Paso 6: Y ten en cuenta que hay que estar siempre alerta

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Las mejillas levemente enrojecidas del líder más joven fueron confirmación de sobra para Lan XiChen. Quería beberse cada suspiro, cada gemido y cada escalofrío. Fue bajando poco a poco por su pecho, adorando la cicatriz del látigo de disciplina y dejando un húmedo camino de besos que en pocos minutos se convertiría en un sendero de marcas rojizas. Jiang Cheng ni siquiera estaba muy seguro de cuando había perdido la mayoría de la ropa, pero con Lan Huan le pasaba a menudo. Sin apenas quererlo, se había quedado solo con la túnica interior como única prenda, y estaba abierta de par en par, revelando su dispuesto cuerpo ante los ojos, los labios y las manos de su prometido. Cada beso iba seguido de un picajoso mordisco que le hacía estremecerse. Bajo esas manos milagrosas se convertía en maleable arcilla, pero no planeaba quedarse atrás. O no lo planeó por lo menos hasta que el rostro del primer jade desapareció entre sus piernas, convirtiendo aquella en una batalla perdida.

Menos mal, menos mal, que hacía como unos veinte minutos, cuando entraron en la habitación, tuvieron un poco de cabeza. No demasiada, tampoco nos hagamos ilusiones. Fue la justa y suficiente como para comprobar que, en consideración hacia su tío y en una implicación muy clara, Jin Ling había puesto talismanes silenciadores en las puertas y ventanas de sus aposentos compartidos. Jiang Cheng proclamó que le partiría las piernas, pero a Lan XiChen le pareció una maravillosa idea. No quiso que las necesarias atenciones de su "nuevo" sobrino cayeran en saco roto, así que así habían acabado, pasando un buen rato entre sábanas color crema y doseles con peonías bordadas en hilo de oro. Cambiar de aires a la hora de acostarse juntos no era ni de broma el motivo de su visita a la Torre Koi pero... bueno, dada su situación y lo mucho que lo estaba disfrutando, Jiang Cheng tampoco podía quejarse.

Al fin y al cabo, un desahogo de aquel tipo no le venía nada mal a sus nervios descontrolados. Con la cercanía de la boda, cada día los tenía más a flor de piel.

Aquella velada (aunque todavía ni siquiera había terminado de caer el atardecer) la secta de la Peonía hospedaba una cacería nocturna en sus cotos particulares. Se había invitado a unas cuantas sectas de capital acaudalado, por supuesto a Yunmeng Jiang y a Gusu Lan entre ellas. La caza tenía dos grandes propósitos, ambos orquestados en conjunto por tío y sobrino. El primero: mejorar la relación de Lanling Jin con el resto de sectas e incrementar su reputación herida de muerte desde la caída de Jin GuangYao. La segunda: identificar a los detractores de Jin RuLan dentro de su clan, exponerlos de la forma más clara posible y ejecutarlos en el acto. Jiang WanYin estaba harto de lidiar con los extraños "accidentes" que amenazaban la integridad física y la vida de su sobrino día sí y día también, así que pretendía cortar el problema de raíz a golpe de espada y látigo. Por supuesto, Lan XiChen no solo estaba enterado del plan, sino que también era cómplice activo y colaborador del mismo. Sabía muy bien, porque todos lo sabían, que esos detractores eran partidarios de su fallecido hermano jurado, semillas de la discordia que había dejado cuidadosamente plantadas como plan de reserva por si le ocurría algo como lo que le había ocurrido en el templo GuanYin (véase: morirse). Como se sentía culpable, aunque Jiang Cheng intentaba por activa, por pasiva y con Zidian hacerle ver que nada de lo ocurrido fue culpa suya, ahora quería ayudar a remediar cualquier problema que tuviera que ver con Jin GuangYao y sus maquinaciones maquiavélicas.

En cualquier caso, y como cabría esperar dados los antecedentes puestos sobre la mesa, no solo la pareja Jiang-Lan se hallaba de visita por aquellos lares bañados en oro. A Jiang WanYin le habría venido muy bien saber que, para su infinita desgracia y la de su madre, a los espíritus los talismanes silenciadores... pues no es que les hagan efecto, precisamente. Apoyada en la puerta de los aposentos asignados a su hijo, Yu ZiYuan estaba que echaba humo de rabia. Frente a ella, Jiang FengMian caminaba de un lado a otro mientras negaba con la cabeza. Suponía que aquella era su penitencia por ser un padre negligente en vida. Ahora tenía que escuchar lo que sin duda no quería escuchar y el concierto de percusión que daba el cabecero de la cama rebotando contra la pared.

Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Where stories live. Discover now