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Todo un completo desastre. La ropa tirada en el suelo, empaques de condones donde quiera, aromas combinados y cuerpos sudorosos. El rechinar de la cama era todo un lío, el marco de la cama estaba roto debido al constante movimiento que había estado recibiendo, tendrían que comprar una cama nueva que aguantará mucho más.

El sonido de sus pieles chocando era una dulce melodía para sus oídos. El chasquido de sus labios unidos era lo mejor del mundo, estaban hinchados y con saliva escurriendo sin poder parar. Realmente no querían parar con aquel espectáculo.

No habían parado de hacerlo desde hace horas.

Sentían que eran uno solo, así es como debería ver siempre. El amor entre ellos emanaba, se podía ver cuan enamorados estaban el uno con el otro, tan solo basta con verlo una vez y saber que estaban destinados a estar juntos. Las sonrisas que se daban eran las mas puras que el mundo jamás vio, las miradas que se daban eran las más tiernas, los roces los más lindos, simplemente, todo lo que ellos hacían era perfecto. Quienes están destinados a ser, siempre terminan siendo.

Justo ese momento, es el más especial que jamás han tenido. Se estaban demostrando cuanto se amaban, lo mucho que querían seguir juntos, lo mucho que se necesitaban día a día y que nunca iban a poder estar lejos. Tan solo era un pareja que estaba a punto de unirse.

Los movimientos eran lentos, tenues y para nada agresivos. De sus bocas salían gemidos y jadeos por el placer que sentían con cada toque o roce. En sus ojos se acomunaban lágrimas de placer que salían sin poder detenerlas, todo era tan perfecto en ese momento, no les importaba nada más que ellos. Louis no quería que ese momento terminara, quería seguir haciéndolo todos los días a cualquier hora.

Harry rozó su dedo con la entrada de Louis, viendo cómo este elevaba la cadera con busca de más. Él omega soltó un par de risillas ya que el alfa le había hecho cosquillas en uno de sus pies, no pudo evitar darle un golpe por eso.

—Quisiera montarte — dijo de repente. La idea de montar a su alfa había estado en su cabeza, pero hasta ese momento se atrevió a decirlo en voz alta.

—De esa forma no podrás marcarme.

—Me las arreglaré, no saldrás de esta cama con el cuello vacío — lo tomó de los hombros, como pudo lo recostó sobre la cama.—Todos verán tu cuello, deseando que mi marca sea suya.

Se sentó lentamente. En esa posición el miembro de Harry se sentía muy profundo, tanto que le gustó estar de esa manera. Harry tomó su cadera para ayudarlo a subir y bajar.

Un pequeño bulto sobresalía del vientre de Louis, el bulto cada vez más sobresalía.

Los labios de Louis temblaban en cada embestida que recibía, arañaba el pecho firme del alfa, no le importaba dejarle marcas o sacarle un poco de sangre. En esos momentos, solo quería marcarlo para que todos supieron que ese alfa ya le pertenecía a alguien. Amaba mucho que el vaivén fuera lento, así podía sentir a Harry a la perfección.

El sonido de sus pieles chocando entre si no tardaron en escucharse, haciendo eco por toda la habitación. Sus gemidos y jadeos se combinaron con prisa, haciendo una suave y obscena melodía.

Movía sus cadera en círculos, luego las balanceaba de un lado a otro, sintiéndose lleno en seguida. Las manos de Harry estaban hundidas en su cadera, iba a ver un par de marcas ahí que iban a tardar mucho en desaparecer.

Comenzaba a sentirse cansado.

—Ya sabes cómo decime — habló entre jadeos.

—Melifluo.

Un hormigueo recorrió todo su cuerpo, sus piernas estaban temblando, todo su cuerpo estaba temblando por esa palabra. Amaba cuando Harry le decía así, con la voz ronca de tanto gemir y entre cortada.

El Cortejo De Los OmegasWhere stories live. Discover now