Capítulo 9

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Importante: debido a que cambié la dinámica de las actualizaciones, haciendo de la parte uno y de la parte dos (de cada capítulo) uno solo (como es originalmente) veréis algunos comentarios pertenecientes a la parte anterior. No supone ningún problema ya que al ser de la parte anterior, no porta ningún spoiler. Pero aviso para que lo sepáis de antemano.

09 | El niño triste

❝𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐡𝐨𝐰 𝐰𝐞 𝐝𝐞𝐜𝐨𝐫𝐚𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐢𝐧.❞

Margaret Atwood

Matt tocó una figura de cristal con la apariencia de un pato pequeño, tan translúcido que la luz del atardecer que provenía de lo ventana la atravesaba formando unos rayos interesantes en la pared de enfrente. El pato se balanceó casi cayéndose al borde de la mesa, de modo que Matt se asustó enseguida sosteniéndolo con ambas manos.

Suspiró y miró hacia los lados por si alguien le había visto.

-Te la has pasado tocando todo lo que ves como un niño -comentó Skyler sobresaltándole a su izquierda.

Del susto casi tira la figura de nuevo. Pero por suerte la cogió a tiempo para apartarla del borde.

-Perdona -murmuró avergonzado y la siguió hasta los sofás, en donde Kenzie también se encontraba sentada en una posición cómoda.

-Además, tampoco actúes como si fuera tu primera vez en esta casa.

Y era verdad. Cuando Matt y Max eran muy unidos, este frecuentaba su casa como si viviera ahí. Recordaba a Skyler saludarle cuando pasaba delante de ellos. En aquel entonces, ella era algo más alta que Max, y su cabello oscuro era más largo, casi rozando sus codos. Solía llevar siempre ropa deportiva junto a su arco y carcaj.

No obstante, no era más que un "hola" lo que se intercambiaba entre ellos dos. Skyler la mayoría del tiempo le ignoraba, y en raras ocasiones le miraba de reojo curiosa por su personalidad tan intrigante.

Aunque, a decir la verdad, Matt parecía intimidar a los de a su alrededor con su actitud fría y hostil. No hablaba a menos que fuera necesario o de beneficio. Así que no era una sorpresa que Skyler se sintiese incómoda a su lado, lo suficiente como para fingir no prestarle atención.

Por supuesto, habían excepciones. Como en el caso de Max.

La sala de estar olía a pino fresco, y todo estaba completamente pulcro y ordenado. Las paredes eran de un gris suave, llenos de cuadros de pintores que él desconocía. También habían algunas fotos de familia, incluyendo a Max y a Lauren Denovan por igual. Esta última con una sonrisa tan alegre, que a nadie se le hubiera ocurrido que en esa época ella sufría por enfermedad.

Mackenzie quitó su vista del móvil y les miró en silencio. Guardó este en su pantalón, y fue en ese instante en el que Matt notó una pequeña herida en su nariz siendo cubierta por una tirita mal pegada.

Skyler también lo había notado y le cuestionó con la mirada la causa de ello; sin embargo, la respuesta de su amiga fue vaga, alegando que el gato de su vecina le llegó a herir por gruñón.

-Bien. -Comenzó la mayor de los tres, dejando dos vasos de agua en la mesilla pequeña del salón. Matt se sentó en uno de los sillones-. Sé que esto es raro, pero hay que hablarlo. En grupo.

-Lo sé.

El joven miró de una a la otra. La situación le resultó extremadamente incómoda. Se acarició la barbilla sintiendo un par de pelillos en ella, y se recordó mentalmente que tenía que afeitarse cuanto antes.

-Matt ha sugerido elaborar una lista de sospechosos.

-¿Una lista? -inquirió Kenzie.

-Estamos intentando atrapar a un asesino. No sé cómo quiere vengarse, pero desde luego que necesitamos evidencias para cualquier paso. -Miró a Kenzie un segundo para después enfocar su atención en la dueña de la casa.

El caso de Max Denovan © 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora