Capítulo 44: Me las pagarán.

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Miré a mi alrededor, sintiendo como mis nervios luchaban por tomar el control, mientras que mi cordura intentaba a duras penas mantenerse conmigo. Si dejaba que mis nervios ganaran la batalla, no solo estaría yo en peligro.

En mi mente solo pensaba en cómo escaparme de esta y qué podría hacer para salvar a todos.

Porque no podía permitir que mis hermanos quedaran en vueltos en algo peligroso, no de nuevo.

Eran tantos y se movían como sombras a mi alrededor. Por un segundo, me sentí como su presa. Asustada, quise dar un paso atrás. Pero entonces una fría calma me envolvió.

Crucé una mirada con Justin. Mordí mis labios con fuerza, encargándome de hacer una señal clara. Los vampiros que me rodeaban lo tomaron como un gesto de nerviosismo, pero lo que ellos no entendían, es que estaba comunicándome con mi hermano menor sin palabras.

Cuando vives en un ambiente hostil por tanto tiempo, comienzas a crear señales de auxilio. Si yo me mordía los labios, significaba corre y no veas atrás. Y aunque sabía que Justin no estaría de acuerdo, era la mejor forma de salvarlos.

Porque yo era su objetivo, no Julia. No Justin. No Jake y por supuesto, no mi madre. Me buscaban a mí, por ser la donante del monarca. Y era mi deber cuidar de todos.

Le tomó su tiempo asentir, pero apenas lo hizo, tomé una profunda respiración justo antes de darle un pequeño empujón a Julia en dirección a Justin.

Los vampiros se movieron a gran velocidad para tomarla, pero justo en ese momento tomé el camino contrario, corriendo con todas mis fuerzas. Estaba mareada y sin aire, la adrenalina corría por mis venas. No llegué demasiado lejos. Lo sabía, pero ese fue el tiempo suficiente para distraerlos.

A veces, solo se requería de un segundo.

Porque Justin no podría con Jake, Julia y nuestra madre. Incluso siendo un vampiro, no podría alejarse demasiado. Si ellos querían darles alcance, lo harían a los pocos minutos.

Yo conocía a Donovan.

Y sabía cómo funcionaban sus métodos.

Por eso no me sorprendió cuando noté a Raven. No me sorprendió cuando la atrapó en el aire en el segundo en que ella se tropezó. No me sorprendí cuando, en movimientos más rápidos de los que jamás imaginé, venció a los dos vampiros que seguían a Julia. Solo pude respirar con calma cuando los vi dirigirse lejos, de vuelta al castillo.

Caí con un golpe sordo. Sabía cuáles eran los riesgos de sangrar frente a los vampiros y todos me veían como si fuera un plato apetitoso. Y Probablemente lo era.

Diez de los vampiros que quedaban en pie me rodearon, obligándome a levantarme del suelo con movimientos bruscos, pero esta vez no tomé la misma actitud calmada y tranquila de antes. Yo era el cebo.

Y aunque en este momento me sentía su presa, sabía que entre Justin y Raven pondrían a mi familia a salvo.

—¡Deja de moverte, zorra!

Un rastro de babas cayó sobre mi hombro y no pude evitar la mueca de asco en mi rostro. Los miré, intentando descubrir sus identidades, pero fue en vano porque no conocía a tantos vampiros como para eso.

—En tus sueños, maldito —escupí—. No voy a darme por vencida. Y Donovan tampoco. Se van a arrepentir de esto. Jodidamente juro que se van a arrepentir de esto.

Ya mis hermanos no estaban a la vista, pero los vampiros aún no habían notado su ausencia. Mientras ignoraran el par de cuerpos inconscientes a un lado de la carretera, todo estaría bien.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora