oops; edser

3.4K 133 1
                                    

AVISO A NAVEGANTES: aquí no hay plot de amnesia ni boda falsa, son ellos en esta escena, pero siendo novios. Hay lenguaje sexual así que, si no os es de vuestro rollo, no os molestéis en leerlo y si lo hacéis, que sea bajo vuestra completa elección (:

— — — —

— — — —

Había algo en la sala de reuniones que siempre le había dado a Serkan vibras de ser un buen lugar para follar. Y ahora, más que nunca, quería comprobar si sus sensaciones eran reales porque tenía a Eda presionada contra él, frente a las altas estanterías llena de libros. Se había acercado a ella para ayudarla a alcanzar una carpeta con unos documentos que tenían que revisar, pero había sido tocarla la cintura y estirar el brazo, pegando su pecho a su espalda, y el mundo se había callado de repente.

Serkan cogió aire cuando Eda echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro, y sus caderas se movieron hacia el mismo lugar, en busca de fricción contra él.

–Eda –Susurró. Solo su nombre, contra su pelo, dejando una de sus manos apoyada en la estantería y la otra todavía apresada a la cintura de su novia.

–Serkan –Respondió ella, con la voz casi sin respiración.

–¿Lo has hecho a propósito? –Preguntó él, cuando Eda arqueó el pecho hacia los libros, pero las caderas hacia atrás.

Solo recibió una sonrisa en respuesta y movió la mano de su cintura hacia su cuello, sujetándola y haciendo una leve presión que la hizo abrir la boca. Su pulgar la delineó el labio inferior y Eda sacó la lengua, lamiéndose levemente. Los ojos de Serkan se oscurecieron y echó el cuerpo hacia adelante, encajándola del todo contra las estanterías. Echó una mirada rápida a las puertas de metal, agradeciendo que estuvieran todas cerradas y sonrió con descaro. Apretó la mano contra la balda, consiguiendo que se le marcaran las venas, y ladeó la cabeza para observar a su novia mejor. Eda tenía los ojos entornados, todavía apoyada contra su hombro, y el pecho la subía y bajaba con respiraciones agitadas.

–¿Qué esperas de mí, baby? –La susurró, inclinándose para morderla la oreja con gracia.

Eda jadeó y movió la cabeza, para mirarle a los ojos. Sus brazos estaban flexionados, con sus manos apoyadas en la misma balda, pero los movió hacia atrás, rodeando el cuello de Serkan y se mordió el labio inferior, alzando el rostro. Él entendió el movimiento y se agachó levemente para besarla. Fue un beso breve, pero muy húmedo, lleno de lengua y dientes.

–Vas a tener que estar muy callada, corazón –Murmuró, al separarse, acomodándose tras ella con un balanceo que les hizo a los dos ahogar un gemido.

Eda asintió, soltándole el cuello y volviéndose a agarrar a las estanterías. Serkan curvó el brazo que tenía apoyado en ellas también, para estar más cerca todavía y movió la mano del cuello de Eda, bajando por su clavícula en un roce sensual que la estaba haciendo temblar. Bajó, apenas posando las yemas de sus dedos por la piel expuesta por el escote que llevaba su novia y siguió bajando y siguió bajando.
Hasta que llegó a su estómago. Estiró la palma y la presionó, moviendo a Eda hacia atrás y haciéndole chocar contra él.

Eda se mordió el labio para no hacer ningún sonido, pero ladeó las caderas, deseando sentirle más y más y más y siempre más.

Serkan sonrió, viendo a su novia así, y bajó más la mano, moviéndola por el muslo de Eda y adentrándose en su falda. La alzó levemente, para encontrar una forma de tocarla sin que se viera demasiado lo que estaba pasando, por si entraba alguien. Eda, instintivamente, abrió más las piernas y notó el latido de su corazón por todo su cuerpo.

Quería decir su nombre, gritar su nombre, pero se contuvo, echando la cabeza hacia adelante y apoyándola sobre el dorso de sus manos cuando Serkan movió la palma por el interior de su muslo derecho hasta su ingle. Él se inclinó y la besó el cuello, dejando un mordisco.

–Serkan, sin marcas –Se arregló para decir, cuando le notó tirar de su piel sensible con sus dientes, pasando la lengua después.

Él no respondió, escondiendo la sonrisa en el pelo de Eda, y movió más la palma entre sus piernas. Extendió su mano sobre su ropa interior, pero no hizo amago de nada más y Eda se frustró, buscando más contacto.

–Lento –Murmuró Serkan, en su oído, mordiéndola el lóbulo. Su voz, ronca, viajó por su columna vertebral y sintió que podía llegar al orgasmo en ese mismo instante.

–Por favor –Le pidió, titilando, con el rostro todavía escondido entre sus brazos y los ojos cerrados.

La mano de Serkan se movió por fin, moviendo su ropa interior hacia un lado.

–¿Cómo puedes estar ya así, Eda? –La preguntó, acariciándola superficialmente, notando que estaba más que preparada para lo que estaba por llegar.

Eda soltó una risa.

–Siempre estoy así, por ti ­–Pudo decir, evitando jadear cuando Serkan presionó su pulgar contra su clítoris, haciendo círculos suaves a un ritmo que la estaba matando.

Movió las caderas, sin poder evitarlo, y la palma de Serkan se posó sobre ella por completo.

–Más –Le pidió, al ver que se mantenía moviendo el pulgar, sin aumentar la velocidad, sin hacer nada más.

Él sonrió sobre la piel de su cuello, sin dejar de besarla y acarició sus labios con sus dedos, acercándose a su entrada.

–Ya –Rogó, y su cabeza se alzó en el momento exacto en el que uno de los dedos de Serkan se introdujo en su interior de un solo movimiento.

Abrió la boca, pero se obligó a no gemir en alto y volvió a apoyarse sobre el hombro de Serkan. Él dejó su barbilla reposar en la frente de su novia y la mano que tenía en la estantería la rodeó la cintura.
Con más suavidad que la primera vez, fue incluyendo un segundo dedo, mientras su pulgar seguía torturando su clítoris. Flexionó los dedos, notando como ella se amoldaba a la intrusión y él mismo tuvo que obligarse a no gemir en alto tampoco.

Eda estaba ardiendo y se notaba al límite, pero no quería parar.
Serkan la besó el pelo, moviendo sus dedos dentro de su cuerpo y añadió un tercero que solo consiguió que ella abriera más las piernas y respirara agitadamente.

–Quiero probar cada superficie de esta oficina contigo, nena –La susurró –Pero, de momento, tendrá que ser suficiente con mis dedos tocándote, a pesar de que me encantaría que fuera mi boca.

Ella se arqueó ante sus palabras, imaginándose a Serkan de rodillas ante ella, con la boca entre sus piernas, haciéndola temblar como lo estaba haciendo en ese momento.

–Lo estás pensando, ¿verdad? –Preguntó, sin necesidad de obtener una respuesta, pues los ojos vidriosos de deseo de Eda le contestaron cuando le miraron.

Flexionó los dedos, moviéndolos dentro y fuera a un ritmo que estaba dejando de ser controlado porque Eda estaba moviéndose también, buscando todo tipo de contacto.

Serkan la notó tensarse contra él y apretó su pulgar, todavía en su clítoris. Movió su otra mano y la pellizcó en el mismo lugar, con suavidad, consciente de lo que necesitaba Eda para llegar al borde.
Succionó detrás de su oreja, en su punto débil y metió los tres dedos a la vez, arqueándolos en su interior. Movió el pulgar círculos un par de veces más y acabó por inclinar cabeza y atrapar su boca, para tragarse el gemido de Eda cuando alcanzó el orgasmo.

La dejó recostarse por completo sobre su cuerpo, respirando aceleradamente, con las mejillas sonrojadas y una capa de sudor en la frente. La besó el pelo de nuevo y la giró, apoyando su espalda en la estantería. La agarró de la parte de delante del cuello, alzándola, y la besó de lleno, invadiendo su boca con su lengua, mordiéndola el labio inferior sin control. Ella respondió al instante, rodeándole el torso con los brazos y agradeciendo que él la sujetara con un brazo de vuelta, pues todavía sentía las rodillas algo débiles.

Cuando se separaron, Eda escondió el rostro en el cuello de Serkan, con una sonrisa tonta.

–Eres mi mayor tentación, babe –La admitió él, en un tono bajo, abrazándola contra su pecho y confirmándose a sí mismo que sí, la sala de reuniones tenía unas vibras de lugar para follar.

Los deseos de las estrellas | one shots edser y hankerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora