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Días antes.

Puso ambas de sus manos en el pecho, éste le dolía y no podía hacer nada para parar ese horrible dolor que sentía. Lágrimas caían por sus mejillas como si fuera lo más normal del mundo, en su nariz comenzaban a acumularse mocos y por desgracia no tenía una servilleta a la mano para poder exprimir su nariz. Su cabeza dolía por haber estado llorando durante un buen rato, quería parar de llorar pero simplemente no podía.

Todo el cuerpo le temblaba como si tuviera frío, quizá se debía al suéter transparente que tenía puesto, pero por alguna extraña razón no quería quitárselo.

El departamento olía a girasoles, fresas y a la comida que había preparado para cenar con Harry, aunque antes le parecía algo agradable, ahora quería deshacerse de todo eso. Cubrió sus ojos para evitar mirar a su alrededor, lo único que no quería era ver todo eso que había preparado y que ahora ya no servía.

Escuchó claramente el ruido de unos tacones, se armó de valor para ver por la mirilla de la puerta y vio como la omega miraba muy fijamente su puerta, al cabo de unos segundos ella siguió su camino muy normal. Una vez más Louis se dejó caer al piso con algo de brusquedad.

Jamás pensó que su cortejo terminaría de esta forma.

Un pequeño recuerdo llegó a su mente:

—Soy un omega — hizo un puchero,—un omega hombre.

—¿Te molesta ser un omega?— su madre de hincó para estar a su altura,— yo pienso que eres un lindo omega. Tienes todas las características de un omega.

Se alzó de brazos.—Me gusta, creo que es mejor ser omega a ser un alfa.

—¿Por qué lo dices?— sonrió de manera dulce. Acomodó el cabello de su hijo, enredando un mechón de cabello en uno de sus dedos para luego soltarlo y ver que había quedado ondulado.

—Porque los omegas mandan, dah.

—En eso sí que tienes razón — rió en voz baja,— aunque a veces hay que dejar que los alfas piensen que mandan en la relación — le guiño un ojo a su hijo.— ¿Sabes? Serás un buen omega.

El niño pequeño frunció su ceño, confundido por las palabras de su madre.

—Un buen omega? — murmuró,— ¿que hace un buen omega?

Su madre le hizo una seña para que se acercara más a ella, como si le fuera a contar un secreto. El niño fue hasta ella muy feliz y con una sonrisa en su bello rostro.

—Un buen omega hace un cortejo, para enamorar a su alfa destinado. Un buen omega se comporta de manera pacífica, pero en algunas ocasiones también de una manera agresiva.

—¿Un omega agresivo?

—Tenemos que ser agresivos, solo cuando nuestro alfa hace algo que nos molesta.

—¿Tú eres agresiva con papá?

Su madre apretó sus labios con fuerza.

—Aquí entre nos, tu padre a veces me hace enojar y le doy un pequeño golpe, así — dio un pequeño golpe en el hombro del omega.

—Ya veo, pero si te hace enojar se lo puedes dar más recio ¿no?

—Si tú quieres sí.

Frunció ligeramente su ceño e hizo otro pequeño puchero con sus labios, parecía estar pensando en algo, estaba tan, pero tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando su madre le tomó una foto, rápidamente se la mando a su alfa para que viera la cara que tenía su pequeño retoño.

El Cortejo De Los OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora