ᴄ ᴀ ʟ ʟ ᴍ ᴇ ᴅ ᴀ ᴅ ᴅ ʏ

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Horacio aparcó en el garaje de su casa, bajó con un aire molesto. No era la primera vez que Gustabo actuaba de esa manera, recurrentemente le buscaba con tanta insistencia cuando se emborrachaba, y aquella madrugada, no fue la excepción. Azotó la puerta del vehículo, y conforme se iba acercando, las ganas de reventar a Gustabo se hacían más grandes. Sacó las llaves de su chaqueta y apretando con fuerza la llave, la introdujo y abrió. 

Un hedor invadió las fosas nasales de Horacio, la casa entera olía a incienso. Así que es una de esas veces en la Gustabo ni siquiera sabe dónde vive. Gustabo tenía diferentes personalidades cuando se ponía borracho, podía ser como agresivo como la persona más amorosa que habías conocido en la vida, y dentro de esos rangos había variaciones con ciertas características que te hacían pensar: ¿Qué clase de borracho es este?

Arrugó la nariz ante el fuerte olor, y parpadeó repetidas veces humedeciendo sus ojos en respuesta al tenue humo que inundaba la casa. Una tos repentina también lo atrapó, controlándola en seguida. Hizo una mueca de desagrado mientras cerraba la puerta detrás de sí sin voltearse.

Se acercó a la sala a paso lento mientras recobraba la respiración y está se acostumbraba al ambiente. Se dirigió al ventanal que la sala tenía, y lo abrió de par en par, se dirigió a la cocina y repitió la misma acción con la pequeña puerta que está traía. Salió de la cocina y se encaminó hacía la habitación de Gustabo. 

Iba abrir sin tocar, pero el pestillo puesto lo detuvo. La molestia con la que había llegado Horacio, se duplicó. Tocó con la palma abierta la puerta mientras gritaba con voz firme:

— ¡Gustabo, ábreme, perraco! 

Dentro de la habitación, se escuchaba música que podía ser la excusa perfecta para que los vecinos llamaran a la patrulla. Eran canciones que tenían cierta melodía para realizar ciertas cosas, identificó la que estaba sonando, y sin dejar de golpear levemente la puerta, varias expresiones recorrieron su  rostro, pasó de sorprendido a enojarse más.

Después de un par de golpes más, se escuchó como quitaban el pestillo y cómo la habitación se silenciaba. Horacio entró rápidamente y ni siquiera se detuvo a ver que es lo que estaba sucediendo, en cuanto entró solo ubicó a Gustabo y lo jaló del brazo para levantarlo de la cama y empujarlo contra la pared contigua al mueble. No se había percatado de que estaba desnudo. 

Se veían frente a frente, Gustabo estaba ido y Horacio apretaba su mandíbula para controlarse. 

— ¿Qué cojones te pasa? 

Horacio sonaba molesto, demasiado. Gustabo no podía mantenerse de pie por si solo, por lo que el contrario tuvo que sostenerlo de los hombros, haciendo presión sobre ellos para ayudarse con la pared a aguantarlo. 

— ¿A mí? Nada, ¿y a ti? 

Gustabo rio. ¿Aún tenía control sobre sí mismo? ¿Aún estaba consciente? Horacio lo dudó. Lo soltó al ver su expresión, parecía que se estaba divirtiendo así que era inútil comenzar a discutir con él, o no. 

 Entonces lo pensó dos veces, levantó del suelo a Gustabo y lo tumbó sobre la cama, seguía riendo pero eso no era motivo para que Horacio se detuviera. Fue en ese momento que notó la desnudez de Gustabo, y no pudo evitar sacar la lengua para mordérsela simultáneamente a que se mordía el labio inferior. 

Abrió ligeramente las piernas de Gustabo y se colocó entre ellas, se inclinó hacía él mientras recorría una mano su torso, subiendo lentamente hasta rodear su cuello y apretarlo ligeramente. 

Acercó su rostro al de Gustabo, sacó su lengua y la pasó lentamente de arriba hacía abajo por su mejilla, cuando llegó a la comisura de su labio se detuvo y habló ahí mismo. Quitó la mano de su cuello y se sostuvo con esta. 

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα