Capítulo 13

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AVISO IMPORTANTE: este capítulo contiene menciones de triggers de trauma psicológico y descripciones gráficas de violencia.


13 | Un fantasma

❝𝐀𝐫𝐞𝐧'𝐭 𝐰𝐞 𝐚𝐥𝐥 𝐰𝐚𝐢𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐨 𝐛𝐞 𝐫𝐞𝐚𝐝 𝐛𝐲 𝐬𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞, 𝐩𝐫𝐚𝐲𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐭𝐡𝐞𝐲'𝐥𝐥 𝐭𝐞𝐥𝐥 𝐮𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐰𝐞 𝐦𝐚𝐤𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐞?❞

Ruby Franciso

Una farola parpadeó antes de dejarse encender, iluminando con su luz las calles oscuras de Seattle. Las pisadas de los detectives resonaban con suavidad, causando ligeros ecos por la zona. Elliot tocó la valle de metal que había, rozando las puntas abiertas, y alzó la vista mirando a través de ella.

—Muy típico de películas de terror, ¿no crees? —le preguntó a su compañero. Levi se encogió de hombros metiendo ambas manos en los bolsillos de su abrigo—. Ya sabes, los zombies aparecen por zonas como esta.

—Si los zombies vinieran, me harían un favor —comentó con pasividad y se metió en el agujero de la valla para atravesarla.

Elliot ladeó la cabeza abriendo su boca con sorpresa, y luego la cerró para estirar la comisura de sus labios.

—Me siento halagado. —Se ajustó la gorra azul que portaba.

El trayecto hasta el punto de encuentro se sintió lento y pesado. Después de cruzar las vallas metálicas, tenían que caminar por un largo sendero de césped y hojas secas, y cruzar un túnel para llegar al otro lado. El frío de la noche les incomodó a ambos, y la soledad que cubría la zona les obligó a mantenerse alerta.

—¿Qué le dijo a Astrid? —inquirió estirando su cuello de un lado a otro, con la vista puesta a puntos más adelante.

—Que iba a llevar un gorro de lana rojo.

—Rojo. Ajá.

—¿Estás preparado? —vaciló al preguntar, mirándole de reojo.

Elliot giró su cabeza en su dirección, con una sonrisa plasmada en sus facciones.

—Yo siempre lo estoy.

Levi asintió, también recordando que él formaba parte de la FBI, y que los agentes de esa organización siempre iban preparados con entrenamientos especiales. Se preguntó cómo lo hacían, y hasta estuvo a punto de preguntarle si no fuera que el parpadeo de una farola le recordó en dónde estaban y el cuidado que deberían tener al hablar.

—Ahí está —musitó el joven con entusiasmo.

La silueta fue haciéndose ver a medida que se iba acercando. Era un chico más bajito que ellos dos, con largos mechones castaños saliéndose de su gorro rojo, y llevaba tan solo una sudadera negra y una chaqueta abierta, a pesar del frío que hacía.

El inglés miró al frente estirando su espalda y cogió aire. Era hora de actuar.

—¿Derek y Henry? —preguntó el chico, manteniendo distancia. Su voz sonaba rasposa, detalle que le incomodó a Elliot en su interior.

—Sí. Hola —contestó este y se cruzó de brazos— ¿Has traído lo que te hemos pedido?

Él alzó la mano que portaba un sobre marrón del tamaño de su brazo— ¿Habéis traído el dinero?

Elliot asintió frenéticamente.

—Bien, pues dármelo y os paso esto. Con prisa que me tengo que ir. —Imitó la postura del asiático.

El caso de Max Denovan © 2020Where stories live. Discover now