Capitulo 27: Aquí no se aceptan zorras sin escrúpulos.

17.9K 2.7K 1K
                                    

Miré por encima del chico tatuado. Una sonrisa comenzó a formarse en mis labios, centrando mi atención en el hombre que se acercaba a paso lento hacia nosotros. Todas las personas cercanas se apartaron disimuladamente, como si nadie quisiera cruzarse en su camino. Y es que su aura era peligrosa, su mirada tan seria que recordé que por más amable que se mostrara conmigo y mis hermanos, Donovan seguía siendo el monarca, el rey.

Y no podía subestimarlo.

Nadie debería subestimarlo.

Tan peligroso y tan retador, se veía como si estuviera listo para enfrentarse a una batalla.

Había algo que me resultaba sorprendentemente sexy en él, en su expresión tensa, sus ojos brillando como un par de rubíes, su mandíbula, sin rastro alguno de barba, apretada en un gesto furioso.

Cualquiera que lo viera, sabía que estaba viendo frente a frente a un rey, a alguien poderoso e intimidante.

Y era mío.

Ese pensamiento provocó algo en mí. Algo a lo que no me atrevía a poner nombre, pero que la palabra horny se le acercaba bastante.

Ni siquiera Brett, aquel tipo tan aterrador con sus tatuajes y cara de mala leche, pudo hacerle frente. Disfruté internamente verlo desviar la mirada, como si no quisiera enfrentarse a Donovan. Actuó como si no hubiera estado hacía solo unos segundos intentando amedrentarme.

Comencé a pensar que algo estaba mal en mí. Después de todo, quizás estuviera mal de mi parte divertirme con el sufrimiento ajeno, pero tampoco era como si pudiera hacer algo para evitarlo. Brett se lo había buscado, así que ni siquiera fui la causante, al menos no directamente.

Aunque sí veía que Donovan se excedía, quizás debiera interceder por el bien de Brett. Por más imbécil que fuera, tampoco quería ganarme su odio absoluto.

Después de todo, aún me quedaba un año para estar en esta aterradora academia. Ganarme un enemigo no sonaba precisamente como pasar desapercibida.

—¿Por qué no me sorprende? —lo escuché mascullar por lo bajo—. Dios los cría y ellos se juntan.

¿Acaso me dijo que era igual a Donovan? Porque yo podía ser mucho peor, si me lo proponía.

—Brett —el tono de Donovan fue amistoso, pero su expresión no—. ¿Me has extrañado?

Así que no solo debía cuidarme de Elliot, Brett también parecía ser una de las víctimas del extraño sentido del humor del vampiro.

—Déjame en paz —intentó huir, sin embargo, la mano de Donovan lo tomó por el brazo.

Noté una tensión que me pareció curiosa. Donovan parecía mucho más molesto de lo que esperaba. Fui codiciosa y pensé que esto podía deberse a que Brett fue un idiota conmigo, pero estaba equivocada.

El vampiro no actuaría así con alguien solo por ser un idiota. Ni siquiera actuó así cuando Raven apareció por primera vez. Como si fueran unos viejos enemigos, ambos se vieron el uno al otro, enfrentándose con la mirada.

—Te he escuchado, querido Brett. Sabes que nadie está muy feliz contigo por aquí. ¿Y aun así te atreves a buscar problemas? Además, buscas problemas con mi chica.

Apenas y pude esconder una sonrisa cuando lo escuché llamarme su chica, pero intenté disimularla con una pequeña tos. Debía admitir que me gustaba cuando Donovan hablaba así de mí. Nunca creí que me gustarían los hombres posesivos, pero había algo peligroso en su mirada cuando me llamaba suya.

Quizás fuera porque en su religión, yo fui hecha para él. Mi sangre servía para alimentarlo. Y él no me trataba como un objeto o como su alimento. Se preocupaba por mí hasta en las cosas que yo misma ignoraba. No me molestaba ser suya, porque sabía que él también era mío.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora