Paso 3: Recuerda que tu suegro también está implicado

5.5K 610 513
                                    

Cuarto mes antes de la boda, día 27.

Jiang FengMian, un poco como su yerno por parte de hijo menor, siempre había pensado que los Recesos de la Nube eran un lugar maravilloso para meditar, pasear y hallar esa codiciada paz interior que a veces nos falta tantísimo. En un matrimonio como el suyo, escasea bastante. Tanto vivo como muerto, solía echarla mucho de menos. Mucho. Por desgracia para él, ni aunque su fantasmal persona se recorriese Gusu Lan de arriba a abajo cinco veces (y mira que lo había intentado) se toparía con esa clama que necesitaba con desesperación. Encontrarse a sí mismo aquella tarde no parecía ser una opción. Menos todavía con su esposa mirándole expectante cada dos por tres.

En vaya lío estaba metido... 

Por ir resumiendo. Yu ZiYuan había retado al futuro marido de su hijo de la forma más literal posible. Lan XiChen la había superado con éxito gracias a una victoria reñida que ella seguía considerando empate. Después había ido el turno de su hija. Jiang YanLi puso a prueba su fidelidad y sus valores tentándole con su propio marido —un movimiento un tanto sucio por su parte y un fracaso estrepitoso—. Y ahora al parecer le tocaba a él dar un paso al frente y enfrentarse al primer jade. "Enfrentarse" como si fueran a ir a la batalla o a declararse la guerra entre ellos. La verdad es que le parecía una tontería, hablando mal y pronto, pero sabía que estaba enterrado en ese berenjenal por bocazas. El hombre era casi un milagro viviente, lo que cualquiera querría tener en su vida. Dulce, considerado, atento, caballeroso y encima un cultivador de prestigio. Honestamente, estaba muy sorprendido de que su A-Cheng hubiera logrado acabar con alguien así. Que se alegraba por él, sí, bueno, pero todavía le parecía irreal. El tema de que ambos fuesen de pronto mangas cortada ya lo dejaba para darle de comer a parte, porque podía considerarlo el colmo de la falta de realismo, así que prefería no pensarlo. Se quedaba con que Jiang Cheng (su hijo pequeño y que era básicamente de su madre en versión masculina y con más ansiedad) había acabado con una especie de dios descendido desde el Noveno Cielo. No quería arriesgar esa relación con pruebas estúpidas solo por el capricho y la desconfianza de Yu ZiYuan.

Quién sabe si era culpa de su desinterés habitual o de cierta preocupación por su hijo nacida de la falta de consideración. En ambos casos, resultaba un tanto ofensivo. Menos mal que Jiang Cheng jamás se enteraría.

Menos mal.

Lan XiChen, a todo esto, no sabía lo que ocurría a sus espaldas. Nunca lo sabía y, a ser posible, nunca lo sabría. Caminaba solo a un par de pasos por delante de su familia política fantasma. Esta vez no sentía escalofríos en la nuca, porque para su suerte las miradas asesinas se las estaba llevando Jiang FengMian. La tercera dama Yu le dijo, palabras textuales, que tenía hasta el final del cuarto mes para poner a prueba al primer jade. Quedaban tres días hasta esa fecha límite señalada, sí, pero no pretendía extender más aquel asunto ridículo. Quizá por eso intentaba caminar más cerca de su yerno que de su esposa e hija. Jiang YanLi solo le contemplaba en silencio, esperando, pero en su mirada había un deje de expectativas inquietante. Sabía que, si dejaba de lado a Jiang Cheng una vez más, ella estaría decepcionada. Por amor a los Cielos, hasta Wei Ying estaría decepcionado si llegase a enterarse. El único que no sentiría decepción sería él mismo si acaso, porque se excusaba diciéndose que el mayor favor que le podía hacer a su hijo era dejarle en paz de una bendita vez. Por desgracia, nadie pensaba como él.

Los padres ausentes son todos unos incomprendidos, ¿no?

Cuando ya habían caminado un par de metros —porque venían del Pabellón de la Biblioteca, ZeWu-Jun había estado consultando algunos documentos que no llegaron a ver— Yu ZiYuan le fulminó con la mirada por lo que debió ser la decimoquinta vez en todo el día. No era demasiado para lo que acostumbraban, en realidad. El antiguo maestro del Muelle del Loto confrontó la mirada de su esposa, un interrogante tan falso como innecesario dibujado en los ojos. Escuchó a YanLi suspirar, un par de pasos por detrás de sus padres. Lan XiChen ignoraba todo lo que pasaba a sus espaldas y a su derecha, y solo esbozó una sonrisa amable cuando una suave brisa estival hizo revolotear sus cabellos.

Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora