El destino de Medusa || Harry...

By GinellePhoenix

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¿Y si te dijera que la historia de Auradon no es como la conoces? ¿Qué no todos los villanos fueron enviados... More

Prólogo
Combate de espadas
Turquesa, jade y esmeralda
Tormenta
Secreto a voces
Bazofias de la Isla
Abducted
Tratos con el diablo I
Tratos con el diablo II
Nuevas no tan buenas
Cuando el reloj marca las doce
Experimento marino
Trouble, trouble, trouble
Trucos de un ladrón
La bahía
Respuesta
Gato por liebre
El dilema de la prisionera
Salvando al hombre equivocado
Despertar
Cambios de media luna
Roulette
El ojo del huracán
Digno Oponente
Lost Revenge
El listón azul
De una treta y otros desastres
Mamba negra
15 curiosidades
Sueño lúcido
Frenesí
Elegir un bando
Nuevos horizontes
Un problema doble
Whispers of a mermaid
Ma douce souffrance
Deja vú
Feliz no cumpleaños
Bienvenidos a Auradon
H de Harriet
Blanco y negro
Noche estrellada
Memories
Moonacre Manor
Mentanoia
La cueva del Peloponeso
Las hilanderas del destino
Cuentos del Olimpo
Madness return(s)
A través del espejo
La dama del lago
Bibbidi-bobbidi-boo
Serpientes y dragones
Damnatio memoriae
Manos de princesa
Oscuridad
Asunto de Estado
Las brujas del mar
Inframundo
Saint Martin
Persecución y huida

Ilusión de colores

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By GinellePhoenix

Terminé de hacer un nudo perfecto y miré a mis aprendices, algunos lo hicieron bien aunque no son excelentes, la mayoría son jóvenes que no pasan de los treinta y quieren recorrer el mundo, no saben mucho de la vida en el mar, pero no los culpo, no todos son piratas, Uma se quedó con los hijos de piratas.

—Yo sé que piensan que irán de crucero —me levanté del asiento con un manotazo a mis muslos y caminé entre ellos— pero no es así, tienen que saber este tipo de cosas sí quieren sobrevivir, la vida en el mar es dura, y siempre hay trabajo por hacer.

Harriet iba cruzando por ahí, seguían acomodando las hamacas para los tripulantes, ya éramos suficientes para mantener el barco en marcha. Se quedó detrás de mi grupo, los últimos que se enlistaron, le guiñé un ojo advirtiéndole que iba a hacer una demostración, las ilusiones se me dan mejor ahora y ya no me canso tanto, pero sigo necesitando la energía negativa que liberan los humanos si Harry está lejos de mí. Debo asustarlos para hacer grandes cosas.

—¿Cómo podría ser difícil ser pirata? —preguntó uno de los nuevos tripulantes—. Solo roban, beben y pelean entre ellos.

Los otros se rieron disimuladamente, reconocí al chico, es de la Isla, sé como son ellos, no voy a dejarlo hacer esto, y la idea que tenía en mente para demostrarles como es la vida de pirata.

—¿Sabes quién es la diosa del mar? —entre ellos se miraron y terminaron negando—. Calypso, hace poco más de veinte años fue liberada de su prisión humana por la hermandad, un grupo de piratas despiadados, peligrosos, insensibles. Pero no solo está Calypso allá afuera, no solo hay más piratas navegando por el mundo, también hay monstruos, como el kraken, Alitheia, sirenas, cecaelias, hipocampos, el Jörmundgander, Cthulhu.

La mitad de esos ni siquiera están en este mundo, Alitheia es una deidad, al igual que Cthulhu, y Jörmundgander está en Midgard, el kraken fue derrotado alguna vez por quien sabe quien. Sentí el miedo infundido por mis palabras comenzar a abrazarme como una manta calentita. Los chicos comenzaron a murmurar entre ellos, Harriet está divertida por sus reacciones.

—De lo único que tenemos que preocuparnos por ahora es de la comida y las tormentas que pueden alcanzarnos —los tranquilizó, me parece entretenido esto del pirata bueno y el pirata malo, siempre me ha gustado ser el malo.

—La comida no es problema, siempre hay carne a bordo —el terror de los chicos fue notorio en sus caras, pero fueron sus emociones lo que me dieron la motivación para lo que haré ahora— pero las tormentas son otra historia. Especialmente si son un espectáculo de colores en agua y cielo.

Aproveché la atención, miedo e intriga de todos, incluida Harriet y los hice ver exactamente de lo que estaba hablando. A sus ojos ya no estaban en el puerto de Auradon, sino a mitad del océano, con nada más que agua a todos lados, los aprendices estaban asustados recargándome de poder, pero Harriet está fascinada con ello. El cielo comenzó a nublarse y varios relámpagos los deslumbran con su brillo, el barco se balancea y ellos pierden el equilibrio tambaleándose a todos lados, escuché una risa familiar a lo lejos, recargado en el timón estaba Harry mirándolos. Hice que vieran un espectáculo de luces y reflejos de colores en el agua, igual a los que vi antes, en mi sueño, todos dejaron de estar temerosos y corrieron a mirar por la borda, asombrados.

—¿Qué es eso?

—Un mal augurio —les respondí, todos estaban asombrados por la imagen, a mi no me sorprende ya, sé lo que significa. Y no es nada bueno. Bajo el agua los hice ver lo más hermoso que se podría ver en el mar, su piel de colores inimaginables—. De todos los seres marinos que existen, hay uno que es infinitamente poderoso, hermoso y peligroso. El leviatán.

Me encargué de que su adoración terminara en cuando lo hice avanzar y sacar su enorme cabeza del agua, seis veces más grande que el barco, igual a un dragón, con piel hermosa y brillantes ojos azules, con su simple aliento conseguí que un par cayeran al suelo casi desmayados y el resto se quedaran paralizados. Su respiración se escuchó ensordecedora, de su boca salen enormes colmillos picudos tan largos como el mástil y un aliento que es capaz de matar a cualquiera, gruñó y atacó con la boca iluminada con fuego desde el interior, cuando gritaron aterrorizados hice que todo se esfumara y volvieran a la realidad. Algunos parecían a punto de echarse a llorar, todos estaban tan asustados que me sentí tan llena de poder para varios días.

—¿Cómo sabes que es así? —me preguntó Harriet, asustada y sorprendida en igual cantidad.

—Lo he visto antes, en sueños —esperé a que los novatos se recuperaran, algunos estaban eufóricos por la adrenalina que desarrollaron, otros seguían anonadados, pero todos estaban atentos a mí—. No se preocupen, ese monstruo fue encerrado por los dioses hace mil años, no nos lo cruzaremos en la travesía, pero no puedo decir lo mismo de los demás. Así que ahora le rezarán a Calypso cada noche y cada día por clemencia, para que nos mantenga a salvo de los terrores marinos que oculta en sus dominios.

Di por terminada la clase y subí las escaleras para entrar al camarote a continuar con los planes de viaje, dicen que el diablo está en los detalles, y no pienso dejarle lugar en esto. Harriet los mandó a tomar un bocadillo y luego de dar ordenes, me alcanzó arriba, Harry también nos siguió dentro del camarote.

Discutimos como administrar el alimento durante el primer mes de viaje, debíamos hacernos de un botín para pagarle a los hombres, y sobre todo, debemos investigar alguna ruta comercial en el camino para atracar a alguien. La primera vez que lo hagamos ayudaré con las ilusiones pero deben aprender a ser auténticos piratas. Al final, antes de la comida, los tres estuvimos de acuerdo con que debe existir una ley, deben haber reglas como en todo navío.

—¿Qué hay de los códigos pirata?

Espero que no lo diga en serio. Son buenas y han sido utilizadas por siglos, pero no siempre son la mejor opción.

—¿Cómo eran las reglas con tu madre?

—Angélica tomó los once códigos y los distorsionó hasta que estuvo complacida.

