𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐢𝐞𝐬𝐭 ;; 𝐞𝐧𝐡𝐲𝐩𝐞𝐧

Ｐｒóｌｏｇｏ

"No nacimos diferentes, no nacimos iguales, simplemente nacimos con la misma sed."

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Era más de las 10 de la noche, y Heeseung aún no aceptaba la realidad, caminando en las solitarias calles, lloraba sin detenerse. Aquel recuerdo que era el causante de su estado, reprimía su mente en cada instant, todo lo que sucedía era muy complicado para él, pero aseguraba que sería más difícil para la humanidad.

—¿Porqué lo hice?

Se repetía a cada minuto.

—¡¿Porqué lo hice?!

Gritó furioso, sin importarle nada, esto ya no tenía sentido para él.

Continuó caminando, no lograba pensar con claridad. La luna se posicionaba en su punto máximo y eso sería más perjudicial para su instinto de sed.

No sabía por cuántos minutos o tal vez horas estuvo caminando, pero su garganta ardía, necesitaba algo y no era nada fácil de conseguir, no en este mundo que al principio fue el más hermoso para él.

Tocó su cuello, sintiendo ese calor de necesidad, no podía resistir por mucho tiempo.

El tiempo era y siempre fue su mayor enemigo.

Sintió como pequeñas gotas caían sobre su sombrero negro, sólo eso faltaba. Una noche lluviosa que acompañaba a un ser como él. Se dejó caer, estaba cansado de tanto dolor, y sus sentidos comenzaron a fallar, hasta el punto de ver borroso el lugar en donde estaba. Aquella sed que tenía podría llegar a matarlo si no bebía lo que más necesitaba.

Sangre.

Elevó su mirada, y miró a la luna por unos segundos, exigiéndole una explicación, pero solo halló silencio. Observó el charco de agua que estaba cerca de él y se vio a su mismo, ¿acaso tenía algo de diferente con los humanos? Si, ambos tenían la misma apariencia, pero no todos tienen ese instinto de asesinar. Él no era un asesino, él no eligió ser así, pero no podía revertirlo.

Vio como su reflejo en el agua cambió en un abrir y cerrar de ojos, ahora no sólo estaba el único y sincero Heeseung, sino que, ahora mostraba su verdadero ser. Aquellos colmillos, esos ojos rojos, y esa marca en su cuello cada vez que una bestia se apoderaba de él.

Estaba cansado de ser diferente, de sólo actuar para caerle bien a los demás, él no era dañino, pero tampoco era inofensivo.

Observó con más detenimiento su reflejo, era él, tal y como su Nana lo describió, no había diferencia, pero eso era algo que olvidó desde el momento en donde sus mejores y únicos amigos, sintieron temor por él.

—N-no... —Pronunció con la voz quebrada. Respiró profundamente, mientras temblaba por aquel frío que impactó contra su débil cuerpo.

—¡No puedo más! —Clamó.