👑25: La coronación de Su Majestad la Reina👑

10 1 0
                                    

Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
Ester 2:17

-Les he dado un mal rato a todas ¿verdad? -preguntó la reina-

Las doncellas puestas en pie en la fila delante de ella no supieron qué responder.

-Lo siento mucho de veras -siguió hablando- espero que me puedan perdonar y les prometo que haré todo lo humanamente posible para ser una monarca de la que estéis orgullosas -suspiró- de lo imposible se encargará Dios.

Ellas asintieron un poco confundidas.

-Pueden salir -les dijo y se sentó en el tocador-

-Su Majestad, ¿quiere que llame a su estilista? -le preguntó la Jefa de las Doncellas-

-Hoy no -respondió mirando a su reflejo- lo debo hacer por mí misma.

Se maquilló, peinó y vistió. Entonces emprendió el camino hacia el lugar que más temor le infundaba en esos momentos: el Despacho del Rey.

Por dentro de sí no paraba de repetirse: "diga el débil, fuerte soy". Se lo decía una y otro vez. Las piernas le temblaban y las manos le sudaban.

-Italia... -Vastian la observó asombrado- digo, Su Majestad -se corrigió- ¿qué hace aquí?

-Majestad -el Primer Ministro la saludó- justo ahora estaba rindiéndole informe al príncipe heredero ¿cómo se encuentra su salud?

-Restaurada, gracias a Dios -respondió ella para después dirigirse a su tío- a partir de hoy asumiré mis funciones, si Dios me puso en este lugar es porque es dónde debo estar, seguir esquivándolo no servirá de nada ¿no creen?

Vastian se quedó sin respuesta y el Premier asintió. Italia no lo sabía, pero Dios acababa de tocar el corazón de ese hombre para que la ayudara.

-Gracias por todo lo que has hecho, tío -le dijo sincera al príncipe- me has cuidado y has sido de gran ayuda, ahora, debo tomar mi lugar.

El hombre salió de allí disimulando su enojo ¿cómo había pasado esto? ¿por qué no lo había previsto? ¡Hasta el día anterior ella estaba sumida en la más profunda depresión!

-¿Qué pasó diferente de ayer para hoy? -le inquirió enojado a Jackson, quien lo esperaba fuera de la oficina, en un rincón sin vigilancia del corredor-

-Nada, Alteza, sólo... Lord Elijah la visitó.

-¡¿Y hasta ahora me lo dices?! -exclamó colérico pero inmediatamente bajó la voz por miedo de que alguien los escuchara- si te hice Capitán de su guardia personal es para que me informes de este tipo de cosas, idiota.

-Alteza, no pensé que la visita del Duque provocaría esto -se disculpó-

-¿Estás ciego, estúpido? -le espetó- ¿Acaso no ves que ese tipo tiene algo diferente? Sigue vivo aún cuando lo he intentado matar tantas veces ¡y eso mismo se le ha pegado a Italia! No sé qué es pero ha cambiado a la tonta de mi sobrina, debería estar deprimida y llorando en su habitación, en el mejor de los casos para mí incluso atentando contra su vida ¡Pero esto es todo lo contrario! -desquiciado caminó de un lado para otro- ¿sabes qué vi en su rostro? Paz ¡PAZ! -enfatizó- estoy seguro de que estaba nerviosa ¡pero aún así tenía Paz!

Golpeó con rabia la pared, una, dos, tres veces. Y con la mirada desorbitada le ordenó al guardaespaldas: -A partir de ahora quiero que me lo informes todo, cuándo come, cuándo duerme, cuándo va al baño, si excluyes una sola cosa... estás muerto.

El Peso de la Corona Where stories live. Discover now