ғ ʟ ɪ ᴄ ᴋ ᴇ ʀ

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Los pasos ansiosos de Marisol eran lo único que se escuchaba en el lugar. El club estaba prácticamente desierto, y ella trabaja porque así lo había querido, pues su jefe siempre le había presentado los días para que descansará. Ella, negándose a cualquier privilegio que me diera su jefe, asistía todos los días en su horario laboral al club, así estuviera lleno o no.

Trotaba en dirección a la oficina de su jefe, llevando un sobre gordo amarillo tamaño oficio entre manos, cuidando de que no se me resbalara. Ella había sido confidente de Alessandro desde que había vuelto a la ciudad, y si podía confiar en alguien absolutamente era en ella.

Subió despacio la escalera, tratando de tomar aire cada que subía un escalón, protegiendo entre su pecho y sus brazos el paquete que había llegado aquella tarde para él. Tocó suavemente la puerta, y colocó el oído suavemente en dirección a la madera, sin tocarla pero que se escuchará claro el sonido del interior. No entró hasta que escuchó un "Pasa" de parte de su jefe.

Abrió la puerta despacio y asomó la cabeza para después mostrar el cuerpo entero. Sin cerrar la puerta, se adentró hacía el gran despacho, y se dirigió hacía el escritorio, dejando el paquete sobre él. Giró su cabeza hacía la sala que había en la habitación y observó como su jefe le miraba con una sonrisa amable en el rostro. Ella asintió ante el gesto y se volvió sobre sus pasos.

Alessandro miró como su asistente se alejaba del mueble en dirección a la puerta, cerró los ojos por un segundo cuando escuchó que la puerta se cerraba. Dejó que el silencio inundara sus oídos, sincronizó su respiración al ritmo del reloj que sonaba en alguna parte de la habitación. Cuando sintió que el palpitar de su corazón se encontraba lo suficientemente calmado para acercarse al paquete, se puso de pie y miró en dirección al escritorio. Tomó aire decidido y lo soltó cuando comenzó a caminar en hacía el. Un par de pasos y tenía el sobre delante suyo. 

Lo tomó en sus manos, lo manoseó para tratar de adivinar de que se trataba, y aunque tenía una idea, decidió abrirlo lentamente, rasgando la parte superior del papel. Movió la mano que sostenía el sobre, removiendo el interior, lo miró y luego lo vacío todo en su escritorio, con una cara de preocupación y enfado. 

Sobre el mueble yacían miles de fotografías de él junto con Horacio, una que otra con Conway y con Volkov, incluso había de la primera vez que había llegado a la ciudad. Removió las que estabas sobrepuestas, confirmando de que se trataba de alguien que lo conocía desde años, y que sabía que ahora estaba de regreso. 

Siguió vaciando el contenido sobre el escritorio, y esta vez salió una hoja doblada por la mitad, junto con un casquillo de bala. Tomó el casquillo en una mano, y en la otra, abrió la hoja, mirando el contenido de esta. Era una carta la cual no tenía ni destinatario ni remitente, pero Alessandro podía imaginar de quién era y que era para él. 

[Como te podrás haber dado cuenta, te hemos estado siguiendo la pista de cerca, Zafra. Mis subordinados podrán ser unos tontos pero créeme que yo no lo soy, sé que has estado jugando sucio con nosotros y que has mandado a tu primo, el temible Big Dad, a ver que información puede sacar de nosotros. Él ya está donde debería de estar, ya no te preocupes por él. 

Nunca entendí por qué no confiaste en nosotros del todo, tienes a dos de mis hombres trabajando para ti. ¿Qué más quieres? La traición duele, pero no la esperé de ti. Nos cambiaste por ese chico, que encima es madero. Como siempre poniendo tus sentimientos antes que los beneficios propios. Nada que hacer, Zafra. Una lástima que tu familia pague por lo gilipollas que eres.

Que quede claro que nadie juega conmigo, Zafra. Lo que hiciste trae consecuencias, atente a ellas. Pronto nos volveremos a reunir, más pronto de lo que esperas. No sirve de nada que te cuides las espaldas. 

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora