Capítulo 27

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27 | Un déjà vu que sabe a maldición

❝𝐇𝐨𝐫𝐫𝐨𝐫 𝐢𝐬 𝐭𝐡𝐞 𝐫𝐞𝐦𝐨𝐯𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐦𝐚𝐬𝐤𝐬.❞

Robert Bloch

—No puede ser —murmuró Elliot cubriéndose la boca mientras cogía aire con frustración.

Miró la pila de papeles, libros, carpetas; una, dos, tres cajas abiertas en el suelo. Su cuarto en ese momento era un desastre, y sus pies le comenzaron a doler de estar tanto tiempo arrodillado. Se pasó la mano por el cabello arrastrándolo hacia atrás, y sus ojos se deslizaron sobre su cama de mantas grises con los bordes echados arriba; ya que ciertas cajas se hallaban debajo de ella. Las persianas estaban subidas hasta la mitad y los rayos del sol —en su punto ideal para molestar— entraron en su habitación. Elliot parpadeó un par de veces, perdido en la nada. Su cuerpo estaba demasiado quieto, palpando el silencio con temor y angustia.

Elliot regresó su vista al suelo, tragó saliva y movió sus manos para continuar con la búsqueda. Al meterse más en una de las cajas, un marco de foto apareció ante sus ojos y su reacción fue rápida: la agarró y la puso en el lado más lejano a él, boca abajo, cerca de su mesita de noche.

—Oye —Levi abrió la puerta de su habitación por completo, aunque con cuidado, ya que no se sentía cómodo invadiendo su habitación sin permiso—, por mucho que me tengas como tu esclavo, por lo menos ten en cuenta que Rory tiene unas horas de prácticas limitadas al día. No va a estar esperándote para toda la vida.

Elliot suspiró y se rascó la cabeza.

—Estoy buscando mis apuntes. Siempre los tengo bien organizados y nada. Ahora me da igual prestarte lo del interrogatorio, necesito mis apuntes —recalcó este último.

Levi enarcó una ceja, curioso por su insistencia y analizando el desorden en su entorno. Era la primera vez que lo notaba de mal humor y eso lo había descolocado por completo. Se arrodilló a su lado y tocó las hojas mientras su compañero seguía con su trabajo exhaustivo.

—¿Estás bien?

Elliot bufó con burla.

—¿A qué viene esa pregunta?

—Estás muy raro.

—Define raro. —Sonrió de lado.

—No sé. Quizás sea cosa mía y estás siendo una persona normal y corriente por una vez —murmuró sus últimas palabras para sí mismo. Su mano se detuvo de repente en una hoja, que contenía una letra muy desorganizada y portaba incluso esquemas dibujados a mano—. ¿Es esta? Aunque no parece tu letra...

Elliot se lo quitó de forma brusca y la puso boca abajo. Después, clavó su vista en la cama.

—Sal de mi habitación —ordenó con el pecho tenso—. Dile a Rory que me dé diez minutos.

Levi le miró perplejo. ¿Qué bicho le había picado? ¿Había actuado mal? ¿Acaso le había ofendido sin querer?

—¿Pasa algo?

—No pasa nada. —Giró su cabeza para evitar sus ojos—. Cierra la puerta, por favor.

La seriedad que transmitían sus labios era algo que se permitía muy pocas veces. Y Levi no quiso insistir más, pues temía que la tensión aumentara entre ellos dos. Detestaba ese tipo de ambiente porque le ponía demasiado nervioso y le hacía perder el control.

Se levantó despacio y se dirigió hacia la puerta, cerrándola con cuidado.

Elliot miró la hoja que había vuelto a coger, sosteniéndola con rencor. Recibió una punzada dolorosa en la boca de su estómago a los pocos segundos de contemplarla. Se relamió los labios y se puso a romperla en varios trozos, con tanta fuerza que hasta su respiración se vio alterada.

El caso de Max Denovan © 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora