ᴍ ᴇ ᴇ ᴇ ᴛ ᴍ ᴇ ʜ ᴀ ʟ ғ ᴡ ᴀ ʏ

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No estaba en el club, y Marisol no sabía a dónde había ido. Llevó a Horacio al despacho de su jefe, mostrándole el paquete abierto que había llevado hace unas horas atrás. Ambos miraron en dirección al escritorio, se acercaron a observar lo que había regado sobre el, fotos. Una cantidad de fotos increíble dónde en la mayoría salía él con Alessandro, miró a la asistente e interrogó si ella sabía algo, su respuesta fue una negación rápida con la cabeza, percatándose después de que había una hoja doblada sobre las fotografías. La tomó y se la extendió a Horacio, quién la tomó dubitativo. La leyó mientras Marisol se agachaba a recorrer el casquillo de bala que había dejado caer su jefe. Lo tomaba con una mano mientras lo observaba asustada, llamó la atención de Horacio con un suave toque en el brazo, el chico volteó en cuanto terminó de leer la carta, tenía la cara pálida al igual que la asistente. Intercambiaron miradas, Horacio guardó la carta en su bolsillo trasero del pantalón y salió corriendo en dirección al parking, dónde lo esperaba el comisario, recargado sobre el capó del auto, fumándose un cigarrillo un tanto intranquilo. Su angustia aumentó cuando vio a Horacio salir corriendo en su dirección. Aventó el cigarro al suelo y lo aplastó con su pie, para dirigir toda su atención al chico que venía blanco del rostro. Le tomó de los codos y lo miró preocupante, Horacio reguló su respiración, sintiendo el suave tacto del comisario.

— Alessandro. No está. Marisol dice que le mandaron un paquete al mediodía. – tomó aire, se atrevió a mirar a los ojos a Volkov — Encontramos esto en el, junto con fotos mías con él, y un casquillo de bala, usado. 

Le tendió la carta, la cual sabía que nada bueno podría tener. Volkov tomó la hoja mientras miraba a los ojos a Horacio, la abrió y puso atención en el final, confirmando lo sospechado. Lo habían amenazado, él ya no estaba seguro. Incluso, sospechaba ya de que estuviera secuestrado.

— ¿Sabes a dónde salió?

— No. Marisol me dijo que salió sin avisar. Se fue sin más.

Volkov apretó los labios, gesto de enojo combinado con preocupación. No es que se preocupara de Alessandro, le angustiaba que Horacio pudiera ser un daño colateral por culpa del hombre. Ahora, más que nada, necesitaba protegerlo, y no podía hacerlo solo.

Sacó de su bolsillo su móvil, buscó rápidamente el contacto y marcó. Mientras entraba la llamada, se volvió a subir al lado del conductor, indicándole a Horacio que subiera con la mano que aún tenía la hoja. El chico obedeció e imitó al comisario, se subió de copiloto y se puso el cinturón.

Volkov encendió el auto y se puso en marcha mientras seguía esperando a que le cogieran la llamada. Después de un rato de esperar, lo mandaron a buzón. Mientras salía del parking en dirección maldecía y le tendía su móvil junto con la carta a Horacio, el cual tomó rápidamente las cosas. Volkov se reincorporó a la calle y piso el acelerador, tomó dirección hacía el norte.

— ¿A dónde vamos?

— A rescatar a su noviecito.

Y aunque a Horacio no le había gustado como le había dicho, no replicó. Se quedó en silencio mirando hacía en frente.

Mientras que Horacio veía como el paisaje iba cambiando a uno más rural, Volkov miraba de vez en cuando de reojo al chico, y notaba como este hacía movimientos nerviosos de vez en cuando. Realmente deseaba que aquello no fuera más que un estúpido capricho entre bandas, de lo contrario, Horacio también corría peligro indirectamente.

Entre esas miradas periféricas, el comisario trató de distraerlo de sus pensamientos, pero salió lo contrario.

— Vuelve a marcarle. Es el primer contacto.

Horacio lo miró con el ceño fruncido cuando prendió el dispositivo y se percató de que no tenía contraseña. Abrió la aplicación que hacía de agenda telefónica y pinchó el primer contacto que salía, se llevó el móvil a la oreja, se arrepintió quitándoselo y poniéndolo en altavoz.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Where stories live. Discover now