Capítulo dos
—"La debilidad en mi"
JAMES POTTER NO ES UN HOMBRE RESPONSABLE.
Ese es un hecho conocido en todo Hogwarts. Él es la persona con la que hablas cuando quieres reírte, pero no con quien pides ayuda.
Para aquellos que no lo conocen, James Potter simplemente no es un hombre confiable. Para muchos había sido sorprendente cuando James había sido nombrado premio anual, muchos simplemente lo excusaban como las formas de emparejamiento de Dumbledore.
No, James Potter simplemente no es el tipo de persona de quien esperas responsabilidad.
Olivia sabía esto, sabía de su reputación y por eso no se sorprendió tanto cuando tres días después él todavía no había mostrado su rostro.
Había desaparecido por completo.
Ni siquiera se había molestado en asistir a clases.
Olivia esperaba esto, esperaba que él desapareciera. En su cabeza, esta es la situación ideal. Es mejor, menos complicaciones.
Lo que no esperaba es que sus amigos la siguieran como perros perdidos. Dondequiera que vaya, no se quedan atrás.
Tanto es así que ha memorizado el olor de la colonia de Sirius Black.
Durante los últimos tres días, los había estado ignorando, fingiendo que no podía sentir su mirada vigilante o su presencia detrás de ella y, en su mayor parte, había tenido éxito.
Pero mientras se pone al día con su trabajo escolar en la biblioteca, páginas y páginas de pergamino y libros abiertos a su alrededor, se está volviendo un poco difícil ignorar sus insistentes susurros. Soltando un suspiro de molestia, cerró su libro de golpe, dándose la vuelta para entrecerrar los ojos en Sirius Black, el más ruidoso y desagradable de los tres.
—Lárgate, Black
Remus Lupin se aclaró la garganta mientras caminaban lentamente hacia su mesa y tomaban sus asientos. Él y Peter Pettigrew tuvieron el sentido común de verse avergonzados por ser atrapados, pero Sirius simplemente le envió una sonrisa.
—Solo estaba comprobando cómo está mi ahijado
Olivia tuvo la repentina necesidad de golpearlo en la cabeza con un libro.
—El bebé no es tu ahijado
—Eso es una mierda y lo sabes—se burló Sirius—Soy el mejor amigo de James, merezco ser el padrino de su primogénito
—Potter ni siquiera ha reconocido que es el padre, por lo que a mí respecta, este niño es mi hijo y solo mío—dijo con firmeza
A decir verdad, Olivia no lo culpa. No hay nada que lo vincule físicamente a su hijo, puede alejarse fácilmente si así lo desea. Es joven y libre y no el que tiene un niño en el estómago.
Remus se aclaró la garganta nuevamente antes de hablar.
—No es así. James no te está abandonando. Él solo... todavía está procesando cosas. Ser padre, es algo que cambia la vida y aún no lo ha comprendido del todo
—Imagínate descubrir que estás embarazada a los diecisiete—murmuró
Ella no estaba siendo justa y lo sabía. Ella es amargada.
Está amargada porque James tiene amigos y familiares a los que puede acudir. Tiene a alguien que lo cuida. Olivia está sola.
La sonrisa de Sirius cayó y fue reemplazada por una sonrisa genuina.
—De todos modos, mientras James arregla sus cosas, solo queremos que sepas que puedes acudir a nosotros si necesitas algo, antojos, medicamentos, ayuda física, cualquier cosa que necesites, lo conseguiremos. Estamos aquí para ti. y el engendro
Olivia no podía negar que la idea era absolutamente entrañable.
Desafortunadamente, era alérgica al espectro de emociones humanas.
