La obra de un artista fugitiv...

AnnieTokee

197K 26.7K 24.5K

Joshua es señalado por culpa de su origen y vida familiar, mientras Charly se siente asfixiado en la falsa pe... Еще

Antes de empezar
Primera parte: Comenzó con una cuenta regresiva
Capítulo 1: Aceite de oliva
Capítulo 2: De cinco a diez minutos
Capítulo 3: Arboleda de la soledad
Capítulo 4: Un poco de perfección
Capítulo 5: Obsesión visual
Capítulo 6: Los muñecos de la pizarra
Capítulo 7: El azul es su color favorito
Capítulo 8: Primeras veces
Capítulo 9: De verdad
Capítulo 10: Diferente NO es igual a malo
Capítulo 11: Solo amigos
Capítulo 12: Extranjero inoportuno
Capítulo 13: El momento
Capítulo 14: Vagabundo en la nada
Capítulo 15: Una primera Navidad
Capítulo 16: El poder del amor
Capítulo 17: Hechizado en cuerpo y alma
Capítulo 18: Almas en pena y autopsia alienígena
Capítulo 19: Entre delirios febriles
Capítulo 20: Fugitivo emocional
Capítulo 21: Sorpresas de cumpleaños
Capítulo 22: Los jueces de todos
Capítulo 23: Se supone que es lo justo
Capítulo 24: El primer fugitivo
Capítulo 25: Hasta pronto
Segunda parte: Me volví un forastero
Capítulo 26: No tan mal comienzo
Capítulo 27: Bajo el mismo cielo
Capítulo 28: Un esperado regreso a casa
Capítulo 30: Nadie sabe despedirse
Capítulo 31: Como punto en la nada
Capítulo 32: Black Sunrise
Capítulo 33: Memorias de papel
Capítulo 34: Por un camino infinito
Capítulo 35: Dentro de Mordor
Capítulo 36: No somos emos
Capítulo 37: No digas esa palabra
Capítulo 38: El futuro que nos acecha
Capítulo 39: El cambio puede hacernos bien
Capítulo 40: Bueno, pero no perfecto
Última parte: Aún brilla el mismo sol
Todavía no se vayan

Capítulo 29: No es igual

2.2K 435 432
AnnieTokee

Echaba de menos pedalear, sentir el viento golpeándome el rostro y su vaivén agitándome los cabellos. Aunque tenía prisa por llegar a mi reencuentro con Charly, no fui tan rápido como lo planeé en un inicio. Y deseaba admirar los lugares de mi vecindario, aquellos que conformaban mi antigua realidad. Aún me sentía parte de ese sitio, de sus calles, de sus casas, jardines y plazas. La distancia no me había arrebatado del todo mi identidad.

Cuando llegué al enrejado que marcaba el inicio del bosque, casi salté de mi bicicleta. Mis manos se lastimaron porque por poco me caí de boca al suelo, aunque no sentí mucho dolor; solo me restregué las palmas en el pantalón y me dispuse a trepar como en los viejos tiempos. Un sentimiento de nostalgia me embriagó cuando salté a esa arboleda que presenció muchos de nuestros momentos más importantes como pareja. Tal vez, si los árboles hablaran, le contarían a los que osaran caminar por ahí la historia de amor entre un par de fugitivos.

Caminé con las manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta, muy atento a cada sonido y detalle. Además de mi intención de querer rememorar los espacios físicos que conformaban mi lugar de origen, también tenía la esperanza de que Charly estuviese ansioso por verme y hubiese llegado antes. Me permití fantasear un poco e imaginé que me interceptaba de sorpresa, que me daba un gran empujón y los dos acabábamos tirados en el suelo riéndonos para después besarnos y decirnos lo mucho que nos echamos de menos y cuánto nos amábamos.

Lancé un suspiro cuando terminé con esa fantasía romántica. Por más que Charly tuviese un carácter en extremo cursi, sabía que ese no era su estilo.

Detuve mi andar cuando me encontré con el montículo de rocas en el que ambos solíamos reposar luego de faltar a una clase. Me acomodé en estos como si fuesen un asiento y saqué el móvil. Había arribado a la hora exacta, así que pensé que él llegaría en cuestión de segundos.

Me entretuve por un buen rato mirando el cielo y después al riachuelo, que continuaba corriendo y andando. El ritmo de la naturaleza es imparable; por más que un montón de situaciones nos azoten, le somos indiferentes.

Volteé a los lados para ver si Charly llegaba, pero no noté nada, solo el arrullo del viento cálido de verano y el ruido que hacían algunas ardillas al saltar entre las ramas de los árboles.

Saqué el teléfono y miré la pantalla; habían pasado más de veinte minutos desde nuestra hora acordada. Abrí mi bandeja de mensajes, esperando encontrar uno de Charly, pero no vi nada. Calmé mi impaciencia y decidí hacer lo más sensato: escribirle a Ashley.

Ash

¿Sabes si Charly ya viene en camino?

Con la intención de saciar mi ansiedad, recogí algunos guijarros del suelo y comencé a lanzarlos al agua, formando ondas y haciendo que un poco de esta salpicara. Pero aquello no funcionó, solo pensaba en cuánto me irritaba la impuntualidad de Charly y en el regaño que le daría. Pasé otro buen rato repitiendo aquella acción. Solo me detuve al caer en la cuenta de que ya estaba oscureciendo.

Pasé ambas manos por mi cabello, despeinándolo. Estaba harto de no saber nada sobre Charly, de las dudas que me causaba su ausencia y su comportamiento evasivo.

Miré de nuevo la pantalla de mi teléfono. No había mensaje alguno y llevaba poco más de una hora esperándolo. Tomé una bocanada de aire y me levanté de las rocas. Mi espalda comenzaba a doler y mi paciencia se hallaba en sus límites.

No me quería rendir tan fácil, no después de haber luchado tanto para regresar y arreglar nuestro reencuentro. Di media vuelta; necesitaba ir a la salida de la arboleda. No volvería a mi hogar, iría a la casa de los Stonem para buscarle. Si algo le sucedía, entonces necesitaba enterarme; y si ya no le apetecía saber nada de mí, haría que me lo dijera a la cara para poder deprimirme el resto del mes que pasaría en Inglaterra.

Pateé algunas piedras en el camino de regreso. Mis sentidos estaban alerta y, a pesar de ser verano, me estremecía por el frío.

La verdad es que me sorprendían lo volátiles que eran mis emociones. Es decir, al llegar irradiaba felicidad y entusiasmo, y ahora, al regresar, solo era capaz de imaginar el fin de nuestra relación.

Trepé el enrejado con todo eso en mente, lo que hizo que tuviera un aterrizaje aparatoso. Lancé un par de maldiciones al levantarme, no por mi caída, sino por mis frágiles sentimientos, porque Charly me había dejado sin darme noticias y porque el destino se había encargado de separarnos. Fui por mi bicicleta y la acomodé, ya que comenzaría con mi viaje, pero me detuve al notar, entre la oscuridad y a la lejanía, una silueta que de a poco iba acercándose.

Mis esperanzas no se encontraban del todo perdidas, así que intenté enfocar mejor mi visión para ver si se trataba de Charly. Su figura esbelta se iba volviendo más nítida, un poste de luz cercano a donde nos encontrábamos hizo el trabajo de comprobármelo. Con celeridad fui hasta él; necesitaba reclamarle por haberme hecho esperar así y después abrazarlo como si no tuviéramos un mes completo para estar juntos.

Él se detuvo cuando se encontró delante de mí. Noté su respiración jadeante y su rostro demacrado, por eso me detuve. No obstante, fue él quien dio el primer paso para abrazarme; sentí todo su peso apoyarse en mí. Lo rodeé con mis brazos y me percaté de lo delgado que estaba.

—Llegas tarde —susurré en su oído.

Charly no me respondió; continuaba recargado en mí, apenas se movía. Su respiración seguía igual de jadeante y su temperatura era bastante alta. Fue así como me di cuenta de que algo estaba mal.

Y él se desmayó en mis brazos

Revisé la hora en mi teléfono; llevaba cerca de treinta minutos aguardando en la sala de espera por una noticia sobre el estado de salud de Charly. Lo único que me interesaba era saber cómo se encontraba, así que poco me importó tener que hablar con sus padres para avisarles o que estos hubiesen arribado hace rato.

Un silencio sepulcral inundó la habitación. Yo caminaba de un lado a otro, como un león enjaulado, mientras la señora Stonem sollozaba en silencio y su esposo movía el pie con ansiedad. Ahora que lo pienso mejor, es increíble la forma en la que nuestras tensiones desaparecieron solo por ese hecho. ¿En serio es necesario que cosas así sucedan para que podamos limar asperezas?

—Joshua.

Escuché la voz afligida de mi madre. Después sentí cómo sus dedos se posaron en mi espalda y suspiró al ver la forma en la que todos nos hallábamos en esa sala. Colocó la otra mano en mi hombro y buscó mi mirada con la suya, no sé con qué intención; creo que quería enterarse de cómo me sentía.

—No entiendo nada, mamá —dije. Sentía un nudo en mi garganta. Una parte de mí quería llorar, pero la otra me exigía fortaleza.

Mi madre me dio un ligero abrazo, y pude ver cómo Ashley caminaba en dirección a nosotros. Venía con el cabello rubio amarrado en un moño despeinado y su rostro blanco se encontraba demacrado.

¡¿Qué le había pasado a todo el puto mundo cuando me marché?!

Me separé de mamá y le hice una seña a Ashley. Me percaté de que mi amiga quería decirme algo por la forma en la que frunció los labios; no obstante, eligió callar. No tardé en comprender que lo hizo por la presencia de un doctor, el que se había llevado a Charly cuando llegamos en ambulancia al hospital.

—¿Cómo está? —preguntó la señora Stonem. Su rostro se encontraba enrojecido por el llanto, tenía el maquillaje corrido y sus palabras eran apenas comprensibles.

Creo que el doctor nos dedicó un gesto lastimero; hasta la fecha sigo pensando que eso fue lo que nos quiso mostrar con su mirada. Tras esto, él lanzó un suspiro; quería que nos sosegáramos.

—Se encuentra en terapia intensiva —anunció, impávido. Sigo sorprendido con la capacidad que poseen muchos profesionales de la salud para mantenerse inertes ante esas noticias—. Tiene pulmonía y se complicó por la desnutrición.

Sentí que algo se quebró dentro de mí, juro y perjuro que incluso escuché cómo se rompió mi corazón. Volteé a verlos a todos y reparé en la forma en la que Ashley apuntaba con sus ojos verdes a su tío. Cerré las manos e hice presión, al grado de lastimarme. Ya comenzaba a armar las piezas del rompecabezas de lo que sucedió.

—¿Se pondrá bien? —susurré; mis palabras eran un hilo.

—Hay que tener paciencia —me respondió el doctor. Creo que quiso darme esperanzas, pero no vi una sola chispa de eso su mirada.

El doctor caminó hasta los padres de Charly; tenía que proporcionarles más detalles sobre el estado de su hijo, era obvio. Hice el ademán de querer ir, pero Ashley me detuvo jalando el cuello de mi chaqueta.

—¡Todo es su culpa! —murmuré con coraje.

—Cálmate, Joshua. Estará bien. —Mi madre trató de sosegarme poniendo una mano en mi espalda.

—Lo es. —Resopló Ashley. Ella continuaba tirando de mi chaqueta; no deseaba que armara un alboroto—. Es mi culpa. Yo quería decirte que estaba mal, pero él no me lo permitió.

Abrí los puños y me di una palmada en el rostro. De verdad que mi estado emocional era similar al de una olla hirviendo y pronto estallaría.

—¿Podemos hablar afuera, Josh? —me sugirió Ashley, afligida.

Me mordí el interior de la mejilla. No deseaba marcharme; en cualquier momento podrían traer noticias de Charly y no me enteraría de su estado. Sin embargo, mi madre me dio un ligero empujón para que me marchara con mi amiga.

—Cualquier cosa, yo te avisaré —mencionó Estella.

Hice mis cabellos hacia atrás y caminé como un autómata hasta la salida; Ashley se limitó a seguirme sin decir nada.

No me gustan los hospitales; son fríos, el aroma de desinfectante me parece antinatural y me da la impresión de que no hay un sitio más lleno de almas en pena que esos.

Yo iba con las manos dentro de los bolsillos, mientras mi amiga caminaba dando pasos torpes. Me di cuenta de que ella llevaba zapatillas deportivas y no sus habituales sandalias de tacón. Tal vez para muchos ese detalle hubiese sido insignificante, pero yo la conocía tan bien que sabía que algo estaba mal.

Al salir del hospital, nos recibió la oscuridad de la noche. No pude hacer otra cosa más que admirar el cielo y pensar en que pronto Charly se recuperaría y que veríamos de nuevo lo mismo si alzábamos nuestras miradas.

—Josh, perdóname por no haber respondido tus mensajes —dijo Ashley. Se encontraba recargada en la pared, observándome con temor—. Las cosas han estado raras desde que te fuiste.

Hice como ella y también me recargué en el edificio. Si bien necesitaba explicaciones, no era mi intención llenarla de interrogantes para que se intimidara más. Lo único que sentía era una culpa profunda por haberme marchado en lugar de haberme quedado a cuidar a los que amo.

—He estado trabajando y estudiando, como Charly, por eso no podía darme el lujo de responderte y gastar saldo. —Se permitió resbalarse en el concreto para sentarse en la acera—. Además, ni él ni yo queríamos que supieras cómo está todo.

—Ashley, hubiera sido mejor que me lo dijeran; así, podría haberlos ayudado —reclamé, pero no subí la voz.

—¿Cómo? —inquirió. Era clara la desesperación en su hablar—. Joshua, estoy embarazada de Archibald y todos los que creíamos nuestros amigos nos dieron la espalda, incluso Tony y Elizabeth. —Sus orbes verdes comenzaron a humedecerse por las lágrimas.

Abrí los ojos tanto como pude. De haberme encontrado en otras circunstancias, me habría lanzado a abrazarla y a pedirle detalles.

—Él y yo comenzamos a trabajar para vivir juntos cuando esto sea muy notorio; mis padres aún no lo saben, pero creo que tienen sus sospechas. El punto es que por eso no podía responderte del modo que me hubiera gustado hacerlo.

—¿Y sobre Charles? ¿Cómo ha estado él? —Comencé a tamborilear los dedos en el concreto y a morderme el interior de la mejilla.

Ella lanzó un prolongado suspiro. También se sentía ahogada por la culpa.

—Creo que ya te contó que se ha obligado a sí mismo a trabajar muy duro y a seguir estudiando por la noche. —Ashley buscó mi mano con sus dedos huesudos—. Él es enfermizo y débil, así que eso pronto le pasó factura. Cayó resfriado hace semanas, pero seguía insistiendo en continuar con su rutina y, aunque no me lo dijo, sé que sus padres lo presionaron para que lo hiciera.

Apreté la mandíbula. Nunca fui una persona agresiva; no obstante, tenía fuertes deseos de confrontarlos. En ese momento las lágrimas derramadas por la señora Stonem se convirtieron en una actuación, así como el nerviosismo mostrado por su esposo.

—¿Y por qué no se quedó en casa en lugar de venir a verme? —Unas lágrimas de impotencia bajaron de mis ojos hasta mis mejillas.

—Le sugerí que mejor se quedara en casa y que en su lugar yo iría a verte, pero mi primo es terco e insistió. Él te echaba mucho de menos, Joshua. Incluso estaba ahorrando para ir a verte allá.

Mi labio inferior comenzó a temblar. Ahora era yo el que quería darse de topes por habérseme pasado antes la idea de que Charles Stonem había dejado de amarme. No lo merecía. Es más, creo que nadie en este mundo era digno de él. Era mucho para nosotros.

—Joshua, no pierdas la esperanza —dijo Ashley al mismo tiempo que recargaba su cabeza en mi hombro—. Todo va a salir bien.

—¡Es que les han pasado muchas cosas! —Me limpié las lágrimas con las muñecas, pero no podía dejar de llorar—. ¡Y yo en otro continente, yendo a fiestas y quejándome de mi vida...! ¡Es mi puta culpa!

—El desliz es mío y de Archibald por no cuidarnos, y también de mis tíos por obligarlo a maltratarse así.

—No te olvides de Charles; es un error suyo por ser un imprudente —vacilé con amargura.

—Ya podrás reclamarle por exponerse así —mencionó Ashley con un forzado aire cómico.

—¡Me va a escuchar! —amenacé—. ¡Cuando oiga todo lo que tengo que decirle, va a desear volver a desmayarse y que regrese a Estados Unidos!

Ella me dedicó una sonrisa cargada de amargura y me limité a abrazar su cabeza. Nos quedamos en esa posición un buen rato; no deseábamos volver a la sala de espera y aguardar por más noticias que quizá serían negativas. Lo único que anhelábamos era que ese terrible episodio pronto se convirtiera en una anécdota de la cual los tres —Ashley, Charly y yo—, pudiéramos reírnos.

#ProtejanACharly



Продолжить чтение

Вам также понравится

Danger Zone Gabianni

Подростковая литература

7.3K 1.1K 14
Bellamy O'Neill solía ser un prometedor piloto de Fórmula 3, pero en la carrera que podría haberlo catapultado a las grandes ligas, comete un terribl...
3K 224 12
En esta historia nos ponemos en los zapatos de Y/N, un joven humano que es enviado a un planeta congelado sin saber como llego o quien lo llevo, acom...
1.1M 3.7K 1
El destino puede unir personas de diferentes formas; pero cuando es mediante una desgracia, ¿Quién pensaría que un suceso tan negro se pintaría de co...
PLAGUE OF POWERS NestoDream

Научная фантастика

567 147 10
Caos, desesperación y sangre. Una sociedad en decadencia por la repentina aparición de un sistema omnipotente y omnisciente que otorgó poderes al aza...