57 > Dead baby, dead heart

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{anteúltimo capítulo}

Todos se despidieron y se retiraron de la casa aproximadamente a las siete de la tarde. La casa quedó vacía de nuevo y me dediqué a arreglar un poco y cerrar algunas puertas mientras pensaba en la bonita tarde que había pasado. A pesar de algunas cosas...

Mientras dejaba las copas sucias en el lavavajillas, oí llantas rechinar fuera de la casa contra el asfalto. Un poco asustada por el estruendo, corrí a la puerta principal para observar que pasaba afuera. Abrí la puerta y vi a Justin salir de su coche tan apresurado como pudo. Dio grandes zancadas hacia el umbral y se quedó allí, duro, mirándome directo a los ojos con tanta intensidad que no creí poder soportarlo.

—Feliz cumpleaños.

Usé todas las fuerzas que los astros me dieron para no rodar mis ojos con todas mis fuerzas porque sus palabras eran tan poco sinceras.

—Gracias—asentí hacia él y me prometí volver adentro pero mi cuerpo parecía estar pegado en el hall porque no me moví ni un centímetro.

—Lo lamento—susurró con una mueca de arrepentimiento y entonces supe que estaba siendo honesto por fin—. Estaba tan distraído que ni siquiera me acordé...

—Está bien—me encogí de hombros—. Hasta yo misma lo había olvidado.

Un poco tímido, se acercó y puso sus manos en mi cintura. Busco mis labios con su mirada y terminó por inclinarse para besarme. Y yo, tan idiota, estúpida y manipulable como siempre me dejé. Porque lo amaba, porque me encantaba y porque por mucho tiempo que pasara, la cercanía de su cuerpo al mío me tenía temblando como una miserable, ansiando aunque sea un roce, deleitándome con su aroma y su tacto.

Sus labios atraparon los míos con agilidad y yo, después de mucho tiempo sin ser besada de esa forma, me deshice entre sus brazos y fui líquido. Tuve un leve mareo y no supe si se debió a sus brazos bajando por mi espalda o simplemente era ese dolor pélvico otra vez haciéndome delirar.

Justin se separó un poco y de mí y expandió besos a través de toda mi mandíbula y cuello, deteniéndose en mi mejilla. Dejó sus labios ahí y frunció el ceño, pegándose cada vez más a mí.

—Tienes fiebre—dijo con preocupación y sus manos palparon mi frente.

—No es nada—aseguré indiferente.

—Lo de los sangrados anormales y esto... ¿crees que tenga algo que ver con el consumo de...?

—No tiene nada que ver. No te preocupes, es la última vez que lo digo.

—¿Cómo quieres que no me preocupe? —vociferó él, ofendido.

—Ya basta. Vamos adentro.

—No—se resistió cuando tironeé de su brazo y volvió a salir de la casa—. No he gastado miles de dólares en caros regalos como tu amiguito ha hecho, pero quiero darte algo. Es tu cumpleaños, y por mucho que quieras hacerme cambiar de opinión, no es un día cualquiera.

Peleé contra él un buen rato hasta que me convenció de subirme a su coche para ir a no sé dónde. Estaba tan cansada que no tenía ni siquiera ganas de discutir con él y me di cuenta de lo abuelita que parecía ya que no podía ni pasar un buen día sin agotarme rápidamente. Mi cuerpo era débil como la mierda y no podía quejarme porque era todo consecuencia de mi poco cuidado hacia mi salud.

En el recorrido a quién sabe dónde me estaba llevando, me miró de reojo un par de veces pero ninguno de los dos habló. 

JUSTIN BIEBER

Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now