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—Mmm... Ohh... —la castaña tiró su cuerpo así atrás, deleitándose al sentir como otro orgasmo la arrasaba aquella noche— Dios... —su pecho latía con fuerza y su respiración era irregular. Las manos del mayor soltaron el agarre en su cintura y la joven se lanzó a su lado —Fue increíble... —comentó mientras se acomodaba entre aquellas suaves sábanas. El moreno la observaba con una sonrisa llena de ternura. Jamás se cansaría de ver lo hermosa que era Valery.

—Fue magnífico, ahora es tiempo de descansar. —susurró abrazándola por la cintura y besando su frente sudada.

—Mmm... No, Zayn, sigamos, todavía no he tenido suficiente de Daddy. —la ojiazul acariciaba el pecho de su esposo con una mirada llena de picardia.

—No Val, es muy tarde y mañana es el juicio. Tenemos que estar presentables, amor. Es un día muy importante. —la menor suspiró y giro su cuerpo para quedar boca arriba observando el techo de la habitación— Se que tienes miedo, amor, pero te prometo que todo saldrá bien. Tendrás a Daniel contigo y yo me aseguraré de ello. —aquellas orbes azules lo observaron llena de preocupación— Todo estará bien. Estamos juntos en esto.

—Lo sé, gracias, Zayn. —agradeció acercando su rostro al del moreno y rosando sus narices con suavidad.

—Te amo Valery. Descansa. —el hombre la aferro entre sus brazos y dejó un pequeño beso en su frente antes de cerrar sus ojos para descansar.

Valery, por su parte, observó a su acompañante hasta que esté estuviera dormido, para poder así, levantarse de la cama y asomarse al balcón de la habitación. Cubierta con la camisa que Zayn había llevado aquel día, se recostó en el asiento del pequeño lugar para observar el cielo.

Su mente era un caos, anhelaba poder disfrutar del cariño del hombre, poder sentir la felicidad que le causa a estar a su lado en su totalidad, pero no podía, su prioridad se lo impedía. Era su deber, su promesa, debía ganar ese juicio. Había hecho todo lo que había podido, todo lo que le habían pedido para poder obtener su custodia y solo faltaban un par de horas para que la batalla contra su madre diera su fin. Sólo un par de horas y podría cumplir su promesa.

Sostuvo con fuerza su cuadernillo contra su pecho y sollozo, soltó todo aquellos sentimientos que intentaba esconder de los demás, en especial de Zayn.

Y así, a la luz de la luna, la menor se quedó dormida en aquel lugar, aferrada a su esperanza de recuperar a su hermano y por fin ser feliz.

~*~

—¿Estás lista? —el auto se detuvo frente a la corte, era el momento de la verdad.

—Sí. —observó al moreno con falsa seguridad, a Zayn le sorprendía tanto la fuerza que Valery poseía, era digna de admirar. Tomó su mano con delicadeza y la besó con suavidad.

—Te amo Valery, lo lograremos, te lo prometo. —la joven sonrió de lado para luego tomarlo de las mejillas con suavidad y darle un cálido beso, su esposo acepto con gusto aquel gesto y se aferró a sus brazos, brindándole toda su fuerza.— Todo saldrá bien.

—Lo sé, y será gracias a ti —ambos sonrieron mutuamente, dándose aquel último aliento antes de por fin abandonar el vehículo y entrar al lugar.

Louis se hallaba allí junto a Harry y Jessica. Valery se sorprendió de verlos presentes en aquel lugar, pues jamás había comentado nada.

—Hola chicos. —tanto Zayn como Louis se abrazaron.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —interrogó la menor nerviosa al ver a sus amigos.

—Louis nos contó todo. —confesó Harry— No tienes que hacer esto sola, Val.

—Estamos aquí para ti, somos tus amigos, Valery. Y te apoyaremos en todo. —la menor no tenía palabras, era un momento muy importante y saber que había personas que estaban allí para apoyarla llenaba su corazón y le daba la fuerza que necesitaba para afrontar aquel momento.

—Todo saldrá bien, verás que tu hermano estará en la casa muy pronto. Tienes al mejor abogado del mundo —aseguró Harry orgulloso de su pareja.

—Eso ya lo veremos. —todos voltearon ante aquella vos y observaron extrañados a la mujer que se hallaba observándolos— Valery.

—Mamá. —la joven tembló al ver la calma que cargaba aquella mujer.

—Si fuese tú no estaría tan segura de lo que sucederá allí dentro. No cantes victoria, hija mía, no es bueno festejar antes de tiempo. —sin nada más que decir la mujer pasó entre todos entrando al salón donde se haría el juicio.

El rostro de la ojuazul se había vuelto pálido, como si hubiese visto un fantasma.

—No la escuches Val, todo estará bien. —la voz de Jessica se oía cada vez más lejana.

—¿Amor? ¿Estas bien? —la menor negó a las palabras de su esposo antes de salir corriendo al baño de damas donde rápidamente se encerró en uno de los cubículos y devolvió el desayuno que había ingerido.

—¡Valery! —Jessica rápidamente le hizo compañía y sostuvo su cabello —tranquila, está bien. No debes oírla, esto es lo que busca, darte miedo, amiga, no la dejes. Eres fuerte, linda, demuéstrale quien eres.

—Lo sé... —suspiró— Gracias por estar aquí, Jess, en verdad jamás tuve amigos como tú o Harry. Lamento no haber sido honesta con ustedes.

—Tranquila, todo esta bien, siempre puedes confiar en nosotros. Eres increíble, Valery y en verdad estoy muy feliz de haberte conocido. —ambas se sonrieron con ternura para luego darse un pequeño abrazo— ya debemos irnos. —anunció la mayor al oír los altavoces— es hora.

—Lo sé, estoy lista. —anunció luego de un gran suspiro.

Una vez que estuvo limpia, ambas salieron del baño y caminaron hacia sus amigos.

—¿Estas bien, amor?—la menor asintió ante la preocupación del moreno— ¿Estas segura de esto?

—Puedo pedir unos minutos más si necesitas aire fresco. —intervino Louis.

—No, es hora. No esperare más. Daniel me necesita. —los hombres asintieron y luego de unos segundos, todos ingresaron al lugar.

Tanto Louis como Valery se sentaron en sus respectivos lugares al frente de la fila izquierda, mientras que el resto estaban detrás suyos, ansiosos por las próximas horas.

Al otro lado de la sala se hallaba la madre de Valery junto a su abogado, la mujer se observaba completamente en calma, incluso con aires de superioridad, algo que asustaba un poco a la joven. ¿Qué tenía entre manos?

—Mírame a mi ¿sí? —llamó su atención Louis— no hables a menos que te lo pida la jueza y no importa lo que ella diga, tu mantente en tu lugar. Tenemos todas las cartas Valery, solo nos queda demostrarle a la jueza el amor que tienes por tu hermano y que eres la indicada para tenerlo a tu cargo.

—Esta bien. —asintió la joven atenta a las instrucciones del de ojos celestes.

—DE PIE TODO EL MUNDO —anunció el guardia de seguridad —RECIBIMOS A LA JUEZA ISABELLE MONTIER. —la mujer entró a la sala y todos los presentes posaron sus miradas en ella.

—Tomen asiento —anunció una vez que estuvo en su lugar, todos obedecieron— ¡El juicio por la custodia total del menor Daniel Street, entra en sesión!

El sonido del martillo resonó en la amplia sala.

El juicio había comenzado...


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