Nadie puede... [KHR]

IX

Narita.

No era el lugar perfecto para bajar de un avión, pero era lo único que podían permitirse.

Los quejidos de unos cuantos se escucharon, indignados por tener que viajar en aviones públicos en lugar de tomar alguno privado de la alianza.

Los transeúntes miraban con algo de miedo, morbo y curiosidad a las personas que salían de la zona de desembarco. En la zona privada del aeropuerto, se podía ver a tres personas bajar del jet privado solamente para ellos.

A solo unos cuantos pasos, Nakamura Seina y Akiyama Erina esperaban.

—¿En serio esto está bien?— Cuestionó la de cabellos negros.

Seina bufó y negó con su cabeza.

—Nadie puede estar seguro de que hay algo cien por ciento bien en la Alianza— Respondió mirando a los lados.

Erina colocó una expresión de incredulidad y demostró su desacuerdo total con una mueca en sus labios.

No queriendo ser parte de algún conflicto con aquellos extranjeros, los japoneses se hicieron a un lado, dejando ver a los tres clientes privilegiados de aquel lugar.

Seina llevó sus manos hasta la falda de su vestido de tono rosado, hizo una reverencia, colocando su pie izquierdo por detrás del derecho e inclinando ligeramente su cabeza.

—Nakamura Seina se reporta frente a los puestos 2, 4 y 5— Tal como lo había hecho Seina, Erina también hizo una reverencia, sin embargó está fue más torpe y casi sin elegancia.

Ena miró a su guardiana y luego a su hermana, sonrió y miró hacia Xanxus, el mayor parecía querer tomar como colador a todo aquel que se le acercará.

Sin poder soportar un momento más el tumulto de personas en el aeropuerto, simplemente se fue sin decir alguna palabra al respecto.

—Varia y Delta ya deben haber llegado, ¿que harás?— Jun cuestionó a su jefa.

—Yo no soy la líder de los escuadrones, esa decisión es de Xanxus— Ena simplemente comenzó a caminar hacia la salida del aeropuerto.

[自由]

—¿Delta?— Cuestionó Fon.

—Si, al parecer la última reunión dejo mucho de lo que hablar...— Viper comentó contando su dinero. —Delta y Varía fueron movilizados desde Italia e Inglaterra respectivamente—

—Los escuadrones de asesinos... ¿Están locos?— Cuestionó la ex tormenta arcobaleno.

—Se dice de algo sobre unir a Hibari Kyoya como guardian de la nube y el futuro quinto puesto— Lal escupió su bebida en la cara de Colonello.

—¡Espera un momento!— Exclamó la única mujer del grupo. —Si Hibari llega a entrar como el quinto puesto, la reposición de todos será un completo desastre, ni siquiera Sawada podrá contentarlos a todos—

—Apenas y podemos hacer que Mukuro llegué a las reuniones...— Fon suspiró.

—¡En ese momento Sawada podrá arreglarlo de alguna manera!— Lal volvió a escupir su bebida y esta vez tomó al rubio del cuello, comenzando su dosis de bofetadas.

—¡¿Acaso comes tierra?!— Cuestionó exaltada. —¡Sawada podrá ser el líder de la Alianza pero necesita de la cooperación de todos para hacer funcionar esto!—