Cap. 24

1.5K 92 16
                                    

Ya han pasado dos horas desde que Harry llegó con esa herida en el hombro y se puede decir que no es una imagen que deseas ver. Lo único que logre hacer fue sentarlo en el medio de la sala con ayuda de Zayn, movimos la mesa a un lado y lo recostamos en la alfombra que por suerte, no era blanca.

Al momento, busque unas tijeras y corte de inmediato la camiseta en busca de la bala, ya había visto esto un par de veces antes en televisión, por supuesto, ellos no te advierten de lo difícil que es.

Pero al fin y al cabo, después de dos horas de quejas, gemidos y gritos ahogados de dolor por parte de Harry, logre detener la hemorragia, saque la bala y le vende la herida. Zayn lo levantó y lo llevo a mi habitación. Me levanté del lugar y le pedí a Zayn que nos dejara solos.

– ¿Puedes traerme una toalla y un recipiente con agua? Por favor– pregunte.

Zayn asintió. –Claro. –dijo y desapareció en el pasillo.

Me acerqué a Harry y lo ayude a sentarse en la cama, esa que me recordaba la noche anterior.

Zayn entro con lo que le pedí y salió de la habitación sin más que unas cuantas palabras. –Llámame si necesitas ayuda.

Me acerqué a la puerta y pasé seguro para asegurarme de que nadie entrara ni saliera, tome la toalla y la introduje en el recipiente con agua fría. Harry no dejaba de mirarme fijamente pero yo solo podía mirar el suelo, sabía que si lo miraba, no iba a callar lo que sentía, diría cosas que no quiero y esto terminaría mal.

Pase con sumo cuidado la toalla por la herida con el deseo de no lastimarlo, las gotas de agua corrían por su pecho recordándome esa capa de sudor que se había formado en ese momento tan cerca y a la vez tan distante para mí. Algo simplemente confuso y difícil de explicar.

En ese momento sentí su mano fría acariciar la mía y el pleno contacto me hizo retroceder. Harry se levantó con todo su dolor y se acercó a mí, sus manos viajaron a mi rostro y lo mantuvo firme, haciéndome verlo a los ojos.

Mala idea.

–Perdón. –Susurro con una voz ronca. Negué y me separe.

–No tengo nada que perdonarte. –Le aclare. Y ese nudo en mi garganta se hizo más grande.

–Sí, si tienes que, eres mi novia.

– ¡No! –grite furiosa aun limpiando su herida. –No… deje de serlo en ese preciso momento en el que rompiste ¡Tu juramento!

Continué limpiando con una fuerza mayor pero parecía no dolerle.

–Selena… yo puedo explicarte…

– ¡Vamos! ¡Explícame! ¡Explícame por qué estás sangrando y tienes una herida de bala!

– ¡Lo siento! ¡¿Sí?! ¡Fue un error lo sé! –admitió molesto, levantándose de la cama.

– ¡¿Lo sientes?! ¡¿Lo sientes?! Fue… ¡¿Fue un error?! ¡¿Tu eres un error! ¡Tú lo eres! ¡Te di todo de mí y tú lo tiraste a la basura! –grite. Me acerqué a mi closet y saque una caja debajo de todo, en esta había dinero. – ¡¿Es por esto?! ¡¿Hiciste eso por dinero?! ¡Pues toma!

Comencé a arrojarle el dinero en el rostro y casi toda la habitación estaba llena de billetes que volaban.

– ¡No! ¡No es por dinero!

– ¿Y por qué es? ¡Dime! –grite y el tomo mis muñecas dejándome acorralada contra la pared. La vena de su cuello estaba muy marcada y sus brazos estaban tensos como una roca.

– ¡Te amo! ¡Demasiado! ¡Perdóname! Por favor…

Lo empuje lejos de mí y le di una bofetada que provoco un leve ardor en la palma de mi mano. –No vuelvas, Styles escúchame bien… No vuelvas a decir que me amas. ¡Tú! No sabes lo que es amar.

Maniac |H. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora