Maniac |H. S.|

Cap. 18

MANIAC – Cap. 18

–Nada…– tartamudea Zayn y golpeo su nuca rápidamente.

–Te dije que no habláramos eso aquí. –Regaño y los ojos de Zayn se abren como platos. Pero antes de que pueda decir algo, revelo mi plan. –Selena, es una sorpresa y las sorpresas no se cuentan o dejan de serlo. Cierto, Zayn?

Zayn me mira confuso y asiente lentamente hasta que logra comprender y le sonríe a Selena débil antes de entrar al baño. Le sonrío a Selena Por última vez y esta asiente sospechosa, saliendo de la habitación y entrando a la cocina.

– ¿Qué pasa? –pregunto viendo un leve mal humor en ella.

–Nada. –niega y me sonríe. –Es solo… Me extraña que hayas calmado a Zayn cuando hace un momento te intentó matar, literalmente.

Río y niego gracioso. –Cosa de hombres. Hablando de eso… ¿Te gustaría ir conmigo a algún lugar? –pregunto dejando un beso en sus labios y alejándome para verla voltear sus ojos.

–Te parece…– se detiene pensativa. Me mira y sonríe, por lo que ya tiene respuesta. –La feria.

Río y ella golpea mi brazo. – ¿La feria? –pregunto. Ella asiente. – ¿En serio?

– ¿En serio? –imita mi voz. –Sí, es en serio. –trata de sonar obvia y molesta pero una leve sonrisa en la esquina de sus labios, la contradice.

–Bien, pero…– agrego besando sus labios por un momento. –Debo cambiarme, pelear con Zayn me hace sudar.

Ella ríe y me besa nuevamente. –Claro. –Se coloca de puntillas y une nuestros labios en un suave y cariñoso beso, mis manos bajan instintivamente a su cintura y la atraen hacia mí en un rápido movimiento, ella ríe sobre mis labios y me rodea el cuello con sus brazos. El beso adquiere otro volumen, mis manos se mueven en su cintura intentando introducirse debajo de la tela pero ella se detiene y se aleja tan solo milímetros de mi boca. – ¿Te veo luego? –sonríe y me acompaña a la puerta donde me da otro beso antes de cerrar la puerta detrás de mí.

Esta chica, me vuelve loco.

Selena’s POV

Harry se ha ido hace una hora y ni siquiera sé que ponerme. Camino hasta quedar frente a mi closet y miro dudosa, delante de mí puede haber unas trescientas combinaciones diferentes, pero no se me ocurre ninguna.

No debe ser escandalosa, simple, pero no tanto, digo, es la feria ¿no? Nadie usa tacones y vestido para la feria, creo.

Tomo un short blanco, una blusa roja, holgada y mis Converse rojas. Tomo dos toallas y camino al baño, encendiendo el calentador del agua, me deshago de toda mi ropa e introduzco mi cuerpo bajo la caliente lluvia artificial. El agua comenzó a recorrer mi cuerpo y los recuerdos de mamá venían a mi mente.

– ¿Mami? ¿Mamá? ¿Estás ahí? –pregunto entrando a la oscura habitación, desde que llegué a esta extraña casa, se han escuchado gemidos provenientes de esta habitación y temo que sea mamá. – ¿Mamá?