—Vuelve a llamar a mi cría "engendro" y será lo último que hagas
Sirius hizo un puchero infantilmente
—Nunca te ha gustado nada de lo que sugiero sobre Prongslet
—Como si Prongslet fuera mejor—murmuró antes de apilar sus libros y tomarlos en sus brazos—Ha sido genial hablar con ustedes, muchachos, pero tengo que irme ahora
—¿Necesitas ayuda con tus libros?—Sirius preguntó al instante, viendo lo grueso que era el libro que llevaba
—Estoy embarazada, no discapacitada
—Adiós, Olivia—dijo Remus cortésmente, sonriéndole—Cuídate
Ella sonrió con torpeza
—Gracias
—¡Adiós!—gritó Peter, hablando por primera vez
Sinceramente, Olivia lo aterrorizaba. Olivia ya se estaba alejando cuando Sirius la llamó.
—¡Nos vemos, mamá bebé de James!—Ella miró hacia atrás para mirarlo
Afortunadamente, nadie más estaba cerca para escuchar eso. No quería que la noticia de su embarazo se extendiera por la escuela y, sin duda, llegara a sus padres. Eso solo causaría problemas con los que no está lista para lidiar en este momento.
Olivia se dirigió a la oficina de Dumbledore como le indicaron el día anterior. Se ha decidido que, debido a la historia de su familia, absolutamente nadie más que sus amigos de confianza pueden saberlo y eso definitivamente no incluye a sus compañeros de cuarto de Slytherin que no lo pensarían dos veces en decírselo a sus padres.
El problema era que a pesar de que existen hechizos para ayudar a ocultar su estómago, sería mucho más conveniente si le dieran su propia habitación para no plantear preguntas que serían demasiado difíciles de responder.
Afortunadamente, en realidad no tiene amigos ni habla con nadie, por lo que eso significaría que no está lo suficientemente cerca de nadie como para que le pregunten por qué necesitaría su propia habitación.
—Gotas de limón—dijo frente a la Gárgola, quien instantáneamente reveló las escaleras que conducían a la oficina de Dumbledore
Un golpe en la puerta la abrió por sí sola y encontró al profesor Dumbledore sentado junto a su escritorio con su pluma en la mano.
Olivia solo ha estado aquí un puñado de veces, principalmente solo para sus deberes de prefecta y, aunque encuentra hermosos los múltiples artefactos mágicos que se muestran en toda la habitación y aprecia su valor e historia, no fue algo que la sorprendió.
Creció en una mansión llena de artefactos mágicos, aunque algunos de ellos habían sido adquiridos ilegalmente.
—Buenos días, señorita Kinsley—saludó sin levantar la vista de lo que estaba haciendo—Madame Pomprey me había informado que eligió quedarse con el feto, y debo decir que apoyo absolutamente su decisión
—Gracias profesor—Dijo en voz baja y aunque sus palabras sonaron demasiado formales y carentes de emociones, sus palabras significaron mucho para ella
—Muy bien. Vamos al tema de tus arreglos de vivienda—dijo mientras dejaba la pluma—Viendo que la señorita Evans y el Sr. Potter preferían sus dormitorios a la habitación principal, encontré uno que se adaptaba a sus necesidades—Olivia asintió, tratando de no mostrar cómo la mención de James Potter la hizo hacer una mueca—Madame Pomfrey también insiste en que la vea cada dos semanas y que vaya con ella si alguna vez siente la necesidad—continuó Dumbledore—La facultad había sido informada de su condición, así que si siente que no puede asistir a clases, no se obligue a hacerlo
—Gracias, profesor, de verdad—Deseó que sus ojos mostraran la gratitud que le costaba transmitir
No solo estaba agradecida por sus amables gestos, sino también por el hecho de que no la había juzgado. Se había quedado embarazada en la escuela y lo peor era el hecho de que no tenía una relación sentimental con el padre.
—Cometió un error, señorita Kinsley—Su voz tenía ese tono
El tono que solo alguien que había vivido lo suficiente para adquirir el mismo conocimiento que poseía el gran Albus Dumbledore puede usar.
—Pero tomar malas decisiones no nos convierte en malas personas. Confío en que seas lo suficientemente capaz para vivir con las consecuencias de tu decisión
—Sí señor—estuvo de acuerdo porque aunque Olivia no se consideraría valiente, sería valiente solo por esta vez
Sería valiente por su bebé.
