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Valery se encontraba sentada en la barra de la cocina desayunando unos deliciosos cereales con leche que Cecil le había preparado, mientras que la mujer mayor se encontraba limpiando los pocos utensilios que usaron ambos la noche anterior para la noche de películas.

El moreno ingresó a la cocina con algo de prisa y tanto la mayor, como la joven Valery lo observaron.

—Buenos días, Cecil. —saludo con un besó en la mejilla a la amada empleada.

—Buenos días, Zayn ¿Deseas desayunar algo? Puedo prepararte unos waffles si quieres. —le ofreció algo impresionada por la prisa que llevaba. El hombre jamás era de ir tarde al trabajo.

—Gracias Cecil, pero no, solo vengo por una fruta, debo irme cuanto antes, el despertador no sonó y me quedé dormido. —le aclaró. La menor, quien observaba la escena no pudo evitar reír con fuerza, llamando la atención de ambos. —Bien, nos vemos en la noche. Adiós, Cecil, adiós Valery.

—Adiós Zayn. —cantaron a dúo las mujeres de la cocina para luego ver al mayor irse a toda prisa.

—Éste muchacho, seguramente apagó la alarma dormido. —pensó la mujer, ignorante de la realidad de aquella casa.—Seguramente se habrá desvelado anoche.

—Claro. —susurró burlona Valery mientras acababa su desayuno. —Oye Cecil ¿Puedo preguntarte algo sobre Zayn? —habló con calma.

—Claro cariño ¿Qué sucede? —La mujer era todos oídos para aquella chiquilla que la tenía encantada con su forma de ser.

— ¿Zayn siempre fue tan estricto y rígido? Es decir, siempre está pendiente de su trabajo. —comentó recordando el día anterior donde el hombre no había salido de su despacho en todo el día.

—Bueno, la verdad es que no. Zayn de joven era muy relajado, bastante desinteresado por lo general, podría decir que era todo lo contrario a lo que es ahora. —comentó mientras terminaba de fregar los platos.

—¿Su carrera lo volvió así? ¿Acaso su sueño era un trabajo esclavista? —intentó comprender, la mujer río por lo bajo y negó repetidas veces.

—Para nada, ni siquiera era su sueño ser dueño de la compañía. Zayn siempre quiso ser artista, de adolescente adoraba el arte, la pintura, los dibujos, se le daban excelentes, tenía mucho talento. —Valery la observaba atenta a sus palabras —Pero todo cambió cuando su padre falleció. Él, tuvo que dejar su carrera y continuar con la empresa, su padre deseaba que el continuará su legado y, en aquel tiempo, la familia estaba llena de deudas, por lo que decidió hacerlo. Zayn dejó sus sueños por cumplir los de su padre y ayudar a su familia a salir adelante. —la menor no sabía que decir, el pobre hombre había abandonado sus sueños solo por ayudar a su familia y no fallar a su padre. —Poco a poco se fue aislando, intentando dejar la empresa por todo lo alto, y así lo hizo. Sé que su padre estaría muy orgulloso de él por todo lo que ha hecho pero... Para serte honesta, Valery, extraño a mi Zayn. —la mujer la observó con una gran nostalgia en su mirada. —Es bueno saber que es exitoso pero, a veces siento que ha olvidado lo que es vivir. Solo sigue una rutina, algo que lo está consumiendo y no creo que sea bueno, aun es joven y no me gustaría ver su sonrisa desaparecer a tan temprana edad. —la menor no tenía palabras, simplemente pensaba en cómo, incluso la vida de alguien privilegiado, era algo difícil de llevar. —Lo bueno es que ahora estas tú. —la joven la observó intrigada. —Eres una joven llena de vida y estoy segura que Zayn podrá revivir estando a tu lado. ¿Cómo ha sido estos días contigo? —La observó con una gran sonrisa en su rostro.

—Bueno... Bien, es decir... Anoche vimos varias películas y estuvimos charlando mucho. Fue por eso que nos acostamos tarde, creo que fue mi culpa que... No despertara a tiempo. —comentó algo nerviosa, no podía ser del todo sincera, no podía decirle a esa mujer que se había acostado con el mayor y habían acordado tener sexo casual solo por vivir juntos.

—Mi niña, no te culpes, lo que hiciste fue maravilloso, ¿Sabes cuantas veces he llegado y lo he visto desvelado por su trabajo? Que despertara tarde por ver películas y divertirse es algo increíble, significa que tu lo ayudas. —la mujer la observó con picardía —Ojalá Zayn pueda ver lo especial que eres, Valery. Sé que tú cambiaras su vida.

La menor estaba sorprendida, ¿Acaso Cecil esperaba que lo conquistara? No era algo que estaba en sus planes, ni siquiera tenía alguno, simplemente Zayn se le hacía atractivo y muy dulce con ella, pero no lograba verlo de otra forma, apenas y lo conocía. Pensó que tal vez era cuestión de tiempo a sentir algo, pero lo negó con rapidez, no podía pensar en romance, no cuando tenía algo muy importante de que encargarse.

—Cecil, ya acabé. —aparto los cereales. —Yo... Debo irme a hacer algunas cosas en el centro, no me tardo ¿Sí? Regresaré lo antes posible.

—¿Iras al centro? ¿Quieres que le pida al chófer que te lleve? —le indicó preocupada —Puedo acompañarte si tu quieres.

—Tranquila, estaré bien. —intentó convencerla.

—Al menos... Deja que alguien vaya contigo, ¿Si? No me gustaría que algo malo te pasase. —la mujer en verdad estaba preocupada, conocía el centro, y aunque Valery había vivido en las calles, sabía que correría peligro vistiendo de aquella manera, siendo que ya no parecía aquella misma chica que días atrás el hombre había traído.

—De acuerdo —se rindió conmovida por su preocupación —no quiero molestar a nadie pero si el chófer esta libre y puede llevarme. —la mujer sonrió ampliamente.

—Por supuesto, enseguida le digo. —Habló tomando el teléfono de la cocina para marcar al hombre.

~*~*~

—Déjeme aquí, por favor. —le indico un parque. —enseguida regreso, Robert, no me tardo. —sonrió al mayor quien conducía el lujoso vehículo.

—Tranquila señorita, puede tomarse el tiempo que desee, estoy a su servicio. —la joven sonrió enternecido y asintió, bajando del vehículo.

Comenzó a caminar por el lugar hasta llegar a una calle que parecía no tener fin, las casas eran más precarias y el barrio parecía más lúgubre. caminó por aquellas calles con la casa en concreto a la que iría.

Cuando estuvo allí suspiró al notar las ventanas tapadas con aquellas características cortinas ocre. Abrió la reja y se acercó a la entrada, tomando valor golpeó la puerta y suspiró.

Tu puedes, Val” se ánimo a sí misma. Cuando la puerta se abrió sus ojos brillaron con intencidad.

— ¡Valery! —un pequeño pelinegro sonrió ampliamente — ¡Volviste! —ella no dudo en acercarse y aferrarse a aquel pequeño cuerpo cubierto por prendas gastadas y sucias. No pudo evitar sollozar al sentirlo entre sus brazos nuevamente.

—Mi pequeño, aquí estoy...

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