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—Tsk — hizo de lado de rostro al sentir la bolsa de hielo cerca. Ardía y dolía tanto que no podía dejar de fruncir el ceño, no dejaba de lloriquear cada vez que le ponían la bolsa de hielo en la mejilla.

—Deja de moverte — acercó de nuevo la bolsa de hielo sobre la mejilla de la alfa pero esta se alejó casi de inmediato,— ¡Rin!

—¡Duele!— tomó la mano de la omega y la alejó.

—No duele, es solo que tú eres una exagerada de primera.

Kaira había llegado a la casa de Rin hace aproximadamente una hora y media, ella soltó un grito al ver el rostro dañado de su alfa, incluso lloró un poco por eso, pues no soportaba verla de esa manera. Preparó una bolsa con hielo para ponerla sobre la zona dañada pero Rin no se dejaba, según ella le dolía y ardía.

—Estate quieta, entre más te alejes más vamos a tardar — se quejó.

Rin alzó su ceja en una forma pícara, poniendo toda su atención en la omega.—Podemos estar así toda la tarde.

—Me encantaría eso — se acercó al regazo de la alfa,— pero tengo que irme antes de las doce.

—Tsk — musitó.

Hizo de las suyas girando su cabeza para que Kaira no le pusiera la bolsa de hielo, se estaba haciendo la indignada.

—Oye, si te dejas poner la bolsa de hielo dejare que me beses.

Abrió sus ojos por la sorpresa, de un momento a otro era un mar de emociones.

—Eso es chantaje — se acercó más a la omega, dejando su mejilla a la vista de Kaira,— pero acepto, pon la bolsa.

Negó divertida. Sin más puso la bolsa de hielo sobre la mejilla lástima de Rin, ésta hizo una mueca por lo frío pese a eso no se alejó, pues en verdad quería besar a la omega que estaba a unos centímetros de ella.

Espero a que Kaira se dignara a acercar su boca a la de ella, pero no lo hacía.

Unos segundos después Kaira retiró la bolsa de hielo, se puso de pie y la dejó en el fregadero. Mineras tanto Rin se aseguraba de tener buen aliento para besar a Kaira.

Kaira le echo una mirada rara a Rin.

—¿Por qué me miras así?— le preguntó,— ven aquí y dame ese beso que dijiste.

—El beso, sí — murmuró,— solo lo dije para que me dejaras ponerte la bolsa de hielo, la verdad no creí que aceptarías.

—Jugaste conmigo — llevo una mano a su pecho, fingiendo que le dolía. Incluso fingió soltar unas cuantas lágrimas, todo esto provocó que Kaira soltara una que otra risa,— ¡no te rías Kaira!

—Perdón, es inevitable.

—Eres mala — murmuró. La omega alza las cejas y abrió ligeramente su boca, Rin al ver esto la abrazo y la sentó en sus piernas,— no puedo enojarme contigo.

—No quisiera verte enojada.

—Nadie quiere verme así.

—Aunque — comenzó a jugar con el cabello de la alfa, enredando unos cuantos mechones en su dedo,— ya te vi así en una ocasión.

—No me lo recuerdes.

Dejó el cabello de Rin, ahora estaba jugando con él uno de los botones que había en su blusa. La alfa se tensó al pensar las manos de Kaira muy cerca de su busto.

—¿Qué quieres hacer hoy?— tomó la mano de la omega para medirla con la suya, no era tan pequeña, pero estaba sueña y no tenía ampollas. Sus manos son lindas pensó,— iremos a donde tú quieras.

El Cortejo De Los OmegasWhere stories live. Discover now