Ella se aseguraría de que creciera con las cosas que no había podido hacer.
Ella enfrentaría las consecuencias de sus acciones.
—Y de hecho, eres mayor de edad y solo quedan menos de ocho meses para que terminen tus estudios. Creo que tomarás las decisiones correctas con respecto a tu hijo
—Lo haré, señor—Ella prometió
Ella no defraudaría a su bebé.
—Ahora, todo está resuelto, creo que tienes clases a las que asistir. Puedes mudarte a tu nueva habitación en cualquier momento que lo creas conveniente—dijo antes de que apareciera el brillo en sus ojos.—La contraseña es "Patronus" Aunque debo informarle que el Sr. Potter ya se había tomado la libertad de arreglar su nuevo espacio y todo lo que necesita
Ella miró hacia abajo para evitar sus ojos conocedores.
¿Entonces tuvo tiempo para arreglar su nueva habitación pero no lo suficiente para hablar con ella?
Se puso de pie para prepararse para irse, dándole al anciano una pequeña sonrisa.
—Gracias de nuevo, profesor Dumbledore. Por todo
—De nada, Olivia. Cuídate—dijo con una sonrisa
Olivia asintió antes de darse la vuelta para salir.
Se dirigió a su clase de encantos, donde sabía que ya había llegado tarde. Ahora que ha arreglado los tecnicismos con Dumbledore, no pudo evitar sentirse un poco abrumada con su situación actual.
Ahora que todo está arreglado, se siente más real que nunca.
Era como si todo su mundo hubiera cambiado de la noche a la mañana y, en cierto modo, lo había hecho.
Ya no vivía solo para ella.
Ella es responsable de otra persona ahora, de otro ser humano y todavía no está segura de cómo se sintió al respecto.
Apenas puede confiar en sí misma para tomar las decisiones correctas para mantenerse con vida y ahora se espera que cuide de un niño cuando todavía lo es. Pero la verdad era que, incluso con lo abrumador que se sentía actualmente, Olivia sabía que haría todo lo posible para mantener a salvo a este niño.
Apenas tenía el tamaño de una uva y sabía que ya le daría todo su mundo. Y ese pensamiento era casi tan aterrador como ser responsable de otra persona.
Toda su vida, había sido educada para ver las emociones como debilidad, para nunca permitirse estar demasiado cerca de nadie, y ahora estaba admitiendo conscientemente que su bebé ya la tenía envuelta alrededor de su dedo aún inexistente.
De pie frente al aula de encantamientos, Olivia respiró hondo para aclarar su cabeza y estabilizar su mente.
Las emociones son una debilidad y nadie puede saberlo.
Una vez que ella entra, sus compañeros de clase ya tienen sus varitas y están cantando un hechizo.
Casi involuntariamente, sus ojos escanearon el aula, sabiendo que comparte esta clase con cuatro alborotadores.
Sorprendentemente, por primera vez desde que se enteró de su embarazo, James Potter se sentó en su asiento habitual junto a su mejor amigo, con el cabello negro azabache más desordenado de lo habitual si era posible.
También ha aparecido una ligera barba incipiente que lo hace parecer mayor de lo que es.
Cuando ella lo miró a los ojos, él ya la estaba mirando.
Los ojos color avellana perforaron su piel, tanto que incluso después de que ella le dio la espalda para enfrentar al profesor Flitwick, todavía podía sentir su mirada sobre ella.
Murmuró un pequeño agradecimiento después de que Flitwick le asegurara que su tardanza era perdonada antes de dirigirse a su silla, que afortunadamente está a unas filas de los ojos atentos de James.
Sirius la saludó con entusiasmo con la sonrisa más grande en su rostro, lo que hizo que Olivia arqueara una ceja.
James golpeó a su amigo en la nuca, murmurando algo que hizo que Sirius pusiera los ojos en blanco y James frunciera el ceño.
Al darse cuenta de que los había estado observando, Olivia rápidamente desvió la mirada de los dos, ignorando sus ligeros susurros que sabía que eran sobre ella.
