45 - 2 > Homecoming

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DÍA 25

LISSA WESLEY

Nerviosa, caminé en el backstage del show. Bruno Mars acababa de terminar su canción y la primera tanda de modelos ya había modelado, lo que significaba que luego seguiría mi grupo. Ya tenía puesto mi traje —un disfraz de oficial— y mi pelo estaba perfectamente acomodado. Mis manos sudaban pero el resto de mi cuerpo seguía las ordenes de mi cerebro y se mantenía sereno.

Rihanna apareció en el escenario y se armó la fila tras bambalinas. La canción empezó y no pude sentirme más nerviosa. Flynn apareció detrás de mí y me abrazó, reconfortándome.

—Saldrá todo bien, no te preocupes—susurró en mi oído y me apretó contra él. Lo dejé abrazarme, pero luego puse las manos en su pecho, alejándolo, haciéndole entender... que lo que había pasado unos días antes había sido un error. Lo habíamos hablado varias veces, pero al parecer el estaba empecinado en insistir.

Llegó mi turno y me dirigí hacia el escenario. Caminé con profesionalidad y elegancia hasta la punta de la pasarela, donde la increíble y majestuosa Rihanna se me acercó y me tomó de la cintura mientras cantaba. Le sonreí y miré hacia adelante, tirando un beso. Ella volvió a su lugar y yo di una vuelta, repitiendo mi recorrido en dirección contraria para volver al backstage.

Sólo había sido eso, pero me sentía increíble.

Flynn, Nina, mi querida maquilladora Mary y David se acercaron para felicitarme, pero tuve que alejarme para volver a salir al escenario ya que todas debíamos cerrar el show. Como yo no era miembro de Los Angeles de Victoria's Secret, sino más bien una invitada especial para ese show en específico, dije algunas palabras antes de que todos nos despidamos. Bruno Mars se acercó a mi lado y me felicitó no sólo por mi "forma de caminar" sino también por mi música y me confesó que era un gran fan de algunas pistas de mi álbum.

Completamente feliz, fuimos todos juntos al backstage donde todos empezaban a preparar sus cosas para retirarse del complejo. Luego de haberme cambiado por completo, salí del lugar junto a mi equipo y amigos para ir a la mansión de Nina y Scooter.

Lo primero que hice al llegar fue instalarme en mi cama y soltar un gran suspiro. Si había algo que odiaba era utilizar el cargado maquillaje que me obligaban a usar, o llevar esos zapatos que eran más que tacones tenían agujas. Decidí ponerme el pijama y simplemente pasar el resto de mi día viendo películas, cosa que hace mucho no hacía, y aprovecharía el estar sola en casa —todos tenían cosas que hacer así que se habían retirado—.

Abrí mi armario y busqué entre las prendas, mi pijama de seda. Era febrero pero la tarde estaba extrañamente cálida. Seguí revolviendo, un poco frustrada ya que no encontraba lo que quería y una caja negra cayó de aquella enredadera, golpeando el suelo y abriéndose, relevando varios cuadros de papel plastificado.

Eran fotografías.

Y no cualquier tipo de fotografías, eran las que Justin había tomado con su cámara. Casi había olvidado que me las había regalado. No pude evitar sonreír, pero aquella mueca se evaporó y fue reemplazada por una de culpa.

Me senté sobre la alfombra aterciopelada y me crucé de piernas, poniendo la cajita en mi regazo. Tomé las fotos y las ordené una tras otra para empezar a verlas, admirando su talento... no podía ser que ese hombre tenga mano para todo, absolutamente todo. El enfoque que le daba a cada fotografía era algo mágico y único.

Hasta que llegué a la última, la que marcaba la diferencia. Porque no estaba perfectamente enfocada y era espontánea... y también porque a esa, la había sacado yo.

Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now