Cap. 22

1.9K 98 9
                                    

—Puedes elegir Selena. —Comentó cabizbajo soltando mi mano. —Ella… O yo.

No sabía que pensar pero de una manera u otra, alguien saldría lastimado y a la larga, yo pagaría el precio de mi decisión. —Yo… No puedo hacer esto.

Mis manos temblorosas sudaban como las de un hombre al dar su último respiro frente a un pelotón de fusilamiento. No era nada normal en mí. Digo, no parece justo tener que elegir a alguno para la miseria del otro, ni elegir al otro para su fortuna o complacencia, me parece indignante e indiscutible la decisión que he de tomar. Resumidas en pocas palabras. —No iré a Manhattan, mamá. —dije decidida a apoyar a Harry. —Si es que así se te puede llamar. —rio sarcástica y Harry me mira con serenidad. —Menos contigo, una desconocida, una persona que para mí murió el día que se fue.

Las lágrimas escapan de sus ojos y sentía como ese nudo en mi garganta se forma cada vez más. Y entonces supe que si decía algo más, terminaría por llorar sin consuelo alguno, el llanto que he callado por tanto tiempo y que por supuesto, no pararía pronto.

Tome la mano de Harry y camine unos metros lejos de la mesa, pero antes de no volver la mirada atrás, comenté. —Zayn, hermano, lo siento.

Me di la vuelta y continué caminando, podía verse claramente como Harry no paraba de sonreír. —Eres…

—Impulsivo… —completé en su contra, ahora el juego, estaba a mi favor.

—Sí, bueno, pues… Eso, es cierto. —admitió riendo.

Por un momento guardamos silencio y no se escuchaba más que los simples pasos que dábamos mientras los zapatos chocaban con el pavimento. Nuestras miradas coincidían más de una vez como muestra de afecto.

—Hey. —una mano me sacó de mis pensamientos y me hizo darme vuelta sobre mí misma. La figura de Zayn con su rostro pálido, sudado y cansado ante el previo ejercicio, apareció frente a mí. —No iré a Manhattan, tengo una hermanita aquí que cuidar.

Me dio una sonrisa y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre mí en un abrazo, Harry no hizo más que reírse y darle pequeñas palmadas en su espalda.

— ¿Tienes algo que hacer? —pregunta Harry ahora sentado frente a mí en el sillón de mi departamento, hace más de una hora que trajimos a Zayn y decidimos quedarnos.

Negué con la cabeza. —Nop. —Dije resaltando la p. —Solo estar aquí, aburrida, sin nada que hacer…

Harry me sonrió de lado y se acercó para dejar un suave beso en la comisura de mis labios, me acerqué más a él y en un momento estaba a ahorcadas sobre él, estaba sentada con mis piernas a cada lado de su cuerpo y él con su boca deslizándose por mi cuello en pequeños besos.

—Te amo…— Susurre en su oído.

—Vamos. —Murmuro con esa perfecta voz ronca. —Debo mostrarte algo.

Se levantó del sillón haciéndome rodearlo con mis piernas para no caerme y en un movimiento brusco, me bajé. Subimos al ascensor y después de treinta segundos del silencio más terrible que haya experimentado, llegamos al aparcamiento donde Harry dejaba su auto siempre que venía. Lo encendió después de pulsar un botón para quitar el seguro e introducir las llaves.

Su mirada parecía alejada, triste y distraída como si llevase un peso consigo, alguna nostalgia aparecía cada vez que pestañaba, y por un momento pensé que era malo lo que pasaba pero en ningún momento hable.

Hasta que él nos detuvimos por una luz roja, mi mirada se concentraba en la ventana del copiloto y una que otras veces la carretera o el hermoso perfil de Harry, pude notar por la ventana como una pareja de enamorados compraba un helado, el chico pidió aparentemente de chocolate y la chica de fresa pero al tomar la chica su helado, el chico se inclinó rápidamente y fácilmente le arrancó una parte del helado. La chica pareció enfurecer y lo lleno de su helado en la cara, para el cambio de luces ya estaban todo llenos de helado y riendo a carcajadas ante su interesante juego de niños.

Maniac |H. S.|Where stories live. Discover now