👑34: Bien, repitan esta oración después de mí👑

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Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
1 Timoteo 6:13-16

Cody, Alec y Wilson llevaban años trabajando para el Príncipe Heredero Vastian. Al igual que había pasado con Jackson, el príncipe los había sacado de la miseria de las calles y les había dado un trabajo en su local de peleas.

Y aunque no eran tan buenos como el guardaespaldas de 1.90 m lo eran lo suficiente para mantenerse en el ring y traerle ganancias al príncipe.

En realidad no les desagradaban las peleas, pensaban que era divertido, ganaban buen dinero y ayudaban a su salvador. Simple.

Sin embargo todo cambio cuando Vastian empezó a pedirles que hicieran otras cosas para él. Cuando vieron su verdadera cara.

Una cosa era pelear en un ring donde como quiera que sea tu contrincante había aceptado pelear contigo y otra muy distinta era matar a un inocente a sangre fría.

Ellos tres eran muy diferentes entre sí, sin embargo tenían algo en común, la necesidad.

Cody era el mayor de cinco hermanos y de él dependía el sustento de la casa. Alec era un huérfano que había sido criado por su abuela, una mujer de 70 años que padecía de diversas enfermedades y Wilson era un ex convicto padre de un bebé que pronto cumpliría un añito.

Coaccionados por sus situaciones personales y con un empujoncito de Vastian, hicieron todo tipo de trabajos sucios para él. Fueron los que asaltaron al duque de Siloh en diversas ocaciones, los que mataron al Rey y a la Reina Madre y los que intentaron matar a la Reina Italia en su propia coronación.

Y esa misma tarde el Príncipe los había vuelto a llamar para que hicieran un último trabajo, terminar lo que no pudieron en la coronación.

Pero ya estaban cansados, locos por salirse de todo eso. Sin embargo no veían una salida, no si no cumplían con sus exigencias, porque una vez que entrabas en el mundo de Vastian sólo él podía darte el boleto de salida. Y se los había prometido si hacían bien este trabajo.

Por eso se dirigieron a la Iglesia esa noche resueltos a matar e la Reina y a cualquiera que se interpusiera en el camino. Porque era la única manera de que el Príncipe Heredero los dejara libres.

Al entrar estaban cantando una canción, sobre que Dios está en el trono o algo así, pero ellos no le prestaron atención, lo primero que tenían que hacer era localizar a la monarca.

-Allí está -dijo Alec cuando finalmente la vio en uno de los últimos asientos-

-Y está acompañada -apuntó Cody al ver al duque-

Los tres intercambiaron miradas y sintieron un escalofrío al recordar aquella vez cuando al atacar al duque aparecieron unos hombres con espadas y una voz que les decía "Nadie se mete con mis hijos".

-No quiero acercarme a ese tipo -dijo Alec señalando a Elijah-

-Deberíamos simplemente dispararles desde aquí y huir, después de todo Su Alteza nos cubrirá las espaldas -habló Wilson buscando su arma-

-¡No podemos! -lo detuvo Cody- mira a tu alrededor, este lugar está lleno, hay demasiados testigos, ¿y realmente crees que Su Alteza nos va a cubrir las espaldas? -soltó una carcajada amarga- si nos mandó a matar a su sobrina, a su única familia, él no tiene corazón, mucho menos lealtad, nosotros no somos nada para él, estoy seguro de que no dudará en mandar a matarnos si no hacemos esto bien.

El Peso de la Corona Where stories live. Discover now