40 - 1 > Worst day ever

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LISSA WESLEY

Llegué a casa junto al resto y lo primero que hice fue correr a mi habitación. No soportaba esos zapatos y el cargado maquillaje ni un segundo más. Solté un suspiro de alivio al sentir mis pies descalzos y empecé a desmaquillar mi rostro. La puerta se abrió de golpe y me sobresalté.

—Por fin. —Justin hizo a un lado las sábanas de mi cama para luego meterse bajo ellas, refunfuñando.

—Justin—saludé con una inevitable sonrisa dejé las toallas húmedas desmaquilladoras sobre mi mesa de cosméticos y me acerqué a él. Su rostro estaba serio y mi sonrisa se borró—. ¿Sucedió algo? Pensé que dormías.

—Pues pensaste mal—murmuró y se tapó hasta el cuello—. Tardaste mucho.

— ¿Sólo por eso, porque tardé mucho? —levanté una ceja.

No contestó, simplemente se quedó mirando al techo con el ceño fruncido. Incluso actuando como un estúpido, se veía como un bebé indefenso. No podía creer que nuestra primera "pelea" fuera por eso. Solté un resoplido y fui hacia mi armario, de donde tomé un short y una blusa de tirantes, blancos, de seda. Empecé a bajar el cierre del vestido hasta que cayó al suelo y no me importó para nada quedar en ropa interior frente a él. Había acertado en mis predicciones, pues me di vuelta y Justin me miraba de reojo, sin moverse de su posición. Reí en mi interior.

Luego de ponerme mis prendas de dormir y quitarme el corpiño con la blusa puesta —las mujeres somos así de expertas—, apagué la luz de la habitación, quedando sólo la iluminación de las lámparas que se encontraban a cada lado de la cama. Eran las seis de la mañana y el sol ya comenzaba a asomar con sigilo. Me acosté al lado de Justin y me tapé también. Mi cuerpo no tocaba el suyo en absoluto.

—Es sólo que... antes sólo conciliaba sueño a la fuerza, ya sabes. Contigo no necesito esas cosas—su voz casi no era audible. Su comentario me tomó por sorpresa. Me acomodé en su pecho y subí mi cabeza, dándole un beso en la barbilla. Su barba estaba creciendo otra vez.

—Entonces ya puedes dormir tranquilo. Y la próxima vez te vienes conmigo—le sonreí y Justin se acomodó mejor sobre la almohada para verme desde su lugar.

—Perfecto. Sé que no solía controlarme, pero estoy harto de estar encerrado. Tengo diecinueve años, necesito un poco de diversión—sonó muy frustrado al decir eso.

—Tienes razón, pero harás las cosas bien. El veintidós a la noche, al parecer las Jenner harán una gran fiesta en Blume, en Miami. Debemos ir hacia allá. Estará de puta madre.

Justin rió. Varias veces había mencionado que me veía graciosa cuando decías malas palabras.

— ¡No te rías! —hice un puchero.

—Tienes cara de niña. No combina mucho con esa bocota.

— ¿Cara de niña? —lo miré desafiante y me puse entre sus piernas, sobre él, mirándolo directo a los ojos con picardía— ¿En serio crees que soy una niña?

Tragó duro y puso sus manos sobre mis caderas, apretándome un poco más contra él.

—Convénceme de que no lo eres.

— ¿No te he convencido bastante? —sonreí de costado.

—Uff. Pero una demostración más no le hace mal a nadie.

— ¿En serio? —dije haciéndome la tonta, jugando un poco con él. Justin soltó un gruñido y me tomó de la nuca, acercándome con fuerza a sus labios y me besó. Fue recorriendo mi cintura, mis caderas y  llegó a mi trasero, apretando con fuerza, haciéndome sentir lo vivo que estaba.

Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now