-Tengo una sorpresa para ti -anunció Louis de la nada.
-No.
-Vamos -dijo alargando las vocales- ni siquiera sabes qué es, no te puedes negar. A lo mejor te gusta.
-Bueno...-contestó no muy convencido.
Se subió al auto de Louis, a su insistencia. No quiso saber a dónde iban porque, la verdad, no le importaba. Pero al cabo de un rato sus ojos pudieron ver como se iban alejando lentamente de la ciudad y no aguantó más.
-¿Me secuestras? -preguntó divertido.
-Ojalá.
El coche se paró al lado de la carretera, para evitar molestar a los otros vehículos que circularan por ahí (no muchos ya que esa carretera no la conocía mucha gente).
-¿No bajas acosador?
Harry pusó los ojos en blanco y cerró lentamente la puerta a su espalda. Pese a todo, no le quería reventar el auto a Louis.
Le siguió a través del bosque y fingió refunfuñar, aunque en el fondo le encantaba la naturaleza. Disfrutaba del olor a verde, de los cantos de los pájaros e incluso del sonido que hacían los pies al chocar contra ramas que había por el suelo.
En menos de diez minutos andando llegaron a un grande prado verde.
-Este es mi sitio favorito. Cuando tengo tiempo vengo a relajarme -informó Louis.
-Lou -le llamó- por qué me has traído? -Este, que estaba andando, se quedó estático en el sitio, como si hubiera escuchado un disparo en vez de la pregunta.
-Me has llamado Lou -susurró sin contestar.
-Eh, sí -dijo confundido.
El mayor se dio la vuelta para ocultar su inevitable sonrisa y su sonrojo. Le gustaba mucho ese chico. Se sentó en medio del campo y palmeó su lado para indicarle que se sentara también. Estuvieron hablando de cosas insignificantes hasta que el silencio le indicó que ese era el momento.
-Me gustas, Harry. Y por eso te he traído aquí. Para preguntarte una cosa -se removió inquieto.
-No soy una chica, no te puedo dar hijos si eso es lo que quieres -dijo divertido ante el nerviosismo de su amigo.
-No..yo quería preguntarte...
-Vamos, suéltalo ya.
-¿Harry, quieres ser mi novio? -le miró a los ojos.