lo que hacen las venas; hanker

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Estaba deseando poder publicar algo de skatermiyy porque los shippeo a full y confió 100% en que es real. Todo esto ha surgido por un simple gif del rey Kerem Bürsin haciendo ejercicio y en fin, así ha acabado. Lo subo sin haberlo leído una segunda vez porque sé que sino me va a dar todo el corte y se va a quedar perdido en mi ordenador.

Todo vuestro :)

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Ver a Kerem Bürsin en el gimnasio era algo para lo que Hande Erçel no estaba preparada.

Literalmente nada preparada.

A pesar de que ya le había visto sin camiseta en algunas escenas que habían tenido que rodar (como en Antalya) la situación estaba lejos de ser igual. De hecho, la única similitud era el cuerpo de Kerem mojado. En Antalya había sido el mar; en el gimnasio era el sudor. A Hande no la importaba, de todas maneras.

Si el destino había querido traerla a Kerem Bürsin a su vida, ella no se quejaría. Y mucho menos si tenía la oportunidad de verle así.

Esa mañana él la había llamado ofreciéndola acompañarle al gimnasio. Era uno de sus días libres y quería aprovechar para despejarse de una forma que amaba: haciendo deporte. Hande había aceptado en seguida porque la apetecía salir de casa y a ella también la iría bien entrenarse un poco. No obstante, si hubiera sabido que vería la obra maestra que estaba viendo, quizá habría elegido llevar en la mochila una decena de botellas de agua y una bombona de oxigeno en lugar de un par de barritas energéticas y un cambio de ropa.

Kerem estaba tumbado con la espalda en el suelo, haciendo abdominales. Cerca había una cinta de correr en la que Hande había querido empezar, pero que llevaba unos minutos parada porque la boca se la había secado al ver a su compañero y había preferido frenar que caerse por mirarle en exceso.

–¿Pero este chico puede ser real? –Se murmuró a sí misma, pasándose la lengua por los labios para humedecerlos cuando Kerem se flexionó una vez más y su torso se contrajo.

Los bíceps se le marcaron y Hande se abanicó levemente, echándose el pelo hacia atrás, sin ser capaz de apartar la vista.

Debía aceptar que desde que había conocido a Kerem, había sido plenamente consciente de su físico. De lo guapo que era y de lo bueno que estaba.

Por aquel entonces, ella tenía pareja, pero la chispa de electricidad que saltó entre ellos el primer día se fue haciendo cada vez más grande y ahora ella estaba soltera y había un incendio a su alrededor siempre que estaban cerca.

Y ya no era solo la atracción física tan evidente para cualquiera que los viera, sino los sentimientos más profundos que Hande estaba empezando a experimentar. Como el nudo de nervios en el estómago cuando Kerem la mandaba un mensaje, el sonrojo en las mejillas cuando jugaba con su pelo o la susurraba algo al oído o la sonrisa permanente cuando la hacía reír entre escenas.

Kerem Bürsin era un regalo en su vida. El rayo de luz que llevaba tanto tiempo pidiendo.

El problema era que no avanzaban. Ninguno daba el paso. Y Hande estaba empezando a impacientarse.

Tenía una ligera sospecha de que él no se lanzaba porque la respetaba muchísimo y sentía que no era correcto hacer un movimiento cuando había pasado tan poco desde que ella había terminado con su anterior relación. Era un hombre con unos valores y unos ideales muy claros, pero, a pesar de que Hande se sintiera agradecida por ello, no se veía capaz de esperar más.

Y menos cuando le tenía frente a ella, sin camiseta, con todos los músculos de su cuerpo marcándose y llamándola silenciosamente para que los tocara.

Los deseos de las estrellas | one shots edser y hankerWhere stories live. Discover now