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El día iniciaba con normalidad, su querido padre-tutor había llegado a despertarlo con Leon en mano.

-¡Despierta Dame-Tsuna!- El Leon-mazo cayó en su cabeza, logrando que se levantará de manera abrupta.

-¡Reborn! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no tienes porque levantarme así?¡- Exclamó con un puchero.

-Tantas como las veces que te he dicho que yo hago lo que quiero- Leon volvió a la normalidad una vez su dueño terminó de decir aquello.

Tsunayoshi sintió tener un pequeño tic en su ojo, en lugar de decir algo en contra de su tutor, suspiró.

-Me cambiaré, dile a mamá que ya bajó- Reborn sonrió y salió de la habitación de su alumno.

El castaño entró abrió su guarda ropa, sacando el uniforme del instituto, justo ahora estaban en verano y debían llevar el pequeño chaleco negro encima de la camisa de mangas.

Una vez estuvo vestido, tocó su cabello, ese que nunca podría ser dominado. Le decían que teniendo tal cabello revoltoso y antigravedad, se veía demasiado lindo.

Rió recordando la expresión de todos el primer día de clases, ninguno había podido quitarle la mirada de encima.

Claro y como no, si iba casi escoltado de su hermana gemela menor y su mejor amiga.

Salió de su habitación con una sonrisa en su rostro, bajó las escaleras y entró a la cocina, la mayor parte de su familia estaba sentada ya. Lambo e I-pin discutiendo de manera infantil, Bianchi ignorando aquello mientras leíaa tranquilamente junto a Fuuta, Reborn tomando su café espreso, cortesía de Mamma, Sui y Rai jugando con su comida, mientras Yuki mordía solamente un pedazo de una tostada.

Cómo llamaban todos los mafiosos a su madre, Sawada Nana, quien justo ahora dejaba comida en la mesa para él, su hermana y ella misma.

-Buenos días Tsu-kun- Su madre lo saludo con unas sonrisa.

-Buenos días mamá- El le devolvió la sonrisa y procedió a sentarse frente a Bianchi.

-Buenos días Tsuna- La mujer de cabellos rosados le saludo sin soltar su revista.

-Buenos días Bianchi, ¿dormiste bien?- Saludó y preguntó a su mayor.

-Claro, dormir en esta casa es como dormír en el mejor hotel de Italia- La hermana de su guardian halagó su hogar.

-Oh Bianchi~, no tienes que decir eso- Nana había obtenido un pequeño sonrojó por el halagó a su humilde hogar.

-Es la verdad mamá- Confesó su hija mayor.

Su hermana tomó asiento a su lado izquierdo, pues el derecho ya estaba ocupado por el arcobaleno del sol. El parecido entre ambos se debía a la delicadeza de sus facciones, el color de ojos y cabello, sus únicas diferencias eran las personalidades, un poco el tono de piel y género.

-Ya pueden comer~- Canturreo Nana tomando asiento en la cabeza de la mesa.

-Que aproveche- Dijeron todos al mismo tiempo.

El desayuno pasaba de lo más normal que se podía, cosa rara puesto que esa mesa la mayor parte del tiempo era un campo de guerra. Bianchi terminó primero su desayuno y se levantó de la mesa, le siguieron Fuuta y los menores de la mesa.

-Gracias por la comida Mamma, llevaré a los niños a la escuela- Nana agradeció a Bianchi con una sonrisa.

La de cabellos rosados se retiró junto a los infantes, al tiempo en que ellos salían, Gokudera Hayato y Yamamoto Takeshi llegaban a la casa de los Sawada.

Nadie puede... [KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora