👑14: Nadie se mete con mis hijos👑

18 6 2
                                    

Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú serás rey de Siria.
2 Reyes 8:13

Italia miró su reflejo en el espejo complacida. Después de un mes de evadir a toda costa a su guardaespaldas y de estar rogándole a su hermano que la dejara ir a ese Campamento en Cuba (lo cual no había conseguido, todavía) ya tenía bien claro lo que iba a hacer respecto a Jackson.

Su vida había cambiado mucho los últimos meses gracias a su encuentro con Cristo, había alcanzado en Dios la paz y la seguridad que tanto había anhelado. Relacionarse con Jackson, que era inconverso, sólo estaría alejándola del Señor, jalándola a volver atrás, al mundo. Y ella no se separaría de Dios jamás, por nada ni por nadie.

Además, se había dado cuenta de que simplemente no tenía sentimientos románticos hacia el guardaespaldas. Sí, durante mucho tiempo le gustó, pero era sólo una atracción física. Hubo un tiempo cuando su corazón latía con fuerza al estar cerca de él y las piernas le temblaban, pero eso no era amor, era el nerviosismo que le causaba estar cerca de un hombre guapísimo. Casi como cuando una fan ve a su actor favorito.

Pero al pasar el tiempo, al tenerlo protegiéndola día tras día esos latidos fueron cesando, ya las piernas no temblaban. Así era la pasión. Un fuego arrasador al comienzo pero que luego de poco tiempo se apagaba dejando solamente cenizas.

Sin embargo, el verdadero amor, no sólo no la iba a alejar de Dios, sino que era una flama que crece lentamente pero que cuando se vuelve una hoguera, es un fuego perenne que no para de crecer jamás.

Por eso, con toda la delicadeza del mundo, iba a hablar con Jackson y rechazarlo. Y lo iba a hacer esa noche en la fiesta por el quinto aniversario del reinado de su hermano. No podía seguir aplazándolo.

Observó su vestido, era verde limón con brillos dorados. El diseñador había querido reproducir las manchas en sus ojos. Era simplemente hermoso, ajustado hasta sus caderas desde donde caía suelto como una cascada hasta el suelo, sino fuera por los aros debajo del mismo ni siquiera podría caminar sin tropezarse con la tela.

Las mangas largas hasta las muñecas eran de un fino encaje del mismo color que se pegaba a ella como una segunda piel. Sus hombros quedaban al descubierto, aunque no mucho, pues el escote no bajaba de su clavícula.

La princesa estaba encantada, era hermoso sin la necesidad de revelar más de lo necesario y se mantenía elegante, joven y bella. Perfecto.

Llevaba unos pendientes pequeños, dorados y con forma de perlas. Lo gracioso era que esos pequeñines valían una fortuna. El cabello trenzado haciendo una cebolla a la altura de la nuca, mientras que dos mechones caían ondeados al frente, enmarcando su rostro.

El maquillaje era simple, realzando la belleza natural y dándole color a su rostro con un rosado pálido en los labios.

Italia le guiñó un ojo a su reflejo y le tomó una foto para enviársela a Nataly.

Arrebatadora baby.

Le respondió su amiga inmediatamente. La princesa soltó una carcajada que se escuchó en toda la habitación.

Te estás perdien2 la fiesta dl año, amiga.

Ella le envió un sticker de una carita triste. Y al rato respondió.

Bah...

es sólo una multitud d nobles viejos bebien2 champán y hablan2 d polítik.

Mejor me q2 con mi ruso.

Italia agitó la cabeza al leer los mensajes de su amiga. Aquella lo debía estar pasando mejor que ella, que estaba tratando de buscar las palabras adecuadas para rechazar a Jackson.

El Peso de la Corona Where stories live. Discover now