Los dos Kim no habían dormido en toda la noche.
Las ojeras y bolsas debajo de sus ojos delataban el cansancio de una noche larga y pesada.
¿La razón?
Algo tan bobo cómo el hecho de que Namjoon no encontraba su partida de nacimiento, habían buscado por toda la casa, llamaron a sus madres para que le ayuden a buscar en sus casas si por asares del destino la hoja con el sello del hospital.
--"No se de que te alarmas Jinnie, te juro que sí nací --dijo Joon tratando de apaciguar la furia de su esposo
Dos días después de que Yoongi se había ido con la trabajadora social, ellos se pusieron a buscar todo lo que necesitaban, llamaron abogados y buscaron al mejor experimentado en el caso, tenían que entregar demasiados papeles, pero lamentablemente ni uno acepto la petición, les negaron la ayuda de inmediato cuando decían sus apellidos y más cuando aclaraban que eran pareja.
Entre los papeles que tenían que entregar estaban, porque sí, ellos por su cuenta se dispusieron a indagar además de que ya tenían experiencia, los certificados de salud, su acta de matrimonio que Seokjin lo tenía bien guardado en su caja fuerte, los certificados de estudio, certificado de trabajos, la solicitud dirigida a la Secretearía Nacional de Adopciones, fotografías de su vivienda estable y un demás de etcéteras.
Por ese motivo un iracundo Seokjin estaba tirando palabrotas al aire y los apelativos bonitos se habían ido, no se permitía ni verlo a los ojos exclamando cada vez que podía:
—Si existe un Dios mándeme paciencia, porqué si me da fuerza no sé qué le aré. –exclamo al aire seguido de un moreno que le miraba con ojos de cachorro con las manos en la espalda ocultando algo.
—Jinnie. –susurro melosamente. —Mira lo que tengo. –empezó a alzar sus manos donde se encontraba unos papeles viejos y algo manchados, los puso en los ojos del menor de altura con una sonrisa casi como del gato de Alicia sabiendo que en aquel papel seria el vale para poder parar el enojo de su esposo.
—Ni piensas que te libraste de la abstinencia Kim Namjoon. –hablo.
Mierda.
I N E F A B L E
—Jinnie estas exagerando; tus glóbulos están bie...
—Nos haremos la prueba de nuevo se...
Unos fuertes brazos le rodearon la cintura volteándolo bruscamente, poco pudo actuar cuando sus belfos fueron apresados por los del moreno intentando transmitirle calma y tranquilidad a su ser, él también estaba intranquilo no lo podía negar; tenía miedo, mucho miedo y la ansiedad le estaba carcomiendo el alma, quizá era un poco exagerado al pensar que si sus glóbulos blancos no estaban en perfecto equilibrio no les darían la oportunidad de adoptar al pequeño que les robo el corazón.
Pero Seokjin quería prevenir cualquier cosa, si tenía que hacerse la prueba de sangre cien veces este lo haría sin rechistar.
I N E F A B L E
Un niño con las mejillas llenas de lágrimas y la cara roja de la tristeza se había negado a ver más familias y entre sus brazos se aferraba a su pequeño "hermano" para que no se lo llevaran si no fuera con él; lo custodiaba como un feroz dragón blanco con ojos de pozos profundos protegía sus rubíes y diamantes.
Él día que se había ido anhelando que esa familia no lo devolviera como una simple caja de cartón, le prometió buscarlo en unos años, pero como era de esperarse regreso a el orfanato donde siempre estaba solo, hombres y mujeres quedaban encantados con él pero siempre ocurría cosas para volver, no lo podían culpar de extrañar a su hermanito.
Hobi siempre le rogaba que él se fuera y para no ver llorar a su menor aceptaba lo que le pedía.
Pero ya no quería más hombres o mujeres que los separan, no quería tener otros hermanos, no quería estar sin Hobi.
No sabía cómo había llegado a la guardería, tenía vagos recuerdos de él en un coche que no se sentía tan reconfortante como la vez que estaba en el auto del señor bonito, además que se sentía incómodo en los brazos extraños, no parecían ser del señor grande que aunque parecía de esos señores que expenden un aura de autoridad y dan miedo por su altura y músculos formados, lo sostenía con una calidez inteligible y un amor que se podía sentir si pasabas a su lado.
A la mañana siguiente estaba nuevamente en el orfanato y todo dio luz y respuestas.
Lo habían abandonado.
De nuevo.
Su corazoncito no lo soporto y comenzó a llorar ni bien despertó, se sentía mal, pensaba que las personas no lo querían, acaso ¿No era lo suficiente para ser amado? ¿Qué le faltaba? Seguro era por su cicatriz, pero no era culpa suya él no quería hacerlo o quizás es porque es muy bajito para su edad, los niños son muy altos y el es mas bajo de los demás, seguro por eso no lo querían.
—Shooooga –hablo el pequeño de 4 años casi asfixiado, llamándolo con el apodo que tanto le gustaba a su hyung.
—¿Sí?
—¿Está triste Shooga? – sonrío con ternura, sabía que, si lo hacía, su mayor dejaría de llorar y así fue.
—Hobi, prométeme que nadie nos va a separar y que si algún día nos llegan a adoptar será a los dos juntos, Hobi y Suga juntos ¿Sí?
—Está bien, pero ya no llores Shooga, no me gusta verlo triste. –con sus pequeñas manos regordetas limpio sus mejillas y con un besito en la frente lo abraso reforzando sus palabras, nadie los iba a separar.
Jugaron con el sol ardiente y bajo las ramas de un manzano hasta que se hizo de noche, la cena siempre era escasa y tenían que guardar para poder comer entre todos, eran niños muy bien comportados y agradecidos con lo poco que tenían.
La mañana siguiente Hobi despertó con una energía inentendible e insaciable sustentando que ese día iba a ocurrir algo fantástico y maravilloso para ellos dos y que su sueño le había avisado.
Soñó con vacas azules regordetas que podían volar y una gran jungla, que se subían a las nubes junto con Yoongi viendo como los rosales, girasoles, dalias, geranios y demás flores crecían a su alrededor, pues para él esa era una jungla llena de color. Soñó con dos osos grandes y altos que estaban sentados en medio de la jungla compartiendo el té y alrededor de sus muñecas tenían una pulsera muy llamativa.
Rieron toda la mañana por las aventuras que podrían tener en esa jungla junto a los osos y su alegría fue tal que Hobi termino contándole a todos sus amigos.
—Pero y si ¿Se los comen los osos?
—No, porque los osos de mi sueño eran amables y nos iban a proteger, además nosotros teníamos súper poderes.
—Ah entonces así pues sí.
15032021
06092021 ✅