ᴛ ᴀ ɢ, ʏ ᴏ ᴜ' ʀ ᴇ ɪ ᴛ

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— ¿Qué quiere hacer con él? 

La risa de Gustabo no había cesado, y ante la pregunta de Volkov aumentó de volumen. El comisario regresó la cabeza hacía Gustabo, con la frente arrugada, demostrando que empezaba a cansarse de él. 

Conway no respondió ante la pregunta de su comisario. Se puso  de cuclillas ante el rostro de Gustabo, pasando sus manos hacía delante para luego recargar sus codos sobre sus piernas, dejando caer sus manos. Carraspeó para llamar la atención del chico, pero ese no hizo caso alguno, simplemente se seguía riendo con la cabeza apartada de la  vista de Conway. 

— Muñeca.

La voz se escuchaba mucho más grave de lo normal, el timbre era un poco distinto al que Gustabo estaba acostumbrado a oír, pero a pesar de eso, no volteó a mirarlo. Su risa había aminorado respectivamente, solo para tomar un poco de aire y volver a repetir la acción. Conway no venía a perder el tiempo en estupideces infantiles de parte de un gilipollas. 

— Mírame cuando te hablo, imbécil. 

Entrelazó sus dedos en el sucio cabello de Gustabo, apretó y jaló hacía arriba con fuerza, obligando a que alzara la cabeza en su dirección. Gustabo no se opuso al trato, y como si le estuviera haciendo un favor al superintendente, le miró divertido a los ojos. Conway detestaba ese tipo de comportamientos hacía él, no los toleraba, y no iba a hacer una excepción por Gustabo. 

Gustabo sonrió ampliamente cuando miró el rostro de quién tenía delante, realizando un gesto que consistía en realizar un breve guiño mientras fruncía sus labios con la sonrisa todavía en la cara. Conway notó su soberbia, y  con la otra mano que tenía libre, le agarró fuerte el mentón, apretando de igual manera las mejillas. En los ojos de ambos se podían distinguir el control que uno quería ejercer sobre el otro, pero esto Gustabo no lo notó por el cristal oscuro que tapaban los ojos de Conway. 

Volkov, todavía inhabilitando el cuerpo de Gustabo, miraba la escena fascinado, teniendo un poco de control sobre sí mismo. Una pequeña sonrisa de excitación hizo acto de presencia en su cara, que Conway se comportara de tal forma le ponía. Se pasó a humedecer sus labios discretamente, mientras trataba de encontrarle la mirada al superintendente, aquellos ojos oscurecidos llenos de poder y deseo que tanto le provocaban. 

— No voy a estar perdiendo el tiempo con tu actitud soberbia. Mas te vale no rechistar en todo lo que te diga, putita de mierda. 

 Pero ante esa amenaza, no logró inmutar a Gustabo, seguía con la misma estúpida sonrisa de mierda en la cara, como si no le tuviera miedo a lo que fuera. 

— Maldita golfa arrastrada. 

Soltó su rostro, antes de que le soltara el cabello, lo miró por última vez a los ojos y estos seguían retándole. Bien, pues tendrás lo que quieres, Gustabín. Y si bien dicen que el diablo solo tienta a aquel con el que ya cuenta, Gustabo era un intimo colega suyo. 

Conway se alejó de él, se incorporó y miró a Volkov, con un ladeo de cabeza firme hacía la derecha, le indicó a Volkov que se apartara de él. El comisario, sin dudar, le hizo caso; soltó sus muñecas, y como si tuviera diecinueve años, se reincorporó de un solo movimiento, dejando de rodear con sus pies los costados de Gustabo. Se fue a recargar de brazos cruzados al árbol más cercano que tenía, iba a ser espectador de la escena, iba a aguantarse. 

Gustabo no se movió de donde estaba, había escuchado pisadas con anterioridad, alguien estaba cerca y los estaba espiando. 

Se inclinó ligeramente hacía abajo, en busca de Gustabo, lo tomó de su camiseta y tiró de ella hacía arriba, obligándolo a levantarse. Conway se había mostrado ansioso de camino ahí, y no fue hasta ese momento que pudo calmar esa sed que también sentía. Era una pena que no fuera a permitir que Volkov se les acercase. 

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Where stories live. Discover now