"El hombre más sediento necesita sangre, y que más especial y única que la tuya. Tu mundo y mi mundo son muy diferentes, en uno soy un rey, pero en el otro un vil monstruo."
"¿Podrás perdonarme?"
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Lee H...
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La situación se puso tensa para Jerry, quien seguía corriendo sin parar. Engañar a esos lobos había sido fácil, pero no contó con la trampa que le pusieron.
Cayendo en un hoyo profundo, volvió a su forma humana y se sentía miserable, con la impotencia de no poder hacer mucho, comenzó a gritar por ayuda.
—¡Ayuda! —gritó esperando una respuesta. —¡Ayuda! —volvió a gritar, pero era inútil.
Los minutos pasaban y tenía que salir de ese hoyo para ir con su familia. Se posicionó al lado de las paredes, y volvió a convertirse en un lobo. Tomó impulso y saltó, pero cayó nuevamente, la altura de ese hoyo era demasiado para poder salir de allí.
Resignado volvió a convertirse en humano, pero no sé daría por vencido. Piso una roca, y con sus manos agarró otras rocas puntiagudas que estaban impregnadas en las paredes. Sólo le quedaba, comenzar a escalar.
Los primeros metros fue sencillo, pero al llegar a la mitad, las rocas eran muy pocas y muy pequeñas, al tocar una de ellas, estuvo a punto de caer, y lo único que pudo hacer fue sostenerse con una mano. Ya había avanzado mucho y si caía, era su muerte segura.
El cansancio comenzaba a apoderarse de él, pero con un último intento, gritó nuevamente.
—¡Ayuda!
No muy lejos de ese lugar un hombre con capa corría muy rápido, luego de beber la sangre de un jabalí que encontró en su camino de vuelta.
Estaba tan concentrado en volver a la casa donde curaron sus heridas, pero luego de escuchar como alguien pedía ayuda, lo hizo dudar si detenerse o no.
—¡Ayuda! —gritó Jerry.
El vampiro pudo visualizar la situación y se sorprendió al ver de quien trataba. Corrió en dirección contraria y en cuestión de segundos vio a su mejor amigo, quien se sostenía con una sola mano.
—Hee Jun —pronunció Jerry al ver al hombre que lo había encontrado.
Rápidamente Hee Jun saltó al agujero y elevó el cuerpo de su amigo, siendo más fácil de lo que Jerry creía.
Cuando él lo vio, no hizo más que abrazarlo. Hee Jun se sentía culpable por todo lo que le hicieron, encerrar a su mejor amigo no fue una decisión que él tomó, sabía que debía de hacer algo, pero no lo hizo. Estaba muy arrepentido.
—Jerry yo...
—No digas nada, yo se que tú hiciste lo que podías —le respondió Jerry con una sonrisa—. Ahora necesito salvar a mi familia.
—Te ayudaré —dijo Hee Jun con firmeza, sabía lo que era esa sensación y tal vez así pagaría la deuda que tenía con su amigo.
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Ambos corrían hacia la casa de Jerry, cuestionándose el uno al otro lo que había sido de sus vidas, pero ninguno se atrevía a preguntar más allá de una mirada.
