Esa canción.
Clover.
Trato de no dejar que los nervios me invadan mientras Callum me mira sacar bandejas llenas de bastante comida. El olor es francamente bueno y debido a que me salté la hora del almuerzo recaudando los ingredientes frescos para la comida y descubriendo cómo seguir la receta sin arruinarlo junto a Edna, solo alcancé a compartir una taza de cereal con mi amiga, pero eso es bueno porque mi apetito está muy abierto y deseo devorarme toda mi obra maestra.
—Eso huele bastante bien —comenta Callum que ahora que le voy quitando las tapas a las bandejas.
—Qué bueno que te lo parezca porque no ha sido nada fácil de cocinar.
Subo la mirada y trago al verlo porque nunca lo había visto sin camisa, al menos no de cerca porque varias veces lo he visto trotar sin ella. Su piel es pálida, parece satinada, sus pezones rosa pálidos se encuentran perforados con piercings en cada uno de ellos y luego hay toda una extensión firme de abdominales, no exageradamente marcados, pero sí definido con un rastro de vello rojizo que inicia desde debajo de su ombligo hasta perderse debajo del pantalón de chándal que cuelga de sus caderas dejándome ver la cinturilla de su bóxer. Le doy la suficiente atención para descubrir que de hecho también tiene un rastro de pecas dispersas desde uno de sus oblicuos, las únicas pecas que le he visto hasta ahora.
—Qué descarada eres —dice y de inmediato mis ojos vuelven a los suyos.
Su actitud es seria, pero creo ver un brillo en sus ojos que me hace difícil determinar si se encuentra muy molesto o puede darme tregua junto a una oportunidad.
— ¿Qué tal si buscas unos platos y utensilios para que podamos comer? No quiero que la comida se enfríe —Hago una pausa—. También podrías ponerte una camisa en el proceso.
—Iba a tomar una ducha.
La aclaratoria no hace nada por mejorar las cosas, porque tengo una imaginación muy vívida que parece no tener descanso y sus palabras han puesto la imagen en mi cabeza. No sé qué refleja mi rostro, pero una de sus cejas rojizas sube y se muerde el labio inferior.
—Iré a tomar una ducha veloz y luego buscaré lo necesario para servirnos la comida —Hace una pausa—. ¡Por los duendes irlandeses! Definitivamente debo tomar una ducha muy rápida porque esa comida huele cómo el cielo.
Sonrío y creo que quiere devolverme el gesto, pero en última instancia se gira y se aleja en un pequeño pasillo, dejándome sola con un profundo suspiro.
—De acuerdo, no está marchando tan mal —Me digo.
Vuelvo a tapar las bandejas de comida para que mantengan la temperatura y aunque Callum se dé una ducha bastante corta, me siento inquieta así no puedo evitar desplazarme por la sala de lo que es una bonita casa.
No hay mucho que ver, pero igual quiero explorar. Un televisor pantalla plana considerablemente grande cerca de un sofá, una amplia mesita, unos cuadros que no combinan en las paredes y un mini bar con unos pocos licores. Luego hay un pasillo que estoy suponiendo conduce a la cocina y otro pasillo por el que Callum desapareció en dónde vislumbran dos puertas que se encuentran cerradas.
Sé que mis notas podrían hacerte pensar que estaba sobre Callum averiguando de su vida, pero la verdad es que ese no es el caso. Soy honesta cuando digo que eran notas inofensivas sin ningún fin y que de hecho no esperaba este escenario, así que desconozco si Callum vive solo, pero lo más probable es que cómo otros tantos estudiantes comparta casa y hasta hoy o bueno, hasta que me envió su dirección, me entero de en dónde vive que no es más que cinco cuadras lejos de la universidad, ahora entiendo un poco más porque se moviliza en su auto.
Voy a la ventana y evalúo las calles viendo que de hecho parece que hay otros universitarios en unas pocas casas vecinas, siento pena por los vecinos porque incluso si son buenos y sin intenciones de causar caos, tendemos de alguna manera a ser ruidosos o al menos un viernes en la calle, un ejemplo de ello son las bonitas tres mujeres riendo mientras caminan hacia un auto que las está esperando.
El teléfono en el bolsillo de mi pantalón vibra y al sacarlo, leyendo el identificador de llamadas, descubro que se trata de Kevin.
—Oye, estamos yendo a una noche de karaoke en un bar ¿Quieres venir?
—Paso, no puedo.
— ¿Qué? ¿Por qué no puedes? No es cómo si tuvieras muchas cosas que hacer —De fondo escucho la risa de Oscar ante sus palabras, porque él ama cuando Kevin es cruel, sobre todo si es conmigo.
—Ah, pues fíjate que sí tengo un montón de cosas qué hacer —señalo con voz más alta.
— ¿Estás segura? Porque podrías solo estar en tu habitación estudiando, además, Oscar dice no creerte las razones por las que no fuiste hoy a tus clases.
— ¿Cómo le fue a Oscar con su cadáver?
—Él dice que excelente, le tocó hacer equipo con un vago, pero la otra chica es aplicada, sin embargo, volviendo al tema ¿Vienes al bar?
—Acabo de decirte que no puedo.
—Pero es que pienso que mientes, dime por qué se supone qué no puedes.
—Bueno ¿Quién eres en este momento? ¿Una relación toxica en la que no sabía que estaba? —pregunto y suelta una breve risa.
—Llamarme tóxico no me desvía de querer una respuesta.
—Vine a solucionar unas cosas.
— ¿Qué cosas?
— ¡Dios mío! ¿Siempre has sido esta zorra chismosa?
—Ah, ahora me llamas zorra para darme una mordedura de veneno, no me ofende.
—Aquí están los platos y utensilios —dice La voz de Callum desde la mesa, haciéndome dar un pequeño salto de la sorpresa.
—Oh, por el Dios de los putos —exhala Kevin a través del teléfono—. ¿Te estás saboreando a Callum Byrne en este momento?
—No, no, por supuesto que no.
—Seguramente lo está haciendo —Escucho decir a Oscar—. Ya era hora de que dejara de actuar cómo una desgraciada.
—Dile que yo no actuaba cómo una desgraciada —Me quejo.
—Canela pasión oriental, sí actuabas cómo una desgraciada —Se ríe Kevin—. Te dejaré disfrutar de tu faena, pero luego espero detalles.
— ¿Crees que le dará el culo como en su famosa nota? —escucho la burla de Oscar.
¡Maldita sea! Esa información ni siquiera se la di yo, ayer mientras almorzábamos junto a Edna y me daban un bocado de realidad, ella lo mencionó y Oscar se aferra a ello cómo una especie de salvavidas para joderme la vida.
—Tal vez no el culo, pero si la polla en la boca —Le responde Kevin—, después de todo, la muy sucia pedía detalles de lo que le hice a Callum.
—Ustedes dos ya cállense —Mascullo— y ahora voy a colgar.
Y lo hago, pero muy a mi pesar, estoy sonriendo por la conversación con mis amigos; sería imposible no amarlos con sus locuras y rarezas.
Girando camino hacia Callum, que ahora va vestido con un pantalón negro ajustado y una camisa igualmente negra de mangas largas, el cabello cómo siempre lo lleva despeinado, pero con menos volumen porque se encuentra húmedo y cuando estoy cerca, al respirar hondo, percibo el delicioso olor de algún shampo masculino y perfume, es embriagador.
—Kevin y Oscar me invitaban a un bar —digo para llenar el silencio mientras abro de nuevo las bandejas con comida.
—Ese era mi plan, iba a encontrarme con Stephan allá.
—Oh, no tienes que quedarte a comer, puedo irme...
—No renunciaría a una comida que huele tan bien y que se ve tan increíble cómo esta ¿Qué es exactamente? No luce simple, parece algo que lleva trabajo.
—Coq au vin —respondo y asiente muy lentamente, rio—. Es un plato francés y básicamente es pollo a la cazuela con vino tinto.
Se necesitó de mucha paciencia y esfuerzo para hacer tal plato, para cocinarlo, hubo un momento en donde solo quise arrojarlo por la ventana y salir corriendo, pero por suerte me logré contener y estoy feliz con los resultados.
—Qué impresionante —Es lo que dice con genuina sorpresa en su expresión.
—Podría restarle importancia encogiéndome de hombros, pero la verdad es que sí fue muy impresionante que no mandara todo al carajo y me diera por vencida con este plato de comida pretenciosa.
Una pequeña sonrisa aparece en su rostro mientras toma asiento en una silla y luego saca la otra dándome una invitación silenciosa que no dudo en tomar. En silencio nos servimos del pollo, papas al vapor y espárragos horneados.
Lo veo tomar el primer bocado del pollo y dejo ir una respiración profunda de alivio cuando suspira de satisfacción, valió la pena tanto estrés. Doy una probada de mi propia porción y mis ojos se cierran en deleite ¡Demonios! Posiblemente esto sea lo mejor que Edna y yo cocinaremos en toda nuestra vida.
—Creo que esto iría bien con una botella de vino —dice comenzando a ponerse de pie, pero le tomo la muñeca y cuando baja la vista sacudo la cabeza en negación.
—El vino en este pollo es todo lo que puedo tolerar, una botella de vino o mejor dicho, dos botellas de vino fueron las que enfriaron las cosas para nosotros.
No creo que entienda a lo qué me refiero, pero vuelve a sentarse y continúa comiendo. Cada bocado de comida se siente cómo el cielo, pero hay que admitir que es un poco incómodo todo el silencio que mantenemos uno al lado del otro. Lo veo de reojo y se mantiene concentrado en su comida.
—No quise dejarte plantado —rompo el silencio cuando vamos más allá de la mitad de nuestra cena.
Me limpio los labios con una servilleta y tomo de una de las botellas de agua que trajo hace unos momentos. Cuando me giro hacia él, toda su atención está en mí o al menos lo está luego de pasarse una servilleta por las esquina de los labios.
—Te envié más de tres mensajes incluso si no querías venir o sentías que no podías, podrías haberlo dicho inicialmente o en algún momento cuando tarde se hizo muy tarde —Su entrecejo se frunce—. Al igual que tú has hecho el día de hoy, me dediqué a hacer una cena, corrí de la casa a mis dos compañeros de piso y luego esperé... Esperé bastante rato e incluso cuando parecía obvio que no vendrías, seguí esperando.
—Lo siento —Me lamo los labios haciendo tiempo para ordenar las palabras que quiero decir—. Yo...Estaba en una nube.
—Una nube —repite.
—Una nube después de lo que pasó entre nosotros.
—Cuando te corriste.
—Exacto —Concentro toda mi determinación en mantener su mirada—. Pasé todo el día en una nube, pero mis pensamientos eran caóticos, todo se sentía irreal. Luego al entrar en mi residencia me encontré con mi amiga Edna y al llegar a casa, conversamos y bebimos.
»Mayormente tengo control sobre la bebida, pero nos dejamos llevar, una botella se convirtieron en dos mientras hablamos y pasábamos tiempo juntas —Él no dice nada, así que sigo—. No sé cuándo perdí el conocimiento solo sé que me quedé dormida y desperté por Oscar. Tuve una mañana horrible en donde incluso fallé en una evaluación y cuando dijiste mi nombre y otras cosas en el pasillo, yo ni siquiera sabía de qué hablabas, mi único objetivo era llegar a un baño antes de que me avergonzara vomitando en público.
»Luego de que pensará que me moriría dejándolo todo en ese baño, fue que pude leer tus mensajes y me sentí muy mal dándome cuenta de que te planté.
— ¿No te acordabas de que habíamos quedado?
—Estando sobria sí lo hacía, de hecho esperaba por ello porque estaba curiosa sobre cómo marcharían las cosas, pero estando ebria, supongo que muchas cosas se me escapaban y al día siguiente me sentía tan mal que ni siquiera quería pensar.
—Las resacas son una mierda.
Asiento en acuerdo y giro del todo mi cuerpo para poder enfrentarlo, él imita mi acción.
—Leí tus mensajes y vi mi respuesta, siento que se leyera tan mal.
—Lo hizo, te esperé durante horas y que llegará ese mensaje me hizo sentir cómo la mierda, porque incluso parecía que me hiciste esperar horas por un encuentro al que siempre supiste que nunca llegarías.
—Lo siento —repito, odiando sonar repetida.
— ¿Hay una explicación para ello?
—Pese a estar ebria creo que sé a lo que me refería con ese "lo siento, no puedo", el mensaje correcto debía ser un: lo siento, no puedo no tener miedo. Porque estaba algo asustada de reunirnos, pero sí quería, en eso soy honesta. Había decidido venir.
— ¿Terminaste de comer? —pregunta, descolocándome con el cambio de tema.
—Eh...Sí, puedes meter al refrigerador lo restante, mientras esté sellado no se dañará.
—Bien, estoy seguro de que no durará demasiado cuando Stephan lo descubra.
Me pongo de pie al igual que él y mientras que recoge los platos que ensuciamos, yo sello las bandejas y lo sigo a la cocina que no es muy grande, pero que se encuentra limpia.
— ¿Stephan cómo el tipo de la otra noche?
—Sí, él que interrumpió nuestra sesión de besos —responde dejando las cosas en el lavavajillas—. Además de ser un gran amigo, diría que el mejor, es mi compañero de vivienda junto a Michael.
—Así que no vives solo —señalo luego de meter las bandejas en el refrigerador.
—Pensé que eso lo sabías.
—Tal vez sea difícil de creer debido a la naturaleza de mis notas, pero la verdad es que poco sé de tu vida personal. No te asechaba o hacía averiguaciones de ti, no soy una acosadora.
Suspirando él se gira y se recarga de la columna de la pared detrás de él. Su postura es algo distractora porque el tener los brazos cruzados hace que sus bíceps capten toda la atención junto a su atractivo rostro.
— ¿Por qué no me diste toda esta explicación esa mañana luego de que vomitaras tus entrañas, Clover?