Durante toda la clase, Olivia supo que James la había estado observando.
Su mirada nunca dejó la parte de atrás de su cabeza.
Ella se niega a darse la vuelta y enfrentarlo e incluso darle el más mínimo indicio de que le importa.
Porque ella no lo hace.
A ella no le importa.
Olivia Kinsley nunca se preocupó por nada en toda su vida y no está dispuesta a empezar ahora.
Ella se preocupa por su bebé y no por su padre.
Cuando sonó la campana señalando el final de la clase, no se sorprendió en absoluto al encontrar a James de pie junto a ella mientras arreglaba sus cosas.
Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y su enorme altura intimidaba a Olivia, pero ella no lo dejó ver.
Ella lo miró directamente a los ojos, casi desafiante. Aunque su estatura es intimidante, la clara vacilación y ansiedad en su rostro es tan clara como el día mientras pasa su mano por su cabello.
—Olivia
—Potter—saludó ella, levantándose y saliendo del salón de clases con James siguiéndola
—Pensé que deberíamos hablar
—Te lo imaginaste—dijo, casi en tono de burla—Bueno, ¿de qué quieres hablar?
—El bebé—Su voz bajó más entonces, los ojos buscando a su alrededor para ver si alguien estaba escuchando—Lo que hice fue de cobardes—Parecía como si le doliera físicamente decir esas palabras—Me escapé—continuó—Me escapé de mis responsabilidades y te dejé para que lo enfrentaste sola. El niño también es mi responsabilidad, pero me dejé atrapar por mis propios sentimientos que olvidé considerar los tuyos
Olivia no sabe qué decir.
Es sincero, genuino.
Ella puede ver en sus ojos, escucharlo en su tono.
Él quiso decir lo que dijo, cada palabra y la honestidad y humildad que no es algo a lo que ella está acostumbrada.
—No es gran cosa—dijo, desviando los ojos de él, preguntándose si él puede ver el miedo en ellos
¿Puede leerla tan fácilmente como ella lo lee a él?
—Pero lo es—insistió James—Hicimos esto juntos, pero tan pronto como pude, te dejé y eso está mal. Mi madre me crió mejor que eso
—¿Tus padres lo saben?—Ella no pudo evitar preguntar
James asintió lentamente.
—Sí, les dije un día después de que me enteré. Mi madre envió un vociferador y me sermoneó sobre lo irresponsable y estúpido que soy, pero también envió las vitaminas que podrías necesitar y dijo que le dijera si necesitábamos algo más. Lo dejé en tu nueva habitación, por cierto
Olivia lo miró parpadeando, imaginando a sus propios padres que probablemente entrarían en Hogwarts solo para arrastrarla por su cabello gritando y pateando.
Ella solo puede imaginar lo que harían cuando se enteraran.
—Eso es amable de su parte
—Ella fue quien me dijo lo que tenía que hacer. Para enfrentar esto y ayudarte a superarlo—dijo James con determinación—Ya no huiré más. Esto fue obra nuestra y haré lo que pueda para ser el mejor padre que ese niño pueda tener
A Olivia le sorprendió por decir lo menos.
Ella había esperado completamente que él la dejara en ese pasillo, para decirle que no está listo para ser padre, que no puede asumir la responsabilidad. Había pensado en todas las razones posibles, decidida a hacer que él fuera el malo.
Entonces sería más fácil.
Sería tan fácil odiarlo.
Es muy fácil culpar a otras personas de las cosas que no podemos atribuir.
Sin embargo, no podía prohibirle exactamente que hiciera lo que le estaba diciendo que iba a hacer. El bebé es tanto suyo como de ella y él tenía todo el derecho a exigir estar en su vida
—Haremos esto juntas, Olivia—James le dijo seriamente, sus ojos color avellana encontrándose con los grises
Y por primera vez en mucho tiempo, Olivia realmente quiso decir la palabra que estaba saliendo de su boca.
—Está bien. Juntos
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