso por su lado.

Ambas quedan atrás mientras me llevan directo a la caja. Caigo sentada y me acomodo en un rincón. Al fin soledad, es lo que más necesito en estos momentos.

Suelto un largo suspiro y una lágrima desciende por mis mejilla.

Michael está en estos momentos con Bill, y lo peor de todo es que se marcharan de la ciudad, Bill se lo llevara lejos de mí.

Me quito las lágrimas ¿Porque estoy llorando?, la última vez que lo hice fue cuando se fue mi madre, odio esos recuerdos y odio volver a llorar.

Nuevamente utilizo mis dones y levito. Necesito alejar mis pensamientos para que dejen de herirme, pero por más que lo intente me parece inútil, sobre todo intentar no pensar en lo que ha ocurrido recién en la oficina de la Doctora. El intento de pasar desapercibida ante ella es algo imposible. ¿Porque me mintió? ¿Porque me dijo que mi hermano había sido dado en adopción? ¿Que ha ganado con ocultarme información?

A las horas escucho a las demás dirigirse al comedor para el almuerzo. Tengo hambre, no desayune por culpa de la chica que tiró mi bandeja al suelo.

Supongo que hoy no me darán de comer. Es el tipo de beneficios que te quitan para que sepas el error que cometiste y a eso le añaden estar encerrada en la caja.

Cuando la noche se acerca, me acurruco como puedo en un rincón y cierro los ojos mientras deseó desaparecer.

Escucho un golpeteo en la puerta, abro los ojos cuando se vuelve constante.

—¡Pss! —susurra alguien.

Dudo unos segundos antes de acercarme.

—¡Pss!

Quizás sea el viento que silba.

—¡Pss! —esta vez es más insistente —¡Pss! ¡Emi!

—¿Winnie? —frunzo el ceño —¿Eres tú?

—¡Emi!

—¿Qué haces aquí? —le pregunto tras la puerta.

—¡Espera un segundo!

Veo como se abre el pórtico por donde pasan las bandejas de comida.

Winnie está tirada en el suelo y me mira por el pequeño cuadrado.

—¿Qué estás haciendo aquí?, si alguien te ve estarás en problemas.

—¡Shh! —susurra —lo sé, pero ya me dejo de importar.

—No digas eso, no quiero que vuelvas a tener problemas por mi culpa.

—Tranquila, no anda nadie en el corredor, así que estoy bien. Te he traído algo —desaparece unos segundos y luego me entrega dos paquetes de galletas de los que guarda en sus cajón. —Sé que no te trajeron nada para comer.

Las recibo y sonrío.

—Gracias, tenía mucha hambre.

—Lo sé, te han quitado todos los beneficios, lo escuche de Lilly.

—¿Sabes cuándo me sacaran de aquí?

Mueve la cabeza hacia ambos lados. —No, pero dudo que te dejen salir pronto, por algo te han quitado todos los beneficios.

Suspiro —lo suponía.

—¿Qué hiciste para que te encerraran y además te quitaran la comida?

—Nada diferente de lo que he intentado hasta ahora.

Me mira confundida.

—Olvídalo, anda a la habitación, no quiero que te descubran.

—Está bien, espero que descanses.

El pórtico se cierra y los pasos de Winnie desaparecen.

Miro los paquetes de galletas y los abro, no como, trago. Me vuelvo a acurrucar, pero esta vez me demoro en quedarme dormida.

Cuatro días han pasado desde que me encerraron. Winnie viene a dejarme galletas todas las noches, ya que nadie ha entrado ni a verme ni a dejarme comida, solo recibo un mísero vaso de agua tres veces al día. Si no fuese por Winnie ya estaría moribunda.

—¡Emi! —la voz de Winnie me despierta.

Me entrega las galletas y agrega una manzana.

—¿De dónde has sacado la manzana? —frunzo el ceño.

—No preguntes y cometela.

Sonrío débilmente —Gracias Winnie.

—No te ve mes muy bien.

—Tranquila —intento sonreír —estaré bien.

Traga saliva —eso espero.

—Vete antes que alguien te vea.

No sé hasta cuando le durarán las galletas a Winnie, ni tampoco se cuanto tiempo estaré encerrada. Pero lo que sí sé es que no sobreviviré a base de galletas y agua.

Dejo todos los restos en la orilla de la puerta para que Winnie los saqué la noche próxima.

Quinto día.

Cero comida, cero energía, mucha deshidratación, demasiada hambre y solo una visita.

Amanece y junto con eso la puerta se abre. No hago ningún esfuerzo de moverme. Escucho unos pasos venir hacia mí.

—Qué estado más lamentable —escucho la voz de la Doctora —esto te enseñara a que aquí no puedes hacer lo que quieras. ¡Sáquenla!

Cuatro manos me levantan y me arrastran. Me estoy quedando sin fuerzas, así que dejo que ellos se encarguen de llevarme a donde sea.

Cuando se detienen, puedo ver a una Lilly borrosa.

—Déjenla aquí —me dejan a solas con Lilly en el baño —¡Caray Emi! —dice tironeando mi camisa por los hombros —¡Hueles a rayos!

No sé porqué, pero ese comentario me saca una ligera sonrisa.

Me desnuda y me mete bajo el agua caliente.

—¡Dúchate!, no quiero volver a oler esa peste —exclama desde afuera de la ducha.

No le presto atención y me dedico a sentir el agua caliente sobre mi cuerpo. Estoy mareada y tengo muy poca fuerza, a pesar de eso mis pensamientos se mantienen activos.

Me cae una lágrima y luego comienzo a llorar, hasta que se convierten en gritos desesperados. Caigo al suelo mientras el agua se lleva mis pensamientos.

Lilly entra y me saca envuelta en una toalla.

Siento unas manos abrazarme y luego escucho un susurro.

—Todo estará bien —dice Lilly —tranquila.

Lloro en su hombro como nunca antes había llorado.

Me ayuda a vestirme con ropa limpia y me saca del baño. Me tropiezo varias veces antes llegar a la habitación, el sueño, el cansancio y el hambre me hacen ver borroso.

Me acuesta en mi cama, mientras unas manos me cubren con la colcha. Oigo el eco de los susurros de Lilly "Todo estará bien".

—Nada está bien, nada —luego me duermo con lágrimas frescas en mi mejilla.

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