—Te necesito...

—Qué bien porque no estoy aquí por nada.—dije y sentí su voz atrás mío. Me di vuelta y ahí la vi ahí, con su largo pelo castaño y sus ojos marrón oscuro. Mis ojo se llenaron de lágrimas y me levanté de la mesa de maquillaje tan rápido como pude para abrazarla con todas mis fuerzas.—Jesús, no aguantaba más sin ti, amiga.

—No puedo creer que esté aquí. No puedo creer que tu estés aquí. Simplemente vine a acompañarte en éste viaje y no te librarás de mi tan fácil.—sonrió ella dulcemente. Y ahora sí sentía ganas de salir ahí fuera y cantar.

Cuando me sentí lista, me acerqué al gran telón negro que parecía de cuero y salí afuera. El pequeño escenario era todo mío y me paré sonriendo a la gran multitud. Miles. La pista empezó y comencé a cantar la movida canción.

Mi corazón se paraba a cada rato, cuando podía ver gente con remeras con mi cara o los escuchaba corear la canción entre todos. Ellos sabían quien era yo. Lo sabían. Y nunca me sentí más feliz.

Intenté dar todo de mí y ser yo misma. De pronto, la pista lenta empezó y me senté al borde del escenario y empecé a tocar a cada una de las fans. Me bajé completamente caminando entre ellas. Lloraban de emoción y yo simplemente abracé cuantas pude. Cuando subí de nuevo al escenario luego de una hora de un precioso show, sonrei satisfecha: ésto era lo que quería hacer por siempre.

***

El primer show había sido un éxito total. Lo admito, me sentí un poco intimidada porque ésta vez eran casi 30.000 personas y me sentí demasiado pequeña. Pero David me ayudó a mantenerme con los pies en la tierra y cantamos juntos antes de que salga Justin. Repito, Justin no me hablaba hace un montón, desde la pelea que tuvimos unas semanas atrás. Bah, pelea. Él sólo me insultó y no pude contestarle.

Cuando llegué al hotel y vi que Justin no estaba me decepcioné un poco, ya que quería hablar con él. Así que simplemente fui a dormir completamente cansada y feliz. Apenas toqué la almohada con mi cabeza me desplomé en un profundo sueño.

Abrí los ojos pensando que hace sólo un rato los había cerrado pero no. El reloj marcaba las cuatro de la mañana. Hacía tres horas que estaba durmiendo. Pero me di cuenta que había despertado por los ruidos en la cocina. Me levanté despacio y me dirigí a la puerta. Salí y entre en la lujosa cocina del penthouse. Estaba todo oscuro, así que fui hasta atrás del sillón y presioné el interruptor.

El vomito estaba pegoteado en su remera y su respiración estaba agitada. Justin se encontraba transpirado en el sillon, de costado. Sus ojos sin expresión mirando a un punto que no era fijo. Su mano tocaba desesperadamente el sillón, como buscando algo de que agarrarse, pero su cuerpo estaba paralizado. Una lágrima cayó de su ojo derecho e inmediatamente salí de mi ensimismamiento. 

 Lo levanté como pude. 

—Justin... camina, vamos.—tenía ganas de llorar. Y lloré. Sólo David estaba en el penthouse pero, Jesús, no quería llamarlo. No quería que lo vieran así.

Salí afuera y me acerqué al borde de la piscina. Sin pensarlo dos veces me metí en ella, en la parte baja y senté a Justin en el borde. Despacio, lo fui metiendo en ella hasta que el agua le llegó al pecho y empecé a mojar su cara. El vomito fue saliendo de su cuello y el me miró con sus ojos vacíos. Estaba casi inconsciente. Sus labios secos y sus ojeras junto con esos ojos llenos de miedo me daban una tristeza horrible. No es la primera vez. Por lo menos 5 veces Justin había llegado a esa hora y drogado o borracho. Pero nunca casi inconsciente.

Y segui llorando. Mientras susurraba "tranquilo" ya que él desesperadamente buscaba mi cara con sus manos, que al parecer era lo unico que podía mover a velocidad normal. Luego de unos minutos, logré calmarlo y se apoyo contra la pared de la piscina. Me miró por fin en paz y lágrimas empezaron a salir de sus ojos.

—Lissa...—habló por fin. Su voz rasposa y cansada me dieron ganas de abrazarlo toda una vida entera. 

—Sh, no hables.—limpié sus lágrimas y lo sostuve un poco. Sentía que iba a caerse en cualquier momento.—Te hará mal...

—¿Por qué cuando di todo por ella, me trata así?—más lágrimas salieron de sus ojos.

—¿Quién?—acaricié su cabello.

—Quiero ir a dormir.—dijo con la voz agotada y lo saqué de la piscina despacio. Caminamos mientras yo lo sostenía un poco y entramos en su habitación, la cual se encontraba hecha un desastre. Aparté la ropa de la cama y abrí la sábana, pero paré a Justin cuando se quiso meter entre ellas.—Prímero sécate.

—¿Puedes secarme tú?

Mi labio inferior tembló.

Despacio, saqué su remera por arriba de su cabeza. Él sólo movía sus brazos de vez en cuando, ayudándome con el trabajo. Cuando quedó el ropa interior, me paré frente a él con una toalla y lo miré a los ojos. Me devolvió la mirada. Y en silencio, me dediqué a secar su cabello, sus hombros, sus piernas. Admiré sus tatuajes. Lo acaricié un poco. Lo sentí pacífico bajo mi tacto. 

—Ya puedes acostarte.—suavemente lo agarré del antebrazo para dirigirlo a su cama. Cuando se metió en ella soltó un suspiro de alivio y puse el acolchado sobre su torso. Acarició su frente y el cerró los ojos suavemente. Y sonreí ante el hecho de que parecía un bebé de esa forma. Un suave y triste bebé.

Cuando pensé que ya estaba dormido, sigilosamente me levanté y abrí la puerta despacio. 

—Lissa...—Justin susurró y cuando me dí vuelta, estaba mirándome.—Ven. 

No tuve voluntad. No la tuve. En unos segundos más estaba metida entre sus sábanas, porque quería tranquilizarlo. Lo veía en paz. Sólo pensar en como lo había visto cuando me desperté me daban ganas de volverme a echarme a llorar.

Su mano envolvió mi cintura y me miró a los ojos. Abrió sus secos labios para decir...

No tienes idea de cuánta paz me das.


Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now