El día que se volvió capitana fue lo primero que creó, sus reglas. Tomó cada código y lo retorció hasta que finalmente quedaron a su voluntad. Harriet me pidió que se los dijera, les conté que, a diferencia de en los códigos, el abandono está prohibido, si engaña, defrauda o intenta escapar, debía ganarle en una batalla de espadas por su vida o su libertad. Que la única manera de abandonar esa forma de vida era ganar un batallón nocturno, lo que resultaba imposible, y que nadie podía malgastar recursos indispensables, especialmente cuando escasean. Puedes apostar dinero y cualquier cosa de valor, siempre que no perteneciera al fondo común. Nadie tiene voto en la toma de ninguna decisión, solo ella. Si existe un nombre para ese tipo de comando, es dictadura. Una maldita dictadura de la que formé parte 18 años. Los hermanos Hook se quedaron pensativos cuando terminé, sé lo que piensan, Harry lo ve como una abominación y para Harriet algunas reglas le parecen atractivas.

—Joder —Harry comenzó a reír luego de un intenso silencio, puse los ojos en blanco fingiendo estar en desacuerdo con su comentario aunque también quería reírme, Harriet se levantó de su lugar y tomó de la botella de vino que encontramos a medias hace unos días—. No creo que sea buena idea seguir los pasos de alguien más, haz tus propias reglas.

—Claro, ¿y cómo lo hago?

—Roma no se construyó en un día —odio ese dicho pero tiene razón—. Comienza de poco.

Harriet aceptó el consejo y pidió que la dejáramos sola para pensarlo bien, sé que fui capitana por mucho tiempo pero jamás tuve que hacer mis propias reglas, solo las imponía. Ni siquiera puedo imaginar lo que tiene que hacer ni lo que puede pensar, jamás he hecho algo por mi propia cuenta. Harry y yo terminamos fuera del camarote, me dio antojo de un bocadillo y me encaminé a la cocina, Harry me siguió.

—¿Ahora que quieres?

—Nada, solo estoy aburrido.

—No soy bufón para entretenerte —me metí entre los nuevos tripulantes para perderlo pero el maldito los esquivó ágilmente, me siguió hasta la cocina con una estúpida sonrisa en el rostro.

—¿Por qué me evitas?

—¿Por qué insistes en fastidiarme? —tomé una galleta salada y busqué un poco de queso para ponerle encima, Harry se quedó recargado en el almacén aún sonriendo—. Ve a molestar a alguien más, vi a Uma en la mañana cerca de la preparatoria.

—Ahora estudia ahí.

Guau, eso sí que me ha sorprendido, creí que quería ser pirata o algo así, no una estudiante de preparatoria. Me mofé de esa información, no sonó molesto o feliz por ella, parece un poco decepcionado, como si no fuese eso lo que esperaba de Uma. No encontré queso pero sí mermelada de manzana, ¿Qué más da? También sabe deliciosa.

—Te invitaría pero no me agradas.

—No te agrado pero te he besado tres veces y las tres veces me respondiste.

Que rabia no poder contradecirlo, aunque me avergüence admitirlo es verdad, excepto que no le respondí las tres veces, solo dos. Y una fue por qué estaba deprimida, enojada y borracha, sobre todo borracha.

—La primera vez casi te mato por hacerlo —Harry levantó las cejas e hizo una mueca de recordar lo que pasó. Si Harriet no se hubiese interpuesto en mi camino, seguramente estaría muerto, en verdad muerto no como cuando le hice creer que murió. Muerto de verdad.

—Y a Harriet.

Le di la razón y salí con el bote de mermelada y la galleta en otra mano, Harry me siguió hasta la cubierta. Es molesto pero también es entretenido estar en esta especie de guerra con él, no hay golpes ni insultos sosos, son directos siempre.

—La segunda vez estaba ebria, como trenza de india, así que no cuenta.

—¿Qué hay de la última?

—Nada, no hay nada, fue estúpido e impulsivo y no debí hacerlo —lo encaré y amenacé con la galleta, es más alto que yo así que en realidad no lo intimido.

—Pero lo hiciste —respondió con los índices hacia arriba para enfatizar sus palabras, tomó la otra punta de mi galleta con sus sucios dedos y la quebró— me besaste y no lo puedes negar.

No sé que me enojó más, que rompiera mi galleta o que dijera eso.

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