No respondo de inmediato, en lugar de ello bajo la vista a mis zapatos y luego veo los suyos acercarse antes de que se detenga frente a mí. Sus dedos me toman de la barbilla, instándome a alzar la vista para encontrarme con sus ojos.
— ¿Por qué? —vuelve a preguntar en voz más suave.
—Porque pensé que era una especie de señal de que podía conservarlo cómo un bonito recuerdo y no cómo algo que no funcionó —confieso—. Te escribí la primera nota porque desde que me ayudaste a levantarme del suelo, te quedaste en mi cabeza, me pareciste además de atractivo, alguien con una personalidad muy difícil de olvidar.
»Porque no me di cuenta de que te veía en clases más de lo que quería ver a otra persona y porque cuando hablamos en breves conversaciones o me mirabas, había una emoción que podía reconocer —Me lamo los labios y su vista baja antes de volver a mis ojos—. Te escribí esa nota porque tal cómo te lo dije estando ebria, te había visto y nuestras miradas se cruzaron...
—Y mientras tú me follabas con la mirada, la mía fue amistosa —cita la primera frase que le escribí y eso hace cosas locas con los latidos de mi corazón.
—Bueno, sí —Rio por lo bajo y luego veo sus labios estirarse en una pequeña sonrisa—. Te vi esa noche en esa fiesta y sentí una inquietud, quería que me vieras y sabiendo que no lo harías porque tu lengua estaba en la boca de un chico...
—Razón por la que me invitaste a meterte la lengua en la boca —Me interrumpe.
—Te escribí tonterías.
—Sobre poner mi pene en tu boca y que lo de ponerlo en tu culo podíamos negociarlo.
—Y al día siguiente luego de entrar en crisis sobre que vendrías a preguntarme si estaba loca —adrede ignoro sus palabras anteriores—, recordé que había sido anónima y se sintió bien, me sentí ligera.
»Mi plan no era escribirte nuevas notas, pero cuando San Valentín llegó, pasé por tu auto y no pude evitarlo, se sentía bien y aunque no sabía si las leías, seguí haciéndolo. Te prometo que no pretendía atraparte o iba con otras intenciones, todo esto me ha tomado por sorpresa.
»Has sido cómo una especie de tornado porque por sorpresa en este San Valentín todo cambió, te acercaste, nos besamos y luego vi las notas. Cuando vi el informe, estaba tan nerviosa que ni siquiera me enfoqué en el hecho de que Jagger decía que estabas feliz de que fuese yo.
—Porque esa era una absoluta verdad.
—Todo ha sido inesperado, Callum. Salí de una relación hace poco más de tres meses, estaba feliz en mi soltería y aunque me gustaras, no nos imaginaba en un escenario más que amistoso casualmente.
— ¿Quiere decir eso que no fantaseabas conmigo? —Dos de sus dedos atrapan un mechón de mi cabello.
—Ese no es el punto —digo llevando una mano a su pecho para mantener una mínima distancia entre nosotros—. Era una soltera feliz que no soñaba en estar en algo contigo, no creí que besos y orgasmos fuese una posibilidad real.
»Así que estoy asustada porque en mi vida siempre trato de llevar un esquema, no me gustan las sorpresas y sobre todo no puedo no tener miedo de que esto podría ser un error —Me da toda su atención y paraliza el movimiento de sus dedos en mi mechón de cabello—. Eras un platónico, tenía una especie de opinión de ti, cómo una luna a la que admiraba, pero que no podía sostener.
—Pero hoy bajo tus manos sientes el pecho de esta luna —murmura y sus palabras me hacen estremecer.
—Tengo miedo de decepcionarme porque no sé exactamente qué pasa, pero tampoco quiero quedarme sin averiguarlo. Quiero salir corriendo, pero también quiero quedarme y ver qué sucede. Tengo miedo de que no seas esa luna que imaginé, pero me da todavía más pavor que seas incluso mejor, porque lo que imaginé ya es lo suficientemente bueno.
—Creo que tengo derecho a una oportunidad de que me conozcas —dice y su mano libera mi mentón para posarse en mi mejilla—. Clover, te estuve buscando.
Y entonces Callum hace la cosa más inesperada de la noche:
Canta.
Youˈre the voice i hear inside my head
The reason tha Iˈm singin
I need to find you
I gotta find you
Youˈre the missing piece I need
The song inside of me
I need find you
I gotta find you
Dos cosas me impactan, la primera es que ¡Por supuesto que su voz es enronquecida! Canta bastante bien y la segunda:
— ¿Acabas de cantar This is me de Camp Rock?
—Lo he hecho —Sonríe—. Eres esa voz y eres esa chica.
Decir que estoy sorprendida es quedar muy, muy corta. Tengo el presentimiento de que Callum no es cómo lo imagine: él podría ser infinitamente mejor.