Capítulo 17

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17 | Mejores amigos

❝ 𝐖𝐞 𝐚𝐫𝐞 𝐚𝐥𝐥 𝐦𝐮𝐬𝐞𝐮𝐦𝐬 𝐨𝐟 𝐟𝐞𝐚𝐫.❞

La cafetería se llamaba "Lumière'", un nombre que le pareció bastante original al detective más joven. Para un martes tarde, no estaba tan lleno de gente. Todo el exterior de la cafetería era pura madera, incluida las mesas y sillas que rodeaban la terraza. El nombre de la cafetería misma estaba en neón dorado con una letra bastante elegante; y a su alrededor, en la parte superior, se encontraban plantas colgadas con las hojas —que caían en libertad a un lado de la maceta— de un verde muy refrescante a la vista. En el suelo también yacían más macetas con variedad de plantas que poseían distintos tonos de verdes. Habían farolillos colgando desde dentro que con su luz llegaban a captar la atención de quienes caminaban cerca del local. Y las bombillas puestas a lo largo de la decoración exterior ya suponía otro atractivo distinto.

A Elliot le encantó el estilo de la cafetería. El menú era algo más caro que las otras cafeterías, pero le daba igual pagar de más. A diferencia de él, que se encontraba encantado con sentarse en un espacio lujoso, Levi se había negado en un principio a entrar ahí. No le agradaba la idea de pagar tres riñones por un café que se podría comprar en cualquier lugar.

Así que para convencerle, Elliot mismo le invitó a merendar.

—¡Ellie! ¡Hola, preciosa! —Se escuchó el saludo de una mujer a otra, a varios metros de distancia en frente de la entrada de la cafetería.

Elliot se tensó en su lugar sin poder contenerse, sonriendo forzadamente. Se masajeó la tela de sus pantalones negros, y tragó saliva con dificultad.

—Eh, Elliot —le llamó el otro alzando una ceja en su dirección. El susodicho le encaró evitando sus ojos, y agrandó más su sonrisa— ¿Estás bien?

—¿Ah? Sí. —Forzó su voz para mostrar seguridad—. Levi, estamos en una cafetería con una variedad impresionante de tés. Lógicamente estoy bien.

Levi entrecerró sus ojos sin estar del todo convencido. Sin embargo, decidió no insistir más, pues no estaba seguro de si había percibido bien el cambio de actitud en su compañero. Tampoco quería parecer un "sabelotodo" o un paranoico.

—Aquí tenéis: un café suave con poco azúcar y un té negro con leche. Si necesitáis más, estamos por aquí. —Sonrió la camarera a ambos tras dejarles las dos tazas en la mesa.

—Muchas gracias —respondió Levi tocando su taza, aunque apartando la mano al instante al ver que estaba muy caliente.

En cuanto la fémina se había alejado; Elliot se cruzó de piernas bajo la mesa y abrió el portátil, mientras que con la otra mano daba un sorbo corto a su taza, también humeante. El olor del té le dio tanto gusto que lo olió con disimulo antes de dejarlo en la mesa. Parecía un café desde la vista, pero el sabor era bastante diferente.

Por otra parte; Levi se quedó mirando la suya con el ceño fruncido, puesto que se negaba a acercar sus labios al borde con lo caliente que estaba. Ya se había quemado la boca en experiencias previas por tal atrevimiento.

—No sabes lo bien que se siente estar en una cafetería o restaurante en el que haya tan poca gente. —Elliot le miró mientras encendía el artefacto, ya sin contraseñas al ser desbloqueado por Astrid horas antes.

Levi miró a su alrededor con los brazos cruzados sobre la mesa. Se sentía muy agradecido por haber encontrado un espacio en una esquina apartada de la terraza. Era seguro y cómodo para los dos.

—Sigo frustrado con la descripción que nos han dado. Una persona encapuchada, ¿en serio?

Elliot se encogió de hombros dando otro sorbo pequeño a su té.

El caso de Max Denovan © 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora