ʀ ᴀ ʙ ʙ ɪ ᴛ ʜ ᴏ ʟ ᴇ

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Comenzaba a tener calor, el estar embistiendo a Gustabo con los pantalones aún puestos le empezaba a molestar. Sentía la espalda húmeda, así como las ingles y las pantorrillas, la ropa interior también la sentía mojada. Había estado esperando el momento adecuado para atacarlo con lo merecido.

Su cabeza estaba hecha todo un lío. Yendo y viniendo entre lo primitivo y lo cuerdo. No podía permitirse exponerse de la primera manera en el bosque, no le iban esos rollos a él. Pero, por otro lado, necesitaba expresarle el control que tenía sobre él, demostrar quién era el que mandaba, poner orden a aquel animal de una puta buena vez.

Finalmente lo aceptó, apagó todo el juicio que le caracterizaba como superintendente, y prendió ese instinto que por un prolongado tiempo había estado ocultando. Con un gruñido brutal, hizo la transición, cediendole todo el control a esa parte de su personalidad que mantenía oculta.

Tomó del cuello a Gustabo y lo pegó aún más a él, necesitaba sentirlo todo lo que le permitiera. Había sacado ya los dedos de su boca, y había esparcido esa mezcla de saliva con semen en el agarre que tenía en su cuello.

Bajó la mano que tenía sostenida las muñecas del chico y se desabotonó el cinturón para pasar después al pantalón, se lo quitó rápidamente y sacó su erección para direccionarla hacía el culo que lo esperaba ansioso. Respiró unas cuantas veces agitado cerca de la piel de Gustabo, y, a la par que iba encontrando el orificio del chico, se preparaba para morder una vez que estuviera totalmente adentro, causándole a Gustabo un remolino de emociones.

Sintió como era penetrado mientras su piel del cuello era jalada con fuerza, provocándole un grito que expresaba una combinación de estarle gustando con un dolor punzante. Era adicto a eso, sentir dolor le ponía, y Conway lo sabía.

Se estaban proponiendo en acabar aquello ahí mismo, ninguno de los dos se quería aguantar. Conway no iba a retener toda esa locura solo porque estaba en el bosque. Años huyendo de si mismo para que liberará casi todo en un palo en el monte.

Entró y salió con fuerza de Gustabo, destrozándole casi el recto, sintiendo como se iba dilatando cada vez que volvía a entrar escuchando como jadeaba fuerte, tratando de formular su nombre. Apretó alrededor del cuello de Gustabo, buscando que el aire no circulará. Sintió como las manos del chico le tomaban del brazo, tratando de zafarse de su agarre, o quizás pidiendo que le apretara más fuerte. El ritmo de la cadera de Conway era uniforme y veloz, Gustabo sentía que su interior se contraía cada vez más, sintiendo un nuevo cosquilleo intenso en la zona más baja de su vientre. Trataba de gritar de placer, pero la mano de Conway le imposibilitaba la acción, por lo que se limitó a enterrar sus uñas sobre la piel del superintendente.

En cuanto sintió como sus músculos del abdomen se contraían, Conway sacó rápidamente su miembro para correrse en su palma, que se encontraba cerca del culo de Gustabo, llegando a manchar un poco la piel blanca de este, y dándole la sensación caliente del líquido sobre él.

Conway soltó un gruñido que se convirtió en un grito salvaje, echando la cabeza hacia atrás mientras lo hacía y se venía en su mano. Cuando el líquido fue vaciado en su extremidad, cayendo un poco a la tierra, volvió a pegarse al cuerpo de Gustabo, rozando su pene contra su culo, y rodeó, con el brazo de la mano sucia, el costado derecho de la cabeza de Gustabo, dejando la mano sobre su boca, obligándolo a abrir la boca a qué se traga todo el líquido, tapándole la entrada con la palma entera.

Tenía que lamer, tenía que lamer y tragarselo. El sabor era horrible, no pudo evitar hacer una mueca de asco, sabiendo que Conway se había asomado su rostro del otro lado, mirándole, pero es que el sabor no era el mejor que había probado. Adquiriendo memoria del amargo semen del superintendente, Gustabo gimió.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Kde žijí příběhy. Začni objevovat