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Sentía varias punzadas en su pecho, era algo que nunca creyó llegar a sentir.

¿Por qué ahora?

Cometió un error y lamentablemente apenas se dio cuenta de eso.

Quería golpearse. Quería que alguien lo golpeara por ser un completo alfa idiota.

Su rostro. La expresión de dolor que tenía y las lágrimas que amenazaban por salir. Su aroma amargo. Todo eso lo hacía sentir mucho peor, nunca quiso dañar a Louis, él en verdad nunca quiso eso.

Ahora su pecho se quemaba y le dolía tanto que le costaba respirar.

Rin. Murmuró en sus adentros. Ella va a querer matarme.

Giró a su departamento.

Tenía una sonrisa en su rostro, una bella y que enamorara a cualquier persona. Su aroma se había quedado en todo el lugar, era cálido y muy fino, cualquier alfa se volvería loco por ese aroma, todos menos él. Ella le hizo una seña para que entrara al departamento, incluso sus dedos eran de los más finos y delgados.

Tan pronto como puso un pie en el departamento, ella se le pegó al cuello y le dio un beso en este, claramente no le gustó para nada.

—¿Ya terminaste de consolar a ese omega?— hizo una mueca por el silencio del alfa,— ahora podemos continuar con lo nuestro. Vamos a tu habitación.

La apartó de inmediato.

—Estoy cansado.

—Entonces — susurró,— vamos a dormir, me aseguraré de mantener la cama caliente para ti alfa.

Olivia se iba a acercar de nuevo, pero el gruñido del alfa la hizo parar en seco.

—Ahora eres un alfa gruñón. Eso me gusta.

De nuevo no hubo una respuesta y la paciencia de Olivia se estaba agotando.

—Vamos a la cama, yo también quiero dormir, alfa.

—Quiero dormir solo — la empujó con su hombros,— y no me llames alfa, no tienes el derecho de llamarme así.

—¿Por qué no soy tu omega?— exclamó.

—En efecto.

—¿Y entonces quien es tu omega?— gritó,—¿a quien permites que te llame alfa, a ese omega que dejaste llorando?— dijo burlona.—No, él no es tu omega. Pero tú de verdad no puedes ver cuando alguien está enamorado de ti, solo cuando ya es muy tarde.

Todo de ella había cambiado tan repentinamente que hasta Harry se preguntó el por qué.

—Tú recién te das cuenta de que ese omega ha estado enamorado de ti, pero tú de él no — soltó unas suaves risas,— o al menos apenas te das cuenta de que sí te gusta ese omega, pero ya es tarde para estar con él.

—¿Qué...dices?

—Incluso una persona ciega puede ver el amor que te tiene ese omega, pero todo eso se ha terminado ahora que te ha visto conmigo.

Frunció su ceño.

—Escucha Harry, ¿sabes lo que significan esos suéteres transparentes?— negó,— significa que ese omega estaba a punto de entregarse a ti en cuerpo y alma.

Abrió sus ojos y su boca, muy sorprendido.

Había escuchado sobre esos suéteres transparentes, pero nunca creyó que Louis sería capaz de usar uno.

—Iba a cortejarme — dijo después de un tiempo,—Louis iba a cortejarme.

—En efecto, pero ahora ya no quiere saber nada de ti.

El Cortejo De Los OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora